El tatuaje que marcó el destino del "cabeza dura" Gio Simeone hasta enfrentarse al Real Madrid: "Siempre le mirábamos raro"
El 'Cholito' se medirá por primera vez a los blancos. "Ha trabajado muy duro para esto", cuentan sus amigos de la infancia.
![Gio Simeone celebra su gol ante Udinese el pasado miércoles. /EFE](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202310/01/media/cortadas/giosimeone-RwmkWmvIgBOLJLIR7q8O3JO-1200x648@Relevo.jpg)
La noche del 6 de septiembre del 2022, recién aterrizado en Nápoles, Gio Simeone (28 años) apenas pudo dormir. No contestaba a las preguntas de su mujer ni respondía a los WhatsApps de sus amigos; le podían los nervios. Estaba a horas de cumplir su gran sueño: debutar en la Champions. Lo consiguió, en un partido en casa ante el Liverpool, y marcó gol en el primer balón que tocó. Los italianos aplastaron a los de Klopp (4-1) y Gio se emocionó después del partido. "No había quien lo parase; estaba absorto, en una nube", cuentan a Relevo sus personas más cercanas.
Su reacción, conocidos los antecedentes, no es de extrañar. Cuando tenía 14 años y comenzaba a despuntar en las inferiores de River Plate allá por 2009, el hijo mayor del Cholo decidió marcar su brazo izquierdo con tinta para siempre. Podría haber optado por un recuerdo familiar, una fecha o una frase motivadora, pero se tatuó algo incluso más especial: el logo de la Champions League. Por aquel entonces su padre ni siquiera había vuelto al Atleti (dirigía a San Lorenzo), pero él ya tenía claro cuál sería su competición. Esta noche, a partir de las 21:00, Gio vivirá posiblemente uno de los encuentros más especiales de su carrera: medirse en su torneo fetiche al Real Madrid.
"Desde muy chico ya sabía que lo iba a lograr. Siempre trabajó para esto, llegar a Primera y después a Europa. Es un cabeza dura, como le digo yo. Se pone un objetivo y va a por él aunque tenga que tirar una pared", relata a Relevo uno de sus mejores amigos de la infancia, el también futbolista Yago Piro. Coincidieron en la cantera de River, pero sus trayectorias han discurrido por diferentes caminos. Él juega ahora en Tercera división, en el modesto Sansinena, y observa con orgullo todos los logros de su "hermano": "Es un ejemplo para su entorno de amigos y para los que hemos vivido su crecimiento. Siempre tan humilde, tan bondadoso. Tiene una de las mentalidades más fuertes que he conocido. La cabeza es el 90% de él".
![El tatuaje que se hizo Gio Simeone con 14 años. INSTAGRAM](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202310/02/media/cortadas/tatuajegiosimeone-U12203261284Dwz-406x720@Relevo.jpg?cw=300&ch=533)
En principio, Simeone será suplente ante los de Ancelotti. Osimhen, superado el incendio que causó un polémico vídeo de TikTok en la cuenta oficial del club, le cierra las puertas de la titularidad y le condena a esperar su oportunidad desde el banquillo. Gio ya jugó el rol de revulsivo la temporada pasada y fue clave para reconquistar el Scudetto, con cuatro goles decisivos que valieron puntos y que le hicieron ganarse el respeto de Spalletti. El de Italia entera, después de sus pasos exitosos por Genoa, Fiorentina, Cagliari y Hellas Verona, lo tiene en el bolsillo.
La obsesión del rojo y el blanco
Nacido en Buenos Aires, Gio emigró con dos años a Milán (por el fichaje de su padre por el Inter) y volvió a Madrid con ocho (cuando Diego Pablo regresó al Atleti) antes de instalarse definitivamente en Argentina, donde creció con su madre y sus dos hermanos. Su talento llamó pronto la atención y le valió para unirse a las inferiores de River. Era "un poco tosco", pero "goleador" y "persistente". Poco a poco fue derribando las barreras propias y las que le añadía su apellido. "River se dividía en Liga y AFA. Lo importante era jugar en AFA, pero él empezó en Liga. A fuerza de goles le dieron la oportunidad de subir de equipo hasta el filial", rememora Piro.
Su primera meta, debutar con River, la alcanzó con 18 años recién cumplidos. Lo hizo con el '14' de su padre, que siguió su estreno desde Madrid y al que veía (y ve) a cuentagotas. Las expectativas con el Cholito se dispararon después de un Sudamericano Sub-20 histórico: marcó nueve goles para hacer campeona a Argentina... ¡con Correa como pareja de ataque! "No es un peso ser un Simeone, pero sí un desafío cargar con ello. Si me equivoco, todo repercute de otra manera. No es fácil tener tan lejos a mi papá, pero sé que de algún modo siempre está", afirmó después de ganar aquel título. No le faltaba razón: después de un 4-0 en un derbi en el Calderón, con el artista Kevin Roldán en la fiesta de Cristiano Ronaldo, el Cholo trasnochó para ver la final.
Vamos @Sub20Argentina pic.twitter.com/dJcnVgDod2
— Diego Pablo Simeone (@Simeone) February 8, 2015
La juventud y la fuerte competencia de Gio, sin embargo, le cerraron las puertas del primer equipo de River Plate y propiciaron su cesión a Banfield, donde coincidió con el portero Fer Pellegrino. "Me sorprendió su perfil bajo. Siempre fue una persona muy centrada, con actitud. Le faltaba técnica, pero su cabeza ya era de Champions. Mirábamos con ojos extraños la historia que nos contaba del tatuaje y siempre nos repetía lo mismo: que iba a llegar", rememora en Relevo el guardameta. En Banfield cumplió con creces (12 goles en 34 partidos) y el Genoa se lanzó a por él. Gio dominaba el italiano a la perfección por sus años de pequeño en el país y se adaptó desde el primer día. Aquella temporada en el Luigi Ferraris la cerró con otros 13 tantos. La Fiore fue su siguiente parada a cambio de 15 'kilos'.
Allí también se salió (14 dianas) haciendo pareja con Vlahovic. "Es un fenómeno dentro y fuera del campo. Me ayudó muchísimo a crecer y a adaptarme al ambiente profesional", dice el español Tòfol Montiel, su compañero de habitación en Florencia. El curso siguiente bajó sus prestaciones y se marchó a préstamo al Cagliari, en el que también fue de más a menos. Su juego y movimientos convencían, pero le faltaba un punto de regularidad y de continuidad en el remate. Un préstamo al Hellas Verona en la 21-22 le devolvió al estrellato: anotó 17 tantos, incluido un póker colosal a la Lazio, y se fue al Nápoles, donde vivió una 22-23 para el recuerdo, con el título de Liga y nueve dianas que le convirtieron en un perfecto jugador número 12.
Es el papel que repite este curso, ya sin Spalletti y con Rudi García en el banquillo. En verano, los partenopeos ejercieron la opción de compra de 12M€ que poseían sobre él y le ataron hasta 2026. En el sur de Italia es un ídolo, sobre todo por su garra y su conexión con Maradona (su padre y 'el Diego' eran muy amigos), pero mantiene vivo uno de sus sueños: jugar algún día en el Atlético. Para eso, dice, su padre tendrá que marcharse.
Un «enfermo» del Atlético
Gio no se pierde ni un solo partido del Atleti. En su época en Madrid, en la que hizo buenas migas con el jugador del Getafe Luis Milla, solía frecuentar el mítico bar El Doblete, en los bajos del Calderón. Su padre le contagió el sentimiento colchonero y ha ido a más con los años. "Nunca he jugado allí, pero me siento parte de la familia. Lo sufro porque soy un hincha más. Siempre hablo con mi padre de que la única manera de que él me entrene, algún día, será que llegue a un equipo donde yo ya esté. Así sería diferente, aunque igualmente incómodo en el vestuario. Los jugadores no están siempre felices con su entrenador", expresó Gio en una entrevista reciente con el periodista Mirko Calemme en el Diario As. Mientras el Cholo siga en el banquillo del Metropolitano, Gio no contemplará la opción de vestir la rojiblanca.
![Gio, en un homenaje reciente a su padre en el Metropolitano. INSTAGRAM](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202310/02/media/cortadas/giocholo-U44465775773Ves-406x720@Relevo.jpg?cw=300&ch=533)
Diego Pablo, proclama otra persona cercana al círculo de ambos, suele confesar, medio en broma, medio en serio, que Gio es su "ídolo". Admira su determinación, sus ganas de triunfar y su cabezonería por llegar a la élite. También el papel que ha ejercido con sus dos hermanos, el mediano (Gianluca, 25 años) y el pequeño (Giuliano, 20), que siempre le han visto "como un espejo" por sus conductas y su profesionalidad. Gio también marca en su agenda las citas de Tudelano y Alavés, los equipos en los que ellos tratan de abrirse hueco. Todos son obsesos del fútbol (Giuli escogió equipo con su padre a través de una plataforma de análisis) y se encuentran muy unidos.
Con la ambición intacta por volver algún día a la selección argentina, Giovanni se ha convertido en un ejemplo de superación y en una referencia para los que le han acompañado desde el principio. "Tenía claro que quería llegar e hizo todo el sacrificio para que así fuera. Bien ganado se lo tiene", expresa Fran Vercellone, otro de sus grandes amigos. Él también lo recuerda como un jugador "que se esforzaba mucho para el equipo", pero que con el paso de los años "ha sumado efectividad". El Madrid de Ancelotti, que vivió su primera crisis de la temporada hace apenas una semana tras caer ante un Simeone, se prepara para sufrir al siguiente.