López Caro confirma "un conflicto" con Raúl y explica por qué sentenció a Iván Helguera: "Posiblemente mis palabras no fueron las más adecuadas"
En esta segunda parte de la entrevista, el extécnico de Real Madrid repasa aquella eliminatoria de Champions contra el Arsenal y habla de algunos nombres propios.

Real Madrid, Arsenal y el himno de la Champions. Sobre el papel suena a clásico, a partido de tradición europea, pero es un duelo imberbe. El de esta noche en el Emirates será el segundo punto de encuentro oficial entre dos clubes legendarios que no han coincidido más por los caprichos de los bombos y la informática y porque, a diferencia de su trayectoria en Inglaterra (13 Ligas, 14 FA Cup, dos Copas de la Liga), el historial del equipo inglés en Europa es sorprendentemente menor, sólo una Copa de Ferias en 1970 y una Recopa en 1994. Rozó la gloria en 2006, pero se la arrebató el Barça con aquel gol de Belletti en el minuto 80 que valió una Orejona. En aquella temporada, precisamente, se encierra el único precedente entre gunners y madridistas. Unos octavos de final que enmarcaron una de las crisis deportivas e institucionales más profundas del Madrid en el presente siglo. Antes de la ida, desastre de Copa contra el Zaragoza; después, naufragio en Mallorca y espantada de Florentino Pérez. La vuelta en el viejo Highbury sólo sirvió para confirmar el fallo multiorgánico.
Juan Ramón López Caro era el entrenador de aquel Madrid Galáctico en ocaso y 20 años después de su etapa en el banquillo del Santiago Bernabéu levanta en Relevo el 'secreto de sumario'. Si en la primera parte de su entrevista el de Lebrija reconstruyó su vida, reivindicó su carrera, denunció el lanzamiento de algunos puñales a la espalda y narró, casi fotograma a fotograma, cómo fue su película de técnico blanco, en esta segunda aborda concretamente la eliminatoria ante el Arsenal y se centra en algunos nombres propios para aclarar polémicas o confirmarlas.
Antes, convendría dibujar el contexto que envolvió aquel doble enfrentamiento contra los de Arsene Wenger. El Madrid llegaba tocado y López Caro, maltrecho. Calibró mal el primer partido de Copa contra un Zaragoza en máximos, rotó, lo pagó y cuando quiso darse cuenta fue imposible. El 6-1 sonrojante de la ida fue demasiada cumbre para la vuelta, a pesar de que el orgullo y los espíritus del Bernabéu rozaron la gesta con un 4-0. No sucedió. En esas noches no estaba Raúl, que reapareció en el siguiente partido, ante el Alavés. El capitán se lesionó en noviembre contra el Barça [rotura parcial en el menisco externo cruzado anterior y un desgarro en la parte posterior externa de la rodilla izquierda] y estuvo 90 días de baja. Demasiados como para encarar una batalla a bayoneta calada como son las de la Champions. Su físico estaba lejos de la plenitud y era un mal que afectaba a muchos componentes de la plantilla, bien por acumulación de años, bien por extravío de las musas, bien por Expedientes X.
Y a tanta herida, se le sumó una pataleta. La de Ronaldo, en el mismo día de la ida ante el Arsenal. El brasileño se quejó de que la afición del Bernabéu no le quería, un lamento que incluía la amenaza de marcharse a final de temporada. Un ataque de egoísmo en el peor momento. Esta era la atmósfera que envolvía aquel 21 de febrero de 2006 que acabó en chaparrón: recital de Cesc y Reyes y gol de Henry. Un resultado remontable pero no para ese Madrid, que llegó a Londres tocado en el orgullo pero sin Florentino Pérez. 0-0 y eliminado. López Caro desempolva aquellos días.

En la primera parte de la entrevista asumiste que, posiblemente, te equivocaste en el planteamiento del partido de ida de Copa ante el Zaragoza. Rotas y el Madrid acaba encajando un dolorosísimo 6-1. Aquel fue el principio del derrumbe. Una semana después os medís al Arsenal, en la ida de octavos de la Champions, y... ¿Qué ocurrió?
Pues en esa ida, volvemos a lo mismo. Tuvimos dificultades, sobre todo en las transiciones. Cuando el contrario hacía las transiciones defensa-ataque rápidas, teníamos dificultad. Nuestra filosofía de trabajo era también tocar mucho, jugar mucho. Teníamos a Guti, Zidane, gente que podía tener muchísimas opciones. Gente también que por fuera que iba muy rápida, en el caso de Roberto Carlos, en el caso de Cicinho. Con balón éramos muy buenos. Pero sin balón teníamos problemas. Sobre todo en la defensa. Pero creo que fuimos muy superiores al Arsenal en casa. Muy superiores.
¿Cómo explicas entonces la derrota?
Pues porque en un contraataque Henry nos mató. Nos mató. Fueron muy conservadores, defendieron muy bien y el resultado fue el que fue. Perdimos 0-1.
Ronaldo no jugó bien. Ya no era el Ronaldo que impresionaba, los goles no aparecían y la afición se impacientó con él. Luego, en la previa del Arsenal, sorprendió con unas declaraciones contra el Bernabéu. ¿Aquello influyó?
Yo en su momento lo dije. Todo lo que se tuviera que decir había que hacerlo de puertas para adentro. Pero yo le vi bien, como siempre. Y seguro que no lo hizo con mala intención. Siempre tuvo el compromiso de ayudar al equipo de la mejor manera.
En 0-1 es un resultado adverso aunque remontable. No sucedió. ¿Cuánto afectó la crisis institucional y esa dimisión de Florentino?
Todo afecta. A ver, nosotros fuimos a Londres y fue exactamente igual que en la ida. Con nuestra filosofía de trabajo y juego. Fuimos muy superiores. El partido acabó 0-0, pero... ¿Cuántas ocasiones fallamos? Raúl, dos debajo de los palos; Ronaldo, otra ocasión; Baptista… Tuvimos muchísimas ocasiones y ellos ninguna. Defendimos bien. Ahí es donde me di cuenta y empecé a trabajar con Raúl Bravo de marcador por la velocidad que nos faltaba. Ahí controlamos bien al Arsenal. Pero el error fue en la ida y no pudimos superarlo. Futbolísticamente merecimos pasar.
¿Se puede contar toda la verdad de lo que pasó con Iván Helguera? A esas alturas, ya le habías borrado de tus planes. Según tengo entendido, le dijiste a la cara que contigo no iba a jugar más.
Llegó un momento en el que le dije que conmigo no iba a jugar más, es cierto. Posiblemente las palabras no fueron las más adecuadas porque siempre hay que darle la opción al jugador de que pueda cambiar, pero para mí no tenía el nivel competitivo que el Madrid necesitaba. Jugábamos muy adelantados y arriba se necesitaba gente rápida; él no andaba ya físicamente en esas condiciones. Son decisiones que tienes que tomar. No se puede comer solo jamón, hay veces que te tienes que quedar sin comer, es así.
¿Y qué hay de cierto en que hubo algún roce con Raúl?
Raúl tuvo una dificultad. Los dos estábamos molestos, tanto Raúl como yo, pero ahora mismo con el tiempo uno lo mira y seguramente, bueno, en algunas cosas me habría equivocado. El problema es que tuvo el problema de la rodilla. Y, cuando quiso recuperarse, el tiempo de recuperación no era el correcto. Él tenía muchísimas ganas de jugar, de ayudar al equipo. Pero claro, yo veía que no estaba en condiciones. Entonces ahí hubo un conflicto entre ambos. Parece que él dudaba de que yo confiara en él o que yo no lo valoraba y parecía que le daba vida a los brasileños.
¿No era verdad?
El único motivo es que yo tengo la desgracia, como entrenador, de tener a Raúl en malas condiciones. Condiciones físicas. Y yo tengo que ser justo en las decisiones. Ten en cuenta la gente que teníamos arriba. Lo que no tenía detrás, lo tenía delante: Ronaldo, Baptista, Robinho… Muchísimos jugadores de un nivel extraordinario. Lo que ocurre es que él me tocó como me tocó con Ronaldo, no en las mejores condiciones. Pero su compromiso fue siempre magnífico.

En ese final de temporada también tuviste que gestionar la despedida de Zinedine Zidane. Es que te tocó todo…
Correcto (risas). Zidane es una persona que, primero, es muy profesional. Y segundo, con unos valores de discreción, educación y respeto enormes. Y luego con una calidad futbolística fuera de lo normal. De estos ingredientes, es muy difícil que pueda salir nada malo. Todo lo que ha hecho, se lo merece. Yo sé que sufrió bastante en ese periodo porque físicamente no se encontraba en sus mejores condiciones. Fíjate lo honesto y lo leal que es que con contrato en vigor dice que se va a retirar.
Desde fuera no se le veía tan mal físicamente. Sorprendió.
Él estaba castigado. Hacía mucho esfuerzo para hacer el rendimiento que daba. Sufrió bastante. Pero bueno, luego se dedicó a ser entrenador y ya hemos visto cómo funciona. No me sorprendió nada.