REAL MADRID

En Mánchester se vieron las dos caras de Vinicius: desafiante sobre el campo y un encanto fuera de él

El brasileño suele picarse con rivales, árbitros y aficionados sobre el campo, pero fuera de él no tiene enemigos.

Vinicius celebra un gol en el Manchester City-Real Madrid./Reuters
Vinicius celebra un gol en el Manchester City-Real Madrid. Reuters
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Vinicius Junior (24 años) ha aparecido en muchos medios y redes sociales por su talento, pero también por su actitud dentro del campo. Los evidentes insultos y ataques de racismo que el delantero del Real Madrid sufre desde que prácticamente aterrizó en España lo han convertido en un chico que habitualmente se posiciona a la defensiva, encarándose con rivales cuando le buscan las cosquillas. Lo mismo con unos árbitros que, considera, le tienen encasillado. Se queja de la cantidad de faltas que recibe y de que sus protestas son castigadas con amarilla casi siempre, mientras que los infractores se van de rositas.

Pero este Vinicius que el gran público puede ver vestido de corto, que puede parecer irascible y antipático incluso con sus propios compañeros, es muy diferente al chaval que fuera enamora a todos con su carisma y buen carácter. Así lo afirman no sólo aquellos que comparten momentos a menudo con él, sino también quienes han coincidido puntualmente.

En Mánchester se vio claramente. Sobre el campo mostró una versión desafiante picándose con una grada que se cebó con él. También respondió con la pelota, llevándose el MVP. Una versión del brasileño que encanta al madridismo siempre y cuando no se salga del partido.

Pero después, ya con las revoluciones bajas, Vini demostró lo que es fuera del campo. Lo hizo con Ricardo Sierra en la entrevista postpartido. Calmado y evitar preguntas, demostró carisma y gracia para responder. "Sí. A veces es complicado. Los árbitros defienden a los jugadores que dan las patadas. Siempre que me dan patadas el que recibe la tarjeta soy yo. Claro que no soy un santo, a veces me pasa por la cabeza por intentar ganar de cualquier manera", dijo sobre su carácter.

Una casa llena de gente y un entorno que mantiene sus pies en el suelo

"Su casa es una locura. Está siempre llena de gente y nunca le niega el acceso a nadie. También va a casas de amigos constantemente", comenta una persona que le conoce y que pasa con él muchas tardes. Grupos de gente pasan por su residencia de La Moraleja prácticamente a diario para divertirse, aunque también acuden personas de su equipo de trabajo para tratar asuntos de rendimiento o marketing.

Dentro de su vivienda también cuenta con espacio para él, donde sólo pueden molestarle unos pocos. Entre ellos, su persona de más confianza, Thássilo Soares, conocido por todos como Tatá. Indispensable, es el representante del futbolista y el hombre que maneja el día a día del crack, desde conversaciones con el Madrid hasta planificación de reuniones. Proteger a Vinicius como ningún otro, pero también quien más le exige y marca límites, lo que le ha provocado algún enfrentamiento con otras personas cercanas al futbolista.

“No veo a Vinicius ansioso”.

Su entorno es amplio. Amigos de Brasil a los que ha juntado con otros hechos aquí en Madrid. Su etiqueta de superestrella mundial no quita que sea cercano con todos aquellos que conoce. Entre ellos, actores como Arón Piper o Marco Cáceres. También cantantes como Lola Índigo o youtubers como Ibai. Tampoco duda en incluir a compañeros de equipo como sus compatriotas Rodrygo y Militao o a Tchouameni, Camavinga o Ceballos.

Ese mismo entorno trata de ayudarle en sus enfados de corto. Vinicius es inteligente y sabe lo que debe hacer para mejorar en este aspecto. Aún así, se ha equivocado y cuando lo ha hecho se ha llevado algún tirón de orejas de gente cercana, como su reacción con Dimitrievski en el último Valencia-Real Madrid. Entienden cuando reacciona a los ataques, pero no cuando se sobrepasa.

La actividad constante que tiene fuera del terreno de juego no le resta un ápice de profesionalidad. Acude a diferentes restaurantes de la capital que son de su gusto, pero nunca se pasa con la comida. Al contrario, mide igual que cuando está en casa. Quienes han podido compartir mesa con él han alucinado con lo poco que come y el control que tiene para no caer en algunas tentaciones culinarias.

Tampoco se salta el gimnasio. A veces le acompañan, pero si tiene que ir sólo lo hace sin problema. Le gusta mucho por un punto de vista físico y de rendimiento, pero también estético. Muestra su 'tableta' en las redes sociales de vez en cuando.

Porque el Vinicius que genera ira y rechazo incluso en una pequeña parte del madridismo no es el del día a día. Como él dice, trata de ganar de cualquier manera, y esto a veces le juega malas pasadas. Pero a pesar de sus gestos y reacciones guarda una magnífica relación con la mayor parte del vestuario y no tiene enemigos fuera del fútbol.