El Barça tacha una cruz al triplete y le gana la Copa al Real Madrid en una final gigantesca
Un gol de Koundé en el 115' le dio el título de Copa después de un partido en el que el Real Madrid se quedó cerca de ganar.

Pongan ustedes el título que deseen, porque finales como la de este Clásico de Copa del Rey en La Cartuja suceden muy pocas veces (3-2). Son como aquellas películas que recordarán incluso las generaciones posteriores, que dejan huella porque el guion, los diálogos y las escenas quedan grabadas, ya sea un enloquecido Rüdiger lanzando hielos al césped sujetado por cuatro compañeros o el pelo rubio de un feliz y exhausto Lamine Yamal. Lo tuvo todo, incluso ese morbo arbitral que marcó la previa y que estuvo a punto de decantar la balanza a favor del Real Madrid cuando el Barça ya celebraba un penalti definitivo en el último suspiro del encuentro. Finalmente, Koundé, un toro que aguantó las embestidas de Vinicius o Mbappé y le quedó gasolina para anticiparse a Brahim y lanzar un derechazo imparable para Courtois, fue el héroe. Era el minuto 115. Y el tarró de la alegría se desató en el Barça.
El Barcelona suma el segundo título de la temporada tras la Supercopa de España y tacha una cruz al triplete. A la espera de LaLiga, con cuatro puntos de ventaja sobre el Real Madrid, y en semifinales de la Champions, su temporada apunta a ser de las históricas, aunque un Real Madrid que nunca muere lo puso contra las cuerdas en una segunda parte en la que los de Flick demabularon por momentos. El Madrid estuvo más cerca que nunca, pero se aboca a un año en blanco que traerán consecuencias deportivas. Solo queda LaLiga para cerrar un ciclo y posteriormente ese Mundialito de Clubs de junio en el que apunta que otro entrenador se sentara en el banquillo.
El cascarón vacío del Real Madrid y la genialidad de Pedri
Rebobinemos. Si el Real Madrid quería ganarle a este Barcelona, con el que llevaba un parcial de 2-9 en 180 minutos, tenía que hacer cosas diferentes. En fondo y forma. En la primera parte quiso ser ordenado y resultó ser incapaz, amputado en ataque y timorato en defensa. Lo intentó, pero fue un cascarón vacío, con pequeños arreones del que se sabe en la lona pero intenta levantarse, y solo un milagro le despertaría.
Ancelotti apostó por un esquema distinto, con hasta cuatro jugadores en mediocampo más Bellingham flotando en la mediapunta -libertad en ataque, ayudas en defensa-, pero apenas tardaron los de Hansi Flick dos minutos en dejar claro que su fórmula es mágica: Raphinha recibió por dentro y sirvió a Ferran, que pisó área aunque la jugada murió por suerte blanca. Un movimiento había desactivo la telaraña de Ancelotti. Muchos hilos sin conexión. El Real Madrid no recuperaba balones, no era capaz de superar la presión azulgrana y se defendía con un desorden evidente. Hasta Lamine Yamal le ganaba los duelos a Vinicius y le pedía que se levantara, una imagen icónica de la luz y la sombra en la que viven ambos equipos.
Los planes iniciales no le pudieron salir peor al técnico blanco. A los nueve minutos, Fran García tuvo que salir por Mendy. Llevaba seis semanas sin jugar el francés, pero Ancelotti arriesgó por el miedo a Lamine. Autopista para el de Rocafonda, que no tardó ni tres minutos en ganarle tres acciones a Fran García, una de ellas, en el minuto 19, estuvo a punto de sorprender a Courtois con un tiro de billar.
El Real Madrid estaba empequeñecido, abrumado por un Barça que jugaba pero no mordía. Un remate de cabeza de Koundé que el meta belga despejó a córner fue la mejor ocasión (21'), pero la sensación era que el Madrid iba a caer en cualquier soplido. Y ese llegó en la jugada más inesperada. Un pase de Bellingham lo cortó Cubarsí de forma brillante, como si fuera el mismo Carles Puyol, y le metió un balón profundo a Lamine. El canterano encaró a Fran García y amagó mientras el Real Madrid replegó. Se paró el mundo durante unos segundos, los que tardó en ver llegar a Pedri, quien marcó un gol de videoteca con un golpeo a la escuadra. Alfombra roja de un Madrid que miró el balón y no a los rivales, hipnotizado por Lamine.
El Madrid despierta con Bellingham, Mbappé y el error del Barcelona
El gol del Barça hacía justicia a lo visto hasta ese momento, pero las finales no son los Clásicos de Liga. Pasan más cosas que de costumbre, hay nervios, y salen a relucir fortalezas en momentos de debilidad. Con 1-0, el Madrid empezó a encadenar más pases, como si se activaran los Valverde, Bellingham o Ceballos, y Szczesny dejó de ser un mero espectador. Bellingham marcó en el 35', pero en fuera de juego; y Vinicius fue objeto de penalti en el 47', pero también el brasileño estaba inhabilitado. Entre medio, Olmo estrelló un balón al poste y Mbappé salió a calentar. El madridismo le puso fe. Y tenía motivos para ello.
A los cuatro minutos, Vinicius tuvo una doble oportunidad, pero el meta polaco intervino dos veces. La entrada del francés le dio profundidad y el Barça adoleció de algunos de sus males -pocos- de la temporada. Juega solo a una velocidad, con la quinta marcha, pero el partido requería masticar la jugada, domar con paciencia a un Madrid que, con la entrada de Guler y Modric, decidió jugar los 35 minutos que quedaban al negro o al rojo. El Madrid siempre crece desde la irracionalidad y el caos, y poco a poco fue creyendo que La Cartuja podía ser ese Bernabéu que ha visto tantas remontadas no se sabe cómo ni por qué. El partido supuso, a esas alturas, una prueba más para el Barça. Y su mente sería determinante.
Si Ancelotti le desabrochó la camisa al Madrid, Flick solo cambió piezas. Quitó a Olmo, que se fue mosca, y entró Fermín. Era una de las dudas, como había pasado en los Clásicos anteriores, cuando el andaluz estuvo por delante del de Terrassa. Sin acomodarse aún en el campo, Mbappé empató de falta (1-1). Pedri perdió un balón, el francés arrancó como una moto y De Jong tuvo que derribarle. Falta al borde del área y gol del delantero. 1-1. El francés se aprovechó de la posición de Szczesny, algo centrado, para superarle con un remate con rosca, duro, que tocó el poste antes de besar la red. El Madrid se quitó los complejos y el Barça llegó a un guión que no esperaba.
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Pasado el 70, el Madrid tuvo la primera oportunidad de ponerse por delante. Un contraataque marca de la casa, con Bellingham en plan Cid robándole un balón a Lamine Yamal, conectado con Mbappé y este con Vinicius, que se metió hasta la cocina. Íñigo Martínez salvó la cena y gritó enfurecido a su delantera. El Barça había perdido su conexión, empezaba a estar sin frescura, cansado y quizás superado por por un escenario que no imaginaba.
El colegiado señaló penalti en esta acción de Asencio sobre Raphinha, pero tras consultar el VAR lo anuló y amonestó al brasileño. #LaCopaMola #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/iDwIB7E0EQ
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La picardía de Ferran y los árbitros para un final de película
Lamine Yamal lo probó pero apareció el gigante Courtois, tantas veces salvador, ahora más humano porque la edad no perdona. Gana partidos, pero también suma algún desliz como el que permitió al Barça agarrarse al partido cuando el Madrid mejor estaba. Un pase intencionado de Lamine Yamal a la espalda de Rüdiger provocó la salida de Courtois, que no debía haber abandonado el área. El alemán frenó la marcha pero apareció Ferran, un pendenciero del gol, para birlarse la cartera y empatar. La alegría con la que el Barça celebró ese 2-2 en el 84' refleja el nerviosismo de un Barça que ya veía imposible conseguir ese triplete del que tanto se ha hablado.
🦈 El tiburón no se rinde. #LaCopaMola #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/XurURXR8X8
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Solo faltaban dos actores por aparecer en el partido, hasta ahora secundarios aunque en la previa había sido los grandes protagonistas. De Brugos Bengoetxea y González Fuertes, en la sala VOR, tuvieron que lidiar con dos penaltis en el área del Real Madrid. El primero, un toque de Rüdiger a Ferran, visible en la pantalla, aunque por ambos no fue considerado suficiente para señalarlo. Acto seguido, en el último suspiro del partido, Asencio se precipitó y derribó a Raphinha. No hubo dudas en directo. De Burgos pitó penalti pero, tras acudir al VAR, vio como el brasileño arrastró la pierna y se tiró. No pudo tener un final de partido más cinematográfico, entró en terreno desconocido. Una prórroga con dos equipos 'tiesos'.
El Barça quería controlar y el Real Madrid, correr. Los primeros ya no tenían ni a Pedri ni Olmo ni De Jong, habían entrado antes Gavi y Eric, también Fermín. Y en ese correcalles era un sálvese quien pueda. Ferran tuvo la primera, demostrando que se mueve como pez en el agua al espacio, pero su tiró se marchó cruzado cuando expiraba la primera parte de la prórroga. Lamine Yamal ya cojeaba, miraba el suelo y se sacaba el sudor, mientras que Rüdiger no se podía ni mover. Fue sustituido por Endrick.
🚀 JULES KOUNDÉ AL RESCATE CULÉ. #LaCopaMola #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/ITROUGneFj
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El partido entró en el momento final. Fermín era el barcelonista más insicisvo mientras que de la zurda de Güler podía salir cualquier asistencia de gol, pero fueron pasando los minutos sin noticias. El partido era una guerra de guerrillas hasta que apareció Koundé. El que más juega con Flick, el que si descansa se va a correr por Sitges. Y eso le valió para intuir el pase de Modric, anticiparse a Brahim y remachar el partido. Una obra de art a una genialidad de partido.
Ficha técnica
- Barcelona : Szczesny, Koundé, Cubarsí, Iñigo Martínez, Gerard Martín (Héctor Fort, min. 83), De Jong (Gavi, min. 83), Pedri (Eric García, min. 97), Lamine Yamal, Dani Olmo (Fermín, min. 64), Raphinha y Ferran Torres (Pau Víctor, min. 115).
- Real Madrid : Courtois, Lucas Vázquez (Modric, min. 54), Asencio, Rüdiger (Endrick, min. 108), Mendy (Fran García, min. 11), Tchouaméni, Valverde, Ceballos (Arda Güler, min. 54), Bellingham, Rodrygo (Mbappé, min. 46) y Vinicius (Brahim, min. 89).
- Goles : 1-0: min. 29, Pedri. 1-1: min. 70, Mbappé. 1-2: min. 75, Tchouaméni. 2-2: min. 83, Ferran Torres. 3-2: min. 116, Koundé.
- Árbitro : De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó a Ancelotti, Tchouaméni, Gerard Martín, De Jong, Modric, Fermín, Raphinha y Bellingham. Expulsó por roja directa a Rüdiger (min. 120)
- Incidencias : Final de la Copa del Rey, disputada en el Estadio de La Cartuja ante 70.000 espectadores.