BORUSSIA DORTMUND - REAL MADRID

Wembley, la casa del fútbol, esconde un gran tesoro para el Real Madrid: la 15ª Copa de las 'orejas grandes'

El Borussia Dortmund, voluntariamente disfrazado de mártir, ya perdió una final en este escenario. Carvajal, Nacho, Modric y Kroos pueden igualar los legendarios seis títulos de Paco Gento.

La Champions, en el estadio de Wembley. /EP
La Champions, en el estadio de Wembley. EP
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Nunca es tarde. El Real Madrid, al fin, juega una final en Wembley. El Rey de la Copa de Europa, 14 títulos, por fin en el mítico y legendario estadio de la vieja Europa. El escenario donde más finales se han celebrado de la competición desde que echara a andar en 1956. Ésta será su octava finalísima. Un cruce de caminos que ha tardado en producirse. Nada menos que 69 ediciones. 

Resultaba extraño que los del Bernabéu, en su largo peregrinaje de finales por todos los grandes estadios del continente y de las islas británicas, no hubieran disputado ninguna en este mítico estadio levantado en 1923, estrenado con una final de la FA Cup entre el Bolton Wanderers y el West Ham (2-0, 126.047 espectadores) y remodelado totalmente entre 2002 y 2007 por el arquitecto inglés de Manchester, Norman Foster. De las dos torres gemelas identificativas en la fachada principal, se ha pasado al majestuoso arco actual de 135 metros de longitud por 133 de alto, el más largo en un solo tramo del mundo.

El templo de la finales: la octava

En el imperecedero estadio original se proclamaron campeones el Milan (1963), el Manchester United (1968), el Ajax (1971), el Liverpool (1978) y el Barcelona (1992). En el nuevo templo, los éxitos fueron para el Barça (2011) y el Bayern (2013). Moraleja: de los grandes campeones de la Copa de Europa solo faltaba el Real Madrid por levantar la Orejona en tan significativo santuario. Y en ello está. El rival, el Borussia Dortmund, sí sabe lo que es jugar una final de Wembley (2013) aunque la perdiera ante el Bayern.

El Real Madrid ha ganado la Copa de Europa de 10 países distintos, pero nunca lo ha hecho en Inglaterra. Atrás queda su largo recorrido por los grandes estadios europeos. Ya sabe lo que es proclamarse campeón en los dos estadios de París: Parque de los Príncipes (Primera) y Stade de France (Octava y Decimocuarta); en el mismísimo Santiago Bernabéu (Segunda); en Heysel (Tercera y Sexta); en Hampden Park (Quinta y Novena); en el Ámsterdam Arena (Séptima); en Da Luz (Décima); en San Siro (Undécima)... Y en otros marcos con menos glamour, pero donde los títulos valen y pesan igual: Neckarstadion de Stuttgart (Cuarta); Milenium de Cardiff (Duodécima) y Luzhniki de Kiev (Decimotercera). En sus tres finales perdidas, los blancos cayeron de pie en el Olímpico de Amsterdam (1962) y en el Prater de Viena (1964), además del Parque de los Príncipes (1981) en su última final perdida.

Las seis de Gento y su partido en Wembley

Colocada en su justo contexto histórico y de escenario, la final por sí misma está aderezada en sus horas previas por múltiples alicientes. Significativos todos. Uno de ellos señala con el dedo a cuatro futbolistas del Real Madrid que pueden igualar el proverbial récord de Paco Gento y sus seis Copas de Europa (las cinco primeras disputadas y la undécima de Bruselas en 1966). Desde entonces está vigente la marca, 58 años. Carvajal, Nacho, Modric y Kroos están dispuestos a ponerse a la altura del gran Gento para que no se sienta tan solo en su privilegiada tribuna de honor.La Galerna sí supo lo que era jugar en Wembley, aunque fuera en un amistoso de lujo. Junto a sus compañeros de club, Kopa, Di Stéfano y Gento, formó parte de la selección mundial de la FIFA que se enfrentó a la inglesa en un partido organizado para conmemorar el Centenario del fútbol (23 de octubre de 1963).

Cierto es también que Nacho, Kroos y Modric, curiosamente, tres de los que suman cinco Copas de Europa, ya saben lo que es jugar con la camiseta Real Madrid en este estadio. Fue en un partido de la fase de grupos de la Champions 2017-18 ante el Tottenham de Pochettino. Zidane entrenaba a los blancos, que perdieron 3-1, goles de Delle Ali, dos, Eriksen y Cristiano Ronaldo, que maquilló un poco el resultado. En ese mismo grupo también estaba el otro finalista de la final, el Borussia Dortmund, que también perdió en Wembley 3-1... pero ninguno de aquellos jugadores se encuentra ya en la plantilla actual del equipo negro y amarillo. Casualidades de la vida.

Abajo, once contra once, donde nada más importa. Si el Real Madrid de Ancelotti se comporta como lo ha hecho en los grandes partidos de esta temporada, los dos de la Liga contra el Barcelona y en los cuartos y semifinales de la Champions, cada uno con su propia historia, debe imponer su evidente superioridad futbolística. Sería de necios negar que en esa media docena de encuentros citados como punto de comparación, el campeón de Liga no sufrió y tuvo momentos en los que se vio superado por los rivales, pero al final siempre impuso su ley. La de siempre. La intrínseca en este club. Primero ganó y luego pregunto cómo lo ha hecho.

Desde el terreno de la táctica, mi experiencia me sopla al oído que veremos algo distinto por parte de los dos entrenadores. A Carlo le gusta poner un toque de distinción en estos encuentros. Bellingham puede ser su hombre. No sería extraño que regresara al 1-4-4-2 en el rombo de principios de curso y colocara al inglés en el vértice superior. El técnico italiano está convencido de que puede ser el hombre de la final por el entorno y el estadio en el que va a jugar. Cuanto más entre en juego, mejor para su equipo. Cuanto más cerca del gol esté, mejor para su equipo.

Prohibidas las pérdidas; obligatoria la presión

En la última charla, los tres consejos están preparados. Cuidado con los primeros minutos, en los que su equipo suele salir mirando al público; máxima atención a las pérdidas de balón en la salida del juego que pueda dejar correr al rival y, finalmente, presionar lo más arriba posible para robar en alguna de esas circulaciones que el Borussia repite en su área, hasta llegar el empecinamiento, con el portero jugando con los dos centrales y en las que se embolican más de lo necesario por pretender salir siempre con el balón dominado. El ejemplo del Metropolitano, en la primera media hora, es el mejor espejo para mirarse. El Atleti le hizo dos, que pudieron ser más y casi todas las ocasiones fueron regalos alemanes al ver cerca camisetas rojiblancas.

Al técnico de enfrente, al joven Edin Tarzic, insultantemente joven, 41 años, 23 menos que Ancelotti, le gusta mover las piezas de la pizarra, aunque parta de un clásico 1-4-2-3-1. Es el último eslabón de la escuela alemana en la que Klopp, Tuchel, Flick Nagelsmann, con Rangnick de ideólogo, han demostrado que todos sus equipos compiten en las grandes ocasiones. Sus tres mediapuntas, Sancho-Brandt-Adeyemi, merecen una atención. Desborde, desmarque y velocidad. Su presencia obligará al Real Madrid a defender cerca de su área. Los tres juegan muy arriba.

La 15ª del Real Madrid, la niña bonita, como se proclama en los sorteos de la lotería, contra la segunda del Borussia, el sol, como apodo coloquial. La diferencia es abismal, pero abajo en un tapete de billar como el de Wembley la superioridad hay que plasmarla, no contarla.