Los días más duros de Lillo en la Real Sociedad: "Él estaba atravesando un momento personal difícil, se le juntó todo"
El tolosarra, mano derecha de Pep Guardiola en el City, dejó una honda huella en los futbolistas de la Real Sociedad "con sus palabras y con su idea de fútbol".
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"De los entrenadores que he tenido, Juanma es, de largo, el mejor". Son palabras de Carlos Martínez, exfutbolista de la Real que sus once temporadas en el primer equipo trabajó a las órdenes de hasta un total de diez técnicos. El de Lodosa muestra un cariño especial a Juanma Lillo que su año y medio que estuvo en Donostia dejó una honda huella en el vestuario blanquiazul. Deportivamente hablando, no logró el objetivo con el que llegó a la capital guipuzcoana de la mano de Iñaki Badiola, el ascenso, pero han pasado los años y los que fueron sus jugadores lo recuerdan con especial cariño por su "trato cercano" y por la manera de convencer a sus pupilos. "Nos convencía de tal manera que, si nos decía que nos teníamos que tirar a un pozo vacío para ganar, lo hacíamos convencidos de que eso era lo mejor, aunque pusieras tu vida en riesgo", asegura Diego Rivas, otro de los futbolistas de aquella Real que se deshace en elogios hacia la figura del segundo de a bordo de Pep Guardiola en el Manchester City.
Juanma Lillo, en aquella temporada de infausto recuerdo para la afición blanquiazul, la 07/08, en la que el sueño del ascenso se truncó de la manera más dolorosa posible con una derrota en Mendizorroza, tuvo que hacer de tripas corazón y levantar la moral de su tropa para tratar de revertir la situación en la última jornada de Liga con el Córdoba como rival. Su mensaje, "siempre optimista" como recuerda Pep Martí, se habrá escuchado con atención en el vestuario del Manchester City para afrontar la difícil misión de hoy en el Santiago Bernabéu. "Fue un momento duro porque él estaba atravesando un momento personal difícil", recuerda Martí. "En el último partido de aquella temporada, con el Córdoba como rival, no pudo ser. Recuerdo entregarle mi camiseta en modo de despedida para que se la diera a su padre porque estaba malito. Se le juntó todo, pero como él nunca baja los brazos, siempre piensa en levantarse, nos intentó levantar de la manera en la que podía y sabía, que no estaba todo perdido", relata el exblanquiazul.
"Después de la tragedia de Mendizorroza, Lillo, que también atravesaba una situación personal dolorosa, nos intentó levantar de la manera en la que podía y sabía. Él siempre piensa en levantarse"
También Carlos Martínez echa la vista atrás en el tiempo, en concreto a un duelo en Balaídos frente al Celta de Vigo: "'No es lo mismo formar parte de la historia de la Real Sociedad que pasar a ser parte de ella. Podéis jugar 10-15 partidos y formar parte de la historia de la Real, pero podéis conseguir un ascenso y pasar a ser parte de ella'. Resumía bien lo que nos quería decir. De esas tenía un montón. Las charlas de Juanma me encantaban. No solo te hablaba de fútbol, te hablaba de la vida, lo conectaba todo muy bien. A veces tenías que buscar en el diccionario alguna palabra, pero a través del diálogo llegaba muy bien a la gente", resume Carlos Martínez. Les hacía creer no solo con palabras, sino también con hechos. "Te hacía creer con lo que veías en los entrenamientos y en el campo. Tenía una manera de trabajar, de analizar al rival y de preparar los partidos que era muy buena. En eso, Juanma era de los mejores, por eso está donde está", significa el de el defensor navarro.
"Las charlas de Juanma me encantaban. No solo te hablaba de fútbol, te hablaba de la vida, lo conectaba todo muy bien. A veces tenías que buscar en el diccionario alguna palabra, pero a través del diálogo llegaba muy bien a la gente"
A Diego Rivas tampoco se lo olvidará las múltiples charlas que mantuvo con el de Tolosa. La situación del madrileño no era la mejor en el club blanquiazul. Todo lo contrario. La entidad le estaba buscando una salida porque su rendimiento no estaba siendo el esperado. Pero Rivas acabó convirtiéndose en una pieza indiscutible para Lillo. "Empezó la pretemporada y me dijo que yo era uno más hasta que encontrara equipo para salir. Iba a empezar la temporada. Recuerdo que estaba tomando un café con Mitxelo, poniéndome las botas. Llegó allí y me preguntó. 'Diego, ¿cuándo tienes pensado ir a mi despacho a decirme que te quieres quedar en la Real?'. Digo: 'Yo estoy encantado, míster'. Y vuelve: '¿Cuándo vas a mi despacho?'. Terminó el entrenamiento, fui, le toqué la puerta, la abre y me dijo: 'Ya te puedes marchar'. Y al final salió todo perfecto", recuerda esbozando una amplia sonrisa un futbolista que congenió con la ahora mano derecha de Guardiola desde el primer momento. "Lo que destaco de Juanma era que acaba el entrenamiento y estaba deseando que llegara el día siguiente para volver a entrenar. Era un aprendizaje continuo. Te explicaba todo y te hacía entender todo. Preparabas el partido de esa semana sabiendo cómo tenías que hacerlo. Te lo decía con tal convencimiento que era verdad", sostiene.
"Lo que destaco de Juanma era que acaba el entrenamiento y estaba deseando que llegara el día siguiente para volver. Era un aprendizaje continuo. Con él empecé a tener otro concepto del fútbol"
De hecho, gracias a esas conversaciones... "Empecé a tener otro concepto del fútbol, a entenderlo de otra manera", explica el ahora Secretario General de la AFE. En la misma opinión que Rivas se expresa Pep Martí, que solo coincidió con Lillo un par de meses. "Fue uno de los mejores momentos futbolísticamente para mí en cuanto al aspecto ofensivo, donde aprendí muchísimas cosas y tuve más libertad que nunca. Él me inculcó muchísimas cosas que, con 33 años todavía, nadie me las había expuesto. Eso me provocó la confianza para ser un jugador un poquito más ofensivo, más con interacción a la hora de conducir, de dividir, de intentar regatear, algo que con otros equipos, en mi época anterior, no lo había hecho porque era un poco más ese perfil de pivote defensivo", analiza el mallorquín, para quien el técnico de Tolosa "es uno de los entrenadores que más te marca tanto a nivel humano como profesional". Y la explicación es más que evidente: "Es un hombre que vive por y para el futbol y en los conceptos en los que hace mucho hincapié son los que te llaman la atención y, verdaderamente, aprende muchas cosas con él".
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Muy cercano, incluso de los jugadores que no juegan
En su estancia en Donostia a las órdenes de Juan Lillo, a Pep Martí le sorprendió "la cercanía" del tolosarra con los futbolistas, incluso con los menos habituales, algo que, en alguna ocasión, fue motivo de pequeñas desavenencias. "Los jugadores siempre hemos sido egoístas y pensamos que tenemos que jugar siempre, que si el entrenador no te pone es malo, que si te tiene manía… Siempre buscas cualquier excusa. Sin embargo, Juanma es una persona muy cercana al jugador, muy directa y muy sincera. Incluso si alguna pega le he puesto alguna vez es el hecho de estar muy cerca de los que no juegan, estar demasiado encima. Cuando el entrenador no te pone, necesitas un poco de espacio con él. Sin embargo, él es de que lo que piensa, lo hace y lo hace con conciencia, con cariño, con todo el corazón, sabiendo que es lo mejor para todo el equipo y para la persona", asegura el exfutbolista.
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Sobre la manera de acercarse a los jugadores, Martí confirma que lo hacía "como lo intentamos hacer todos los entrenadores, siendo sinceros y directos, sobre todo con la máxima sinceridad, con el máximo realismo, intentando, desde el punto de vista que yo lo he aprendido de él, hacerte entender las cosas, no imponerlas. Evidentemente, también se pueden imponer, pero desde el hecho de la compresión, desde que comprendas para qué haces una cosa y porqué. Eso es muy importante para el jugador". Así lo valora Martí, algo que también hace un por aquel entonces imberbe Markel Begara. "El trato con él era maravilloso. Una persona muy cercana, que empatizaba mucho con el jugador jugara o no. En el trato humano era muy bien gestor del grupo", agradece el elgoibartarra, para quien Lillo, por encima de otras cosas, "es un pensador del fútbol". Y se explica: "Tiene la capacidad de ver el fútbol más allá porque analiza y te comenta situaciones que nunca antes las habías vivido ni pensado. Es un catedrático del fútbol. En un deporte tan popular como es el fútbol, que alguien tenga la capacidad de poner la visión en otro punto que nadie lo había hecho… En ese sentido, es un visionario del fútbol" .