OPINIÓN

Los árbitros tienen un lío que va mucho más allá de las lágrimas de De Burgos Bengoetxea

De Burgos Bengoetxea./EFE
De Burgos Bengoetxea. EFE

Vaya por delante que aquí no se cree en la teoría de la conspiración ni en la corrupción sistemática de cada árbitro de nuestro fútbol. Pero con este asunto no hay más ciego que el que no quiere ver. Hay muchas cosas a reformar en el Comité Técnico de Árbitros y lo ocurrido este viernes es la mayor prueba de ello. En la situación en la que estamos, ¿a quién se le ocurre que salgan De Burgos Bengoetxea y González Fuertes a hablar antes de la final? Es un error grotesco y que ha incendiado por completo una final de Copa del Rey que estaba resultando relativamente tranquila hasta ahora.

Parece algo contradictorio que reclamemos transparencia al colectivo arbitral y también critiquemos que hablen, pero lo de hoy no hay por donde cogerlo. No pienso que De Burgos Bengoetxea y González Fuertes vayan a pitar en contra del Real Madrid por criticar los vídeos de Real Madrid Televisión, ni muchísimo menos. Pero tampoco ayuda al buen ambiente que se hable de este tema tan espinoso en la previa. Y menos aún que quienes lo hablen sean los que van a dirigir el partido.

¿Alguien se imagina a un juez hablando con los periodistas y opinando sobre la persona juzgada antes de que comience la sesión? Por favor, es imposible.

La rueda de prensa previa es un error. Se pone a los árbitros en el ojo del huracán, a la vista está. No se habla de otra cosa que la advertencia de González Fuertes sobre las consecuencias que tendrán los vídeos de Real Madrid Televisión o de las lágrimas de De Burgos Bengoetxea sobre que a su hijo le dicen en el colegio que su padre es un ladrón. ¡Se debería estar hablando de fútbol! A nadie le interesa ya si jugará Fermín o Dani Olmo. O quién será el lateral de Ancelotti. Todos salimos perdiendo.

La rueda de prensa previa es un error. Se ha visto a De Burgos Bengoetxea sucumbir a la presión en sala de prensa. Llorar, mostrarse con rabia o frustración es positivo para los árbitros porque se empatiza más con ellos, pero no era el momento. Siento ponerlo en duda, pero me genera un debate interno. ¿Va a estar el árbitro a la altura en caso de que el partido sea bronco, con polémicas, jaleos, posibles pitos o insultos desde la grada...? Si le ha temblado el pulso en la rueda de prensa previa, ante los micrófonos, no es síntoma de que en el campo no le vaya a ocurrir, de una forma u otra. El colegiado designado me parece un gran árbitro, dialogante, de lo mejor que hay en España. Por eso me han llamado la atención su gestualidad.

La rueda de prensa previa es un error. Nadie, NADIE la pide. Se pide más comunicación a los colegiados, pero realmente ningún espectador está deseando saber su opinión previa a un partido. Pierden en cualquier circunstancia. Si no se abren, que por qué no se abren. Si lo hacen, que no son imparciales... Es ponerse en el epicentro. Cargarles con una mochila de presión.

Que De Burgos Bengoetxea rompa a llorar antes de la final por la presión recibida por Real Madrid Televisión puede ser comprensible y más al hablar de cómo afecta a su familia. Los árbitros son humanos y personas y es de lo más normal que te afecte que cuestionen su trabajo y tu honradez de una forma tan contundente. Tampoco nos vamos a engañar. El Real Madrid no puede pretender que su crítica feroz al arbitraje día tras día se quede sin respuesta. Pero que sea normal que el colegiado esté afectado no quita a que no deba mostrarlo en la previa de una final de Copa.

¿Y por qué no hablan después del partido?

¿A qué le temen Medina Cantalejo y el CTA? Esta rueda de prensa, a la vista está, ha sido un auténtico fracaso, ha enturbiado el ambiente y quitará a los árbitros las ganas de hablar en fechas próximas. Venimos a dar soluciones más que problemas. Los periodistas, en líneas generales, no somos hooligans. Nadie se va a abalanzar sobre De Burgos Bengoetxea ni sobre González Fuertes aunque su actuación sea desastrosa, aunque perjudique enormemente al Madrid o enormemente al Barcelona. Ningún ultra se va a colar en la sala para que los árbitros se aterroricen.

Pero aportaría muchísimo su testimonio. Desde la serenidad, podrían tratar de explicar por qué no ha sido penalti a Vinicius, por qué no ha sido mano de Rudiger o por qué hay fuera de juego posicional de Raphinha. No pondrán a todo el mundo de acuerdo, pero será positivo, como los audios del VAR, y extendiendo su testimonio a aquellas acciones que los periodistas consideren preguntar.

Se armará revuelo, pero incluso menos que si no hablan. Se entenderán mejor sus decisiones. Los árbitros en cuestión saldrán del foco mediático porque no pitarán ningún otro partido de élite en las próximas semanas. Todo ventajas.

Hablar antes ha provocado lo que ha provocado: un incendio. No es solo culpa de los árbitros, faltaría más. En esta ecuación hay más de una variable.

Desde hace un tiempo tengo la sensación de que desde dentro del Comité Técnico de Árbitros están perdidos. Buscan transparencia, pero solo alimentan más las dudas. Quieren transmitir unidad, pero de repente Soto Grado se cae de la final de Copa del Rey. Publican los audios del VAR, pero se reclaman que están cortados y que no enseñan la opinión de los colegiados en acciones más polémicas. Saltan indignados contra Mateu Lahoz mientras el público no tiene ningún interés en sus batallitas y quiere una mayor y, sobre todo, mejor comunicación. Son demasiadas cosas a cambiar, quizás con Medina Cantalejo como principal señalado.

El tiempo demostrará si su etapa ha finalizado. Hasta entonces, le tocará lidiar con más y más líos y el de este viernes ha resultado explosivo. Repito la pregunta. ¿Alguien se imagina a un juez hablando con los periodistas y opinando sobre la persona juzgada antes de que comience la sesión? Por favor, es imposible.