REAL MADRID - MANCHESTER CITY

La mano que mece a Courtois no sólo es la de Llopis: "Le hago un montaje, uso un software para meterle animaciones y se lo mando por WhatsApp"

Thierry Barnerat es el analista de vídeo personal del portero desde 2021: "Al principio hacíamos hasta dos videoconferencias; no le explico cómo tiene que hacer un gesto, me centro en los detalles".

Thibaut Courtois, en un entrenamiento con el Real Madrid. /GETTY
Thibaut Courtois, en un entrenamiento con el Real Madrid. GETTY
Sergio Gómez

Sergio Gómez

La de portero es una profesión peculiar. Dicen de quienes la ejercen que son personas con un carácter singular, alejado del que habita el cuerpo del resto de futbolistas, más involucrados en el juego, en la salsa. El guardameta está condenado, como decía Eduardo Galeano, a mirar el partido de lejos, en soledad, aguardando "su fusilamiento". Todo es aún más complejo si el vigilante de la portería lo es en un equipo grande. Suelen estar menos expuestos que en un conjunto con bajones de defensas pero cuando lo están, se les exige máxima eficacia. Cuatro remates, cuatro paradas. Su afición, por su parte, aspira a que no intervenga porque si lo hace no es buena señal. Un conglomerado de requisitos y presiones que hacen del cargo un lugar que no está al alcance de la mayoría. Thibaut Courtois (32 años) se ha revelado como uno de los que mejor ha encajado en la historia del Real Madrid. Y eso no son palabras mayores.

En el último partido del Real Madrid contra Osasuna, antes de que se desatara la tormenta con la expulsión de Bellingham por un phrasal verb utilizado de forma inconveniente o entendido de manera errónea, el portero belga dejó una de esas paradas inexplicables para la ciencia y el entendimiento. Aimar Oroz recibió un balón en el área y desenfundó un derechazo seco, raso. Tibu, con sus dos metros doblados para seguir la jugada con tensión, estiró su anatomía hacia la derecha y metió su mano abajo, expulsando la pelota por encima del larguero. Esa escena resume perfectamente quién es Courtois y qué debe tener un portero de equipo grande. Contra el City, a pesar de la ligera ventaja con la que el Real Madrid regreso de Mánchester (2-3), muchas de las opciones de la clasificación para octavos pasan por sus guantes, sus pies, su cabeza (no es fácil regresar de una rotura de cruzado del modo en que lo hizo) y sus exhaustivos análisis del juego.

El cancerbero de Bree aglutina muchas virtudes y una de ellos es la minuciosidad en el trabajo. Lo sabe bien Luis Llopis, preparador de porteros del club blanco y uno de los escultores que ha construido la mejor versión de Courtois. Y también da fe de ello Thierry Barnerat (Ginebra, 60 años), el analista de vídeo personal del madridista, que se ha convertido en algo así como una voz de la conciencia que después de los partidos le pone la realidad delante de sus ojos.

"Recibo las imágenes como cuatro horas después de un encuentro. Lo analizo y creo un montaje, de entre cinco y siete minutos, con las diferentes acciones. Luego uso un software para agregar comentarios y animaciones. Y le envío la edición final por WhatsApp. Él me responde con mensajes de voz. Al principio hacíamos dos videoconferencias para discutir las áreas de desarrollo sobre ciertos detalles en ciertos tipos de acciones. Como juega cada tres días, para mí es importante que él decida cuándo quiere que le envíen el análisis. Tan pronto como lo lee, me escribe un mensaje y lo comentamos", detalla Barnerat en conversación con Relevo. Courtois ya tiene en su poder el informe del partido ante Osasuna y, por supuesto, el de la ida del Etihad con los que puede seguir sacando conclusiones para pulir cada movimiento, cada decisión.

Luis Llopis y Thierry Barnerat, en un viaje reciente del suizo a Madrid.
Luis Llopis y Thierry Barnerat, en un viaje reciente del suizo a Madrid.

La relación entre ambos comenzó en 2021 y surgió como surgen este tipo de cosas. El boca a boca es la mejor técnica de márketing. "Yo trabajaba en un club deportivo en Lausana y lo dejé, quería trabajar sólo bajo mandato, bajo contratación. En octubre de 2020, una empresa belga (Keepexpert), a través de su director, el Sr. De Seille, me preguntó si estaba interesado en desarrollar pruebas para evaluar a los porteros. Nos reunimos y firmamos un contrato. El señor De Seille estaba en contacto con Thierry Courtois, el padre de Thibaut. Él sabía que yo analizaba partidos de diferentes porteros de alto nivel y a través de De Seille me pidieron que analizara algunos partidos para ver si les podía interesar. Así fue como empezamos a colaborar en febrero de 2021. Thibaut es un deportista excepcional, tanto deportivamente como persona. Es muy humilde, siempre buscando los puntos para progresar. Ha sido un gran placer trabajar con él durante más de cinco años, 195 partidos exactamente".

Barnerat ve todos los partidos en directo, aunque no de forma presencial. Raramente viaja a Madrid. Para él es casi más productiva la distancia, de tal modo que una vez que acaba el encuentro se remanga para abrir la caja negra y registrar la autopsia de la actuación. Sin inmiscuirse en el trabajo de Llopis ("mantengo contacto con él, pero no hablamos del análisis de Tibu, mis análisis no afectan a sus entrenamientos"), el suizo ha contribuido con sus indicaciones a que pueda verse a este Courtois que ha convertido la parada excepcional en algo que roza lo ordinario, lo frecuente. "Al principio fue muy importante el juego de pies, mejorar ciertas cosas para que usara más el pie derecho, algo que antes no hacía mucho. Me concentro en los detalles. No voy a explicarle cómo debe realizar un gesto sino que me centro en cositas como una decisión que no habría sido justa porque no tenía la suficiente información".

La postura y el paradón a Aimar Oroz como ejemplo

Entre esos detalles cobra importancia la postura del portero durante el ataque rival, su ocupación del espacio. Es ahí donde cualquier pormenor puede ser determinante para potenciar los reflejos e influir en el desenlace. La posición de Courtois en la parada a Aimar Oroz es un ejemplo estupendo. Encorvado, en tensión, con las manos muy cerca del suelo para favorecer la eficacia de la reacción. La orientación de los hombros también es una asignatura que ambos tratan. El gol que le marcó Immobile en un partido entre Bélgica e Italia les hizo enfocarse en mejorar este apartado. "El delantero había llegado a la derecha de Thibaut. Tenía una orientación del hombro que le permitía saber que iba a buscar el ángulo por encima del hombro izquierdo de Thibaut y la orientación de Thibaut le permitió encontrar ese espacio. Desde entonces me dije: "Nunca más recibiremos un gol así". Cambiamos la orientación de Courtois para que ese ángulo ya no estuviera tan abierto. Contra Salah, en la final de la Champions, sucedió lo mismo pero esta vez la orientación del hombro cerró al máximo el ángulo y no fue gol", desveló Barnerat en una entrevista en Le Journal du Real.

El analista, que también trabaja para FIFA en la evaluación del rendimiento de los porteros y la formación de entrenadores, destaca la explosividad de Courtois y la buena toma de decisiones a la hora del despeje. "Es el mejor en el uno contra uno pero también en los tiros a larga distancia. Cada remate requiere de una toma de decisión porque depende de la distancia en la que se realice. Y ahí se nota muchísimo el trabajo diario junto a Llopis, el equipo y el staff para buscar siempre la precisión en los detalles y lograr actuaciones XXL. Realmente admiro el trabajo realizado por Llopis, que es muy creativo y está inspirado en el juego", remarca a Relevo.

Su trabajo con Courtois le ha puesto en el foco, pero Barnerat lleva décadas diseccionando el juego. Ni él mismo se imaginaba su futuro cuando era central en Suiza. Una grave lesión le retiró del fútbol con sólo 23 años y eso le impulsó al reciclaje. "Jugué en la tercera división de mi país de defensa y comencé a tomar cursos de entrenador de equipos cuando tenía 18 años. Me tuve que retirar prematuramente por una lesión. Primero entrené a jugadores jóvenes (Sub-15), luego, en 1990, comencé a interesarme por los porteros. Advertí que el portero no tenía recursos para entrenar específicamente, había pocos entrenadores en este sentido y había pocos libros u otros materiales dedicados a ellos. Tengo dos puntos fuertes: soy un auténtico entusiasta y autodidacta", confiesa.

Analiza a Tibu, pero no es cliente exclusivo. Aparte de su ocupación en FIFA, en su currículum figuran 12 años en la federación suiza como responsable de la formación de entrenadores de porteros y preparadores de porteros de selecciones nacionales juveniles y el resto de clubes de Primera: "Ahora me doy cuenta de lo lejos que he llegado en estos 30 años".

Su mano, junto a la de Llopis y todo su staff, ha logrado que el mundo quede, de tanto en tanto, boquiabierto con Courtois. Incluso veteranos de la portería con mil batallas en sus guantes como Santiago Cañizares. El exguardamenta del Real Madrid y del Valencia, tan minucioso en sus comentarios como lo era en el césped, no halla ya las palabras con el belga: "Antes decíamos que estaba Messi y luego los demás. Maradona y luego los demás. Esto es algo parecido. Courtois es el Maradona, el Messi o el Cristiano de la portería. Es mucho mejor que el resto y está todos los días. Ya nos acostumbramos a sus paradas. En otro portero lo destacaríamos, pero ya lo vemos como normal. Es la grandeza del mejor portero que han visto mis ojos...".