El canterano favorito de Ancelotti sale reforzado del examen de Aranda de Duero
Mario Martín exprimió los 20 minutos que le dio Carletto, primero como pivote y más tarde como central.

Mario Martín (19 años) encandiló desde hace tiempo a Carlo Ancelotti. El curso pasado el técnico italiano apuntó el nombre del mediocentro del Castilla por una razón: su carácter competitivo. El toledano mostró personalidad e intensidad desde sus primeras sesiones a las órdenes de Carletto, perdiendo el respeto (en el buen sentido) a los futbolistas que hasta hace poco sólo veía por televisión.
Aunque no es el jugador más talentoso ni vistoso de Valdebebas, los técnicos sí que consideran a Martín como uno de los futbolistas que tienen un porcentaje altísimo de hacer carrera en Primera, ya sea en el Real Madrid o en otro equipo. Su fuerte carácter es oro a la hora de dar el salto al fútbol profesional, lo más complicado para cualquier jugador.
Contra la Arandina disputó su segundo partido con el primer equipo (debutó la temporada pasada, ante el Atlético en Copa). 20 minutos le bastaron para destacar, primero como pivote (su demarcación habitual) y más tarde como central, ya que Ancelotti tuvo que utilizar su polivalencia para cuadrar las cuentas que no rompieran la legalidad (siempre debe haber, como mínimo, siete jugadores del primer equipo en el campo).
Mario estuvo agresivo al corte, preciso con balón (lanzó una buena contra que casi termina en gol de Joselu) y aportó equilibrio en los minutos finales, cuando el duelo se descontroló. Un buen nivel que reafirmó a Ancelotti en su idea de que es un jugador que puede ayudar al equipo en esta fase de la temporada donde la plaga de lesiones está haciendo tanto daño. Aunque es difícil que tire de él para jugar en defensa (Carrillo es la opción natural), sí que puede dar una alternativa en el centro del campo cuando Tchouameni tenga que retrasar su demarcación.
El hombro le alejó de la pretemporada
La temporada empezó mal para Mario Martín, puesto que era uno de los canteranos a los que Ancelotti quería ver de cerca en la gira, pero tuvo que tomar una difícil decisión: dejar que se marchase el tren de la pretemporada para pasar por el quirófano y solucionar definitivamente los problemas de hombro que arrastraba desde hace meses. Se perdió las cinco primeras jornada con el Castilla y cuando reapareció (el 30 de septiembre ante el Recreativo) recuperó su rol indiscutible para Raúl, otro técnico que tiene devoción por él (le subió al filial en la 2022-23, siendo aún juvenil).
Su futuro el próximo curso depende en gran medida de si el Castilla consigue el ascenso a Segunda. Si no es así, lo lógico es que se le busque una cesión en Primera, igual que ha ocurrido este año con Rafa Marín, porque el Real Madrid quiere verle pronto en el primer nivel para ver cuál es su techo en el mundo profesional.