La guardia pretoriana de Clemente revive sus años en la Selección: "Me estabais matando y a ver quién ha ganado 1-3"
Con motivo del estreno de 'La España de Clemente' de Movistar, reconstruimos los seis años de Javier Clemente al frente de la Selección (1992-1998) con Zubizarreta, Hierro, Nadal y Camarasa.
"No he fracasado, estos seis años han sido la leche. Creo que es una buena decisión para todos: Selección, jugadores y medios de comunicación. En el plano personal yo no hubiera dimitido, pero por encima de mí están los jugadores y el equipo nacional. Hemos llegado a un acuerdo para rescindir el contrato bilateralmente, así que ni me han cesado ni he dimitido", manifestó, genio y figura, Javier Clemente el 10 de septiembre de 1998 en su adiós a la Selección española, que dirigió entre 1992 y 1998 con un balance de 62 partidos, 36 victorias, 20 empates y 6 derrotas, 126 goles a favor y 43 en contra. Una etapa que repasará el Informe Plus+ que el miércoles 6 se estrena en Movistar Plus+.
Clemente (Barakaldo, 1950) se marchó después de caer en cuartos en el Mundial de Estados Unidos del 94 y el codazo de Tassotti a Luis Enrique, de volver a caer a dos peldaños del trofeo en la Eurocopa de Inglaterra del 96 y los penaltis errados por Hierro y Nadal, y de caer en la fase de grupos del Mundial de Francia del 98 y el fatídico gol de Nigeria. De no haber roto la barrera de los cuartos. Y de la derrota posterior ante Chipre, el último partido del técnico vasco al frente de un combinado marcado por la fuerte personalidad de quien les defendió ante todo y ante todos, quien sacó del foco a unos futbolistas "en los que creía por encima de todo. Si él te llevaba, para él eras el mejor y así te defendía". Se puso él en el disparadero. Era 'la España de Clemente' que repasamos con Andoni Zubizarreta, Fernando Hierro, Miguel Ángel Nadal y Paco Camarasa.
Los inicios a seis años de 'Furia' española
Andoni Zubizarreta (Vitoria, 1961) se ríe al otro lado del teléfono cuando recordamos muchas de las frases y anécdotas vividas con Javier Clemente al frente de la Selección. El que fuera guardameta indiscutible del combinado nacional durante 13 años (1986-2000) confiesa que se le entrelazan las vivencias que ambos compartieron en la Selección española y en el Athletic Club (1981-1986).
"Cuando yo empiezo en el Athletic, que él también empieza, él es el entrenador y yo soy un chaval que acaba de llegar a Lezama. Él es el que ahí me da la confianza y la posibilidad de jugar. Pero claro, cuando él llega a la Selección en el año 92 yo ya estaba desde el año 86. Entonces, el que conocía mejor ese entorno era yo", rememora el guardameta, que nos desvela que actuó de cicerone con Clemente cuando llegó al cargo en lugar de Vicente Miera tras un acuerdo con la RFEF alcanzado el 11 de junio de 1992. Un compromiso que estuvo supeditado a la reelección de Ángel María Villar como presidente de la institución. Javier Clemente tenía 42 años.
"Cuando a Javi le nombran seleccionador y nosotros nos clasificamos para el Mundial de Estados Unidos, él vino a Barcelona. Yo entonces estaba en el Barça y vino a cenar a casa. Yo intenté explicarle cómo era la organización de un Mundial, las competiciones, que caíamos siempre en cuartos, las ruedas de prensa, si sí, si no, todo ese tipo de cosas de la intendencia, los viajes, si era interesante estar mucho tiempo en el hotel… Él ahí fue anotando cosas. El Mundial, aparte de que nos eliminó Italia, discurrió muy bien: todos los viajes los hicimos bien, con el cambio horario y, como no había redes sociales, los periodistas a las cuatro de la tarde o así ya habían acabado su trabajo y estábamos en un hotel súper grande y prácticamente no nos veíamos, aunque compartíamos espacios. El Mundial fue rodado. Entonces, cuando volvimos del Mundial, me dijo: 'Eres un exagerado. Sólo sabes ver las cosas difíciles', porque ésa es una mis características. 'Sólo ves las cosas negativas. Nos ha faltado el gol de tal, pero todo lo demás, súper bien, pero si el Mundial ha ido súper bien. Esto es súper fácil de organizar. Tranquilo, que ya lo tengo pillado'. Bueno, luego fuimos a la Eurocopa del 96 en Inglaterra y las cosas fueron un poquito diferentes, pero sí, el exagerado era yo, sí, efectivamente", relata con ironía, entre risas y alargando mucho las 'us' el que fuera portero de la Selección española durante 126 partidos y amigo de Javier Clemente, a quien intentó ayudar "en todo lo que pudiese. Luego ya el seleccionador era él, el que hacía las listas, los equipos, las decisiones eran suyas", comenta.
Listas, equipos y decisiones fueron tres aspectos que generaron debate desde los primeros pasos de Clemente al frente de la Selección, en la que acometió un relevo considerable: pasó de un grueso de futbolistas de 'la Quinta del Buitre' y el Real Madrid a jugadores del FC Barcelona de Johan Cruyff. Entre los elegidos para la cita estadounidense, tres futbolistas blancos (Hierro, Alkorta y Luis Enrique) frente a nueve del Barça (Zubizarreta, Chapi Ferrer, Goikoetxea, Guardiola, Bakero, Txiki Beguiristain, Sergi Barjuán, Julio Salinas y Miguel Ángel Nadal).
"No creo que su idea fuera poner jugadores del Barcelona para quitar jugadores del Madrid"
Exfutbolista"Era una idea suya. No creo que la idea fuese poner jugadores del Barcelona para quitar jugadores del Madrid, sino que justamente él confiaba en características de futbolistas que coincidía que estaban más en el Barcelona que en el Madrid. No había ninguna discriminación, pero sí que a la prensa le chocó que hubiese unos cambios que afectaban más a jugadores del Madrid", cuenta Nadal (Manacor, 1966), quien disputó 62 partidos nacionales entre 1991 y 2002.
"A él le tocó ese momento de transición que no estaba tan claro, que no suele ser fácil además saber cuál es el momento exacto de ese tipo de situación. Y sí, pasamos a una época en la que hay muchos jugadores del Barça en la Selección, pero también eso generaba otras polémicas. Había esas discusiones de por qué Clemente llevaba a los del Barça para que luego jugasen a una cosa que no tenía nada que ver. Pero sí, él veía que con esos futbolistas podía jugar a otra cosa que le permitía competir a nivel de selecciones. Pero eso generó polémicas", rememora Zubizarreta.
"Bufff, cuando salían las convocatorias le pegaban por todos lados", dice también entre risas y resoplidos Paco Camarasa (Rafelbunyol, 1967), central del Valencia que debutó en la Selección de la mano de Javier Clemente en septiembre del 93, ante Chile, y jugó un total de 13 partidos. Un mes después, estaba en el once titular los dos encuentros en los que España se jugó la clasificación para el Mundial del 94: ante Irlanda en Dublín y frente a Dinamarca en Sevilla.
"Me acuerdo del partido de Dublín, que teníamos que ganar sí o sí, y cuando vieron la alineación lo querían matar porque había mucha gente defensiva", recuerda Camarasa, que formó en el once junto a Zubizarreta, Ferrer, Alkorta, Giner, Hierro, Goikoetxea, Nadal, Salinas, Hierro y Luis Enrique.
"Yo creo que en eso, por ejemplo, él tiene una muy buena relación con Pep Guardiola, coinciden en que el jugador no depende de en qué posición juega habitualmente, depende de en qué posición esté jugando. Ésa es la diferencia. Si tú eres un centrocampista jugando de defensa central, eres defensa central. Él utilizaba muy bien eso para que le pudiese dar las ventajas competitivas. Yo recuerdo, sí, ese partido en Dublín, con muchos centrales de profesión y que acabamos ganando y consiguiendo la clasificación prácticamente para el Mundial. Luego todo el mundo decía: 'Ah, sí, ha sido una genialidad'. Él tenía esa visión de que el jugador no lo es por su oficio principal, sino por la posición en la que esté jugando en ese momento. Eso para él era importante', asegura Zubizarreta.
De hecho, el propio Camarasa actuaba de lateral izquierdo con Clemente y Miguel Ángel Nadal formó pareja en el centro del campo con Fernando Hierro en incontables ocasiones. "Tenía un buen popurrí ahí, sí, tenía tres o cuatro jugadores que iba moviendo de posición", señala el defensa valenciano.
"Había un bloque en el que él sí que tenía confianza. En aquel momento en España los jugadores se podían adaptar a un juego, yo creo que también vistoso, aunque algunas veces le achacaban que podía ser defensivo. Pero los resultados no eran un fútbol defensivo, todo lo contrario. Principalmente, él jugaba a intentar ganar los partidos. Hay diferentes maneras de jugar los encuentros para ganarlos y sí que en algunas ocasiones se le achacaba si jugaba defensivo. Jugó Fernando Hierro, Voro, Camarasa, Abelardo, jugué yo, después jugaba igual Sergi… Y decían: 'Bueno, esto es un equipo defensivo'. Pero al final no resultaba ser así, era un equipo compacto. Además, te estabas jugando la clasificación y tú veías a un entrenador entero, a un entrenador que tenía la experiencia de haber estado ya en el fútbol, de haber jugado y entrenado en el fútbol profesional, y te decía: 'Vamos a salir tranquilos. Vamos a divertirnos, vamos a intentar ganar el partido. La responsabilidad es mía'", narra Nadal.
La responsabilidad fue suya y la "sacada de pecho" posterior que recuerda Camarasa, también. "Con nosotros, ya podías hacer las cosas mal, haberte equivocado, que te defendía, y si te llevaba convocado es porque para él eras el mejor. Y ahí venía la prensa: '¿Y por qué no viene éste y viene el otro?' 'Porque el mejor que viene es el que yo llevo'. Y eso él siempre lo ha defendido, acertada o equivocadamente, pero eso mucha gente no lo terminaba de entender. En ese partido de Eire -el nombre en lengua irlandesa para llamar a Irlanda, en otra época utilizado comúnmente- sí que me acuerdo en el avión que él se vino arriba de una forma… De la forma que era Javi, vaya. Viajaba la prensa en el avión, no era como las distancias que hay ahora, que no os dejan ir a ningún lado. Antes viajábamos juntos y ahí llegó Javi: '¿Qué, me estabais criticando? Me estabais matando y 1-3, a ver quién ha ganado 1-3 en Dublín...', revive Camarasa sobre un Javier Clemente que había salvado el primer gran escollo para estar en Estados Unidos '94.
El siguiente fue en Sevilla, donde el defensa valenciano fue el sacrificado en el minuto 10 para dar entrada a Cañizares tras la expulsión de Zubizarreta -"Si me cruzo a ese portero algún día por la calle…", bromea el guardameta, que fue expulsado por derribar a Michael Laudrup al borde del área-. Hierro marcó el tanto de la victoria ante Dinamarca que confirmó la presencia en Estados Unidos. "Ése fue mi gran día sí. Sólo nos valía la victoria. A los pocos minutos nos quedamos con uno menos por la expulsión de Zubi. Sale Cañizares. Fue una noche maravillosa. Recuerdo mi gol, pero también lo que apoyó la gente. Como anécdota diré que cuando llegué a casa, en el contestador había ciento y pico de mensajes y llamadas perdidas. No había móvil, claro", le contó Hierro a Enrique Ortego hace unos años en una charla para AS que ahora reproducimos.
Mundial 1994: la ocasión de Salinas y el codazo de Tassotti a Luis Enrique
Y llegó la cita mundialista de Estados Unidos, con España enmarcada en el Grupo C con Corea del Sur (2-2), Alemania (1-1) y Bolivia (1-3). El Mundial que empezó con la expulsión de Miguel Ángel Nadal a los 25' del debut contra los surcoreanos. "Recuerdo que era un partido que siempre, cuando haces el debut en un Mundial, tienes los nervios propios de lo que es la nueva competición. Hacía un calor desmesurado y había entrado la norma esta de que si tocabas a un jugador y eras el último, pues era expulsión. La norma casi empezó con nosotros, o conmigo, y fue un debut triste. Suerte que al menos conseguimos empatar el partido, porque era complicado y se complicó un poquito más al jugar con uno menos", explica Nadal.
Después de volver a alinear a siete defensas en el 3-0 ante Suiza que clasificó a España para sus eternos cuartos de final, llegó Italia, la ocasión desaprovechada por Julio Salinas y el inolvidable codazo de Tassotti a Luis Enrique que tan de cerca vivió Hierro, que ese día no fue titular. "No, no lo jugué. Tenía unas molestias en el abductor y entre Javi y el médico decidieron que no fuera titular. Jugué la última media hora. Nunca le pregunté a Javi por qué no me puso y eso que teníamos una gran relación. Pero me dejó fuera", explicó el defensa, que se pronunció así sobre el codazo y el adiós al Mundial.
"Cada vez que llegaba el partido de cuartos nos mirábamos y nos decíamos: 'Esta película ya la hemos visto muchas veces"
Exfutbolista"Fue un mazazo. Era otra vez toparnos con nuestro muro, nuestro tope. La oportunidad de Julio Salinas y luego el contraataque en el que nos meten en el gol. Muchas veces nos decíamos que el día que pasáramos de cuartos, volaríamos. Cada vez que llegaba el partido de cuartos, nos mirábamos y nos decíamos: 'Esta película ya la hemos visto muchas veces'. Nos poníamos a mirar la maleta, era todo puro victimismo. Como siempre hasta aquí llegamos… Era la sensación de todo el equipo. Sabíamos hasta dónde podíamos llegar. Pero ése no era nuestro tope. Éramos mejores. Nos faltaba una gran victoria. Pensábamos que llegaría el día que ganaríamos una tanda de penaltis", aseguró el madridista.
"Ese día me tocó dopping. Terminó el partido y cuando se lio toda la tangana, cuando se lio todo el guirigay que nos metemos hacia el vestuario y tal, me cogieron los médicos y me tuvieron que llevar al dopping. Cuando salí ya había pasado todo, así es que todo el follón y todo el tinglado ese me lo escaqueé. Me ahorré más disgustos", revive Camarasa sobre el enfado posterior a la acción que marcó aquel Mundial.
"En esa época parecía que el objetivo era ése. Parecía que pasar a cuartos era como ser campeón del mundo, porque en la historia nunca conseguíamos pasar. La Selección daba hasta ahí, no llegaba a más. Y ahí Nadal tenía toda la razón. Era psicológico. Yo pienso que si hubiéramos pasado de ahí, hubiera sucedido como cuando se ganó el Mundial, llegas hasta la final. Era un peso que no terminábamos de quitarnos, y hasta hace cuatro días no se lo ha terminado de quitar la Selección", afirma Camarasa, al tiempo que cuenta una anécdota de aquella España. Hablando de quitar, lo que se quitó aquel equipo fue la perilla: "Nos dio por llevarla, íbamos todos con perilla. Nos dio porque hasta que no perdiéramos no nos la quitábamos. Caminero la llevaba, Abelardo la llevaba, Julio creo que la llevaba pero le quedaba horrorosa y creo que se la tuvo que quitar, yo la llevaba… No recuerdo por qué, pero nos dio por la perilla e íbamos casi todos con ella. 'Hasta que no perdamos no nos la quitamos'", cuenta simpático en medio de la decepción que supuso aquella despedida mundialista.
"Italia era un equipo potente, era una liga de las mejores de Europa, sin duda, en aquel momento y estábamos en un partido atractivo, complicado, donde la esperanza de poder pasar yo creo que estaba más a favor, a priori, de Italia y que después, viendo el partido, España mereció pasar. A día de hoy si mirásemos diferentes cosas... Pero bueno, las reglas del juego son las que son en cada momento y en aquel momento no había VAR, estaba seguramente también la presión de lo que implica a los árbitros un Mundial, pero es difícil que uno no vea una jugada que era penalti y expulsión", comenta Nadal.
"Yo creo que todas las eliminaciones siempre te duelen, pero la de Estados Unidos nos dolió porque el partido lo teníamos ahí y las oportunidades eran nuestras y en un contraataque nos hicieron el gol", relata Zubizarreta sobre el 2-1 de Roberto Baggio en el 87' de un partido que apeó a España en sus infranqueables en aquel momento cuartos de final.
Según Nadal, a esa España le faltaba ambición. "Muchas veces tienes una presión hasta que te empujan, y nuestra exigencia sabíamos que era llegar a cuartos, pero tienes que tener un poquito más de ambición. No es que faltase ambición -se corrige para llegar a la misma conclusión-, pero interiormente sabíamos que España, por norma, donde llegaba era a cuartos y teníamos nosotros la ambición, pero faltaba el convencimiento".
De unos cuartos de final a otros: la Eurocopa de Inglaterra '96
España volvió a toparse con el muro de cuartos dos años más tarde, en la única Eurocopa de Javier Clemente el frente de un combinado que buscaba quitarse el lastre del, como lo denomina Zubizarreta, San Benito de caer siempre en la antepenúltima ronda.
La España de Clemente no perdía desde aquella derrota ante Italia. La clasificación la resolvió sin concesiones ante Chipre, Macedonia, Armenia, Dinamarca y Bélgica. El de Barakaldo volvió a contar con el grueso de jugadores mundialistas, aunque dejó fuera a Guardiola, Bakero, Goikoetxea, Lopetegui, Beguiristain, Voro, Camarasa, Felipe, Juanele y el Chapi Ferrer por lesión. No se llevó tampoco a Geli, Solozábal, Santi, Toni o Vizcaíno, titulares en un Atlético de Madrid campeón de Liga y Copa. "Él confiaba en unos jugadores, independientemente de cómo estaban en sus clubes. De hecho, yo, que sólo he jugado en el Valencia, sentía que la Selección no eran jugadores de diferentes equipos que iban a jugar juntos, sino que era como un equipo que se forma cada temporada y en el que vas a competir", explica Paco Camarasa sobre la rigidez y confianza con la que Clemente mantenía su bloque de futbolistas, con una media de edad de 27 años para aquella cita en la que tampoco estuvo Raúl, a pesar de sus 26 goles en todas las competiciones a sus recién cumplidos 18 años.
"Clemente confiaba en unos jugadores, independientemente de cómo estábamos en sus clubes. Yo sentía que la Selección era un equipo"
ExfutbolistaDespués del 1-1 contra Bulgaria, el 1-1 ante Francia y el triunfo por 1-2 frente a Rumanía, llegaron los cuartos ante Inglaterra. En Wembley, en su casa. En la cuna del fútbol, el que siempre había admirado y proyectado Javier Clemente.
"Aquella España jugaba a algo que se podía parecer al fútbol inglés, porque para Javi siempre era su fútbol de referencia, para los del Athletic ha sido nuestro fútbol de referencia. Pero más que al fútbol inglés, era un fútbol de mucha intensidad, de ritmo muy alto, presión arriba, mucho trabajo del equipo. Yo siempre recuerdo esa frase de "bueno, tú vas a presionar", le decía a los delanteros, que en aquel tiempo lo de presionar les sonaba a una cosa rara, pero no con el objetivo muchas veces de que robes tú, sino de que robe el que está detrás tuya para que tengamos el balón y podamos contraatacar. Y era muy flexible en los sistemas, a pesar de que él juega con un 4-2-3-1 normalmente, que en aquel tiempo nadie jugaba con 4-2-3-1. Pero también jugamos en Valencia un partido que salimos con 4-2-3-1 pero pasábamos a defensa de tres cuando atacábamos. Era muy ágil. Yo diría, por ritmo, que es un fútbol muy de ahora, muy de meterle mucha velocidad, mucha intensidad, mucha llegada, de acabar rápido para provocar y meter al rival dentro de su área. Y cuando hay que defender y trabajar atrás, trabajar todos juntos para recuperar y volver a jugar", explica detalladamente Antoni Zubizarreta, que levanta la mano cuando le pregunto qué le faltó a aquella España que después del 0-0 reglamentario ante Inglaterra acabó sucumbiendo en la tanda de penaltis (4-2).
"Yo creo que en la Eurocopa nos faltó que nuestro portero parase algún penalti en Wembley y nos pudiésemos meter en semifinales"
Exportero"Yo creo que nos faltó que nuestro portero parase algún penalti en Wembley y nos pudiésemos meter en semifinales", dice entre risas el arquero. "Eso es lo que pasa. Los que paró Iker contra Italia, pues esos el nuestro no los paró y, entonces claro, no conseguimos pasar. Pequeñas cosas. Que el árbitro francés en Wembley no marcase fuera a juego a Manjarín cuando no era. Ese tipo de pequeñas cosas que también influyen mucho en el fútbol", ríe irónico quien recuerda el gran trabajo del equipo, y también sus carencias, más emocionales que propiamente deportivas.
"Ese partido lo jugamos en Wembley contra Inglaterra con todo el estadio lleno de seguidores ingleses. Dominamos, jugamos un partido enorme, lo que pasa es que nos faltó tal vez esa convicción de saber que éramos capaces de ganar. Y eso lo consigues cuando ya logras ganar. Lo que quiero decir es que cuando juegas ese tipo de partidos contra ese tipo de rivales las distancias suelen ser pequeñas. Y es verdad que nosotros tuvimos durante mucho tiempo el San Benito de caer en cuartos, y luego lo que vimos fue una generación de jugadores que venían ya de haber ganado Sub-20, de haber ganado otras competiciones anteriores, o haber ganado Champions. Es un poco como si ves el femenino ahora y ves a Salma, que ha sido campeona del mundo en 17, en 20, Pues cuando está en la final del Mundial, no digo que esté en su casa, pero es un sitio que le resulta más conocido", alude Zubizarreta, para quien la eliminación en Estados Unidos fue dura, pero aún lo fue más la de Inglaterra "por equipo, por cómo estábamos, por cómo el equipo estaba funcionando, las opciones que tenía, cómo veías a los demás competidores, el silencio de aquel Wembley… Yo había estado en Wembley, o nosotros los del Barça habíamos estado en Wembley en el 92, con la Champions, y era pues todo lo contrario".
De todo menos silencio escucharon en sus cabezas Fernando Hierro, que estrelló su penalti en el travesaño, y Nadal, a quien se lo paró Seaman. "Jugamos un gran partido contra Inglaterra, pero fallamos en los penaltis. Siempre nos daba la sensación de que nos íbamos para casa cuando mejor estábamos jugando. Yo le he dado muchas vueltas al penalti que fallé. Quise tirar fuerte, la quería tirar ahí, a la cabeza del portero. En las vacaciones todo el mundo me lo recordaba. Fue un verano difícil", recordó Hierro.
"Sentía la presión de saber lo que implicaba que podía fallar, la responsabilidad de ir. Yo creo que el camino más largo que he hecho en mi vida fue desde medio campo hasta el punto de penalti, porque te da tiempo a pensar de todo. Te da tiempo a pensar cómo tienes que pegar, te da tiempo a pensar 'a ver si la cago', te da tiempo a pensar 30.000 cosas. Yo sólo pensaba en no resbalar. En Inglaterra el campo estaba bien, pero como siempre suele estar un poco mojadito, pues yo por mi manera, con mi punto de apoyo, abría más la pierna y pensaba: 'Cuando clave el pie izquierdo, al pegar con la derecha, que no me resbale'. Estaba tan metido… Si resbalas ya no le pegas al balón y estaba pendiente de engancharla bien y nada. El balón fue donde quería que fuese, mi idea era intentar pegar al balón franco y limpio, lo que pasa es que el portero también vio que iba ahí". Ahora el que ríe es Miguel Ángel Nadal.
Ese día no rio él, ni tampoco Antoni Zubizarreta, que no logró atajar ninguna pena máxima y vio cómo la anfitriona festejaba su pase a semifinales de una Eurocopa que a la postre se llevaría Alemania ante la República Checa con un gol de oro. "Lo escribí un día en un artículo en El País, que yo todavía sigo sintiendo el aire, el roce de los penaltis de Pearce y de los dos que estuve a punto de…", deja ahí la frase, que apuntala: "Todavía cuando lo pienso, cuando me preguntan, todavía lo siento ahí. No sé lo que hubiese pasado luego, que todavía había que ir a semifinales, pero eso fue duro. Todas las eliminaciones son duras, pero ésa fue muy dolorosa y, además, porque era Inglaterra, era Wembley, todas esas cosas que a los que nos gusta el fútbol inglés tenemos un poco mitificadas".
Francia '98, el segundo y último Mundial de Clemente
Zubizarreta, el sexto futbolista con más partidos en la historia de la Selección, sólo por detrás de Casillas, Xavi Hernández, Busquets, Sergio Ramos y Andrés Iniesta, volvió a ser protagonista en la siguiente gran cita del "equipo" de Javier Clemente. Y lo fue doblemente: primero, porque era su última gran competición antes de colgar los guantes. Ésa fue la parte voluntaria, la que el portero vasco "tenía decidido desde hacía tiempo". La involuntaria fue la del autogol ante Nigeria en el estreno de una cita a la que Zubizarreta reconoce que no llegaba bien físicamente. Pero no es una excusa. De nuevo, levanta la mano al plantear qué ocurrió en Francia.
"El partido de Nigeria lo teníamos dominado. De diez veces que hubiésemos jugado, hubiésemos ganado nueve. Pasó, otra vez, que el portero fue un desastre"
Exportero"Pasó, otra vez, que el portero fue un desastre", ríe. "Para mí era un Mundial muy particular, porque yo sabía que después del Mundial iba a dejar de jugar. De hecho, ya se lo había dicho a Javi a principios de temporada, como en septiembre o una cosa así, pero a él se le había olvidado totalmente. Yo había tenido una de las pocas o poquísimas lesiones de mi carrera. La había tenido con el Valencia, una lesión en el aductor, que estuve casi un mes sin jugar. Fui a la Selección y tuve una pequeña microrrotura en el sóleo en la fase de preparación. Todas esas cosas que a mí normalmente en las grandes competiciones nunca me habían pasado. Y entonces llegamos a ese partido en Nigeria, que lo teníamos dominado, que de diez veces que hubiésemos jugado, hubiésemos ganado nueve", reflexiona.
"Pero bueno, yo me equivoco en la jugada del segundo gol. Por dudar, por anticipar, por querer ir demasiado pronto. Nosotros ya sabíamos que en un Mundial o en una competición así, en el primer partido lo que no tienes que hacer es perder, porque si no te quedas en una situación siempre complicada. Llegó el tercer gol y a partir de ahí ya el Mundial lo llevamos como muy cuesta arriba. Se nos hizo muy cuesta arriba el partido de Saint Etienne. No tuvimos mucha fluidez porque Paraguay paraba también mucho el juego. En la estrategia que nosotros siempre encontrábamos goles, ellos tenían una muy buena estructura defensiva. El partido se nos fue al 0-0 y ahí ya nuestras posibilidades se nos escaparon", relata el meta, que recuerda que ya de nada sirvió el 6-1 ante Bulgaria para evitar caer en la fase de grupos del Mundial y despedirse de esta forma del fútbol.
"Tuvimos un mal día y nos fuimos a casa. Ya sabíamos que era el último partido de Zubi. Me quedé con él en el campo abrazándole y dándole las gracias por todo. Y cuando me despido me dice: 'Lo siento mucho, ahora todo va a ir para ti'. Yo sabía que me lo decía porque iba a pasar el primer capitán. Luego en la ducha le pregunté que a qué se refería exactamente y me dijo: 'Te vas a enterar de lo que es ser capitán. Todo lo tendrás que solucionar tú. Te ha tocado. No lo eliges tú', le contó Hierro a Ortego.
Nadal todavía le vueltas a aquel primer partido y, sobre todo, a la forma física en la que llegaron. "El primer partido es muy importante. Mira que España, el Mundial que gana, el primer partido lo pierde. Es verdad que en aquel tiempo LaLiga estaba muy condensada. En la preparación de un Mundial nunca sabes si vas a durar un mes o qué. Yo creo que a medida que fueron pasando los partidos nos encontramos mejor. Lo que pasa es que veníamos arrastrando el resultado del primer partido. Entonces, cuando ya juegas contra Bulgaria no te juegas casi nada y tú andas ya físicamente bien. En el primer partido yo creo que hubo bastantes jugadores que nos encontrábamos que nos faltaba frescura", confiesa el defensor.
Veinticinco años después, Zubizarreta sonríe entre recuerdos. "Nosotros jugamos en Lens el último partido, ganamos 6-1 a Bulgaria. Yo le había prometido a Javi que cuando jugase mi último partido le daría mi última camiseta. Entonces, al final de ese partido, cuando acaba, yo fui donde él, le di la camiseta y me preguntó: '¿Y esto pa' qué es? ¿Qué me das?', se carcajea. "Y yo: 'Joder, te dije, te prometí que…' Y él: 'No, no, no, tú tienes que seguir jugando, porque tal, porque no sé qué…' Y nada, no. Ya estaba decidido", narra el meta.
España había llegado a la cita en Francia tras una gran fase de clasificación, en la que no perdió ningún encuentro y anotó 26 goles y sólo encajó 6. Sustentada en una defensa y medular veterana y experimentada, con sus Hierro, Alkorta, Nadal, Abelardo, Amor de confianza, añadió, esta vez sí, a Raúl en la delantera, junto a Luis Enrique, Alfonso, Morientes o Kiko también en ataque. Pero no fue suficiente. Al contrario. Fue el principio del fin de 'La España de Clemente'. Porque el técnico de Barakaldo apenas dirigió a la Selección un partido más, ante Chipre, clasificatorio para la Eurocopa de Bélgica y Países Bajos 2000. Aunque Nadal ubica el principio mucho antes.
"Estás en el Mundial y pierdes contra Italia, no pasas de cuartos, te vas a la Eurocopa y estás en cuartos y aunque jugaste muy bien y el árbitro anuló una jugada de fuera de juego, no sé si también anuló un gol, no recuerdo exactamente, pero bueno, al final los resultados y la clasificación es lo que te marca. Y cuando ya fuimos al Mundial... Javi aparte es una persona que te defiende pero que después también le gusta no callarse y, claro, había lo que eran dos bandos, por desgracia, que era la gente que podía apoyarle y la gente que quería que se fuera. Y esto creó discrepancias, tensión, y si después resulta que te vas al Mundial con cierta presión y encima empiezas mal, pues claro, se acumula", razona Nadal, que siente que "le fallamos a Clemente" en aquel partido contra Chipre en el que España cayó 3-1 en Nicosia. Era el 8 de septiembre de 1998.
"La decepción más grande que puedes tener es sentir que en algún momento le has fallado al entrenador. Contra Chipre sí tengo la espina clavada de haberle fallado"
Exfutbolista"La decepción más grande que puedes tener es sentir que en algún momento le has fallado al entrenador y contra Chipre, ahí sí tienes la espina clavada de haberle fallado. En aquel momento era joven, pero son cosas que con la madurez haces recopilación de lo que ha sido aquel tiempo y aún sientes más admiración hacia Clemente. Es que yo creo que todos los jugadores que han estado con Javi y han formado parte de su equipo, difícilmente encontrarás uno que no lo diese todo por él", sentencia Nadal.
"Fue una noche muy dura. Había una gran agresividad. Se nos iba alguien que con nosotros había hecho una familia. Javi era mucho más cariñoso de lo que pudiera parecer. Respetaba a la gente dentro y fuera del campo. Lo que pasa es que él jugaba, jugaba con sus ruedas de prensa, jugaba con protegernos a nosotros para que fuéramos intocables. Todo ya venía de la Eurocopa de Inglaterra, que lo vivimos en directo. Le decíamos que no hacía falta que nos defendiera más, pero él seguía pensando que éramos sus niños y que nos tenía que ayudar siempre. Veíamos que estaba asumiendo muchas críticas. Todo se enfocaba contra él, a nosotros no nos tocaban", relató Hierro.
"Yo estuve en ese partido en Chipre, pero estuve ya en la grada porque trabajaba de enlace con lo que ahora sería el director deportivo: protodirector deportivo entre primer equipo y Sub-21, sobre todo, y ese partido fue el desastre de los desastres y ahí se acabó esa época de Javi. Visto después, el Mundial de Francia, donde nosotros teníamos muchas esperanzas y pensábamos que podía ser muy bueno para nosotros, nos dejó muy heridos", explica Zubizarreta.
"Este país ha sido muy injusto con Clemente"
ExfutbolistaFernando Hierro redundó en los problemas, continuos y cada vez más tensos, que Javier Clemente arrastraba con la prensa en cada comparecencia. Los dos bandos de los que hablaba Nadal, con uno contrario muy pronunciado encabezado por el Grupo PRISA, con el que el vasco se las tuvo de todos los colores. "Le he dado muchas vueltas al pasado Mundial y está claro que no hicimos un buen campeonato", dijo. "Lo que sé es que este país ha sido muy injusto con Clemente". Para Hierro, el seleccionador no se merecía el trato recibido por parte de la prensa y la opinión pública: "Han esperado mucho tiempo para darle un trato que no se merecía. Hay una gran parte de la prensa que está esperando un nuevo seleccionador. No entro en si alguien se alegró de nuestra derrota, pero sí hubo momentos muy tensos y nosotros, los jugadores, calmamos el asunto", reconoció.
"El fútbol me ha enseñado que lo de la justicia, incluso en los casos mejores y que más se gana y esas cosas, no sé si es el concepto más…" Zubizarreta deja en el aire un "apropiado". Opta por valorar lo positivo que vivió con Clemente, pero no sólo él, sino un combinado al que le dio "una identidad de juego".
"Yo fui a la gala de la UEFA, del sorteo, ese año 98. Ahí estaba Aimé Jacket, porque la UEFA hacía como un pequeño homenaje por la trayectoria y tal. Era el seleccionador francés y campeón del mundo. Aimé Jacket se acercó a mí y me dijo: 'Muchas gracias'. Y le digo: '¿Por qué?' Y me dice: 'Jo, si no es por tu gol de Nigeria, nos hubiese tocado jugar contra vosotros en octavos y la selección a la que yo le tenía miedo era España'. Y me contó que él estaba intentando organizar ese equipo para el Mundial y que cuando nos vio jugar en Saint-Denis, en la inauguración del estadio en enero, con el 4-2-3-1, pensó que esa idea era buenísima para él y metió a Petit y a Deschamps, y luego ya soltó arriba a Zidane y compañía, a Djorkaeff y todo aquello que tenía de talento. Eso te lo dice la gente del fútbol. Entonces, yo creo que él ahí le dio muchas cosas, no solamente al fútbol de España, sino a los jugadores también y a la organización de la estructura del juego y todo ese tipo de cosas. Ésa yo creo que es una parte importante de su legado", reconoce Andoni Zubizarreta.
El Javier Clemente humano: cercano, próximo, bromista... y discutidor
Junto al legado deportivo, el humano de Clemente, del que Zubizarreta resalta, entre tanto vivido y compartido, este gesto del exseleccionador el día del último partido del meta. Porque antes nos contaba que el técnico no lo recordaba. Pero quizá sí. "Ese día de Lens, se accedía al campo por un túnel, un pequeño túnel, pero al salir, donde estaba aparcado el autobús, había un pino y había un banco bajo. Cuando yo salí, vi el campo y era mi último partido, me senté allí y ningún jugador se atrevió ni a acercarse ni a mirar ni nada, y como no había ni móviles ni nada no hay fotos de ese momento. Entonces, de repente yo siento que alguien se sienta al lado mío, miro, y era él. Y nada, estuvimos ahí un ratito sin decirnos muchas cosas, prácticamente, sin decirnos nada. Pero bueno, era una cuestión de estar, ¿no? Y yo creo que eso le define mucho. A veces hay que estar, no hace falta decir nada", cuenta entrañable Zubizarreta, que destaca el carisma personal de Clemente.
"Javi es como muy próximo, muy cercano, es alguien que le gusta mucho bromear, le gusta mucho discutir, debatir, destripar las cosas, y disfrutar también. Yo creo que le gusta mucho disfrutar de cosas tampoco muy grandes, quiero decir, de las cosas pequeñas, de los momentos, de tomar un café y hablar de la familia, de los hijos, de todo ese tipo de cosas. Mucho más… ¿cómo diría?, mucho más tranquilo de lo que solemos ver en ruedas de prensa y todo ese tipo de cosas. Y muy humano, siempre tiene esa parte de 'bueno, vale, podemos hablar de trabajo, pero ¿y qué tal? ¿Y tú cómo estás? ¿Y tus hijos cómo están? ¿Y la familia? ¿Y tu padre qué tenía…?'. Todo ese tipo de cosas siempre están ahí, eso siempre le tira y siempre te pregunta. Incluso ahora que ya llevamos años que ya no estamos en los terrenos, yo creo que nuestras conversaciones siempre pasan por ahí", explica.
"Clemente era una persona próxima, una persona que sabía lo que se jugaba y que siempre daba la cara por ti"
ExfutbolistaEn la misma línea se pronuncia Miguel Ángel Nadal: "Una persona próxima, una persona que sabía lo que se jugaba y una persona que daba la cara por ti. Allí se inició un periodo que había ya la prensa muy metida, donde había diferentes opiniones, había discrepancias y era notorio el saber de diferentes opiniones. Y Javi como entrenador era muy exigente, divertido, con una idea clara de saber que cuando se puede jugar se juega, cuando no, no hay ningún problema en tirar la pelota hacia arriba. El hecho de intentar jugar lo mejor posible sin complicarte, o intentar complicarte lo menos en la parte defensiva".
"A Clemente lo comparo con Luis Aragonés: a lo mejor habías terminado el entrenamiento a tortas con él, pero luego nos defendía a capa y espada"
ExfutbolistaA este respecto nos cuenta Paco Camarasa una anécdota, una frase grabada para siempre en su memoria. "Yo lo comparo con Luis Aragonés. De dentro hacia afuera era una cosa y con nosotros era otra. A lo mejor a nosotros nos exigía y nos apretaba y nos decía que se acordaba de nuestro padre y nuestra madre muchas veces, pero luego nos defendía a capa y espada. Luego de puertas hacia dentro te apretaba, te exigía. Yo ahí en ese aspecto, como Luis. Luis era lo mismo. Luis era capaz de matar por un jugador y luego a lo mejor en el entrenamiento habías terminado a tortas con él, entre comillas. Para mí eso es una virtud que tienen los entrenadores y yo creo que eso es uno de los puntos más importantes que nos hacía creer en él. Lo que se me quedó grabado, porque yo como jugaba de lateral y por delante de mí jugaba Luis Enrique o Goikoetxa, cuando metíamos el balón a la espalda del lateral, me decía, y eso me quedó grabado, tenía toda la razón del mundo, porque tú cuando le golpeas el balón del lateral quieres pegarle bien golpeadita, rasita, para que llegue rápida y tal. Pero muchas veces se te queda corta, te la corta el defensa. Y una frase que decía Javi era: 'A ver, desde el suelo al cielo, ¿cuánto tiempo, cuánto espacio hay?' 'Yo qué sé los metros que hay ahí'. 'Un defensa, ¿qué llega, a tres metros? Pues de tres metros para arriba mira si hay sitio para que pase el balón, y el objetivo es que pase'. Y es verdad, al final tenía razón, que pase, da igual que vaya más alta o más baja, pero que pase, porque nosotros lo que queríamos es que pasara al lateral para aprovechar esos espacios. 'Déjate de pegarle bien pegado, rápido y tendido, pero tú que pase, de una forma o de otra que pase'", rememora Camarasa.
Todos coinciden en señalar qué fue lo mejor y lo peor de Javier Clemente al frente de la Selección. Qué es lo mejor de Javier Clemente, en realidad, antes, durante y después de su paso por el combinado nacional, donde precisamente Luis Aragonés y Vicente Del Bosque rompieron el techo de cristal que Espala tenía con los cuartos y levantaron títulos para España. "Pues yo creo que lo mejor y lo peor es lo mismo: que nunca se calla, pero no me cabe la menor duda de que tiene un corazón enorme", dice tajante Nadal.
"Yo creo que son lo mismo: es su convicción en él y en sus ideas, en lo que él ve. Pep es el caso más (similar)… Él ve cómo quiere jugar, qué jugadores quiere tener. Esa convicción era maravillosa, o es maravillosa, claro que eso también puede ser un problema cuando las cosas se atascan. Esa convicción se acaba convirtiendo en dureza. Son las dos caras siempre de las cosas y de los momentos, pero yo creo que ese carácter y para poder enfrentar las situaciones y para seguir convencido a pesar de que a veces, como siempre en el fútbol, suelen pasar cosas, siempre hay cosas a tu alrededor que te pueden hacer cambiar de idea… Pero él ahí era muy determinado, muy firme, y eso a veces también puede ser tu problema, puede ser un problema", remarca Zubizarreta.
"No voy a morir en las trincheras", había advertido en rueda de prensa el propio Clemente. No hay nada como conocerse. Y saber las consecuencias.