FÚTBOL

El recorrido de vida de Dani Osvaldo hasta su confesión más desesperada: "Me cuesta distinguir entre lo real y lo que inventa mi cabeza"

El ex delantero del Espanyol y la Roma, entre otros, reconoce sus problemas psicológicos y sus adicciones. Pide ayuda y anima a pedirla. Así ha llegado a este duro momento: "Sólo quiero volver a ser el de antes"

Dani Osvaldo, en su etapa como jugador del Espanyol. /EFE
Dani Osvaldo, en su etapa como jugador del Espanyol. EFE
Lorena González

Lorena González

Daniel Osvaldo atraviesa el momento más difícil de su vida, y sin ganas de caer en tópicos, se enfrenta al partido más importante de su carrera. Retirado de los terrenos de juego desde hace algo más de tres años años, ha confesado a través de un vídeo en su Instagram que lleva tiempo luchando con una depresión, y los problemas de adicciones a las drogas y al alcohol que han derivado de ella.

Este miércoles, el argentino hacía pública su ruptura sentimental con su última pareja, y cerraba sus redes hasta que esta mañana ha reaparecido sentado en el sofá de su casa, entre lágrimas, con la intención de contar al mundo la situación por la que atraviesa. Una confesión que ha sorprendido incluso a su gente, si bien reconoce que algunos familiares y amigos ya eran conscientes de su estado, y que otros se estarían enterando con dicho vídeo. Ha querido pedir perdón también a quienes ha podido hacer daño "con su comportamiento y malas decisiones". De hecho, se quebraba cada vez que mencionaba a sus hijos, que son cuatro los que tiene, con los que está cada vez más distanciado, motivo además de conflictos legales y mediáticos.

Visiblemente afectado, y un acto de valentía, se sinceraba: "Llegó el momento de hacer esto porque estoy bastante desesperado y la estoy pasando mal". Enfundado en una camiseta de su admirado Diego Maradona, al que tuvo de suegro durante su relación con su hija Gianinna, aclamaba: "No sé si es un pedido de ayuda o tengo la necesidad de hablarlo, hace mucho tiempo que vengo lidiando con una depresión muy grande que me ha hecho caer en adicciones como alcohol y drogas. Mi vida se me está yendo de las manos, quería compartirlo".

Ha insistido en que no quiere resultar una víctima, sino explicar que hablando públicamente de lo que está viviendo y de la importancia de pedir ayuda profesional, está convencido de que va a salir adelante. "Creo que la única manera es enterándose la gente de lo que me está pasando. Esto me hizo alejarme de gente que he querido y quiero mucho, me hace tener ganas de no compartir tiempo con mi familia ni con mis hijos... No quiero hacerme la víctima, lo cuento para que entiendan, a quienes les interese, que las cosas que hago que no están bien, las decisiones que tomo, el enojo que tengo con el mundo y con mucha gente, tienen que ver con mi enfermedad. Estoy medicado, pero es difícil salir y me aíslo de la gente que quiero", seguía, llorando. El que todos lo sepan le hace sentir que no volverá "a escapar, sino a solucionarlo, obligándome a no caer en los mismos errores".

Daniel Osvaldo fue el goleador allá donde estuvo. Fiorentina, Espanyol, Roma, Southampton, Juventus e Inter de Milán. Su rendimiento empezó a decaer cuando en 2015 acepta irse a préstamo al club de sus amores, Boca Juniors, del que saldría meses después tras varios problemas extra futbolísticos. Lo mismo le sucedió en su regreso al club xeneize en 2016, cuando era pública la mala relación con su entrenador, Guillermo Barros Schelotto, quien acabaría apartándolo del equipo tras encontrarle fumando en el vestuario, después de acabar el partido de Libertadores contra Nacional y mostrar su enfado porque le había sacado en los últimos cinco minutos. Por entonces, ya estaba 'peleado' con el fútbol, o más bien, con lo que le rodea. Por ello, en una entrevista que pude realizarle en 2018 en Barcelona, donde se estableció tras su salida de Boca y así alejarse del ruido de Argentina, me reconocía que "el fútbol dio mucho, pero me quitó la libertad".

 

Después llegaría la pandemia, estando en las filas de Banfield, y decidió anunciar su retirada definitiva. Así podría emplear todo su tiempo a su otra gran pasión, la música. Había creado la banda de rock y rythm&blues, llamada 'Barrio Viejo', con la que ha actuado en varias salas de Argentina, Uruguay o de España, bajo sus gafas de sol, sombrero cowboy, tatuajes de los Rolling Stones, y camisetas de Jimmy Hendrix o Jim Morrison, al que idolatra y por el que llamó a uno de sus su hijos Morrison. Sin embargo, después de sus últimos conciertos a finales del año pasado, Daniel tuvo una recaída. "Me cuesta mucho salir adelante. En el pasado fui un futbolista de élite, una persona completamente diferente, llena de seguridades y confianza. Hoy soy una persona a la que no reconozco. Quizás alguien está pasando por lo mismo, y animo a que hablen con su familia. Me cuesta mucho abrirme, salirme de la realidad que se genera dentro de mi cabeza, a veces es muy difícil para mí distinguir lo que es real y lo que mi cabeza inventa. Que pida ayuda porque solo no se sale. Yo sé que voy a salir y a volver a ser el de antes. No sé cómo llegué hasta aquí pero le puede pasar a cualquiera. Quise ser buen compañero, buen amigo y buen padre, aunque a veces no me salió", y no dejó de lado su situación económica, ya que a diferencia de otros compañeros cercanos, como el caso de Carlos Tévez, no ha pensado en dedicarse a los banquillos y seguir ligado al fútbol: "No tengo trabajo estable, me gasté todo porque no tengo ingresos y no dura para siempre. Pero la plata es lo de menos, nací pobre y puedo morirme pobre, pero lo que más me duele es que me estoy empobreciendo en el alma", contaba con la voz rota, en un alarde de sinceridad.

Con estas palabras, Daniel Osvaldo volvía a poner en cuestión la salud mental de los deportistas, sobre todo de los que una vez colgadas las botas, sienten que se les ha apagado todos los focos que antes les iluminaban. "Estoy con tratamiento psiquiátrico, tomando medicaciones, Tengo una enfermedad muy específica, falta de autoestima, depresión. Muchas veces vuelvo a caer en mis adicciones por enojo y caigo en la destrucción. Prácticamente vivo solo encerrado en mi casa, no voy a ningún lado, no hago nada productivo por mi vida, no me dan ganas ni de levantarme de la cama, y a veces ni de bañarme". De hecho, en los últimos tiempos había compartido imágenes en las que se le podía ver con un aspecto físico descuidado, después de haber dejado de practicar deporte y vivir de noche, y donde el cigarrillo y la cerveza aparecían de forma inseparable en sus manos. Así le vimos hace unos días en los aledaños de la Bombonera, cuando prefirió hacer la previa del partido de Boca entre la hinchada popular. Falsas amistades, derroche, noches sin dormir, malos hábitos y decisiones que le han llevado a la deriva, como le ha sucedido también a su compatriota Lavezzi, aunque este no ha reconocido públicamente su estado: "Quizás así se entiende que mis actitudes vienen de un lugar que no logro controlar", confiesa.

No obstante, recientemente había montado su propia productora audiovisual, 'La Canchita' y se encontraba grabando reportajes por Latinoamérica, donde personas con una vida fuera de lo común, eran sus protagonistas. Bajo el nombre 'Offside, los documentales de Daniel Osvaldo", presentaba así su nuevo proyecto: "Eso de que sólo tenemos una sola vida para vivir, nunca me cerró del todo. Es por esto que he decidido vivir diferentes vidas en una misma. El fútbol, la música, y ahora esta nueva vida de mi vida. Siento que estoy listo para una nueva vida y les invito a que me acompañen". Y aunque ahora su nueva vida esté en stand by, tiene todo para vivirla.

Recuerdo que en aquella charla que mantuvimos en la Ciudad Condal, me dijo: "La música es como un gol atrás del otro, con cada punteo de mi guitarra cierro los ojos y siento. No pienso. Es algo mágico. Cada segundo es único y nunca vuelve a ser lo mismo, aunque toques el mismo tema". Y pienso que, si se aparta durante un tiempo del ex futbolista y del músico, y se acerca más a sus seres queridos y a las buenas amistades, pronto podrá volver a sentir esa felicidad que le dieron sus goles y acordes.

Este partido lo gana él, con tanto suyo, no lo duda. "Yo sólo quiero volver a ser el de antes, algún día".