REAL MADRID

Este fue el peaje que aceptó pagar el Real Madrid a cambio de destrozar al Liverpool

Los de Ancelotti situaron a Vinícius más descolgado de lo habitual aún concediendo más metros a los de Klopp.

Vinícius celebrando su segundo gol en Anfield. /Reuters
Vinícius celebrando su segundo gol en Anfield. Reuters
Albert Blaya

Albert Blaya

En la vigilia del partido, Carlo Ancelotti tuvo un sueño. En él visualizaba, de forma clara y concisa, el guion del partido, como si fuese una película de la que él mismo participara. Anfield se presentaba como un infierno con aire acondicionado, como si en vez del calor de antaño hubiese una pequeña sala para relajarse. Salvo el 'You'll Never Walk Alone', el resto parecía impostado, de cartón piedra. Y el Real Madrid, que de esto sabe mucho, tomó una valiente decisión que marcaría el partido y transformaría el infierno en cielo.

Lo que hizo Ancelotti fue redoblar la apuesta. Nada de cuatro centrocampistas, sino tres delanteros. Nada de Fede Valverde incrustado a ratos como lateral, sino que tendría más vuelo para saltar arriba. Pero la decisión que marcó el encuentro fue una que solo la tomas si el convencimiento es superior al teórico miedo; la banda derecha del Liverpool, con Salah y Alexander-Arnold empezó a rajar al Real Madrid ante un Vinícius que quedaba descolgado, como si la cosa no fuera con él. Alaba y Modric quedaban demasiado perdidos en una constante inferioridad que el Real Madrid aceptó con una sonrisa. Pese al 2-0.

Red de pases del primer tiempo (izquierda) y del segundo (derecha) del Real Madrid ayer.  StatsBomb
Red de pases del primer tiempo (izquierda) y del segundo (derecha) del Real Madrid ayer. StatsBomb

El objetivo era claro. Juntar pases en los primeros metros con un centro del campo que buscaría estar junto, pisando distintas alturas y zonas, y tener siempre a los tres atacantes lejos, fijando las dudas del Liverpool. Porque los de Klopp presionaban con corazón y bravura, pero sin capacidad real de robo, salvo errores del rival. Vinicius sería la punta de lanza de un equipo que sabía que su momento llegaría. Es clave recalcar el ajuste de Carlo Ancelotti en el segundo tiempo, situando a Modric en derecha para atraer y desde ahí encontrar todavía con más espacio y tiempo a Vinicius y Benzema en el mismo perfil, una pareja que desangró cualquier intento de redención rival.

Con el Real Madrid perdiendo 2-1 y estando sometido, Vinicius no cierra su banda, sino que se queda descolgado cuando el lateral, Alexander-Arnold, está en la frontal rival. Acepta pagar un peaje sabiendo que, al pasarlo, el premio será mayor.
Con el Real Madrid perdiendo 2-1 y estando sometido, Vinicius no cierra su banda, sino que se queda descolgado cuando el lateral, Alexander-Arnold, está en la frontal rival. Acepta pagar un peaje sabiendo que, al pasarlo, el premio será mayor.

Con un Liverpool que ha encjadado en siete partidos tres goles o más, Ancelotti entendió que el partido pasaba por permitirle a los de Klopp una falsa sensación de dominio y que pese a encajar uno o dos goles, siempre tendrían opciones de reengancharse. De volver a salir a flote. Con Arnold en la frontal, los blancos situaban un bosque de piernas que, en caso de robar, encontrarían a Vinicius con una autopista por delante.

Tras la pérdida, el centro del campo del Liverpool está anulado de la jugada y Fabinho no logra cortar el pase, con Joe Gomez fuera de posición, los de Klopp quedan vendidos.
Tras la pérdida, el centro del campo del Liverpool está anulado de la jugada y Fabinho no logra cortar el pase, con Joe Gomez fuera de posición, los de Klopp quedan vendidos.

El Real Madrid, en uno o dos pases, aprovechaba cada situación en la que Arnold perdía el cuero o quedaba fuera de sitio para atacar ese espacio, sabiendo que Henderson, el interior diestro, estaba eliminado de la jugada al estar pinchado muy arriba. Nadie iba a llegar.

Van Dijk tiene que salir de su zona para tapar a Vinicius y con el retorno de Joe Gomez y Robertson, se abre un boquete entre ambos que deja un pase claro del Real Madrid.
Van Dijk tiene que salir de su zona para tapar a Vinicius y con el retorno de Joe Gomez y Robertson, se abre un boquete entre ambos que deja un pase claro del Real Madrid.

En el segundo tiempo no hizo falta ni robo, sino que directamente el Real Madrid encontró vía directa para jugar sobre el brasileño aprovechando que el Liverpool presionaba mal, de forma inconexa, y que Arnold dejaba mucho espacio a la recepción de Vinícius, miedoso de que le atacase su espalda, su gran lunar.

El Liverpool se sitúa en un 4-3-3 en el que el poseedor (Rüdiger) no es presionado, y desde esa zona es fácil conectar con el brasileño, que está abierto fijando a Arnold.
El Liverpool se sitúa en un 4-3-3 en el que el poseedor (Rüdiger) no es presionado, y desde esa zona es fácil conectar con el brasileño, que está abierto fijando a Arnold.
Recepción clara, con mucho espacio para Vinícius al Arnold preferir el hundirse al evitar el pase claro.
Recepción clara, con mucho espacio para Vinícius al Arnold preferir el hundirse al evitar el pase claro.

El segundo tiempo fue un disfrute del Real Madrid. Habiendo entendido dónde y cómo golpear, los de Ancelotti se limitaron a tocar la pelota, fundiéndose en un mismo cuerpo, estirando el dolor rival, haciendo agonizar a un equipo demasiado largo y ancho como para detectar qué pasaba dentro. Como dice el periodista Àlex Honrubia, este equipo es la caperucita roja con dos revólveres bajo la capa.