La noche que el fútbol se despidió antes de la pandemia de COVID: "La acreditación está pedida, pero igual no entráis ninguno"
El Atlético de Madrid eliminó al Liverpool de la Champions unos días antes de que se parara el fútbol en marzo del 2020.

La vida estaba a punto de cambiar. Las señales se hacían cada vez más evidentes: contagios, suspensiones, medidas sanitarias... El COVID ya había entrado en nuestro día a día, aunque no tanto como luego comprobamos. Y había un Liverpool-Atlético de Madrid de vuelta decisivo en los octavos de final de la Champions League. "La acreditación está pedida, pero no descartan que se juegue a puerta cerrada", me avisaron mis compañeros. El que escribe estas líneas trabajaba como corresponsal en Inglaterra para la Cadena SER, así que un partido en Anfield entre un equipo español y el vigente campeón de Europa era, por supuesto, de interés máximo.
De aquel 11 de marzo de 2020 se cumplen hoy mismo cinco años, el tiempo que tarda en caducarte el DNI si tienes menos de 30. Dicho de otra manera: cada vez está más lejos, aunque lo tengamos muy presente. Te pongo otro ejemplo, a ver si te explota la cabeza: Lamine Yamal cursaba 1º de la ESO. "Igual no entráis ninguno", me avisó la secretaria de la radio, ante las dudas que había de que se jugara el partido.
El equipo rojiblanco había logrado un valioso 1-0 en la ida (Saúl Ñíguez). Además, Alisson estaba lesionado en la portería de los reds. Señales futbolísticas, sí, aunque las sanitarias eran cada vez mayores: el apretón de manos inicial se había suprimido desde el fin de semana por consejo médico y en otros lugares del mundo empezaban a suspenderse competiciones deportivas.
¿Y qué hacemos si no se juega el partido? ¿Tan serio es esto?
Pero todo continuó, al menos unos días más. El partido se jugó con más de 3.000 aficionados del Atlético en las gradas (y un total de 53.000 en Anfield). Wijnaldum empató la eliminatoria, que se fue a la prórroga, donde todo estalló. Tras el gol de Firmino, silenciando a los colchoneros, la reacción de los futbolistas de Simeone todavía se recuerda con el paso de los años: un doblete de Marcos Llorente y un gol final de Morata, ya en el 118, sellaron la clasificación.

En los últimos minutos de la prórroga no había ni una mención al COVID. Todo era fútbol, fútbol y más fútbol durante la retransmisión: "Si pasa el Atlético, vete a grabar aficionados y mételos en directo", me avisaban desde los estudios centrales de la Cadena SER. El último gol de Morata culminó el triunfo y confirmó mis obligaciones: nada de zona mixta, nada de rueda de prensa, directo al fondo de Anfield Road, al lado de Stanley Park, el lugar por el que sale la afición visitante.
Tardaron en salir, cómo no, después de celebrar con la plantilla. Pasada la media hora del final del partido empezaron a aparecer los primeros. Una declaración por allí, otra por allá: "Que canten, que canten", me pedían desde Madrid, para que en directo en El Larguero se escuchase la fiesta colchonera. Un atlético me contó: "Yo no le pido tanto a la vida, lo de hoy ha sido impresionante", dijo emocionado. Mientras el mundo empezaba con la distancia social, en Liverpool nos apretábamos cada vez más.
Volvimos a nuestras casas, se apagó la euforia y el coronavirus aterrizó por completo, más todavía, en cada una de nuestras vidas. Dos días después, el 13 de marzo de 2020, todo el fútbol inglés se detuvo como mínimo hasta el 3 de abril, aunque luego se estiró esa fecha. Ese mismo día, Pedro Sánchez declaró el Estado de Alarma. La pandemia era real, el confinamiento había llegado. Meses más tarde, un informe elaborado por Edge Health, que analiza los datos del Servicio Nacional de salud británico (NHS), concluyó que el partido provocó "41 muertes adicionales" por coronavirus. El último partido antes de una nueva vida se disputó en Anfield y lo ganó el Atlético.