COPA AMÉRICA

Las 24 horas que explican el caos en la final de la Copa América

Una cadena de actuaciones incomprensibles y fuera de lo establecido convierte el último día del torneo continental celebrado en Estados Unidos en un monumental desastre organizativo.

Avalancha de aficionados colombianos antes de la final de la Copa América. /AFP
Avalancha de aficionados colombianos antes de la final de la Copa América. AFP
Noelia Román

Noelia Román

Una final que comienza casi una hora y media tarde, hinchas que logran colarse en el estadio sin entrada, medidas diversas que se incumplen… Las últimas 24 horas de la Copa América 2024 fueron un resumen perfecto del desastre organizativo que ha sido la celebración en Estados Unidos del torneo de selecciones más antiguo del mundo.

Avalancha de aficionados a la entrada del Hard Rock Stadium.EFE

Era casi imposible imaginar, sin embargo, que, en el día más importante, la Conmebol y los responsables locales pudieran encadenar tantas malas decisiones y perpetrar el espanto que fueron las horas previas a la final entre Argentina y Colombia en el Hard Rock Stadium de Miami. Pero sucedió. Y no augura nada bueno para el Mundial de 2026, que Estados Unidos coorganizará con México y Canadá.

Todo empezó con el incumplimiento de una premisa que la propia Conmebol había anunciado la víspera de la final: la obligación de tener una entrada para acceder al aparcamiento y a la esplanada que rodea el estadio. De haberse respetado, los organizadores del torneo se habrían ahorrado muchos problemas.

Pero, lejos de eso, desde primera hora de la mañana del domingo 14, camionetas y coches de aficionados coparon el parking y los aledaños del Hard Rock Stadium, sin que nadie les exigiera su boleto para ingresar. Muchos desplegaron sus toldos, colocaron sus mesas y sus sillas, encendieron sus parillas y hasta conectaron un televisor para poder ver la final de la Eurocopa entre España e Inglaterra. El ambiente, hay que reconocerlo, era de fiesta. Los hinchas argentinos y colombianos se mezclaban, compartían música y comida, y también bebida, factor peligroso donde los haya, sin que, por fortuna, hubiera altercados entre las dos aficiones.

Todo parecía discurrir con normalidad cuando, a las cinco de la tarde, hora local, el estadio en el que habitualmente juegan los Miami Dolphins abrió sus puertas para que, tres horas antes del inicio previsto del encuentro, los aficionados comenzaran a entrar. Y así fue hasta que un numeroso grupo de hinchas sin entrada intentó colarse en la final de la Copa América 2024 trepando por las rejas de la puerta suroeste. Los que lo consiguieron, unos pocos, echaron a correr hacia el interior del estadio. Y, tras ellos, el sorprendido y sobrepasado personal de seguridad, que sólo pudo detener a unos cuantos. La mayoría de ellos vestía la camiseta de Colombia. Después se supo que había hinchas de Argentina también.

De todas las medidas que podían haber adoptado para responder al incidente, los organizadores de la Copa América optaron por cerrar de nuevo las puertas de acceso a todo el recinto. Y el remedio fue peor que la enfermedad. La sucesión de consecuencias que tuvo no será fácil de olvidar.

Porque, a menos de dos horas para el supuesto inicio del partido, los aficionados se fueron agolpando frente a las puertas a la espera de poder ingresar a la cancha. Primero, con paciencia y resignación. Después, con creciente enojo y desesperación. La mayoría había pagado su entrada, la organización no les daba ninguna respuesta y el calor era matador.

"No sabemos cuándo abriremos. Primero tenemos que asegurarnos de que el acceso es seguro para todo el mundo"

"No sabemos cuándo abriremos. Primero tenemos que asegurarnos de que el acceso es seguro para todo el mundo", señaló a Relevo un miembro de la organización del torneo, sin ofrecer más detalles.

Los futbolistas tampoco recibieron muchos más. No veían a sus familiares y no sabían por qué no podían entrar al estadio. Llamadas de teléfono, largas esperas, desasosiego… Los vídeos que empezaron a correr por las redes sociales les dieron las primeras pistas de lo que sucedía afuera.

"Es difícil de explicar y de entender", afirmó Lionel Scaloni, después de que Argentina conquistara su segunda Copa América consecutiva. "Los jugadores estuvieron una hora de pie fuera del estadio esperando a que llegasen sus familiares. Y así tuvimos que salir a jugar…", continuó el seleccionador de la Albiceleste con gesto circunspecto. "Veíamos los vídeos de lo que estaba pasando y, obviamente, no éramos ajenos a la situación", agregó.

Y es que el cierre de puertas no hizo distinciones, fue para todo el mundo. También para los familiares de los futbolistas, que debían acceder a la cancha por la puerta en la que se habían producido los incidentes.

La Policía de Florida intenta contener a la afición. Efe
La Policía de Florida intenta contener a la afición. Efe

El desconcierto era absoluto. Como si nada hubiera pasado, la Conmebol no informaba de nada. Ni a los periodistas, ni a las personas que esperaban afuera ni tampoco a los aficionados que habían tenido la suerte de entrar al Hard Rock Stadium antes del cierre de puertas. A menos de una hora para el inicio de la final, con la grada más que medio vacía, la música y la fiesta seguían como si nada.

"A nosotros, desde el vestuario, y ya calentando, nos avisaron de que se va a demorar media hora y creo que se demoró una hora, ¿no?", contó Néstor Lorenzo tras el encuentro. "Desde el vestuario estábamos tratando de comunicarnos con los familiares, con los amigos, a ver si estaban en problemas o no, fue caótico. Tratamos de mantener la calma del equipo, pero había ansiedad. La programación del día para jugar una final va todo minuto por minuto, el desayuno, el almuerzo, la charla, la salida del micro, la llegada, y después, tenés que decir, no, tenemos que esperar media hora, o 45, no, una hora… Se enrareció todo", describió el seleccionador de Colombia la situación que se vivió en el vestuario cafetero.

Cuando los equipos salieron a calentar las gradas seguían semi vacías. Minutos antes, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, se había paseado por el césped, junto al cantante Sebastián Yatra, como si todo fuera normal.

A un cuarto de hora para las ocho de la tarde, los videomarcadores del estadio y la megafonía anunciaron, al fin, que la final se posponía hasta las 20:30. Pero las puertas seguían cerradas y, tras ellas, la multitud se agolpaba, ya rabiosa, por la situación y por el sofocante calor.

Unos cuantos aficionados buscaron alternativas. Y por lo que se pudo ver en un vídeo que circuló más tarde entre los periodistas, encontraron una de película: accedieron al estadio a través de los conductos del aire acondicionado…

Los que esperaron desesperaron. A un cuarto de hora para las 20:30, seguían tras las puertas. Y dos cosas resultaron evidentes: que tendrían que liberar los molinetes para que todos pudieran entrar y que tampoco a esa segunda hora prevista comenzaría la final. Sucedieron, claro, las dos.

Cuando, al fin, el personal de seguridad abrió puertas y franqueó el paso, la avalancha fue tal que, si no ocurrió ninguna desgracia, fue de puro milagro. Personas con entradas, personas sin ella… Todo el mundo entró.

"¡Desastre! ¡Vergüenza! ¡Hijos de puta!", los improperios contra la Conmebol y los organizadores estadounidenses del evento se sucedían a medida que los hinchas subían, a la carrera, las rampas de acceso a los sectores de asientos. Cuando llegaron a ellos, algunos no se pudieron sentar. Su localidad estaba ocupada por alguno de los no pocos hinchas sin entrada que se acabaron colando.

Pero los responsables de seguridad ya tenían las manos atadas: intentar echarlos habría provocado un desastre de mayor dimensión. Y la final tenía que empezar. Aunque fuera con toda esa gente de pie, apretujada, ocupando zonas de paso que deberían haber estado despejadas. Una vez más, la organización se saltó las mínimas medidas de seguridad. Para su fortuna, los hinchas se comportaron y no hubo que lamentar ninguna desgracia.

Otro vídeo del caos en la Copa América.Efe

La cadena de incumplimientos, sin embargo, continuó. La casi hora y media de retraso en el inicio del choque no impidió que el descanso se ampliara de los 15 minutos estipulados por la FIFA a los casi 25 que duró para poder dar cabida al espectáculo de la media parte que protagonizó la colombiana Shakira. Era la primera vez que en la Copa América se veía una cosa tan yanki y a algunos aficionados se les hizo larga. "¡Venimos a ver fútbol, basta!", gritó uno de ellos, mientras los futbolistas también esperaban, calentando de nuevo, a que todo volviera a estar listo para jugar.

Venganza o no por todo lo sucedido en un día para el olvido fuera del fútbol, después fueron ellos los que incumplieron con sus obligaciones. Y la Conmebol tampoco lo impidió. Tres horas después del final del choque, los campeones americanos abandonaron el Hard Rock Stadium a la carrera, sin pasar por la zona mixta, el lugar en el que los periodistas recogen sus testimonios tras los partidos. Es obligatorio, pero no hubo aviso, ni disculpa, ni nada. Sólo una huida a la traición.

Eran las tres de la madrugada pasadas cuando el desastre absoluto se completó. Fue un lindo torneo, pero la organización no fue buena, hay muchas cosas que mejorar", resumió Néstor Lorenzo esta Copa América estadounidense previa al Mundial de 2026.