BARCELONA

Un problema (también) de ansiedad: el Barça lleva medio año sin remontar un partido

Los azulgranas cayeron en los últimos ocho partidos en los que empezaron perdiendo.

El Barça volvió a mostrar su incapacidad a la hora de voltear un marcador adverso. /GETTY
El Barça volvió a mostrar su incapacidad a la hora de voltear un marcador adverso. GETTY
Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Las prisas del Barça son la palanca particular de sus rivales. La presión por volver a ganar tras la importante inversión económica en verano está pesando sobre los jugadores azulgranas, bloqueados y precipitados cada vez que hay un marcador adverso. Tanto como un Xavi que está cayendo en la trampa de acumular atacantes sin que la producción ofensiva se vea beneficiada.

Los números hablan claro: el Barça se ha olvidado de remontar. Dicho en otras palabras, los azulgranas han perdido la calma, mental y futbolística, para sacar adelante situaciones negativas. La última remontada azulgrana se produjo el 10 de abril frente al Levante, hace ya más de medio año. Desde entonces, el elenco de Xavi ha caído en las ocho veces que empezó por detrás en el luminoso: Eintracht (2-3), Cádiz (0-1), Rayo (0-1), Villarreal (0-2), Bayern (2-0), Inter (1-0), Real Madrid (3-1) y de nuevo Bayern (0-3).

El Barça no encuentra la fórmula de la felicidad.  GETTY
El Barça no encuentra la fórmula de la felicidad. GETTY

Sin la pausa que pide Xavi

El técnico azulgrana ha repetido varias veces un mismo mensaje: "Nos falta calma con el balón". Este miércoles, también Pedri se pronunció en la misma dirección. "A veces perdemos la pelota prácticamente sin oposición", lamentó el canario en la zona mixta.

El conjunto azulgrana se encuentra con un escenario muy favorable cuando inaugura el marcador. Los equipos deben abrirse y, con espacios, la velocidad de los extremos castiga al oponente. Sin embargo, el decorado cambia por completo si es el rival el que golpea primero. Es entonces cuando el Barça debe tirar de ataque posicional ante dos líneas muy juntas. Ahí, a los pupilos de Xavi les está costando encontrar espacios pero, sobre todo, les está faltando pausa para no querer marcar el segundo gol antes que el primero.

Un gol de Luuk de Jong en el último suspiro certificó la última remontada del Barça, en abril de este año.  GETTY
Un gol de Luuk de Jong en el último suspiro certificó la última remontada del Barça, en abril de este año. GETTY

Un equipo joven que no sabe esperar su momento

Mentalmente, este Barça aún es muy joven. Por lo tanto, la ansiedad aparece en según qué situaciones. A diferencia de otros equipos más hechos, al equipo catalán se le nota la prisa por resolver la papeleta. Porque está construido para ganar. Antes de que el momento llegue, los azulgranas fuerzan equívocamente la llegada del momento. ¿En qué se traduce dicha precipitación? En malas decisiones y en ataques más rápidos de lo debido que no desgastan al oponente. El libro de estilo de Xavi dice precisamente lo contrario: mover el balón de lado a lado hasta encontrar la grieta.

Dembélé, en acción frente al Bayern.  GETTY
Dembélé, en acción frente al Bayern. GETTY

Incluso por momentos el egarense, amante de la pausa que tenía como jugador, parece contagiarse de la premura al mover fichas de la parcela ofensiva o acumular efectivos de ataque sin crear el contexto adecuado para transformar sus cambios en más presencia en el último tercio de campo.

O todo bien o todo mal

Este Barça se ha convertido en un equipo previsible: cuando arranca bien, suele salir airoso. Si el comienzo no es bueno, el partido acaba en derrota. De los 16 partidos de curso disputados hasta la fecha, solo en cinco han marcado ambos equipos. En los 11 restantes o solo ha marcado el Barça o solo ha marcado el rival -a excepción del 0-0 inicial ante el Rayo-. Este dato ilustra la polarización de la confianza del elenco de Xavi, que no parece conocer el término medio.