REAL MADRID

Fede Valverde vuelve a 'volar' tras su verano más especial: "Jugaría hasta de portero"

El uruguayo es uno de los jugadores más utilizados por Ancelotti. Con mentalidad de acero, lo sucedido el curso pasado le ha hecho más fuerte.

Fede Valverde celebra su gol contra el Nápoles./Reuters
Fede Valverde celebra su gol contra el Nápoles. Reuters
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Fede Valverde cuenta con plena confianza de Carlo Ancelotti y su cuerpo técnico. Él se encarga de corresponder. Salió de San Paolo como uno de los mejores del partido, sobre todo por el decisivo gol. Sacó a pasear el cañón al que Carlo le pide, como mínimo, diez goles por temporada. Pero, además, ayudó mucho a que el plan del entrenador funcionase. Su labor en defensa era la de ayudar a Carvajal con Kvaratskhelia y Olivera en la banda más peligrosa del Nápoles, la izquierda. Recorrió más de 10 kilómetros en total, muchos de ellos en ataque, ocupando espacios interiores y combinando a la perfección con Bellingham, con el que ha hecho buenas migas.

Salió tocado del derbi del Metropolitano. Los tres centros que acabaron en gol llegaron por su banda. Ni realizó bien la presión ni tapó los huecos que debía. ¿El problema? Le ha costado, como a otros compañeros, adaptarse al nuevo rombo. Asimilar los movimientos tanto en tiempo como en forma. Pero ahora empieza a sentirse cómodo.

Aún así, ha captado la importancia que le quiere dar Ancelotti. Lo ha demostrado el italiano. Fede aparece como uno de los cinco jugadores que superan los 700 minutos esta temporada (747) junto a Rüdiger (850), Rodrygo (786), Bellingham (785) y Tchouameni (754). En la competencia feroz por ganarse un hueco en el mediocampo, el uruguayo aparece muy arriba en la rotación. Su energía, polivalencia y velocidad resultan claves. Además, miembros de vestuario destacan lo mucho que ha mejorado con los pies. En ese sentido, le ha resultado de mucha ayuda entrenar con Modric y Kroos durante estos años.

Valverde: «Me siento mejor que nunca en este sistema».

Ha superado momentos muy bajos. Todos los problemas personales que sufrió la temporada pasada le afectaron en lo profesional. Compañeros y staff lo notaron. Le vieron apagado durante semanas, sin las sonrisa que tanto le caracteriza. Se trata de un chico muy familiar al que le afecta especialmente todo lo que le ocurre a los suyos. Pero la alegría volvió cuando le comunicaron que su hijo, nacido en junio, llegaría sano y sin problemas.

Un verano especial: con su familia y en casa

Para terminar de completar sus niveles de confianza, Fede disfrutó de un verano completo después de muchos años. Se llevó a su círculo más cercano, amigos y familiares, a Montevideo. Allí preparó la temporada con la ayuda de un preparador físico, pero en un ambiente ideal para él. Playa, asados y pachangas para desconectar y llegar con las pilas cargadas al nuevo curso. Además, vio como el equipo de su corazón, Peñarol, le ponía su nombre a uno de sus campos de entrenamiento. Un reconocimiento que le llegó al corazón.

También cuenta con la inestimable apoyo de un psicólogo, con el que lleva trabajando varios años. Con él potencia lo mental, algo descuidado durante los primeros pasos de su carrera profesional. Realiza lo que se llama práctica imaginada, es decir, visualiza momentos en su cabeza para tratar de repetirlos con éxito en el futuro. Una técnica que utilizan muchos otros deportistas de élite, no sólo futbolistas.

Todo ello, mezclado con un carácter y predisposición notable, han permitido que llegase a este punto, indiscutible para el Real Madrid, que confía en él como un jugador para el proyecto actual y de futuro. "Jugaría hasta de portero", comentan quienes mejor lo conocen, afirmando que lo que su prioridad es sumar para el equipo. Cuando llegó, se encontró a tres leyendas como Modric, Kroos y Casemiro. No desistió, seguro de que contaba con la calidad para sucederles. Tiró de constancia y confianza. Después de mucho trabajo, ese momento ha llegado.