Lo que no se vio del último baile de Kroos: el gesto de Mendy, el "te esperamos" de Ancelotti y la sorpresa de un viejo amigo

Toni Kroos nunca pensó en una carrera más allá del Real Madrid. Siempre comentó a su entorno más cercano que se quedaba con la gloria de ganar con los blancos por encima de los millones de países árabes. Por ello, su despedida no puede ser más perfecta.Levantando LaLiga y la Champions League y recibiendo el cariño de todos. Su última noche de blanco fue de las más especiales, aunque él prefirió vivir la emoción por dentro.

Había soñado con un final así. Seis Champions después, puso punto y final a su carrera -a la espera de la Eurocopa-. Y se emocionó. No llegó a las lágrimas, pero se le vio en la cara. Primero, cuando fue sustituido. Se soltó para gritar y arengar a la grada. Pocos se percataron que en ese momento Mendy lo señalaba con el dedo, en un gesto de respeto. Después, durante la celebración, cuando frente a los aficionados, y aupado por sus compañeros, se despidió con ovación. Tuvo que contener las emociones, igual que mantiene la pelota sin perderla.

Muchos familiares acudieron a verlo. Entre ellos, su mujer Jessica junto a sus hijos y su hermano Felix. No paró de buscarlos en la grada desde el final del partido. Quería celebrar con ellos. Meterlos en el campo cuanto antes para poder estar juntos. Por ello, se desesperó cuando vio que tardaban más de la cuenta en pisar el césped. Dieron varias vueltas hasta que encontraron el camino correcto.

Los fans le seguían de lejos. Se le veía exultante, consciente de la historia que había cerrado con maestría. En un momento, le pidió a sus amigos en la grada unas chaquetas, para que sus familiares sobre el campo se arroparan. En ese momento, un momento mágico. Los pocos aficionados que quedaban se acercaron a su posición. Más allá de pedirle fotos y gritar su nombre, se escucharon decenas de "¡gracias!", como si se tratase de algo preparado. Gracias por el fútbol que había mostrado en todos estos años.

Todos querían estar cerca de él. Entre ellos, Ancelotti. El italiano le comentó en broma que todavía estaba a tiempo de cambiar de opinión. "Agradecido, obviamente. Ha terminado en lo más alto. No es posible terminar más alto. Ha tenido huevos para acabar. Está muy contento. Es una leyenda de este club. Los madridistas le agradecen todo lo que ha hecho. No sólo en el juego, sino en la actitud y en su profesionalidad. En los diez años que ha jugado para el Real Madrid no ha fallado un día. Le hemos dicho: 'Te esperamos. Si tú cambias de idea, estamos ahí", reconoció luego en rueda de prensa.

Modric también. Alemán y croata, inseparables sobre el campo durante años, tampoco lo hicieron en el postpartido. Curioso que todos querían sacarse una foto con ambos. Un recuerdo imborrable para compañeros y staff. Ambos posaron haciendo un seis con sus dedos, las Champions de cada uno.

Entre el caos de la celebración, una visita especial: Gareth Bale. Galés y alemán cuajaron una gran relación durante sus años juntos en Madrid. El exfutbolista blanco lo abrazó como si de un hermano mayor se tratara y después charló con el unos minutos en la boca de los vestuarios. Gareth no quería perderse el último baile de Toni.

Después, directo al aeropuerto. Kroos no es muy de celebrar. Su vida ahora pasará por su casa y sus proyectos, algunos de nueva creación, como una liga de fútbol en Alemania. Pero el fútbol nunca acabará para él y siempre echará de menos el Madrid. "Tome esta decisión porque ya deseo tener otra vida con mi familia, pero les echaré de menos todos los días de mi vida", se despidió. Kroos se marcha como la leyenda que es.