REAL MADRID - ARSENAL

Santillana, el gran remontador de los remontadas: "El club se juega su prestigio, pero también los futbolistas, que no se les olvide"

El delantero que jugó con un riñón casi toda su carrera estaba de guardia cada vez que su equipo necesitaba una hazaña: Derby County, Rijeka, Inter en dos ocasiones, Borussia Moenchengladbach...

Santillana, contra el Moenchengladbach. /
Santillana, contra el Moenchengladbach.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

La semana próxima se cumplirán 52 años. La fecha exacta fue el 23 de abril de 1973 en un partido de Liga entre el Espanyol y el Real Madrid en Sarriá. El título de Liga estaba abierto de par en par. Atlético y Barça, 40 puntos; Espanyol y Real Madrid, 39. Terminaron ganando los rojiblancos del Vicente Calderón. Un ex del Real Madrid, José Emilio Santamaría, era el técnico blanquiazul y un excompañero y amigo suyo, Pedro de Felipe, el involuntario causante de la entrada por la que se descubrió que Carlos Santillana, el delantero blanco de entonces 19 años, sufría una lesión congénita: solo tenía un riñón, más grande lo habitual, pero único, el derecho.

Las casualidades de la vida trasladadas al fútbol, Carlos y Pedro habían defendido la camiseta blanca la temporada anterior, 71-72. La primera de Santillana y la última de De Felipe en el Bernabéu. A Charly, como le llaman todavía sus compañeros, de vez en cuando se le aparece en su retina su propia imagen en el vestuario del equipo visitante de Sarriá, orinando sangre. De la intensidad del dolor no tiene ya, tantos años después, referencias, pero es consciente de que le dolió y mucho.

"Era una jugada más. Hice la pared con Amancio y me desmarqué buscando la posición de remate esperando su pase. De esas acciones yo solía hacer 10 o 15 por partido. De Felipe se cruzó y me golpeó con la rodilla en la zona del vientre. Del golpe di una voltereta y caí sobre mi espalda. Cuando a los pocos días vi las imágenes en televisión, era aún peores de lo que yo recordaba. Me sacaron del campo entre el propio Pedro y Amancio. Estuve unos minutos en la banda, pero no me recuperaba. Luego vino lo del vestuario".

No fue ni al hospital... diagnóstico fatal

El Real Madrid pernoctó en Barcelona y Santillana, a pesar de los dolores, no fue reconocido en ningún hospital. "Entonces los golpes nos los llevábamos a casa. Nada de visitas a urgencias, ni nada". Al día siguiente, Pedro de Felipe fue al aeropuerto de El Prat a interesarse por su salud. No pudo jugar contra el Ajax en Ámsterdam las semifinales de la Copa de Europa (2-1). El 8 de mayo los intensivos reconocimientos médicos descubren su anomalía renal que nunca se había advertido a pesar de los obligados controles que pasó, como mínimo, cuando firmó por el Racing o por el Real Madrid. El primer diagnostico es rotundo: "Solo con un riñón no puede seguir jugando". Otro golpe podía ser fatal, incluso para su vida. Marca, en portada: "Con 20 años, adiós al fútbol". As: "Santillana, apartado del fútbol".

La anécdota de El Langui con Santillana y la equipación de Arconada. Relevo

Charly siempre ha reconocido que se vio jubilado con 20 años. "Era tan joven que pensé que ahí se acababa el mundo. No estaba preparado para esa situación". El Real Madrid no estaba dispuesto a perder al delantero que estaba llamado a llevar el 9 de Di Stéfano durante casi dos décadas, tras el paso por la espalda de un Grosso que era más interior que ariete. Nuevas consultas y Arturo Puigvert, una eminencia en urología, rompió los anteriores dictámenes. "Con un riñón puede jugar al fútbol. Lo mismo que se juega con un corazón, una cabeza, un hígado, un estómago... puede seguir jugando".

Y vaya si lo hizo. En total, 17 temporadas volando por las áreas. Le costó volver. Jugó con miedo, lo ha reconocido siempre. Cuando saltaba intentaba protegerse... hasta que las alturas fueron su hábitat natural y se convirtió en el remontador de las remontadas. El especialista por excelencia cuando las cuestas se empinaban y había que marcar marcar y marcar. Santillana estuvo en todas las proezas que los medios de comunicación sacamos a pasear cada vez que es menester. Como es el caso ante el Arsenal.

La realidad es que el cántabro está un poco harto de que cada dos por tres los representantes de los medios le llamemos para lo mismo. Aunque no lo diga, al fin y al cabo todo está ya escrito. Solo hace falta poner en Google 'Santillana, remontadas' y puedes escribir un capítulo largo de un libro... Siempre le ha costado elegir la remontada por excelencia, pero si se le apura se queda con una, la primera, temporada 75-76. Quinta campaña en el equipo. Segunda ronda. "Fue la primera y era la Copa de Europa", dice. Cae en desgracia el representante de Inglaterra en la Copa de Europa, el Derby County. Club semidesconocido, pero campeón inglés, al fin al cabo.

La goleada de la ida (4-1) enerva el vestuario blanco. "Allí no jugamos ni Benito ni yo. Los compañeros volvieron dolidos. No les gustaron muchas cosas de las sufridas en un estadio pequeño, pero no sé por qué pensaban que podíamos pasar. Se habían mezclado también cuestiones políticas con lo de Gibraltar. Yo marqué el tercer tanto, de cabeza, en un centro de falta de Netzer, ese tanto nos daba la clasificación. Nos veíamos dentro, pero marcaron ellos y nos obligaban a un nuevo tanto. Lo marcó Pirri de penalti. El quinto cayó en la prórroga. Fue uno de los goles más bonitos de mi carrera. Controlé con el pecho, levanté el balón por encima del defensa y remate según bajaba...".

Bestia negra del Inter, el 'diavolo' para los italianos

En todas las siguientes hazañas, Santillana está en la batalla. En 1980, marcó un gol en el 3-0 al Celtic de las semifinales de la Copa de Europa. Allí el partido había quedado 2-0 para los escoceses, pero el Bernabéu tenía aún su última palabra. En el 84, también aportó su tanto en el 3-0 al Rijeka de dieciseisavos de la UEFA, tras el 3-1 en Yugoslavia. En el 85, octavos de final, Copa de la UEFA, el 3-0 del Anderlecht en Bruselas, es devastado en el Bernabéu (6-1). Es en la única remontada en la que no marca, pero es titular. El honor de los goles recae en Butragueño (tres), Valdano (dos) y Sanchís, invitado ocasional. En semifinales, vuelve a aparecer con dos tantos ante el Inter.

A la temporada siguiente, en la misma competición, octavos de final, la hombrada es necesaria para superar el 5-1 de Moenchengladbach. Charly acude a la cita con el Borussia. Otros dos tantos en el 4-0. Valdano, con otro doblete, es su compañero de viaje realizador. En las semifinales, vuelve a aparecer el Inter en escena. En Italia se habla de Santillana como el diavolo' con cuernos. No es para menos. Otros dos goles suyos eliminan en la prórroga al equipo nerazzurro [le marca al Inter en la ida de las semis 80-81, en la vuelta de cuartos de la Recopa 82-83, dos tantos en la vuelta de las semis de la UEFA 84-85, y en esa vuelta de las semis de la UEFA 85-86, otros dos goles]. El '9' blanco cierra este ciclo único marcando en las dos finales de la Copa de la UEFA ante el Videoton en el 0-3 en Budapest y en el 5-1 en el Bernabéu ante el Colonia.

La llamada de rigor era obligatoria, Charly intenta esforzarse por ser original y salirse del guión tantas veces repetido. "¿Qué si se puede repetir la historia una vez más? Pues claro que se puede. Por ser posible claro que es posible. Tenemos una plantilla excepcional, preparada para lo mejor y esta es la ocasión de demostrarlo. En estos partidos el club se juega su prestigio, pero los jugadores también se lo juegan y ellos tienen que intentar seguir engrandeciendo al club, pero también a ellos mismos. Estos partidos son los que te gustan jugar no importa la edad que tengas. Ahora mismo me da una envidia tremenda no poderlo jugar. Sabemos que estará muy complicado, pero también lo eran otras veces y salimos adelante".

Incluso tiene un plan de actuación en su cabeza como si fueran a jugar los Santillana, Camacho, Juanito, Valdano, la Quinta... "El planteamiento de este tipo de partidos, por mi experiencia, conlleva riesgos y hay que estar dispuestos a asumirlos. Si tenemos que marcar un mínimo de cuatro goles, hay que organizarse, como suelo decir. Hay que salir con la mentalidad de que habrá un momento de máximo riesgo porque vas a presionar arriba, intentas robar el balón pronto, vas a meterlos en su área... En todas esas eliminatorias de las que hemos hablado, ellos se nos quedaron solos delante del portero varias veces. Ellos van a tener siempre alguna oportunidad y ahí es donde tenemos que tener fortuna de que no nos hagan gol o Courtois saque la estampita. Si se ponen por delante ya será muy cuesta arriba..."

Su plan no ha acabado. Tiene más y recurre al pasado. "Nosotros nos mentalizábamos de esta manera. En el primer cuarto de hora, presión máxima, un poco a lo loco, incluso, e intentar hacer un gol lo antes posible. Como fuera. Si en el minuto 15 ya teníamos un gol, nos quedaba media hora del primer tiempo para tranquilizarnos, jugar con menos riesgo, atacar, pero con cabeza, utilizando la gran calidad que teníamoms o ahora tienen nuestros delanteros. Un gol más se puede hacer y entonces ya serían dos. Si nos vamos al descanso con esa ventaja, tenemos 45 minutos por delante para hacer el tercero y, por lo menos, forzar la prórroga. Si llegamos al descanso con ese segundo gol, en la segunda parte nos los comemos. Seguro. No tengo ninguna duda. Si lo conseguimos, ellos van a sentir el miedo escénico y ahí tenemos la eliminatoria. El Bernabéu, en esos momentos, hará lo demás. El Arsenal no sabe lo que es jugar en el Bernabéu. Ya les ha pasado a otros equipos importantes...".

Dolor de cabeza de rematar tanto de cabeza

Carlos Alonso González, que esos son sus verdaderos y semidesconocidos nombres y apellidos, nunca sacó pecho por ser Santillana, nombre del pueblo en el que nación, ni tampoco por su trayectoria realizadora. Es más, hasta se ha podido quitar galones. "La realidad es que nunca me obsesionaba marcar. Un entrenador mío me dijo cuando empezaba que los goles siempre llegan cuando tienen que llegar y en cualquier momento. Tampoco me pasaba los entrenamientos haciendo remates de cabeza. Remataba las que me llegaban alto, pero yo no les pedía a mis compañeros que me las pusieran arriba. Hubo una época que con Miljanic, jugábamos 1-4-4-2, con Roberto Martínez y yo arriba. Y claro nos metían muchos balones al área en los entrenamientos, pero yo decía que cuatro o cinco balones y ya estaba. Al final me terminaba doliendo la cabeza y tampoco era eso. Sí era consciente de que se me daba bien lo de cabecear, yo notaba que me quedaba suspendido más que los demás, pero metí más goles con los pies. Y eso que decían que era torpe con los pies. Que no lo era. Tampoco nadie me enseñó específicamente a cómo tenía que saltar o golpear. Yo aprendía en cada partido o en los entrenamientos".

En las distancias cortas, Charly es muy de batallitas. Le ayuda su buena memoria y que ha tenido que contar las historias muchas veces. Le gusta recordar que llegó al Real Madrid de paquete, porque el bueno, el extremo a quien quería fichar Bernabéu, era Ico Aguilar. El portero Corral y él entraron en la misma operación para que el Racing saldara una deuda millonaria con los del Bernabéu. También está orgulloso de haber caído en una pensión en la calle Santa Isabel, al lado de Atocha, metro Antón Martín. De ir andando a los entrenamientos y de no haber tenido nunca un coche de alta gama.

En su interior, y también su exterior, se lamenta de la final perdida contra el Liverpool en el Parque de los Príncipes (1981). Fue la gran competición que le faltó. Siempre maldijo el gol de Alan Kennedy, "es que nos marcó el único gol un lateral izquierdo". Tampoco olvida un momento que puede haber pasado inadvertido en una carrera tan dilatada e intensa como la suya. En la temporada 79-80, en semifinales de la Copa de Europa, el Real Madrid se enfrentó al Hamburgo. En el Bernabéu ganó 2-0, pero en el Volksparkstadion recibió una de las mayores palizas de su historia: 5-1 en el día que expulsaron a Del Bosque. Ese curso la final se jugaba en el Santiago Bernabéu y hubiera sido una ocasión propicia para ganar el título que se le resistía al Real Madrid desde la Sexta, 1966. El Nottingham pudo con el verdugo blanco (1-0). "Podía haber sido otra gran ocasión para ganarla".