Lo que todavía no se ha contado de la fatídica noche de Varane contra el City: pidió perdón al vestuario y hablar ante los medios
El francés afirma ahora que una conmoción lastró su rendimiento en aquel partido.

Raphael Varane ha hablado por primera vez de una de sus noches más negras. En una entrevista con L'Equipe, el francés contó todo lo que sucedió aquel 7 de agosto, en el que dos errores suyos terminaron de condenar al Real Madrid en Champions League ante el Manchester City. Según cuenta casi cuatro años después de aquello, una conmoción sufrida un mes antes lastró su actuación en aquella vuelta de los octavos de final.
El golpe al que se refiere ocurrió un 2 de julio. Un pelotazo que le provocó una lesión cervical. Se marchó en el minuto 33' claramente mareado y con una toalla en la cabeza. Militao entró en su lugar para acompañar a Sergio Ramos en el centro de la zaga lo que restaba del encuentro.
36 días después, el Madrid se enfrentaba al City en un Etihad vacío. Según miembros de aquel vestuario, Varane no dio síntomas de cansancio o mareo y tampoco comunicó nada al cuerpo técnico o compañeros. De hecho, se perdió el partido posterior al Getafe (contra el Athletic) pero jugó los 90 minutos contra Alavés, Granada y Villarreal.

Todo parecía correcto, pero en realidad, el francés escondió el malestar para no dejar al equipo en la estacada. Como él mismo cuenta, fue en el calentamiento cuando empezó a notarlo. "Me dije: despierta. Casi quería darme una bofetada. Durante el partido, mis primeros tres balones fueron técnicamente limpios, pero fue demasiado lento. No podía concentrarme".
Durante el partido, dos errores suyos le costaron goles al Real Madrid. En el primero, perdió la pelota en su propia área ante Gabriel Jesus, que le regalaba el tanto a Sterling. En el segundo, una cesión defectuosa que cazaba el brasileño para poner el definitivo 2-1. El Madrid caía eliminado con el de Lille como principal señalado.
Varane llegó al vestuario hundido y pidiendo perdón a sus compañeros en numerosas ocasiones. Entre el cansancio físico y el mental, se mostró inconsolable aunque todos los compañeros se acercaron para intentar animarlo. Entre ellos, Zidane, que como si de un padre se tratase trató de apoyarlo en numerosas ocasiones. Era plenamente consciente de que gran parte de la eliminación la habían provocado sus dos errores.
Pero en el drama que reinaba aquella noche, Varane sacó carácter: se acercó al jefe de prensa y le pidió poder hablar ante los medios. Quería asumir su culpa sin paños calientes. "Quiero dar la cara porque esta derrota es mía, la tengo que asumir. Tengo mi responsabilidad en esta derrota. Lo habíamos preparado bien pero los errores se pagan. Estoy triste por mis compañeros", dijo en Movistar+ sin todavía haber pasado por la ducha. Una demostración de madurez a sus 27 años que valoró el vestuario.
La tristeza e impotencia tardó días en marcharse. Dejó de publicar en redes sociales durante un mes, en el que se centró en su familia. El conjunto blanco ponía punto y final a la temporada con aquella dura derrota. Por suerte, la Liga conquistada unas semanas antes amortiguó el dolor de no poder conseguir aquella Champions. Varane se marcharía un año después, rumbo al Manchester United, al mismo tiempo que Zidane, la persona que más apostó por su fichaje.
Lo explican los especialistas
Varios expertos en medicina deportiva consultados por Relevo inciden en que, en cualquier caso, lo que influyó en el rendimiento de Rafa no fue la conmoción sufrida un mes atrás, sino la lesión cervical derivada de aquel golpe. "Haber tenido un pequeño esguince en esa zona puede provocar alguna contractura muscular a nivel de trapecio y de musculatura estabilizadora del cuello. En algún movimiento, aunque lo tuviese curado, pudo generarle una leve molestia que deriva en un pelín de mareo. Es otra historia diferente al golpe en la cabeza; se debe a que la musculatura cervical sufre una contractura y deriva en esa sensación. Si tiene la zona un poco más débil y realiza un golpeo de cabeza, puede volver a contracturarse".
Otro especialista, con experiencia en diferentes clubes, incide en que los daños colaterales de un impacto en la cabeza tienen un tiempo de baja e influencia bastante menor al mes. "Incluso cuando existe una pérdida de conciencia, dejamos a los jugadores entre una semana y diez días tranquilos. Trabajando y haciendo carrerita, pero evitando golpes. Un mes es tiempo de sobra para recuperarse, y más si no ha habido una clínica importante de contusión en la cabeza y el cerebro no ha sufrido. Supongo que él (Varane) se habría entrenado y golpeado durante ese mes". Sus testimonios ayudan a descifrar la noche más negra del central francés, que ha decidido sacar ahora a la luz su realidad en ese partido: "Me cuestioné mucho y, finalmente, me di cuenta de que estos errores insólitos no habían caído del cielo".