B. DORTMUND 3 . FC BARCELONA 1

Lo que hay detrás de las caras de Lamine Yamal en Dortmund no es lo que parece

Como ya sucedió en otras ocasiones, el delantero del Barça se marchó ofuscado por su rendimiento.

Lamine Yamal protesta una acción con el árbitro./AFP
Lamine Yamal protesta una acción con el árbitro. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Lamine Yamal entró al Westfalenstadion como le gusta hacerlo: con el altavoz y la música a tope. Sonaba Morad, su amigo, que pronto sacará un tema dedicado a él. Tampoco faltan en su playlist Myke Towers, FloyyMenor o Eladio Carrión. Un par de horas más tarde, el posado de la estrella del Barcelona era muy distinto. Su imagen representaba a todo el vestuario. A pesar de avanzar a semifinales, salió a 'celebrar' el pase con la capucha puesta. No había sido su mejor partido.

En el minuto 70, se acercó a beber agua cuando justo el cartelón del cuarto árbitro se levantó e indicó su número. A Lamine le pilló por sorpresa. Se marchó con Fermín, se sentó en el banquillo al lado de Diego Kochen y se resignó. Un plano televisivo evidenció su malestar. Y no es la primera vez, ya le sucedió en el campo del Alavés. La de Dortmund fue una de sus actuaciones menos dominantes de la temporada. Perdió 22 balones, muy por encima de su media en la competición (15). Acostumbrado a no bajar del notable alto, volvió a enfadarse consigo mismo.

La sustitución en Mendizorrotza, el pasado mes de octubre, levantó sospechas sobre si el enfado venía por el cambio. Unos días más tarde, concentrado con la selección española, Lamine se explicó. "No estoy contento con el partido contra el Alavés… Podría haber jugado mejor. Me exijo mucho y creo que esa es la línea que tengo que seguir para jugar todos los partidos al 100%. La rabia tenía más que ver con mi forma de jugar que con el cambio. Era conmigo mismo. Creo que no ayudé al equipo todo lo bien que podía", reconoció.

Lamine acostumbra a mantener 'viva' su cuenta de Instagram. Después del partido no colgó nada, en lo que puede ser una de las formas de medirle emocionalmente. El sentir de Lamine fue general en el vestuario. Cuando el árbitro pitó el final, Raphinha se tiró al suelo, exhausto, sin energía para celebrar nada. Flick se acercó a animarle. Es, de alguna manera, la fotografía que explica el inconformismo de la plantilla. Incapaces de imponer su juego en Dortmund del mismo modo que lo hicieron en el Lluís Companys, el Barça no se sintió cómodo en ningún momento del encuentro. Por ello, las sensaciones al final fueron agridulces.

"Siendo honesto, siento decepción por el partido. Faltó todo lo de la ida: concentración, presión... Sabíamos que iba a ser difícil, y no estuvimos a la altura de ese nivel", señaló un Jules Koundé que aprovechó para remarcar que la derrota sirvió "de aviso". En la misma línea respondió Araujo: "La Champions es así, ya lo vimos muchas veces. Es muy difícil". Aunque el uruguayo quiso ver el vaso medio lleno al subrayar que "en otro momento, este partido se nos hubiera escapado". Fue la primera derrota del Barça en 2025, el único equipo de las grandes ligas que seguía invicto.

A excepción del partido del Brest, que no jugó por unas molestias en el tobillo, Lamine ha sido titular en todos los partidos de Champions. Ha terminado cuatro de once encuentros disputados, en los que ha generado siete goles (tres tantos y cuatro asistencias). Lidera este registro de la competición Raphinha, con 19 (12+7). Para ponerlo en valor, es la mejor marca que logró Leo Messi en la Champions (14+5, la 11/12).