REAL MADRID

Rodrygo cambia de estatus

El brasileño ya ha dejado atrás su consideración de revulsivo. Ante el Getafe descansó para estar fresco este miércoles.

Rodrygo celebra su segundo gol en la final de la Copa del Rey. /REUTERS
Rodrygo celebra su segundo gol en la final de la Copa del Rey. REUTERS
Manuel Amor

Manuel Amor

En octubre, preguntado por si ya consideraba a Rodrygo un titular en las grandes noches, Ancelotti respondió con un "sí" rotundo. Era una verdad a medias. El brasileño fue suplente en la final de la Supercopa de Europa, jugó sólo cinco minutos en el Clásico liguero de octubre ante el Barça y ocho en la vuelta de octavos ante el Liverpool, pero sus últimas actuaciones le han despojado de manera definitiva del traje de eterno revulsivo para colocarle el de hombre clave en las citas señaladas en rojo. El pasado sábado, ante el Getafe, descansó para llegar a tope al duelo de este miércoles ante el City. Se ha ganado un hueco en los onces de Carletto y volverá a ser clave para doblegar la resistencia de los de Guardiola.

Al paulista le ha costado más de cuatro temporadas quitarse el cartel de jugador número 12. La campaña pasada fue la de su confirmación, pero se quedó fuera en casi todos los días importantes. Sólo inició uno de los siete partidos de las eliminatorias de Champions y en alguno (la ida contra el Chelsea) ni siquiera participó. En la final de París salió únicamente para perder tiempo en el añadido. Tuvo un papel relevante en la Decimocuarta (su doblete al City quedará para la historia), pero ni mucho menos al nivel de jóvenes como Vinicius o Valverde.

Este curso lo inició en la misma dinámica, pero ha conseguido dar un giro de 180 grados a su situación a base de desborde, polivalencia y goles. Muchos goles. Ya suma 16 y 11 asistencias en 52 partidos, sus mejores cifras desde que aterrizó en Chamartín en 2019. Su primera titularidad de relieve llegó en la ida de octavos ante el Liverpool y desde ahí ya prácticamente nadie ha sido capaz de moverle. En Anfield repartió una asistencia, contra el Chelsea metió dos y se salió, en la final de la Copa del Rey firmó otras dos dianas y un encuentro sensacional...

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Por todo ello, este miércoles vuelve a postularse para salir de inicio en el Etihad, un choque en el que el Real Madrid se juega la vida en su competición fetiche. Mientras la presencia de otros como Militao se pone en duda (Ancelotti confirmó la titularidad de Rüdiger), la suya parece casi confirmada. Contra el Getafe se quedó fuera de la convocatoria por reposo, como los veteranos Alaba y Benzema, para recuperarse de unas pequeñas molestias y confirmar su cambio de estatus.

Enamorado de Europa... y 'ojito derecho' de Florentino

El Viejo Continente siempre ha sido el territorio predilecto del brasileño. En su segundo partido marcó un hat-trick ante el Galatasaray y sus ratios sorprenden: promedia 0,12 goles por encuentro en LaLiga... y ¡0,39! en la Champions. En abril, después de errar varios tantos cantados ante el Cádiz, se convirtió en el jugador que peor rentabilizaba sus ocasiones de las cinco grandes ligas europeas (xG de -5,1). Esa falta de efectividad en la competición doméstica, corregida con sus últimas dianas, contrasta con su voracidad cuando suena el himno europeo.

En todo este proceso de crecimiento le ha ayudado Ancelotti, pero también Florentino Pérez. El presidente siente una debilidad especial por el ex del Santos y, a principios de año y al final de un partido, bajó al vestuario del Real Madrid para repetir un mensaje con mirada de reojo hacia el paulista: "Los buenos, siempre en el campo". Carletto parece haberle hecho caso. La temporada pasada elevó a Vinicius como crack mundial y este curso se ha centrado en otra de sus joyas.

El italiano insiste cada día en Valdebebas en sacar lo máximo del carácter de Rodrygo. Considera que tiene virtudes para ser uno de los mejores del planeta (se destaca, sobre todo, su toma de decisión y su capacidad para asociarse por dentro) y ahora quiere que sea él quien se lo crea, que sume agresividad y que gane sin pelota. Davide, al que el brasileño tiene en gran estima, también participa de forma activa en todas esas conversaciones en la Ciudad Real Madrid.

Hace semanas, sin saber "cómo explicarlo", el delantero habló de la Copa de Europa como su torneo "más especial". Se anima cuando huele a primavera y se agita cuando la Champions entra en su fase decisiva. Es puntual y el ejemplo palpable de la importancia de la paciencia en el fútbol. Le ha tocado esperar, pero se ha ganado un dorsal del 1 al 11 y ahora ya tiene claro su siguiente paso: volver a liquidar a Guardiola.