REAL MADRID - CHELSEA

Cuando una derrota del Real Madrid ante el Chelsea provocó el despido de ¡11 jugadores!: "Yo creía que me iban a renovar"

Real Madrid y Chelsea se enfrentaron por primera vez hace 53 años y ganaron los ingleses en el desempate. Pirri jugó con el brazo roto.

Once del Real Madrid que se enfrentó al Chelsea en la Recopa de 1971. /GETTY
Once del Real Madrid que se enfrentó al Chelsea en la Recopa de 1971. GETTY
Enrique Ortego

Enrique Ortego

El Real Madrid se estrenaba en la competición. Tras 15 temporadas consecutivas disputando la Copa de Europa con seis títulos en sus vitrinas, se veía relegado a participar en la segunda competición continental, la Recopa, que desde 1960 enfrentaba a los campeones de Copa de los respectivos países europeos. En su momento llegó a tener cierto prestigio siempre a la sombra de la Orejona, pero después de disputarse durante 39 años, en 1999, despareció de la escena con la reestructuración que la UEFA realizó de sus competiciones.

Para los blancos, disputar esa temporada (1970-71) la final de la Recopa se presentaba como la tabla de salvación de un curso malo en todos los sentidos: cuarto en la Liga y eliminado de la Copa en los dieciseisavos de final por el Deportivo de La Coruña, que entonces jugaba en Segunda. Los rivales que se fue encontrando por el camino tampoco fueron de un gran nivel y tras eliminar al Hibernians (Escocia), Wacker Innsbruck (Austria), Cardiff (Gales) y PSV (Países Bajos) se plantó en la final de Atenas, donde se encontró con el campeón de Copa inglés, el Chelsea, que entonces nada tenía que ver con los grandes clubes del Reino Unido y limitaba su experiencia internacional a tres apariciones anteriores en la extinta Copa de Ferias.

La etiqueta de favorito, por lo tanto, recaía sobre el Real Madrid, en cuya plantilla todavía sobrevivían gran parte de los Ye-yés que habían ganado la Copa de Europa en 1966, cinco años antes. El 19 de mayo de 1971, Muñoz apostó por un once formado por Borja; José Luis, Benito, Zoco, Zunzunegui; Pirri, Grosso, Velázquez; Miguel Pérez, Amancio y Gento. Ya eran los tiempos en los que los equipos se colocaban posicionalmente a caballo entre el 1-4-3-3, algunos con defensa libre y el 1-4-2-4, dependiendo del grado de atrevimiento del equipo de turno.

Zoco en el 90' y lesión de Pirri

Las crónicas y los recuerdos de los protagonistas coinciden en que el Real Madrid fue mejor durante todo el partido, pero un gol de la estrella inglesa, Peter Osgood, en el minuto 56, complicó su existencia y a pesar de su dominio no logró empatar hasta el minuto 90, gracias a un gol pleno de furia de un defensa, Zoco, que ya estaba como delantero centro. En los últimos minutos de la consiguiente prórroga se lesionó Pirri, que tuvo que continuar sobre el campo porque Muñoz ya había consumido los dos cambios.

Pirri, en un entrenamiento con el Real Madrid.  GETTY
Pirri, en un entrenamiento con el Real Madrid. GETTY

Precisamente este percance de Pirri resultaría decisivo para la repetición de la final 48 horas después. Entonces todavía no se aplicaban los penaltis para decidir las finales. El propio jugador, presidente de la Asociación de veteranos del Real Madrid y candidato a ser el nuevo presidente de honor del club, tira de memoria desde su residencia en Madrid para recordar aquellos momentos: "Cuando sufrí el golpe en la prórroga ya me di cuenta de que era grave. Me dolía. Me pusieron un vendaje sobre la marcha y acabé jugando con el brazo en cabestrillo. Ya en frío, en el vestuario, me comenzó a doler más y me llevaron a un hospital. Efectivamente tenía roto el radio. Me escayolaron y me dieron tranquilizantes".

Nadie pensaba en la víspera de la segunda final que Pirri pudiera jugarla. Él tampoco. Tenía una fractura. Cuál no sería su sorpresa cuando ya en la mañana del encuentro, el doctor Neira y el entrenador, Miguel Muñoz, se plantan en su habitación y le preguntan cómo se encuentra. "Me preguntan que si quiero jugar. Los miré y lo primero que les dije que cuál era su plan. Me tenían que quitar la escayola e infiltrarme para superar el dolor. Eso seguro. Los vi tan convencidos que yo también me convencí y dije que sí, que adelante, que jugaba".

Osgood, el verdugo de las patillas

Fue en el propio vestuario del estadio Karaiskakis del Pireo donde se realizó toda la operación. "Nos fuimos a una sala, me quitaron la escayola, me infiltraron y me pusieron un vendaje fuerte, una cedula. Me probé y podía correr y moverme perfectamente. Nadie me obligó a jugar. Después del partido nos llevamos muchas críticas, sobre todo el entrenador, pero en realidad la culpa, para bien o para mal, fue mía que dije que jugaba. Salió mal porque perdimos, si hubiéramos ganado hablarían de nosotros como héroes. Creo que hicimos lo que tuvimos que hacer", asegura.

Pirri reconoce que, en el segundo partido, el Chelsea fue mejor: "Se recuperaron mejor físicamente que nosotros. Fueron mejores, lo mismo que nosotros lo habíamos sido en el primer partido, que teníamos que haber ganado. Aun así, creo que le hicieron un penalti muy claro a Amancio. Al menos muchos años después cuando estábamos con Amaro y salía el tema de la final de Atenas, él siempre nos decía que había sido penalti".

"Hacerme jugar en ese estado salió mal, hubo muchas críticas contra el entrenador, pero en realidad la culpa fue mía"

PIRRI

Dos cambios, de salida, hizo Muñoz en el segundo acto. Fleitas por Miguel Pérez y Manolín Bueno por Amancio. En la segunda parte, Grande y Gento entraron por Manolín Bueno y Velázquez. El público griego se volvió a poner del lado del Real Madrid ante la presencia, ya menos masiva, de los supporters ingleses. Ni el apoyo ambiental, ni el golpe moral de haber perdido el trofeo en el último segundo del primer partido, impidió que el Chelsea encauzara pronto el encuentro con goles de Web y, otra vez, Peter Osgood, el '9' de las patillas, como le llamaban los jugadores madridistas. Una especie de George Best con el balón en los pies, que además la reventaba con la cabeza. Él fue sin duda el verdugo de los blancos. Un postrero gol de Fleitas no impidió la derrota. El Real Madrid se quedaba sin ganar un título por primera vez en 16 años.

Gol de Peter Osgood al Real Madrid.  GETTY
Gol de Peter Osgood al Real Madrid. GETTY

Manolín Bueno, del banquillo a fotógrafo

El triste protagonista de aquel segundo partido fue Manolín Bueno, el eterno suplente de Gento. Muñoz decidió que fuera titular. De hecho, ya lo iba a ser en el primer encuentro, pero un ataque de alergia complicado con un resfriado le obligaron a quedarse en la cama. El técnico tuvo que recurrir a Gento. Desde su Cádiz del alma, Manolín tiene grabado con fuego en su cabeza todo lo que sucedió en Atenas.

"Muñoz me pidió que hiciera un esfuerzo y jugara la repetición de la final. No estaba bien, pero lo hice. Me pasaba la vida sin jugar, porque siempre jugaba Gento, como para no hacerlo en un día que me necesitaban. El equipo no estuvo bien, estábamos cansados, pero yo no estaba siendo de los peores. Me dolió mucho que me sustituyera con más de media hora por delante. Había hecho un esfuerzo por jugar. Estaba tan quemado que no me quise ir al banquillo directamente, cogí un balón y me senté sobre él detrás de una portería. Los fotógrafos se dieron cuenta y me tiraron fotos… Se hicieron sus bromas, de sentado en el banquillo a fotógrafo, dijo alguno. Ese día fui el capitán del equipo".

"Me cabreó tanto el cambio que no me fui al banquillo, me senté un balón detrás de una de las porterías"

MANOLÍN BUENO

Toni Grande (1968-73) también jugó las dos finales de Atenas. En ambas entró en la segunda parte. Buen conversador, mantiene con el tiempo que el Real Madrid debió ganar el primer partido y no perder el segundo. "Yo en aquel equipo era medio suplente. Muñoz me dejaba para las segundas partes porque decía que tenía buena llegada desde atrás y estando fresco podía sorprender más al contrario. De hecho, hacía bastantes goles toda la temporada para ser un centrocampista. En la segunda final tuve una ocasión muy clara, pero en el último segundo se cruzó un inglés".

La mano derecha de Vicente del Bosque en la Selección también tiene en la memoria la polémica que se creó por el hecho de que Pirri jugara el segundo partido. "Creo que todos tuvimos un poco de culpa. Él quería ayudar y dijo que jugaba, pero el médico tenía que saber que no estaba para ello. Era un jugador importante para nosotros por su comportamiento dentro del campo. Era nuestro pulmón. Jugábamos una especie de 1-4-3-3, pero sin un delantero centro al uso. Grosso llevaba el '9', pero se metía con Pirri y Velázquez y Amancio o Fleitas no eran arietes puros. Los extremos jugaban adelantados…".

La derrota provocó una limpia

Consumada la derrota, lo que nadie se podía imaginar es que fuera a tener tan duras consecuencias. Santiago Bernabéu decidió dar la baja a once jugadores de la plantilla. Ya en 1964, cuando el equipo perdió la final de Viena contra el Inter, le costó el despido al mismísimo Alfredo di Stéfano. Los primeros señalados fueron los jugadores que ya habían cumplido los 30 años, como Gento (38), Betancort (34), Sanchís (33), Calpe (31), los mismos que Manolín Bueno… pero también salieron los veinteañeros De la Fuente, Espíldora, 'Chato' González, Fermín, Jiménez y Planelles, cedido al Castellón.

Manolín Bueno, 50 años después, bromea al respecto. "Toda la vida esperando a que Gento se jubilase para jugar un poco más y resulta que nos jubilan a los dos a la vez. Cuando el club me llamó después de la final creía que me iban a renovar, de hecho, me acababa de comprar una casa en Madrid. Me ofrecieron un partido homenaje que me había ganado por estar diez años en el club si no fichaba por ningún otro equipo, pero al final me fui al Sevilla y me quedé sin homenaje".