Caparrós: "En mi final se habló de La Gabarra con la boca pequeña por el Barça, pero ahora la veo engrasada y está todo abierto..."
El utrerano dirigió cuatro años al Athletic (2007-2011) y dos al Mallorca (2011-2013) y ahora los recibe en su ciudad emocionado.

Sevilla.- Joaquín Caparrós (Utrera, 1953) es uno de los cuatro únicos entrenadores que han dirigido al Athletic y al Mallorca en su historia junto a Patricio Caicedo (1899-1981), Koldo Aguirre (1939-2019) y Mané (1950-presente en La Cartuja con su familia). El técnico puso San Mamés en pie de 2007 a 2011, llegando a disputar una final de Copa contra el mejor Barça, e hizo soñar a Son Moix con Europa en 2012. Ahora recibe ilusionado a ambos equipos y aficionados en Sevilla, la ciudad donde reside.
¿Cómo está? Sé que hace poco hicimos una amplia entrevista en su casa de la Plaza de Cuba, y ya siento ser pesado, pero es que tenemos una final que será especial para usted…
Puede preguntar siempre que quiera. Me gusta mucho esto de Relevo, ¡eh! Lo están haciendo muy bien. Menudas entrevistas interesantes que leo. Hacían falta, porque ya no abundan; me gusta cómo las enfocáis…
Así da gusto empezar. Bueno, una final Athletic-Mallorca y en Sevilla, su ciudad. ¿Con quién va o qué hará? No me extrañaría que esta vez, para no reñir con nadie, fuese con el árbitro...
[Risas] ¡La que se va a liar! Vienen buenos amigos y compañeros de Bilbao. Tengo tres días por delante bastante exigentes y estoy encantado de que así sea. Estuve dos años en Mallorca. El primero, que fue muy bueno, y luego otro más complicado con el problema del accionariado. Y, claro, los años en el Athletic fueron bonitos. Muy emotivos.
¿Por qué de todo?
Disfruté de lo que es la filosofía. Comulgo con ella al cien por cien. Como también estoy encantado ahora con que este partidazo se dispute en una ciudad como Sevilla. Es un marco espectacular, en un campo que va a ser un espectáculo. Y no solamente en el terreno de juego, sino también fuera. Que Athletic y Mallorca lleguen a la final es un homenaje realmente al fútbol. Nos hace mucho bien.
¿Tiene la agenda más repleta por los actos a los que le han invitado por la parte del Athletic o por la parte del Mallorca?
No, del Mallorca todavía no he recibido nada. Pero de la gente del Athletic, sí. Muchísimos.
Se nota entonces dónde dejó más huella... Cuente, cuente.
Vienen directivos con los que estuve, gente de la Junta, el presidente, tengo varios encuentros con periodistas del País Vasco, me veré con aficionados, excompañeros… Igual recibo también alguna invitación o propuesta del Mallorca, pero todavía no, la verdad.
¿Cuál es la propuesta más inesperada que le han hecho y qué le apetece especialmente hacer de todo lo que le han ofrecido?
Me gusta ver a toda la gente, pero ahí siempre aparece Iribar… El Txopo estuvo hace poco aquí en el homenaje que me hizo el Sevilla. Y yo estuve también en el que le hicieron a él en Bilbao. Tenemos una relación muy buena. Fue un gran honor para mí estar en el Athletic con él.
¿Tan importante es?
Es una persona muy importante y, cuando yo llegué allí, me ayudó mucho en todo. Él me adentró en la historia y en la idiosincrasia del club. Y me hizo conocer lo que es la sociedad vizcaína. Me abrió los brazos a mí, a mi familia y a todos los técnicos que iban conmigo. Y eso no se olvida nunca. Siempre le estaré súper agradecido. Siempre me ha ayudado. Aquel detalle en mi acto, cuando le vi entrar, fue muy emotivo. Conecté mucho con el Athletic y con su gente.
¿Dónde y con quién verá esta final?
Pues bueno, todavía está abierto...
¿Cómo? Si la gente se pega por una entrada. No me diga que está pensando en no ir…
Tengo la posibilidad de ir al campo, pero también hay una gran propuesta para verlo en casa con un grupo de gente muy especial. Y eso también me ilusiona. Porque va a haber muchísima gente. Voy a esperar para decidir. Tengo esa posibilidad y, por lo tanto, ya lo pensaré.

Si se acerca a La Cartuja, ¿irá al palco?
Yo si acudo al campo es para ir a la grada. Con una entrada y a disfrutar. A mí estos partidos me gusta verlos en la grada con los aficionados. Para ir al palco… En el palco se ve bien también, y se viven los partidos, pero… Donde se vive realmente un partido y una final es en la grada.
"No sé si iré al estadio, a la grada que no al palco, o lo veré en casa con un grupo de gente muy especial; el ambiente va a ser tremendo"
Da la sensación de que el Athletic ya ha ganado. ¿Conociendo lo que se cuece ahí en ese vestuario, cree que la plantilla se habrá contagiado de ese favoritismo?
Es cierto que es lo que se palpa. Y lo sé porque yo me he trasladado a aquella final nuestra que jugamos en 2009. Son ya muchos años, pero cuando se desata la euforia es parecido. Me consta, porque así me lo han confirmado, que está toda la ciudad de Bilbao engalanada con banderas del Athletic y que ves bufandas por todos lados. Hay un ambiente grande en todo Vizcaya, y si me apuras en Euskadi. Los futbolistas del Athletic tienen un entrenador como Ernesto, con muchísima experiencia. El Athletic tiene futbolistas con experiencia. Ahí están Óscar de Marcos, Raúl García o Iker Muniain. Seguro que cuando vean a sus compañeros, que estarán súper, súper motivados, pues les darán tranquilidad. Porque yo creo que ese puede ser el error de los dos equipos.
¿La extramotivación?
Sí. El exceso de motivación en una final te puede llevar a cometer errores. Y los errores en una final, a un solo partido, lo lógico es que se paguen. Lo que pasa es que tanto un equipo como otro tienen una ventaja: tienen a dos pedazo de entrenadores. Tanto Javier Aguirre como Ernesto tienen muchísima experiencia y saben templar este tipo de situaciones y manejar esas ganas de ganar. Es un factor importante. Es necesario un nivel exacto y óptimo de activación y de motivación.
Mencionaba antes a Valverde. ¿Ha podido hablar mucho de fútbol en el pasado con él?
Cuando yo estaba en el Athletic, Ernesto estaba en el Espanyol, Olympiacos y Villarreal. Hemos coincidido y hablado. Independientemente de lo que supone a nivel personal, que es un tío íntegro total y sabe manejar los grupos de maravilla, es un técnico ideal para entrenar al Athletic. Lo conoce de arriba abajo. Ha jugado en el Athletic, conoce su historia y tiene algo fundamental: se identifica con Lezama, la fuente de la que va sacando futbolistas. Está haciendo un equipo muy bonito.
¿Y qué dice de otro león como Aguirre?
Ha demostrado lo grande que es y cómo se ha ido reciclando y adaptando a lo que es el fútbol de hoy. Este Mallorca es un equipo que sabe a lo que juega. Y eso es muy bueno para un partido como éste. Creo que los dos equipos no van a cambiar nada de lo que han estado haciendo en la Liga. Ahí está el sello de sus entrenadores.
¿Le gusta La Cartuja como escenario de la final o, como a muchos nos sucede, es un estadio que no le transmite demasiado y le deja frío en comparación con el Sánchez Pizjuán?
Claro que me gusta. Es que estamos hablando de que va a haber un lleno total. Y luego fuera se calcula que vienen más de 70, 80.000 o 90.000 aficionados de Bilbao. Habrá cerca de 40 o 50.000 personas fuera. Y con los de Mallorca me imagino que pasara igual. Lo que más me gusta de todo es que se sepa el escenario de la final antes de empezar la competición. Y no como antes, que se hacía dependiendo de quién jugara y hay muchas historias sobre eso... Esto es bueno para planificar el viaje. Es un acierto de la Federación. Y por eso habrá el ambiente que habrá.
¿Dónde estaba y qué hacía Caparros cuando el Athletic ganó el doblete del 84 con el que aún se relame su hinchada?
Estaba empezando a entrenar hasta ir al San José Obrero. Cómo pasa el tiempo.
¿Y recuerda aquel equipo que dio la última gran alegría a su gente?
¡Cómo no! Aquel Athletic de Javi [Clemente]. Era un equipo competitivo, que sabía lo que jugaba. ¿Y sabe qué pasa?
¿Qué?
Que tú miras a ese Athletic y miras a este Athletic, y salvando los años, hay un denominador común: es un equipo donde prima la colectividad. Es un equipo solidario e intenso. Por lo tanto aquel equipo de Javi tiene ese denominador común con el de Ernesto. Que duda cabe que hay futbolistas distintos, con muchísimo tiempo entre una fecha y otra, pero ese ADN el Athletic no lo ha perdido.
"Este Athletic tiene un denominador común con el del 1984: primera la colectividad, la solidaridad y la intensidad. Ese ADN no se ha perdido"
¿Alguna vez vio de cerca La Gabarra?
En foto. Se hablaba de ella cuando nosotros estábamos allí y jugábamos la final de Copa de 2009. Lo que pasa es que, claro, se hablaba con la boca pequeña, porque el contrario que teníamos era el Barcelona. Éramos conscientes de que era complicado. Pero bueno, sí que me hablan de ella y ya veo que ahora la tienen ya engrasada. Pero bueno, ese tipo de cosas es para gente de fuera del fútbol, para aficionados, y es lógico. Los futbolistas y su cuerpo técnico tienen los pies en el suelo y son conscientes de que en frente hay un buen equipo. Un equipo que compite de maravilla y que está en la final por méritos propios, igual que el Athletic. Va a ser una final muy abierta.
Usted estuvo cerca de volver a rescatar esa peculiar embarcación, pero el Barça de Messi le ganó una Copa en Valencia, además de la Supercopa. ¿Cómo vivió aquella final y cómo se gestiona una decepción de ese tipo que ya ha tenido que soportar varias veces el aficionado rojiblanco?
Nosotros perdimos y cuando llegamos a Bilbao estaba toda la ciudad esperando al equipo. La plaza del ayuntamiento estaba llena, e incluso la Diputación, para recibirnos. Los propios futbolistas decían 'pero si no hemos ganado nada; nosotros somos un equipo que tenemos que celebrar las victorias'. Pero claro, aquello fue después de 24 años sin llegar a una final y la gente pues nos recibió como nos recibió. A partir de ahí el equipo empezó a crecer y vino una hornada grande de futbolistas jóvenes con muchísima proyección a los que Bielsa les dio continuidad. Y luego, poco a poco, se salió de una situación mala.
Crítica diría yo.
Cuando nosotros llegamos la situación era complicada. Sin embargo, ahí está Lezama. Es un pozo que no tiene fondo. Se trabaja bien y de ahí surge mucho talento. Esos chicos son los que van haciendo crecer al club, al mantener esa filosofía que le hace ser un equipo único. Ahora es la envidia de muchos clubes a nivel nacional. La globalización ha hecho que cada vez haya más futbolistas de fuera y menos jugadores de casa, y a la gente le gustaría tener muchos futbolistas domésticos como tiene el Athletic.
Tener que salir del Athletic por unas elecciones no debe ser fácil, le ha pasado recientemente a Marcelino, por ejemplo. ¿Hubiera seguido en Bilbao toda la vida?
Hombre, toda la vida no sé, pero sí es verdad que teníamos un proyecto, porque era un equipo con muchísimos recorrido. Había futbolistas que estaban en pleno rendimiento, como eran Iraola, Gorka, Orbaiz, Gurpegi y luego venían San José, Susaeta, Muniain, Javi Martínez, Fernando Llorente… La prueba está en que, entre todos ellos, hubo muchos internacionales y dos campeones del mundo. Pero esa es la grandeza del Athletic, yo siempre lo he dicho: este club está ahí porque el nivel de exigencia es grande. Teniendo una filosofía limitada en cuanto a la posibilidad de fichar, pues la exigencia está en Europa, en llegar a lo máximo en Copa… Y esa exigencia, que no la tienen otros equipos, pues te hace que estés vivo, y que todo el mundo, desde el que capta a los chicos, que es el gran éxito del Athletic, lo mame. Los captadores son fundamentales porque ven a esos chicos de 13, 14, 15 años y los llevan a Lezama.
¿Se arrepiente de haberse volcado públicamente con Macua, el perdedor de las elecciones de 2011, o Urrutia hubiera confiado en Marcelo Bielsa independientemente de lo que hiciera?
Cuando llegué al Athletic fui con un consenso de Ercoreca y de Fernando Macua, por lo tanto yo sabía que iba a ser el entrenador del Athletic sí o sí. Había una junta directiva con la que me impliqué mucho, ellos lo vieron, y ellos también se implicaron conmigo. Había un proyecto muy bonito de continuidad al finalizar ese mandato, pero no sé lo que pensaría el otro candidato. La grandeza del Athletic es que cada cuatro años viene otro, hay unas elecciones, trae su proyecto y lo pone a funcionar. Eso es lo que hace ir creciendo el Athletic. Aquello ya pasó. Es verdad que toda la familia y a todo el cuerpo técnico nos hubiera gustado seguir, pero es lo que hay. Siempre será así cada cuatro años. Lo importante es que abajo, Lezama, con su filosofía, no se apaga y es inagotable.
De todo lo que vivió en Bilbao, ¿cuál es, digamos, el mejor recuerdo, o el recuerdo más recurrente que le viene a la cabeza?
La implicación que hay en la sociedad vizcaína con el Athletic. Athletic y la sociedad vizcaína es lo mismo. Está todo unido. Lo primero es el Athletic y la Virgen de Begoña. El Athletic es un ejemplo en todo. Hay una cosa curiosa…
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El ejemplo se da con los futbolistas. Cuando hacen declaraciones o cuando hay un cambio, no hay un mal gesto ni una declaración en contra de un entrenador o en contra de lo que es la junta directiva. Luego, todo el mundo tiene su amor propio, pero siempre hay ese ambiente. Yo he tenido la suerte de entrenar a varios capitanes como Joseba Etxeberria, Yeste, Orbaiz y Gurpegi y me he dado cuenta cómo se ha ido sucediendo la capitanía. Y todos piensan y actúan de la misma forma. Esos lo mamaron de Dani, de Alkorta, de Iribar. Defienden a la institución, la respetan, se implican con ella y transmiten sus valores. Eso me impactó mucho conocerlo de cerca.
Su salida le empujó a buscarse las habichuelas en Suiza y, después de aquella aventura tan accidentada, llegó a Mallorca. ¿Qué recuerdo tiene usted del club y que recuerdo cree que tiene su afición de Caparrós?
Yo llego al Mallorca por Lorenzo Serra Ferrer. Él era uno de los más emocionados con el fichaje. Me quedé asombrado. Era uno de los máximos accionistas, y Nadal era el responsable deportivo. Llegamos pronto a un acuerdo y ahí estaba un presidente que era un tío espectacular, Jaume Cladera. Un diez. Tuve una relación con él buenísima. Y la primera temporada fue genial. Fuimos de menos a más, hasta el punto que en el último partido de Liga que jugamos en el Bernabéu teníamos opciones de entrar en Europa porque antes de empezar ya estábamos ahí. Y el objetivo inicial era mantener la categoría. Tocó el Madrid y ese famoso partido con la celebración del título y el récord de los cien goles. Perdimos 3-1. Automáticamente me quisieron renovar. Yo estaba bien, pero por una cuestión accionarial, por la pelea que había a social con el presidente y con Lorenzo, pues hubo que vender a futbolistas. Y ese segundo año fue duro. Personalmente tengo muy buen recuerdo porque trabajamos bien con la cantera y sacamos algunos chicos. Al final nos tuvimos que marchar. La gente es la que tiene que valorar lo realizado. Yo, insisto, tengo un grandísimo recuerdo. La prueba está en que voy mucho a Mallorca, aunque no he ido al campo, porque además tengo a mi hijo mayor trabajando allí en un pueblecito.

La primera temporada hizo números sensacionales, pero llegó en una situación complicada ya que había salido Laudrup porque su ayudante, Erik Larsen, criticó a Lorenzo Serra Ferrer. ¿Cómo fue su relación, siendo sevillista, con un bético como el accionista mayoritario?
Había sido un año muy complicado, pero lo salvamos muy bien. Había un buen grupo con jóvenes, Ramis el Chori, Aouate, Pina… Se entrenaban con una intensidad grande. Lo que pasa es que luego se empezaron a ir futbolistas y… Toda la parte defensiva se fue, a los chicos que vinieron les costó adaptarse y acabamos mal. ¿Mi relación con Lorenzo? Muy buena. Sí, sí, muy buena. Porque teníamos un lenguaje que era el del fútbol. En ese momento era uno de los máximos accionistas, pero era el vicepresidente y era el que llevaba al área deportiva. La relación era muy buena y muy fluida. Y eso que anteriormente habíamos tenido piques muy fuertes estando él en el banquillo del Betis y yo en el del Sevilla. Hemos jugado partidos que fueron muy fuertes. Pero derbis fuertes en el pre y en el post.
"Al Mallorca llegué por Lorenzo Serrar Ferrer y la relación fue muy buena pese a que las habíamos tenido en los derbis Sevilla-Betis"
Al final de esa primera temporada en el Mallorca, incluso recuerdo que se especuló con su regreso al Sevilla. ¿Hubo opciones?
Sí, hubo opciones, pero lo dejamos ahí.
Renovó en Palma, comenzó bien el segundo año y poco a poco el equipo se fue hasta el descenso y acabó bajando con Manzano...
Así fue. Es un club en el que estaba a gusto y ahora disfruto al verle porque va creciendo. Ha sabido salir de una situación complicada, cuando bajó, y volvió a subir y se ha consolidado, que es lo importante. Ha hecho sus estructuras más fuertes y le veo muy bien.
¿Cuántos futbolistas de los que habrá sobre el verde este sábado han pasado por sus manos?
Yo no sé si del Mallorca queda alguno… Sí, Abdón Prats, al que hice debutar en Copa [el 13 de diciembre de 2011, a los 19 años, y luego le dio minutos en octavos y en un partido de Liga en Getafe esa misma temporada]. Era sobrino de Toni Prats, que era entonces el director de Fútbol Base. Un tío magnífico con el que también tuve una buena relación. Y en el Athletic ya sólo dos, ¡pero qué dos! Muniain y De Marcos.
¿Con Raúl García no coincidió?
No, y mira que quise. Nosotros íbamos detrás de él cada temporada. Pero nunca hemos podido cruzar nuestra carrera profesional. Su nombre siempre estuvo en la candidatura de Macua, el último año antes de la elecciones. Estuvimos detrás de él, pero no pudo ser.
¿Y cuántas ganas tiene de volver a ser protagonista en el banquillo?
Pues sí tengo ganas, pero de lo que tengo ganas es de que el proyecto en cuestión se haga realidad. Estoy preparado y todo mi cuerpo técnico está preparado, pero tiene que venir verdaderamente un proyecto interesante y eso es complicado.
¿Por?
Ahora el mundo del fútbol va, como ya hemos hablado otras veces, hacia un lugar donde todo es inmediato, todo muy rápido. Siempre ha sido así, ¿no? Pero yo creo que ahora más. Y luego hay mucha gente metida que no son gente de fútbol. Son más de números y de otras áreas. Hay menos gente de terreno de juego, de pisar césped, de olerlo, de haber tenido esa experiencia y eso te lleva muchas veces a que el área, diríamos la importante, que es la futbolística, no vaya bien en muchos equipos. Entonces, bueno, ahí estamos. Es interesante, estaremos abiertos a todo. Y si no, pues tranquilidad. A ver y disfrutar del mucho fútbol que tenemos.
Como esta final. ¿Se atreve con algún pronóstico?
No. No, no, porque…
Porque...
No es que no me quiera mojar, es que la final está muy abierta con dos equipos que sabemos a qué van a jugar. Si me apuras, hasta las alineaciones se saben de memoria. Habrá algún matiz de los entrenadores en el balón parado ofensivo y defensivo, pero los dos equipos tienen las cartas boca arriba. Disfrutemos.
¿Animará más al Athletic?
Voy a intentar disfrutar del partido. Y de lo que habrá fuera del campo. Será tremendo.