ENTREVISTA

Coke Andújar y las anécdotas de su carrera: la charla de Del Nido, el pelotazo con Reyes a Emery...

El futbolista desvela a Relevo, entre risas, curiosidades de su vida deportiva y el misterio de las camisetas interiores que casi le cuestan una multa de la UEFA.

Coke celebra un tanto en la final de la Europa League ante el Liverpool. /Reuters
Coke celebra un tanto en la final de la Europa League ante el Liverpool. Reuters
Cristina Bea

Cristina Bea

Jugador de la UD Ibiza, propietario con su excompañero y amigo-hermano Juan Cala del Atlético Sanluqueño, de dos bodegas y un tanatorio. Amante del teatro y de la música. Fiel cliente de las camisetas interiores blancas con las que juega desde el inicio de su carrera en Primera (allá por 2005) en un Rayo Vallecano al que ahora le desea que se clasifiquen para Europa. Además de un tío muy simpático y divertido. Es tan difícil definir a Coke Andújar (Leganés, 1987) de manera breve como no reírse charlando con él sobre las muchas y variadas experiencias en sus dieciocho años de carrera en la élite.

Cuando se tiene que poner serio, también lo hace. Especialmente en temas tan candentes en la actualidad como el racismo o el teatro en el fútbol.

¿Cómo va tu experiencia por Ibiza? Fue sobre la bocina, ¿no? El último día del mercado después de quedar libre en el Levante.

Es verdad que se hizo oficial el último día, también, porque el Ibiza necesitaba sacar efectivos y liberar ficha. Lo llevábamos hablando desde mitad de mes. Me apetecía seguir un año más jugando al fútbol y disfrutando porque creía que podía aportar todavía cosas. Me gusta jugar al futbol, más allá de donde esté; sentirte realizado, independientemente del tema económico, porque yo ya entiendo que mi época de plenitud ha pasado en todos los sentidos a nivel del fútbol, pero creo que puedo seguir aportando cosas.

Por momentos, pensábamos que podías colgar las botas y pasar a ver el fútbol desde el palco. Porque seis meses antes, en marzo de 2022, tu amigo Juan Cala y tú os hacéis con el Atlético Sanluqueño para convertirlo en Sociedad Anónima Deportiva y pasáis a ser los máximos accionistas. ¿Cómo surge la idea?

Eso surgió más o menos un año atrás. Existía la posibilidad de poder entrar en el club, porque tenía una deuda importante que venía derivada de una multa con la Seguridad Social y el equipo necesitaba hacer esa conversión a Sociedad Anónima Deportiva (SAD). Hablándolo con el que es ahora expresidente, le fuimos dando forma. Un trabajo incansable de Juan (Cala), que es el que estaba allí cerca para convencer a todos los socios para que apostaran. Que, otra cosa no, pero cansino es un rato (se ríe). Que vieran primero que el cambio a SAD era la viabilidad para que el club siguiera peleando a nivel deportivo por lo que está peleando y que nosotros creíamos que podíamos aportar muchas cosas al club.

Y los convenció.

Sí. Un año después se dio esa circunstancia. Seguimos peleando, intentando salvar el club que, económicamente, yo creo que se hubiese quedado en el camino y hubiese descendido administrativamente. Para nosotros es un paso hacia el colgar las botas, o hacia el después de colgar las botas, pero, sobre todo, creíamos que teníamos una oportunidad de volcar todo lo que hemos ido aprendiendo en el mundo del futbol. Es salir un poco de lo que tú estás en tu vida diaria, otro universo nuevo que lo afrontamos con muchísimas ganas. Y, ahí estamos, de momento muy ilusionados porque deportivamente el equipo creo que está haciendo un gran año y económicamente pues vamos salvando las circunstancias.

¿De cuánto era la deuda?

Cuando entramos creíamos que iba a ser en torno a unos 300 y pico mil euros, y no se ha duplicado, pero casi. Los socios han entendido que había que apretarse un poco el cinturón. Para la confección del equipo nos hemos tenido que ceñir un poco a lo que marcaba el guion para la viabilidad económica que nosotros entendíamos. Yo lo vivo desde la distancia: mucho teléfono, Whatsapp, correo, reunión virtual, pero los que realmente tienen el mérito son los chavales, el míster, el director deportivo...

¿Y cómo te convenció Cala antes para involucrarte en este proyecto que arrancaba con esos problemas económicos?

Bueno, es que Juan no hace falta que me diga muchas cosas para que yo me anime. (Se ríe). Somos socios también en unas cuantas historias. Juan es un comerciante puro, un negociante que yo le digo que ha sido futbolista por casualidad, que se lo ha encontrado en el camino, aunque lo haya hecho muy bien. Pero a él le gusta, le gusta negociar, meterse en un lío, meterse en otro… A mí tampoco me disgusta y llevamos muchos años siendo socios. Es un punto de partida arriesgado, pero agresivo. Te tienes que lanzar a la piscina cuando tienes una oportunidad así.

¿Te puedo preguntar en qué otras historias, como dices, os habéis metido juntos?

Sí, inversiones. Tenemos una bodega de celebraciones en Jerez, otra en Lebrija, tenemos también parte de un tanatorio… Cosas diferentes. Son inversiones que, con nuestros asesores, van surgiendo en el camino y las vemos bien, las vemos mal, y nos vamos lanzando. Un grupo que nos asesora bien y que es sumamente profesional. En esto no sé si estaban muy de acuerdo, pero bueno, era una ilusión nuestra que en cuanto se dio, fuimos adelante.

¿No lo veían claro los asesores? Justo lo vuestro, lo relacionado con el fútbol…

Sí, sí, sí, los especialistas, los especialistas (ríe a carcajadas). Pero nosotros tenemos confianza ciega en que, haciendo las cosas bien, no hace falta ser económicamente el más agraciado para competir a nivel deportivo. Nuestro objetivo es llevar al Atlético Sanluqueño lo más arriba posible, incluido el fútbol profesional. Ya veremos lo que nos vamos encontrando por el camino, cómo lo vamos sorteando, pero ésa es nuestra ambición.

Juan y tú sois amigos, socios y podemos decir que como hermanos desde vuestro paso por el Sevilla, donde coincidís entre 2012 y 2014.

Sí. A la gente le explico que, cuando le conocí, ya me podía repetir la misma frase siete veces que no le entendía. Era imposible entenderle. Él era de Lebrija, vivía en Lebrija, yo venía de Madrid y yo decía: "Este tío, ¿qué me está contando?". Yo le decía que sí o que no, y no le entendía todavía la pregunta. Y, ahora, no hace falta que me diga una sola palabra que, si estamos juntos, yo sé lo que esta pensando en un momento o en otro. Hablamos por teléfono unas 7.500 veces al día (se ríe), eso seguro. No nos aburrimos, eso seguro que no.

¿Alguna anécdota que hayáis vivido juntos en el Sevilla y que se pueda contar?

Sí, hombre, hemos vivido muchas cosas. Una anécdota que siempre recordamos, que estaba Del Nido todavía de presidente. Yo creo que fue un partido que perdimos en el Camp Nou 3-2, que a él le anulan un gol, yo meto en el minuto 92 el empate a 2 y luego aún así nos meten el 3-2. Hicimos buen partido, la verdad, y no nos merecimos perder. Y volvimos a Sevilla y, al día siguiente, era la feria de Lebrija. Fuimos y acabamos cantando en el escenario que había para cantar. Y al día siguiente llegó José María (Del Nido) y nos dijo: "Venid pacá los dos. Ayer, ¿qué? En la feria de Lebrija, tal, no sé qué, después de perder", y con una cara… José María se ponía con una cara que echaba un poquito para atrás. Y nos quedamos callados y le dije yo: "Sí, presi, pero y lo bien que cantamos, ¿qué? Lo bien que te dijo toda la gente que estábamos cantando, ¿qué?" Y dice: "Pues os vais a salvar por eso. Os vais a salvar porque dice la gente que por lo menos lo hicisteis bien".

Aunque todo no han sido risas, también te pusiste serio para defender a Juan cuando se le acusó de racista tras aquel Cádiz-Valencia, con Diakahby y él implicados.

Fueron momentos complicados. Lo viví como si fuese su familia. No me quiero imaginar cómo estaba su padre, cómo estaba su madre, su hermana… Les escribí simplemente, darle mi apoyo, porque no quería ni saberlo. Lo que sí me dolió fue que se diga a alguien, que se le tache de racista, sin tener ni una prueba. Eso no lo entendí. Más allá de eso, el racismo se demuestra con actitudes y hay que combatirlo también con actitudes, no simplemente poniendo en redes sociales que no eres racista o denunciando a uno porque lo sea. Debemos dar ejemplo nosotros, por supuesto, pero cada persona tiene una actitud en su vida, con el racismo, con el machismo, con lo que sea.

"El racismo se demuestra y también se combate con actitudes"

Coke Andújar Jugador de la UD Ibiza

El tema sigue más que de actualidad, tristemente, con Vinicius como protagonista estas últimas semanas. ¿Cómo valoras tú esta problemática en el fútbol? ¿Crees que hay racismo? Juan nos dijo hace unas semanas en Relevo que no.

Lo que yo percibo en todos los vestuarios es que estamos acostumbrados a convivir entre muchas culturas. Yo no he tenido, creo yo, ningún compañero que sea racista. Incluso alguno que tenga un escudo puesto, una armadura, al final, el roce hace el cariño. Tú estas jugando, estás peleando por muchos objetivos comunes. ¿Lo que pasa con Vinicius? Ojalá que las actitudes que ha tenido racistas en su contra no se vuelvan a repetir. Y, luego, son los piques que hay de partidos. Creo que en el campo (Maffeo y Raíllo) le ganaron la batalla jugando con otras artes, no eran racistas ni mucho menos. Eran piques entre dos futbolistas. Supieron ganar ese partido dentro de los noventa minutos.

Coke da su visión sobre el racismo en el fútbol. Relevo

Hablando de colores. No os frenó en ningún momento a la hora de adquirir el club que el Sanluqueño sea verdiblanco, ¿no?

Eso estuvo, eso estuvo ahí. (Risas) Vamos, tú no sabes la presión que tenemos de toda la gente que nos dice: "Nosotros, vale, vemos el Sanluqueño, pero poquito a poco ir haciendo más pequeñita la franja y, ya, se la quitáis". La segunda equipación la hemos puesto granate para ir compensando un poquito. (Se ríe.)

¿Te imaginabas como presidente o en un organigrama directivo antes que como entrenador, por ejemplo?

Tengo claro que sí me sacaré el título de entrenador, pero no sé si voy a valer, si me voy a gustar, si lo voy a hacer bien, porque no lo he probado. Sí me veo dentro del fútbol, porque es lo que he vivido toda mi vida, lo que me sigue apasionando. No sé cuánto me quedará de fútbol, pero sí me gusta lo que estoy viendo al otro lado de la barrera, al otro lado de la línea de cal. Estoy empezando a vivir lo que se siente al llevar un club, aunque en la distancia. Pero bueno, a lo mejor incluso es más trabajo por tener que estar todo el día con llamadas y no estar para resolver las cosas en el sitio. Nunca había vivido estar hasta las 12 de la noche el último día de mercado para traer a un futbolista, que no lo valide la Federación, que nos lo apruebe dos días más tarde, en el caso de un chico que hemos traído del filial del Alavés. Todo ese tipo de cosas me están gustando. Y es con el objetivo que lo hacíamos: que el paso, cuando cuelgue las botas, no sea un salto al vacío, sino que pise sobre algo, sobre un terreno. Comenzar un camino antes de abandonar el otro.

Aunque le queda algo de cuerda entonces a "la camiseta de Rokanrol". Cuéntanos la historia, anda, que llevo años viéndote jugar con una camiseta interior blanca que sobresale por debajo de tu 23 y me intriga. ¿Qué misterio tiene?

Empezó por comodidad. Bueno, y sigue siendo por comodidad, porque ya me he hecho tanto a las camisetas 'Abanderado' que es imposible estar sin ellas. Todo comenzó en el Rayo. Las camisetas me irritaban los pezones y yo le decía al utillero: "Isi (Isidoro Prieto, 30 años siendo utillero del club), a mí me tienes que traer una camiseta o algo". Y pusieron camisetas 'Abanderado', lo típico, para el que entra también mojado un poco del sudor, que esté en el gimnasio y demás, y me acostumbré, me acostumbré… Y me las pongo para entrenar, para viajar, porque cada una tiene sus momentos. Ésas son con mangas normalmente, y las que no tienen mangas son para jugar.

Coke celebra una victoria con el Sevilla, con su camiseta interior sobresaliendo.  EFE
Coke celebra una victoria con el Sevilla, con su camiseta interior sobresaliendo. EFE

Hay una anécdota que, en el Sevilla, me llega un día Martagón, el delegado, y me dice que la UEFA había mandado un escrito al Sevilla apercibiéndome de sanción por el tema de la indumentaria. Como son de tan buena calidad, van cogiendo el sudor y se van haciendo más grandes. Había partidos que si jugábamos con una equipación roja o negra se veía que sobresalía de la camiseta más de un palmo. Para que no me sancionaran le decía a Lito, el utillero del Sevilla, que me recortara las camisetas. Y me las recortaba de cualquier manera, así con picos para arriba (explica gesticulando), para abajo, que eso daba vergüenza. Y, claro, luego yo tenía la llamada de mi santa madre echándome la bronca para decirme que con qué pintas jugaba al fútbol, que si no me daba vergüenza a mí salir con esas pintas. Hoy en día tengo que seguir aguantando la llamada de mi madre, eso no cambia… (Ríe.)

Tanto como con pintas no diría yo, pero con bajos de camiseta variopintos sí te he visto jugar, sí…

Sí, sí, sí. Hasta El Pájaro, el utillero del Levante, un día se le olvidó, no sé qué le pasaría, una sin mangas para jugar, y justo antes del partido me confeccionó una así, cortándome con las tijeras. La camiseta era para verla, vamos, la camiseta… (Se ríe a carcajadas). Yo creo que tendré fotos por ahí, pero hace tiempo que no las veo. Pero alguna tendré con esa camiseta que no había ni por dónde cogerla.

Coke, en camiseta interior, en el vestuario del Levante.  Relevo
Coke, en camiseta interior, en el vestuario del Levante. Relevo

¿Y algún día te ha faltado la camiseta, que no hubiera ni con mangas ni sin mangas?

Ni un día, ni un día. El tema es cuando yo me voy a Alemania, al Schalke. El utillero las llevaba a todos los partidos. Se reía un poco, un poquito, sí, porque también juego con calzoncillos Abanderados, y blancos… No, si la percha es para verla, la percha es para verla. Y llego y allí están todos muy fuertes y altotes. Todos jugaban con calentadores y se ponían la térmica, que es así ajustadita. Y llego yo antes de los partidos: me ponía mis calzoncillos 'Abanderado' y mi camiseta así sin mangas, blanca, que parecía yo… Me miraban todos, me decían: "Éste de dónde viene, el chavalito este?" Así es la vida. (Sonríe)

Coke Andújar habla sobre su manía con las camisetas interiores. Relevo

¿Y dónde queda tu afición al teatro? ¿También la retomarás cuando te retires?

Nunca diré que no a eso. Cuando me fui de Sevilla, en el curso que estaba apuntado, que ya llevábamos un tiempo, ellos siguieron haciendo cosas. A mí se me escapó, así que igual cuando vuelva por allí no sé si lo retomaré.

Quién te lo iba a decir cuando pusiste en Google 'Cosas interesantes que hacer en Sevilla' que acabarías produciendo una obra de teatro incluso. ¿Cómo se dio todo? ¿Cómo recuerdas aquel momento inicial?

(Se ríe.) Creo que era mi segundo año. Ese año no estaba jugando. Empecé sin jugar, muy poquito, muy poquito. Un poco por salir de la monotonía de todas las semanas 'googleé': 'Cosas diferentes para hacer en Sevilla'. La primera opción que me dio era una librería en la que se impartían clases de iniciación al teatro. Para mí fue completamente una liberación, porque empecé en un grupito ahí en el que no me conocía nadie.

Ya es raro.

Sí. En verdad, que en Sevilla no te conozcan siendo jugador del Sevilla, es muy difícil. Éramos un grupito de ocho o diez, cada uno buscaba un poco lo mismo: liberarse de su curro, de sus historias, era su espacio. Además, hicimos un grupo espectacular. Al profesor, Sergio, le produje una obra que ganó un certamen en la Junta de Andalucía. Joer, la verdad, fue una época muy, muy bonita.

'La Asamblea' fue la obra que produjiste. Como productor ya te has estrenado. ¿Te ves también actuando?

No, no, primero hay que ensayar un poquito. Vamos, que esto son unos cuantos días ahí… En clase actuábamos. A medida que iba avanzando el curso, a cada uno el profe le iba otorgando como un papelillo que de vez en cuando le decía: "Venga, tal". Yo era un señor de Cádiz y cada día me pedía una cosa y la iba haciendo. Estaba gracioso, la verdad.

Demuestras que el fútbol no está reñido con la cultura.

No. Yo me asomo a la cultura, normalmente, por puro ocio. La música y el teatro me encantan. Los libros depende, hay libros que no te gustan y los dejo. Lo hago por afición, me aporta muchas cosas. Leer te abre la mente, te hace que te expreses mejor. Escuchar una buena canción, con un fondo importante, te hace pensar. Ir al teatro te da esa apertura de mente, te hace conocer otras culturas, otros pensamientos, asomarte a vidas que ni tan siquiera te imaginas, a circunstancias de personas de familias que tú no las tienes cercanas y que piensas que ni siquiera están en la sociedad. Te hace comprender todo de una manera mucho mas abierta. Es verdad que con 20 años me gustaba más la Play, pero eso ya... Hace mucho tiempo que no me compro la última Play del mercado, no sé en cuál me quedé, pero hace ya bastante tiempo.

"En el fútbol hay mucho teatro necesario e innecesario"

Coke Andújar Jugador de la UD Ibiza

¿Y cuánto de teatro hay en el fútbol?

Hay mucho, mucho. Necesario e innecesario. Hay mucho teatro en cuanto a que tú te estás enfrentando a otro rival y cada centímetro que le ganes, cada gesto que él te vea que tú estás fuerte, aunque lo estés pasando en ese momento complicado, es una pequeña batalla ganada. Y, evidentemente, las simulaciones, una especie de agresión y demás son cosas feas, es la competitividad llevada al máximo en momentos de nervios, que cualquiera puede perder un poco el control. El que lo ve de fuera es imposible que se ponga en ese papel, diciendo 'este tío está loco, la que está liando ahora mismo y no se da cuenta'. Claro, no te das cuenta. Yo entiendo un poco los momentos esos de pérdida de papeles en el fútbol, sin llegar a la violencia ni mucho menos, aunque yo me considero que soy bastante equilibrado en ese aspecto. (Pausa) Aunque eso lo he ido aprendiendo con los años. (Se ríe) Antes, no.

Coke Andújar y el teatro en el fútbol. Relevo

Iba a decir que ahora con el VAR ese teatro es más complicado, pero tenemos reciente la polémica por la acción de Aspas en el partido contra el Betis.

Iago es un tío espectacular, pero no le gusta perder ni al primer juego del entrenamiento. Es un tío súper competitivo. Es verdad que, a nivel de competición, le sacó una tarjeta roja al rival. A nivel de optimizar todos los recursos para la producción de los tres puntos, lo hizo. Las maneras no fueron las normales, las correctas. Él seguro que lo sabe. Y, al final, lo que hablábamos antes: él, en ese punto de nerviosismo, últimos minutos, el Betis estaba apurando el partido para intentar empatar… No lo compartes, pero dices: "Pues mira, se le ha ido en un momento dado que el partido estaba a tope de tensión". Y ya está.

¿Queda alguna vivencia de las Europa Leagues del Sevilla por contar? Títulos en los que tuviste una gran participación, con un gol en la tanda de penaltis de la primera final en Turín y dos contra el Liverpool en la tercera, en Basilea.

No sé, se han contado muchas cosas. Siempre teníamos una tradición, antes de las finales: hacerle a un utillero una gincana. Le vendábamos… Había habitaciones completamente vacías. Sacábamos las camas, sacábamos las mesas, las sillas. Había que atravesar un pasillo entero lleno de cosas, con las manos vendadas. Y luego nos quedábamos cantando un rato. Había muy buen vestuario, nos lo pasábamos muy bien. Yo he tenido la suerte de vivir cosas que en la vida pensaba que iba a vivir. Sin duda, tu nombre queda en la que metes dos goles, pero mi sentimiento está en la primera. Cuando lo revivo en el pensamiento, cuando hablo de ello, logro meterme en ese hotel, en esa sensación de '¿Esto, esto que estamos viviendo es verdad?'. Del momento antes del partido, de la charla de antes, si era verdad. Esa sensación no la he vuelto a tener en mi vida.

¿A Emery se le podía bromear?

Sí, hombre, sí, sí. Se le bromeaba cuando había que bromearle (se ríe). De hecho, después de la primera final en Turín, nos alojaron en un hotel a 40 minutos del estadio que estaba al lado de las montañas de Heidi, de Pedro y esa gente... Vinieron todas las familias a celebrarlo. Serían las siete de la mañana y quedábamos ahí tres. Yo tenía un balón de la final. Y nos pusimos a jugar José Antonio Reyes y yo. Nos dijo uno: "Mira, ésa es la habitación del míster, que está abierta". Y le intentábamos colar la pelota por la ventana, con tan mala suerte y tan mala puntería que, en vez de por la ventana la tiramos por encima del tejado. Había un desfiladero de montañas, así que el balón lo perdimos. Y cuando se despertó Emery, pues nos… A Reyes, sobre todo, porque pensaba que había sido él. Que si le quería meter un pelotazo. Y Reyes le decía que, evidentemente, que le quería meter un pelotazo. (Carcajadas) Pero que no tuvimos puntería…

Coke Andújar y la broma a Unai Emery.

Así que se quedó en los Alpes un balón histórico, del primer título de la Europa League del Sevilla. 

Está bien perder un balón por una anécdota así, que nos siga haciendo gracia y con alguien tan querido como Reyes

Es doblemente especial, por su ausencia. 

Sí, sí, por supuesto. Porque es alguien que echamos mucho de menos. Era un tío que era una sonrisa constante, era un buen tío. Un buen tío en el vestuario que, encima, era muy, muy querido por toda Sevilla, porque no podía ser de otra manera.

¿Y cuánto duele ver al Sevilla sufrir esta temporada?

Duele. No te gusta que los equipos en los que has estado, que has pasado mucho tiempo y que de alguna manera eres de ese equipo, pase por baches deportivos, institucionales. No te gusta, pero es que es fútbol. Sabes lo que está sufriendo la gente, sufres por la gente que está trabajando ahí, que es la que lo pasa mal esos momentos, la figura de Monchi lo personifica mucho. Se le ve, en muchos momentos, que realmente está sufriendo porque es el máximo responsable deportivo. Un director deportivo muy reconocido mundialmente y él tiene que admitir que este año se ha equivocado. De hecho, lo ha admitido y lo está intentando revertir. Al final, el fútbol es superación, es irse para arriba. El Sevilla hace veinte años celebraba una clasificación para UEFA en la puerta de Jerez y nadie sabía lo que iban a vivir. Hay momentos duros que, si se pasan adelante, la gente se une más. Y no le vas a explicar a un sevillista lo que es ser sevillista, al del Rayo qué es ser del Rayo, al del Levante pelear contra el otro equipo grande la ciudad… Eso no se lo va explicar nadie. Momentos malos van a vivir porque es fútbol, y a veces vienen mal dadas, pero lo bonito es ver cómo la gente se levanta y los equipos siguen para adelante.

¿Cuánto sufriste tú en Alemania? ¿Cómo de dura fue tu etapa allí? Del Sevilla te vas al Shalke 04 en tu primera y única experiencia internacional, y te rompes el cruzado de tu rodilla derecha en un amistoso, al poco de firmar. 

Sobre todo, porque fue una decisión muy importante, muy meditada, la de salir de Sevilla hacia Alemania. Tuve la mala fortuna de, a los tres o a los cinco días, lesionarme del cruzado. Recuerdo estar tres días en el hotel de concentración, no salía ni de la habitación. Me decía el doctor, algún compañero: 'Venga, Coke, vente a comer', y le respondía: 'No tengo ganas ni de comer. Si quieres, me subes algo, que yo ni como'. Luego me fui. Como no tenía piso ni nada en Alemania, decidí pasar la primera parte de la recuperación en Barcelona.

El peor momento de la carrera de Coke. Relevo

¿Te vino bien?

Me ayudó en cuanto a estar un poquito fuera, sin tener tanta ansia de volver, porque el tiempo iba a ser el que tenía que ser. Te logras olvidar un poquito de dónde estás. Haces nuevas amistades en la clínica, gente que me ayudó un montón a la que estaré siempre agradecido. Deportivamente, sí que es el peor momento que he pasado. Define un poco mi etapa en Alemania: empiezo jugando y luego ya no juego, por eso voy al Levante. Pero súper encantado de estar en un club tan grande como el Shalke. Yo me quedaba flipando cuando íbamos fuera a jugar a cualquiera ciudad y veías ahí a 10.000 tíos ocupando el estadio rival. La gente era súper educada con los futbolistas, otra cultura. Los equipos estaban más abiertos a los aficionados. Había muchos más momentos de convivencia con los aficionados, entrenamientos, momentos para compartir con atracciones, actividades del club. Lo disfruté. Es verdad que deportivamente no salió bien, no salió como yo pretendía, pero súper encantado de haber vivido allí. Me encantaba vivir en Dusseldorf, en el club estaba súper cómodo con los compañeros, pero el futbolista busca jugar.

"Ojalá el Rayo se pueda meter en Europa"

El Shalke es un histórico europeo. ¿Se meterá tu Rayo también en Europa esta temporada?

A ver si va a entrar el Rayo y no va a entrar el Liverpool, y el cántico hay que cambiarlo (se ríe). Si se mete el Rayo, que se meta el Liverpool ¿no? Eso sería histórico, si puedo no me lo pierdo, eso seguro. Yo me alegro mucho, porque conozco a muchísima gente que esta ahí, que se lo curra un montón. Además, tiene mucho mérito. El míster me gusta mucho cómo es. Tampoco le conozco en la intimidad, en el trabajo, pero todo lo que transmite hacia fuera es normalidad, es a base de la constancia y el trabajo. Me encanta ir a Vallecas porque creo que es uno de los estadios más animados de nuestro fútbol. Y ojalá. Ojalá se puedan meter en Europa. Pero yo lo que veo, sobre todo, más allá de que se metan en Europa o no se metan, es que están disfrutando. Aunque pierda el equipo, se queda la gente a aplaudir a los aficionados y viceversa. Creo que no se cierra el círculo del todo porque institucionalmente no hay esa comunión entre el presidente y la grada, pero bueno, creo que entre la grada y los jugadores, que es realmente es lo importante y donde se ve la fortaleza muchas veces de los equipos cuando juegan en casa, eso, veo que poquitos equipos lo pueden decir igual.

¿Ves mucho fútbol?

Sí, mucho. El Levante, el Sevilla y el Rayo es imposible que me los pierda, a no ser que coincida con nosotros. Y es verdad que veo mucho fútbol de Segunda RFEF, del grupo del Sanluqueño. El Sanluqueño por supuesto que lo veo.

 ¿Cómo se llamaría la obra de teatro de tu vida? Por si la produces. 

No, no, que la produzca otro, que no da mucho dinero. No sé, ponerle un título es complicado. Pero… agradecido a lo que uno vive, pero con muchas ganas de más. Escuchas a mucha gente que el paso ese es difícil. Costará, pero yo tengo ya un poquito de camino hecho de lo que quiero hacer el día de mañana, tanto el Sanluqueño como haber hecho cosas a nivel de comentarista y demás. Hay que ir probando lo que a uno le gusta, dónde cree que se va a desenvolver mejor. Ser atrevido. Si para que te digan que no, o para ver que tú no vales, ya tienes tiempo.

Te doy una idea: 'La camiseta de Rokanrol', me parece una buena opción, aunque tendrías que negociar con los autores de la canción, con Jose y David, con Estopa.

Hombre, yo imagino que los Estopa me la cederían. Me la cederían. Sí, sí. Es buen título, buen título, sí.

Ahora que nombramos a Estopa y no me quiero quedar con la curiosidad. Has contado que cantabais en el vestuario del Sevilla y la anécdota con Cala y Del Nido. ¿Qué cantabais? 

Con Cala, por ejemplo, ahí en la feria de Lebrija cantamos 'Bailar pegados', que ésa es con la que hacemos la apertura en todos nuestros conciertos. Luego hay otra también que me gusta mucho de Quique González que se llama 'Miss camiseta mojada', que ésa también está bien. Además, ésa me pega a ser camiseta ya vieja, con muchas batallas a las espaldas, sí.

¿'Bailar pegados' fue la que os salvó ante Del Nido?

Yo creo que fueron un par de ellas o tres. Una puede ser 'Bailar pegados' seguro, y Estopa podría estar en el repertorio. Porque es verdad que si nos subimos, subir para una canción, no.