COPA DEL REY | BUÑOL - REAL SOCIEDAD

El Buñol da sentido a la magia de la Copa

Colas horas antes del inicio, gente ubicada en cualquier recoveco del estadio... El ambiente en Requena fue sensacional.

El estadio donde se jugó el Buñol-Real Sociedad, abarrotado. /N.Sanchis
El estadio donde se jugó el Buñol-Real Sociedad, abarrotado. N.Sanchis
Nacho Sanchis

Nacho Sanchis

'La magia de la Copa del Rey'. 'La Copa mola'. Dos frases tan empleadas en estas épocas del año desde que se implementó el partido único en el torneo del KO que no por usadas pierden su significado. El último ejemplo se pudo ver en Buñol, bueno, más bien en Requena, con el Buñol. Ambos municipios valencianos separados por apenas 30 kilómetros dieron valor al torneo de su majestad el Rey en el duelo que disputó el Buñol ante la Real Sociedad.

Cuando los buñolenses, de categoría preferente, eliminaron al Ceuta (0-3) y supieron que jugarían con un primera asumieron que sería inviable jugar en su estadio por las condiciones que exige la competición. Por ello, reservaron el estadio Municipal Tomás Berlanga de Requena, del Requena, su eterno rival, para disputar el partido ante los vascos. Lejos de perjudicar eso al ambiente, los más de 4.000 aficionados que abarrotaron el estadio calentaron una gélida tarde en Requena.

Las largas colas en Buñol antes del partido.  N.Sanchis
Las largas colas en Buñol antes del partido. N.Sanchis

Ya desde 2 horas antes del inicio del partido, el feudo presentaba un ambiente espectacular: colas interminables, botes de humo, bombos, cánticos... Cualquiera diría que en Buñol apenas viven algo más de 9.000 habitantes. Antes de la venta en taquillas en el día de hoy ya habían volado 3.500 entradas y tan pronto como abrieron taquillas, volaron las 500 restantes. El dato oficial de asistencia no trascendió pero lo que parece claro es que más de 4000 personas (capacidad del estadio), vieron el partido: había gente de pie, apoyada en las barreras y desperdigadas por todos los recovecos del feudo e incluso fuera del estadio viéndolo desde una colina.

Y, claro, conforme el equipo de Luis Navarro inquietaba la meta del de Imanol Alguacil, el ambiente se caldeaba más. "Sí se puede", "a por ellos" y un largo etcétera retumbaban en el estadio que vivió su momento álgido cuando Magunazelaia casi se marca gol en propia con un extraño despeje que envió a su propio larguero.

La derrota no empañó el buen ambiente, de hecho más allá del sector en el que se ubicaban los aficionados de la Real, había aficionados vascos desperdigados por el estadio que cantaron y bailaron con el gol y el triunfo. Y, como debería ser normal pero cada vez lo es menos, hubo 0 problemas y polémicas. Fue una noche de Copa en la que el Buñol rozó la machada y disfrutó de un ambiente de élite, pese a ser un club preferente.