Cadamuro y la fama de sobrado que le persigue: "Yo escuchaba a Prieto, Aramburu y Bravo, pero era una guerra conmigo mismo"
El exfutbolista de la Real y Osasuna, convertido ahora en operador en una planta química, habla para Relevo de su carrera deportiva.
Creció viendo la serie 'Oliver y Benji' y con un balón pegado a los pies en las calles de Toulouse. Ni en sus mejores sueños se imaginó llegar a ser futbolista profesional. En su familia había mucha más tradición de rugby que de fútbol, pero Liassine Cadamuro lo tenía claro. Una llamada de Eric Olhats le cambió la vida. Dejó el Sochaux francés para, con 19 años, probar fortuna con la Real Sociedad. No se lo pensó dos veces. "Siempre me había gustado España y su Liga era lo más. Veía los partidos del Barça, de Ronaldinho, de Rivaldo y quería jugar ahí", relata en su conversación con Relevo. Después de foguearse en el Sanse, Philippe Montanier le dio la oportunidad de debutar con el primer equipo. "Un regalo, pero envenedado", recuerda.
Han pasado diez años desde su salida de la Real Sociedad y 'Cada', como le llamaban cariñosamente en el vestuario, sigue jugando a fútbol. Lo hace en un equipo amateur. Concretamente en el Berre Sporting Club junto a los hermanos Ghilas, Nabil y Kamel, que en su día también jugaron en España. El fútbol se ha convertido en un hobby. Pero lo que realmente le hace feliz es su trabajo como operador en KEM-ONE. Cadamuro trabaja para una empresa que se dedica a la producción de plástico conocido como PVC de alta calidad. "Necesitaba descubrir otro mundo", sostiene un futbolista que también jugó en Osasuna y al que la fama de sobrado le jugó una mala pasada.
¿Cómo te va la vida?
Pues muy bien, la verdad. Sigo jugando al fútbol, de una manera amateur con unos amigos y con un proyecto bonito para intentar subir. Pero es más un placer que una obligación o un trabajo. Ahora sí que tengo un trabajo como una persona normal y sencilla. No me gustaban ciertas cosas del mundo del fútbol. Quería cambiar de aires, descubrir otro mundo, otra faceta de la vida y estoy encantado en Marsella, tranquilamente con mi familia y disfrutando de la vida.
¿Qué es lo que haces?
Soy operador en una planta química. Es una oportunidad que me ha dado un amigo, que sabía cuál era mi situación. Estuve durante siete meses haciendo deporte para guardar un poco la forma, pero soy como un león en una caja, que no me vale si yo no hago nada de mi vida. Estar en casa y no hacer nada no me interesa. Tampoco quería poner mi dinero en las manos de gente desconocida porque hay mucha persona malintencionada. He visto a muchos jugadores en esta situación, que lo que han ganado en su carrera lo han perdido directamente porque han dado su confianza a gente a la que no tenía que dársela. En este mundo, como te dije, hay mucha gente que está a tu alrededor y no son de confianza. Así lo veo yo. Yo quería otra cosa y entonces mi amigo me dijo que tenía una oportunidad para mí. Le dije que sí. Hice lo que tenía que hacer, formarme durante meses. Era un reto para mí. Mi familia me dio también la confianza necesaria, de que siguiera con mis sueños. Ha sido complicado, pero ahora no me arrepiento de nada al contrario.
¿Es como que se ha encontrado tu sitio, tu lugar en el mundo?
Sí, en el mundo de trabajo más que otra cosa porque el fútbol, cuando jugaba, era una pasión. De hecho, estoy jugando todavía porque es mi pasión, es lo que me gusta. Me encantaba entrenar aunque lloviera, hiciera viento... A mí me daba igual. Era feliz, pero quería vivir otra cosa porque, precisamente, lo que no me gustaba de este mundo era la fama, la gente que venía alrededor, malintencionada, y eso me generaba desconfianza. Me gustaba hacer una vida a mi manera, tranquila, con mi familia, una vida sencilla, como soy yo. Es lo que quería. Y eso no quita para decir que yo he vivido lo que tenía que vivir en el fútbol, he vivido unas emociones increíbles con la Real y con la selección. Eso lo guardo en el corazón y en la cabeza para siempre. Pero esta tranquilidad que tengo ahora no tiene precio.
"Tuve más momentos bonitos que malos en la Real. En lo personal, estuve esperando esa oportunidad de tener un entrenador que me fuera a dar la continuidad y la confianza que necesitaba. Eso no lo tuve"
Echas la vista atrás en el tiempo ¿y cómo recuerdas tu paso por la Real Sociedad?
Tuve más momentos bonitos que malos. En lo personal, estuve esperando esa oportunidad de tener un entrenador que me fuera a dar la continuidad y la confianza que necesitaba. Eso no lo tuve. Pienso que es lo que me faltó porque estaba buscando mi momento, esperando esa confianza. Me acuerdo de ese momento en el que ya estaba harto de esperar algo que no iba a llegar... Fue contra el Lyon, en la vuelta de la previa de Champions. En la ida hice un partidazo. Hicimos un partidazo. Luego jugamos en Elche, empatamos y también jugué. Mikel González estaba lesionado y yo estaba pensando que igual era el momento para mí de tener esta continuidad. Pero no. En la vuelta, creo que el único jugador que no jugó de la ida fui yo y el entrenador no me dio explicaciones. Yo ya estaba cansado y hubo gente del club que ya me decía: 'Si no te dan la continuidad en este momento, chaval, puedes mirar en otro lado'. Y es lo que me hizo daño un poco, porque sé que podía ser mejor, incluso yo. Digo lo que yo esperaba, pero yo sé que habría podido hacerlo mejor. Era mi punto fuerte y mi punto débil, vamos a decir, tener esa técnica para arriesgar. Cuando acertaba era perfecto, pero te equivocabas y lo pagabas. Pero así es el juego. Intenté hacerlo de la mejor manera posible, pero lo que me faltaba para, por ejemplo, corregir esas cosas, era tener esa confianza.
Siempre, no te enfades, se te achacó que ibas muy de sobrado. ¿Puede ser?
(Risas) No me enfado. Siempre me han dicho esto, que iba de sobrado, pero soy así. No sé cómo explicarte, pero en la vida soy así también. Yo nunca me he puesto, nunca he tenido presión. No sé cómo explicártelo. Un partido cualquiera, daba igual la entidad del rival, era un placer, un desafío, unas ganas increíbles de jugar, pero tener esa presión que me impidiera hacer mi juego... Igual es lo que me ha faltado un poco, sentir eso en algún momento y pegarle un pelotazo al balón y despejar. Pero esa es mi personalidad. En el trabajo que tengo ahora, a veces me dicen: 'Cuidado, tranquilo', pero es que soy así. Te digo que en algún momento me hubiera gustado sentir esa presión. Pero, por cómo soy, si siento esa presión, no hubiera podido actuar como actué en algunos partidos. Por ejemplo, faltaban dos partidos para acabar el campeonato y me tocó jugar frente al Sevilla, un partido en el que si perdíamos se nos acaban las posibilidades de clasificarnos para la Champions League. Entonces, si yo no hubiera tenido esa actitud, esta personalidad, creo que no hubiera podía hacer un buen partido. No puedo tener esta confianza y jugar como si hubiera jugado 30 partidos antes. Por eso digo que mi actitud ha sido mi punto fuerte y mi punto débil al mismo tiempo. Yo escuchaba a los capitanes y lo que me decían. Me acuerdo de las charlas que tenía con Xabi Prieto, con Mikel Aranburu, con Claudio Bravo también, y yo sabía que tenían razón y les decía: 'Lo entiendo perfectamente, pero es una guerra contra mí mismo' Era una guerra que no sabía cómo hacer para corregirlo. No es táctica, no es agresividad, es algo mental y eso es muy complicado para corregirlo.
Llegó a la Real Sociedad de la mano de Eric Olhats, el mismo que llevó a Griezmann y a Le Normand…
Tenía 19 años. El Sochaux me ofrecía un contrato de un año, pero yo quería uno de tres. La única oportunidad que tenía para firmar un contrato de larga duración era al extranjero. A mí siempre me había gustado España, su Liga era lo más. Veía los partidos del Barça, de Ronaldinho, de Rivaldo... En mi cabeza siempre estaba España y su Liga. Entonces me llamó Eric y me dijo que era ojeador de la Real Sociedad, que me querían ver y ni lo pensé. Fui a San Sebastián, hice unas pruebas y salió todo perfecto. Veía las instalaciones de Zubieta y me parecían increíbles. En Francia no teníamos eso. En aquella época, muy pocos clubs de Francia tenían esas instalaciones. Para mí era una evidencia que tenía que firmar con la Real y tener la oportunidad de realizar mis sueños y lo hice y la verdad que no me arrepiento de nada porque al final, gracias a la Real, he podido jugar con Argelia y vivir momentos muy felices. Hay una espina clavada, la tendré por vida porque al final sé que todo podría haber salido mejor por mi parte y del club también, de las dos. Es muy fácil decir que es culpa del club, pero no. Como te expliqué, yo también tenía mis defectos y los tenía que curar, pero fue muy complicado.
En el Sanse, a mi llegada, tuve a Imanol Idiakez y a Asier Santana, que la verdad es que me trataron de maravilla. Cuando llegué no hablaba español y euskera, menos. Lo aprendí después. Me trataron muy bien. Imanol detectó mis cualidades y mis defectos. Luego tuve a Meho Kodro, una persona increíble. Yo soy un jugador que necesitaba la confianza del entrenador, su cariño. Yo funcionaba así y cuando no lo tenía, lo pasaba mal porque me comía mucho la cabeza. Son cosas de entrenadores que tienes que respetar. Y con la llegada de Monatnier fui al primer equipo.
¿Qué recuerdo guarda de Montanier?
Él me hizo debutar. Es el primero que llega y me dice: 'Toma, es un regalo, pero con veneno'. Y lo digo porque hacerme jugar contra el Barça de medio por la derecha... Y volvemos a lo de antes. Si no tengo esto -tocándose la cabeza- y mi actitud, hubiera hecho el ridículo. Él conocía mi mentalidad: 'No pasa nada, méteme y ya verás'. Y me puso. Me dijo: 'Vas a entrar en el sitio de Xabi Prieto'. Me lo dice, le miro y él me mira: 'Haz lo que tú sabes hacer'. Me salió bien. El partido siguiente, Xabi Prieto se lesionó en el Sanchez Pizjuán en el minuto 30. Estaba Jeffrey Sarpóng en el banquillo, que era un jugador de banda, pero me dijo que me pusiera a calentar, que iba a salir. ¿Qué hago? Pues entrar y jugar, no había tiempo de quejarse. Me daba igual. Si me hubiera dicho de jugar de portero, hubiera jugado y hubiera hecho lo que tenía que hacer y ya está. No me comía la cabeza. Ese era mi punto fuerte. Pero luego, cuando me tenía que dar esta continuidad … Él siempre me ponía de lateral o de extremo, por la derecha o por la izquierda y un día le dije: 'Ponme en mi sitio, de central. Si no te vale, pues no te vale, no pasa nada' Había una competencia sana con Mikel González, Ansotegi e Iñigo. Junto a él estaba Michel Troin, que me decía que yo podía jugar de lateral. Yo sabía perfectamente, por mis condiciones físicas, que en un momento dado, en un partido o en dos, sí, pero que todo un año o cada fin de semana iba a ser complicado. Yo lo hablé con ellos, pero ellos eran los entrenadores y tomaban sus decisiones. Por mis cualidades físicas no servía para hacer un ida y vuelta como Charlie, por ejemplo, era imposible. Él era increíble. Me sorprendía porque no paraba y yo no podía hacer esto, por ejemplo. Él podía, yo no. Imposible. Ya está. Yo lo sabía perfectamente, pero daba lo mejor de mí porque al final es lo que tenía que hacer en el momento. Si no era mi sitio, que era en el que había aprendido a jugar fútbol, tenía que aprender y corregir las cosas rápidamente.
¿Eso te volvió loco?
Creo que jugué en todas las posiciones menos de delantero y de portero. No es lo mismo jugar de lateral derecho que de lateral izquierdo, la posición del cuerpo, las coberturas... Es un cambio total. Yo intentaba adaptarme de la mejor manera posible, pero me cansaba un montón. Cada vez que jugaba era como que tenía una espada encima de la cabeza. Y decía: 'Si hago ese pase y lo fallo, se acabó'. Así jugaba y solo me preguntaba: '¿Qué tengo que hacer?' Y me cansé. Es una pena. La Real ha sido un club muy importante en mi carrera y en mi vida, porque al final es donde aprendí a ser un hombre. Nunca podré criticar este club, porque me dio la oportunidad de ser un profesional y realizar mi sueño. Pasó lo que pasó. Guardo siempre buenos recuerdos de la Real y me alegro de verles tan bien. El año pasado jugaron muy bien. Con Imanol Alguacil en el banquillo me ha gustado un montón este equipo jugando de la misma manera ante el Real Madrid, Inter de Milán... 'Vamos a jugar a fútbol y vamos a intentar ganar. Si se pierde no pasa nada' Así se juega a fútbol. Eso es lo que me gusta. Y me encantó. La Real tenía un equipazo el año pasado.
Uno de sus mejores amigos era Antoine Griezmann. Siempre estaban juntos..
Sí. Antes le llamaba 'Antu', ahora digo Antoine Griezmann, porque no tenemos nada en común. Cuando fichó por el Atlético de Madrid, él venía de la Copa del Mundo. Veníamos los dos. Y le mandé un mensaje para felicitarlo, normal, porque éramos amigos y estábamos juntos todos los días. Vi que lo había leido, pero no me contestó. Y nada más. Se acabó así. ¿Qué he hecho? ¿qué le he dicho? Él sabrá. No sé cómo decirte en español porque es una palabra fea. No voy a correr detrás de nadie, nunca lo he hecho en mi vida. Si él ha tomado esa decisión, la respeto. Me alegro un montón de que haya sido campeón del mundo, que haya hecho esas cosas en el mundo del fútbol, que se haya convertido en un gran jugador, pero en lo personal... Si algún día nos cruzamos por la calle, que no se gire para gritarme 'Cada' porque le voy a decir tranquilamente: 'Anda con tu vida, yo con la mía'. Ya está y no pasa nada.
"Cuando fichó por el Atlético de Madrid, le mandé un mensaje para felicitarlo, normal, porque éramos amigos y estábamos juntos todos los días. Vi que lo había leido, pero no me contestó. Y nada más. ¿Qué he hecho? ¿qué le he dicho? Él sabrá"
¿Guardas relación con alguien de la Real Sociedad?
Es difícil. Han pasado muchos años. No escribes, no te pones al día y pierdes contacto. Tengo una gran recuerdo de Juantxo Trecet, el delegado, y una maravilla persona. No hace mucho le mandé un email a Luki Iriarte, el director de Zubieta. Lo hice porque había un jugador aquí en Francia, Gessime Yassine, que era una joya y pensé que podía adaptarse a la perfección con el juego de España. Era pequeño, pero con una técnica increíble. Ha firmado con el Dunkerque en Segunda y está haciendo cosas maravillosas. Le mandé un email para verlo, pero yo no soy agente. No me interesa nada de eso. Lo hice para darle la oportunidad a un chico que se lo merecía. No se pudo hacer..
¿Cómo surgió la posibilidad de jugar con Argelia?
No, eso no surgió. Eso estaba en mi cabeza desde hacía mucho tiempo, la verdad, porque yo siempre he tenido esa relación con Argelia por parte de mi madre. Siempre he mantenido ese contacto con la familia. Mi ilusión era jugar por Argelia, ser feliz y dar una alegría también a mi familia para que estuvieran orgullosos. Cuando debuté contra el Barça, mis tíos me lo dijeron: 'Oye, ahora ya puedes tener la oportunidad de jugar con Argelia' Y les respondí: 'Ojalá sea lo más rápido posible'. Era una decisión que ya estaba tomada. No necesité ningún tipo de reflexión. Lo sabía dentro de mí. Yo tenía esa posibilidad o de jugar por Francia, por Argelia incluso por España, pero yo lo tenía claro. Quería jugar con Argelia.
"Siempre ha sido un problema en mi carrera ser internacional africano. Me decían que no iban a contar conmigo cuando me iba, pero yo estaba preparado. Representar a tu país es lo más grande"
De hecho, siempre ha sido un problema en mi carrera ser internacional africano. Entiendo a los clubes, pero los clubes tienen que entender a los jugadores. Nosotros no ponemos las fechas FIFA, ni decidimos que se juege la Copa de África en enero. Eso lo tienes que aceptar. Luego no le puedes decir a alguien que se va a jugar esos torneos o algun amistoso, y eso ha sido así durante toda mi carrera, que no iba a jugar a la vuelta o que no iban a contar conmigo. Te ibas aunque supieras que no ibas a jugar a tu vuelta. Te vas porque eres internacional africano. Ya está. Las mentalidades tienen que cambiar. Entiendo perfectamente a los clubs porque pierden a un jugador mucho tiempo, pero, de otro lado, yo no podía rechazar la oportunidad de jugar para mi país. No me pasaba solo a mí. Lo hablaba con mus compañeros y a muchos les pasaba lo mismo. Antes de que Argelia vieniera a por mí, ya hubio mucha gente que advirtió del problema, pero yo les decía que esstaba preparado para lo que fuera a venir. Representar a tu país es lo más grande. No hay más
¿Cómo recuerdas tu infancia?
Sencilla. Siempre tenía una pelota en los pies. Vivíamos en Toulouse, hasta que tuve la edad necesaria para irme al centro de formación de Sochaux. Siempre he tenido esa ilusión de jugar a fútbol desde pequeño. Yo solo necesitaba un balón. Es lo que les digo a los niños de ahora: 'Tenéis una pared y una pelota. Perfecto, ¿qué más queréis?'. Yo era así, solitario, pero siempre con una pelota. Tenía la ilusión de jugar a fútbol. Era levantarme por la mañana y tener esta dinámica en mi cabeza y ver 'Oliver y Benji'. No miraba otra cosa, ni 'Dragon Ball Z' ni nada. No sabía lo que era ser un futbolista profesional, ni mis padres tampoco. Ellos no iban a verme. No estaban al borde del campo como ahora, como hacemos nosotros. Me recogía el entrenador, me llevaba a los entrenamientos, a los partidos y luego me iba a casa. Tenía esa libertad de no tener a un padre que estuviera por detrás. Es cierto que con el paso de los años mi padre me venía a grabar. Podía haber marcado en un partido tres goles, que luego veíamos el partido, lo pasaba rápido, y cuando fallaba un pase, era cuando me decía: 'Eso es lo que no tienes que hacer'. No tenía ni idea de fútbol. Luego ya me fui al Sochaux. Tuve una infacia muy sencilla, lo más normal del mundo.
¿Nadie de tu familia llegó a ser futbolista?
Nadie. Vengo de una parte de Francia en la que el deporte número uno es el rugby, no el fútbol. Mis tíos, incluso mi padre, jugaron a rugby. Ellos, de hecho, querían que jugara al rugby. Tenía cualidades, pero no la mentalidad. Preferí el fútbol. Ello no querían, pero decidí intentar ser futbolista profesional. Mi padre era jefe de obra, pero siempre estaba en el extranjero y mi madre limpiaba casas. De pequeño era lo que me faltaba, la figura del padre que jugaba con su niño, que es lo que intento hacer con mis hijos. Para él fue duro porque se tuvo que ir lejos a ganar dinero para su familia. Es muy respetuoso, pero, egoístamente hablando, hubiera sido mejor que hubiera estado un poco más conmigo en casa conmigo.
¿Alguno de sus hijos quiere seguir los pasos de su padre?
Son muy pequeños (6 y 4 años). No lo sé. Quiero que disfruten, nada más. No tengo un 'plan Mbappé', como veo aquí en Francia, que algunos padres se vuelven locos con este tema. Es asqueroso que tu niño haga una carrera para ganar dinero y para que te cuiden. Me da rabia, asco. Tu niño tiene que ser lo que quiera él. Les preguntaré en su momento: '¿Quieres jugar a fútbol?' Si me dicen que sí, entonces les diré: 'Juega, pero hazlo para ser feliz, no te pongas ninguna presión. Tu padre nunca la tuvo'.