Guardiola tiene razón: la plantilla del Real Madrid también se queja del césped, el único punto negro del Nuevo Bernabéu
Los lamentos del técnico del City por el estado del terreno de juego encuentran respaldo en el vestuario blanco. El club no da con la tecla para solucionar el problema.

El Nuevo Bernabéu, una obra fastuosa y que colocará al Real Madrid a la vanguardia del planeta, tiene un grave problema al que no encuentra solución: el césped. Las dificultades para mantenerlo en buen estado son manifiestas desde el inicio de las obras y, aunque parecían haber remitido levemente esta temporada, las dos primeras grandes noches de Champions del curso lo han vuelto a poner en evidencia: ante el Leipzig lució un mal aspecto, más levantado de lo normal, y contra el City despertó las críticas feroces de los rivales.
"La verdad es que el estadio ha quedado impresionante. Ahora sólo tienen que cuidar la hierba. El próximo paso del que debe preocuparse Florentino es de hacer un buen campo, como siempre lo ha tenido el Madrid", aseguró Guardiola, que transmitió ante los medios las quejas de sus futbolistas después del empate a tres: "No lo he pisado, pero es lo que me han dicho los jugadores. Que ni el presidente ni la gente se lo tomen a mal. Es una infraestructura impresionante, pero recuerdo que el Madrid siempre ha tenido un terreno de juego increíble, una alfombra. Y esta vez no estaba así".
Una de las voces autorizadas del vestuario inglés, Rodri Hernández, se pronunció en la misma línea que su entrenador: "No estaba bien, sobre todo para nuestra manera de jugar. Nos ha perjudicado. Muchas veces desde arriba no se ve y parece que está bien, pero se levantaba, el balón escupía, no era uniforme…". El de Villanueva de la Cañada fue de largo el futbolista con más intervenciones con la pelota (138, por las 94 de Rúben Dias) y constató la evidencia que tantos quebraderos de cabeza provoca día a día en Valdebebas.
Lo preocupante para el Madrid, además, es que no sólo el City y Guardiola claman contra la hierba, una protesta que podría sonar a excusa en otro contexto. El vestuario blanco tampoco está para nada satisfecho con la situación y entiende desde hace tiempo que resulta dañino para los intereses de un equipo como el de Ancelotti, que suele atesorar más el balón que el contrario y que desea ser protagonista cada vez que actúa en Chamartín. Y la hierba, demasiado a menudo, se lo pone complicado por su irregularidad. El perjuicio se nota especialmente en las bandas, por donde contragolpea el Madrid y corretean los Rodrygo, Vinicius, Valverde y compañía.
Tras el encuentro, una imagen: los jardineros caminando sobre el césped e introduciendo un tubo para sacar una muestra de tierra. La misma se introduce en una bolsa de plástico para, más tarde, ser analizada y encontrar posibles soluciones que, por el momento, no llegan. Un mal que empieza a traer de cabeza al club después de mucho tiempo sin solución.

El asunto viene de lejos, casi tanto como el mosqueo del cuerpo técnico, y el club no consigue dar con la tecla para arreglarlo. Durante la pasada campaña (la 2022-23) se prometió a la plantilla que el aspecto mejoraría en septiembre, después de que se sustituyese durante un parón internacional la primera tanda de tepes que se colocó. En ese caso, el club alegó que una ola de calor impidió un buen enraizamiento. La variación no funcionó y los resultados visuales se emplazaron hasta después del Mundial de Catar disputado en noviembre. La situación tampoco cambió... y año y medio después nadie ha sido capaz de atajar la problemática, a pesar de que la tarea involucra a decenas de encargados.
La entidad ha tomado medidas de todo tipo. Uno de los enemigos más duros de combatir para los jardineros son el polvo y la suciedad que salen de los trabajos de remodelación, de los escombros y de las máquinas, para lo que adquirieron unos enormes cañones de aire que lo empujan para que no se pose sobre el campo y minimizan su impacto. Otros factores a tener en cuenta son la luz y el aire, que con la instalación de la cubierta actúan de manera muy diferente.
El hipogeo, donde se guarda la hierba cada vez que el calendario lo requiere, cuenta con las últimas tecnologías para que brille como antaño. El esfuerzo por revertir la tendencia llega hasta tal punto que el Madrid abrió en Valdebebas un laboratorio agronómico de 900 metros cuadrados en el que se recrean las condiciones de la cueva en la que se esconde el césped, pero ni los estudios y comprobaciones han servido para anticiparse y solventar los defectos del sistema.
Cómo funciona el césped retráctil
El terreno de juego es, hasta ahora, el único punto negro del Nuevo Bernabéu, que se convertirá cuando esté finalizado en su totalidad en uno de los grandes activos de la entidad (se espera que genere unos 400 millones de euros por temporada). Ante el City, con la cubierta cerrada, la acústica fue la de las noches importantes y el ambiente no tuvo nada que envidiar al de otras citas.
El funcionamiento del césped retráctil es relativamente sencillo en la práctica. El verde se divide en seis bandejas, cada una de 1.500 kilos, que se mueven hacia el lateral Oeste gracias a un sistema de raíles. Todas ellas se apilan en el denominado hipogeo, un túnel de alrededor de 30 metros de profundidad en el que las láminas de césped cuentan con todo lo necesario para su cuidado. El proceso de recogida o despliegue dura unas seis horas. La teoría es otra historia: en el montaje intervinieron más de un centenar de personas, con el arquitecto Jorge Vizcaya (director del área deportiva de Semer, la compañía que patentó este método) como padre del proyecto.
El del Bernabéu es un procedimiento pionero y único en el mundo (en campos como el del Tottenham o el Schalke 04 también se recoge el césped, pero se transporta fuera del coliseo) y que dará enormes resultados económicos, con la posibilidad de sustituirlo en cuestión de horas por escenarios para celebrar conciertos o cualquier tipo de evento del que se pueda obtener una rentabilidad económica a lo largo de los 365 días del año. El reto, ahora, es cumplir con el dardo de Guardiola y que el mejor estadio del planeta cuente con un césped a su altura. Nadie tiene la respuesta… pero el vestuario y Ancelotti esperan que se encuentre pronto.