Ocho años de turbulencias en el Bayern: siete entrenadores, peleas en el vestuario y la Champions como salvavidas
El equipo alemán vive uno de sus peores momentos en este siglo y se agarra a una nueva directiva para recuperar la estabilidad.

El Bayern Múnich atraviesa uno de los procesos más convulsos en este siglo XXI. El club vive inmerso en una inestabilidad poco habitual para una entidad acostumbrada a la fiabilidad y al éxito. Cambios deportivos, luchas de poder y un vestuario poco unido provocan que no termine de asentar un proyecto deportivo con demasiados cambios. Esto ha provocado que por primera vez después de ocho consecutivas otro equipo les arrebate la Bundesliga -el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso-.
Esa inestabilidad viene de lejos y ha encontrado su punto álgido en los dos últimos cursos. Desde la marcha de Pep Guardiola, ningún técnico ha conseguido aguantar más de dos temporadas completas al frente del equipo. Carlo Ancelotti, Willy Sagnol, Jupp Heynckes, Nico Kovac, Hansi Flick y Julian Nagelsmann han ocupado un puesto que, como el de cualquier grande de Europa, quema si no cumples los objetivos. Tuchel terminará igual que sus predecesores cuando acabe el curso después de 15 meses.
Si no gana la Champions, será el primera vez en 12 años que vive un año en blanco, aunque la última fue muy distinta. En 2012 fue segundo en Bundesliga, cayó en la final de la Copa contra el Dortmund y en la final de la Liga de Campeones contra el Chelsea. Jupp Heynckes ocupaba el banquillo.
La exigencia es tal que ya no vale sólo con ganar el torneo local. La Champions se ha convertido en la vara de medir del tercer equipo junto al Liverpool que más veces la ha conquistado. En los últimos años la ha levantado en una ocasión, de la mano de Flick. Según periodistas locales, la marcha del exseleccionador alemán fue el pistoletazo de salida de todos los problemas que llegaron después. Un hombre de club, respetado por afición y directiva, y cuyo despido resquebrajó el club en dos corrientes: la de quienes apostaban por mantenerlo y los que creían que su ciclo debía acabar.
Tras aquello, el club eligió a Nagelsmann. Lo que debía ser un proyecto a largo plazo no superó los 21 meses. Una inesperada eliminación en la Champions de la 2021-22, la pérdida de control del vestuario y un Dortmund amenazando con arrebatarle la Bundesliga precipitaron su marcha. En ese momento, el castillo que habían construido el director deportivo, Hasan Salihamidzic, y el director general, Oliver Kahn, se vino abajo. La junta, cansada de lo que consideraban malas decisiones, prescindió de ambos. Antes de marcharse, ficharon a Tuchel y consiguieron ganar la liga en la última jornada gracias a un tropiezo del Dortmund de Bellingham, aunque en un gesto muy criticado la nueva directiva no se les dejó celebrar con los jugadores.
A nivel institucional, el club ha vivido una revolución en los últimos meses. Y como toda revolución, se han generado conflictos. El hueco de Salihamidzic y Kahn se ocupó por perfiles muy diferentes. Un club que suele apostar por sus leyendas para puestos de responsabilidad, fichó a un banquero para dirigir el club (Jan-Christian Dreesen) y a un ex del grupo Red Bull para las decisiones deportivas (Max Eberl). Otra de las personas con más peso a la hora de fichar es Markus Pilawa, jefe de captación que llegó desde el Dortmund. Tres grandes especialistas, tratando de escapar de un modelo que reinaba en el Bayern desde hace años y que todavía hoy se mantiene vigente en cierto modo con la presencia de Uli Hoeness como presidente honorario.
Precisamente con él ha tenido Tuchel el último conflicto. El directivo aseguró que su entrenador prefería pedir nuevos jugadores antes que mejorar a los que tenía en plantilla. El entrenador le contestó asegurando que las críticas eran "infundadas" y que había "herido su orgullo". A Hoeness le dieron la oportunidad de matizar sus palabras, pero no hizo otra cosa que reafirmarse.
En lo que se refiere al vestuario, el carácter de algunos de sus jugadores ha provocado que el ambiente no sea todo lo sano que debería. El mejor ejemplo ocurrió en abril de 2023 cuando, tras caer eliminados contra el City, Sané y Mané llegaron a las manos por una discusión. Esta división en el vestuario, con veteranos de fuerte carácter como Müller o Neuer y una nueva generación más rebelde, fue uno de los motivos por los que se despidió a Nagelsmann o que han sentenciado a Tuchel, según han publicado medios alemanes.
Pero los actuales directivos buscan recuperar el equilibrio. Por suerte para ellos, el Bayern es un club sin deudas y con dinero en la caja para acudir al mercado prácticamente cada temporada sin temor al daño económico. Ahora se empeñan en encontrar el entrenador ideal, una vez Xabi Alonso rechazó su propuesta y la opción B, el regreso de Nagelsmann, se descartó por su renovación con la selección alemana. En la planta noble hay quien cree que se tuvo poca paciencia con él.
Esta Champions puede servir de punto de inflexión para ellos. Recuperar el trono europeo y darle a la generación de los Sané, Kim, Musiala o De Light su primer gran triunfo. Delante, un Real Madrid que lo ha amargado las últimas veces que se han enfrentado. Aunque, pase lo que pase, el futuro del equipo bávaro cambiará a partir de la temporada que viene en búsqueda de más títulos y la estabilidad que le ha caracterizado.