COPA DEL REY

La Copa de los modestos, la noche donde todo es posible: "Es lo mejor que viví en mi vida, íbamos al súper y todo era una fiesta"

Vuelve la Copa del Rey y en el recuerdo perduran las grandes hazañas de equipos humildes contra los gigantes de Primera.

El Mirandés celebra su pase a semifinales en la 19-20./EP
El Mirandés celebra su pase a semifinales en la 19-20. EP
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Bienvenidos al planeta fútbol. Ahí estaréis, al otro lado de la pantalla, todos aquellos y aquellas que habréis soñado con ocupar ahora el trono de Aitana Bonmatí, que enloquecéis con los goles de Bellingham o vivís el partido a partido del Cholo Simeone. El fútbol es tan vuestro como de ellos, aunque no siempre lo parezca. La Copa del Rey es ese billete directo a la nostalgia que inundará los campos de España a lo largo de esta semana. Su itinerario es extenso, 90 minutos (si no hay prórroga) y 55 partidos. Vaya atracón. ¿Avión o tren? Nada que ver. Los modestos viajan en autobús y, en ocasiones, hasta en sus vehículos personales. Ellos representan al fútbol de la calle, al que todos juegan en el patio del colegio. Desde casa, toca ver con orgullo a esos pequeños pueblos que lucharán de tú a tú contra los gigantes de Primera y Segunda. Los invencibles.

Este pasado fin de semana, Barça y Real Madrid, que no estarán en esta primera ronda por jugar la Supercopa, se enredaron en un duelo de rock and roll representando a The Rolling Stones y The Beatles. Tres días después, no hay Spotify que valga, es el turno de las charangas de pueblo y de las canciones populares. Las que convierten a los jugadores más modestos en estrellas del rock por un día. ¿Puede David vencer a Goliat? La historia se remonta a la Biblia o a un cuadro de Caravaggio, con más mística que realidad. Lo cierto es que los fuertes siempre ganan. O casi. Esta Copa, en especial desde el cambio de formato, ha escrito historias de enorme belleza, ha cumplido deseos imposibles y ha reconciliado, en cierta parte, a aquellos que no creen en el fútbol de hoy.

Pero el balón es mucho más. La RAE miente: "Juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuya finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, de las que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos". Si se redujera tan solo a eso, la Selección femenina no habría conseguido dar la vuelta al mundo en defensa de sus derechos ni pueblos de apenas mil habitantes habrían guardado en sus retinas imágenes que narrarán al detalle a sus nietos.

No hay más que ceñirse a los hechos. Relevo ha viajado al pasado para retomar gestas que fueron mucho más que un resultado y ha comprobado que hay episodios recordados con la exactitud de un reloj suizo. Su valor es incalculable. Uno de los más sonados de los últimos años fue el del Mirandés. Con Iraola a los mandos, al que ya se le veían maneras, logró alcanzar las semifinales desde Segunda División. Fue la primera edición del formato de partido único en casa del modesto. Nadie le pudo tumbar en Anduva. "Fue una pasada. Se me siguen poniendo los pelos de punta. Mis dos años allí fueron impresionantes, los mejores de mi carrera. Nos paraban por la calle para pedirnos fotos. Allí son muy del Mirandés. Las semanas de la Copa del Rey eran una fiesta. Íbamos a la calle y nos sentíamos arropados. En cada cafetería... Íbamos al supermercado y era una fiesta", narra con nostalgia Álvaro Rey, uno de los protagonistas.

Antes de todo ello, el Mirandés tuvo que bajar al barro. El Coruxo le puso contra las cuerdas (4-5), como el UCAM Murcia (2-3): "Los partidos más complicados fueron las dos primeras rondas. El primero fue a cara de perro, con el campo en mal estado...". En casa se ve todo distinto. Por el camino, adiós al Celta (2-1), al Sevilla (3-1) y al Villarreal (4-2), ante su gente y con incluso más holgura que contra los más modestos. Solo pudo con ellos el campeón, la Real Sociedad (3-1 en el global), en semifinales: "La Real no se esperaba nuestro partido en la ida allí. Presionábamos arriba, no teníamos miedos ni complejos. Iraola nos inculcaba que para nosotros era un premio, que jugáramos sin miedo, que era un regalo de la vida".

A un Iraola al que ya se le veían maneras de entrenador grande. "Es que no podría decir nada malo. No he tenido un entrenador como él. Es un orgullo que me haya entrenado y ver todo lo bueno que le está pasando. Cuando ganábamos en la Copa, nos íbamos de cena. Nos decía que estuviéramos calmados", recuerda entre risas Álvaro Rey. Anduva, vestido de gala día tras día, apreció con orgullo cómo se repetía la gesta de Pablo Infante y compañía. Sí, aquel banquero que se convirtió en pichichi de la Copa del Rey y llevó a los suyos a estar entre los cuatro mejores jugando en Segunda División B: "Tuvieron hasta más mérito, ¡estaban en Segunda B!".

El Mirandés cayó con gloria. Nadie discute su hazaña, pero aquí estamos también para poner los 'pero'. Sí, estaban en Segunda División. Quizás no eran tan modestos. La narrativa ha recogido epopeyas de incluso más calibre porque reunieron a aquellos para los que el fútbol es más un hobby que un trabajo. Los más pequeños, desde Regional, aún no han logrado dar un golpe en la mesa y eliminar a un Primera. Sobre la mesa, seis saltos de categoría. La teoría de los seis pasos establece que toda persona es capaz de conectar con cualquiera enlazando seis eslabones de una cadena. Con los futbolistas de Preferente (o incluso Primera Autonómica) dicha escala es mucho menor. Cualquiera de los que leen estas líneas conoce o sabe de alguien que es cercano a un jugador de esta dimensión. ¡Y ahora juegan contra los de LaLiga!

Los milagros se celebran con pulpo

La nueva Copa se estrenó en la 2019-20 y dejó, de primeras, una sensación algo agridulce a los amantes de la épica. Los grandes no caían y hubo que esperar hasta el último día para una de las mayores gestas. El Jaén eliminó al Deportivo Alavés y se convirtió en el primer equipo de Tercera División en echar a un Primera desde la temporada 1980-81. Toma carta de presentación. Lo logró, además, con méritos: 3-1 y con maestría al contragolpe. "Fue espectacular, no solo por la gesta, sino por cómo se hizo. Fuimos incluso superiores, fue justo", recuerda su técnico, Alberto González.

Su entrenador, autor de un libro en el que desengrana al detalle cómo bordar una transición, fue claro protagonista. Lo mejor es su éxito en la práctica. Aunque, a decir verdad, esta Copa no engancha tanto por su fútbol sino por la ilusión que despierta. "Fue un día espectacular. Una fiesta para Jaén. Hacía mucho frío y vinieron a vernos unas 3.000 personas. Fue algo inesperado también para la gente", recuerda.

Y tanto que fue inesperado, que no tuvieron ni que intervenir instancias divinas: "Es que fue justo, que es lo más raro. Normalmente se tiene que dar que se te aparezcan todos los Dioses, tener una, meterla y que el rival tenga muchas y no lo consiga. Fue una noche inolvidable". Aquel Jaén fue el primero en levantar la mano. Un pionero para el resto.

Su legado lo heredó, por ejemplo, el Arenteiro, que se cargó al Almería (2-0) en primera ronda y le dio un buen susto al Atlético en la segunda (1-3). Desde O Carballiño, capital del pulpo à feira y, desde entonces, un templo de la emoción. El Estadio de Espiñedo es de esos campos modestos que invitan al miedo escénico. Incrustado entre las casas del pueblo y el bosque, el clima frío y las precipitaciones habituales en la localidad convierten en trampa cualquier duelo. Este año también les toca, ante el Avilés, pero su ascenso a Primera Federación les convierte en el Goliat de esta historia. Antes, fueron el David: "Lo de otros años ha generado mucha ilusión en el pueblo. La Copa ya es un objetivo a cumplir".

El Almería se enredó bajo el diluvio universal, mientras las gargantas no dejaban de cantar. Superados por el ambiente y la resistencia del Arenteiro, los de Rubi se despidieron de la Copa por la puerta de atrás. "El año pasado cuando nos tocó el Almería se vivió como un poco de decepción, queríamos a uno grande. Es curioso porque después ya no queríamos un grande, queríamos otro de Primera para seguir avanzando", recuerda su presidente Argimiro Marnotes.

Después llegó el Atleti y perdieron con honor. Se adelantaron, de hecho, con gol de Marcos Alonso y los de Simeone acabaron remontando con sufrimiento... y polémica. "Si el árbitro hubiera tenido otro comportamiento... Hubiéramos peleado con más igualdad. Fue todo de aquella manera. Nos quedó ahí ese orgullo", valora Argimiro. Aun así, se quedaron con un gran sabor de boca porque la Copa es mucho más que una copa.

"Aprovechamos la Copa para poner en valor nuestra gastronomía y nuestro pueblo"

Argimiro Marnotes presidente del Arenteiro

El Atlético lo demostró: "Su cariño fue espectacular. Hicimos un hermanamiento. Esto hace afición. Recuerdo que Cerezo vino al palco de Espiñedo, que es un campo de lo más humilde que te puedas encontrar en España. Me dijo que tenía mérito organizar un partido en un campo como el nuestro. El presidente valoró mucho lo que hacíamos". Aquella experiencia hizo sentir por un día al Arenteiro como estrellas del rock: "Antes del partido nos concentramos en un hotel para que sintieran a la gente, el camino al campo. Al final es lo que le gusta al jugador, el espectáculo".

En la comida de directivas, probablemente, Cerezo quedaría encandilado. O Carballiño es la localidad por excelencia del pulpo à feira y celebra cada año una multitudinaria fiesta gastronómica. Al ganar al Almería, lo tomaron todos juntos. Quien escribe estas líneas recuerda con detalle la recomendación que le hizo el propio Argimiro en un sorteo de la pasada edición: "Aún estás pendiente de venir. Lo probarás y lo dirás, que es el mejor. Aprovechamos estos partidos para poner en valor nuestra gastronomía y nuestro pueblo. Que se hable de O Carballiño".

¿Golear a un equipo de Primera? ¡Imposible!

¿Es posible que un equipo del fútbol no profesional gane 5-0 a un equipo de Primera División? En esta Copa no se puede decir que no a nada. El Atlético Baleares lo demostró ante el Getafe de Quique Sánchez Flores en diciembre de 2021. Tiene un pequeño asterisco: la expulsión de Cabaco en el 32'. Cabe no restarle mérito alguno, ya que ya estaban por delante. Después, el Estadi Balear vivió una fiesta, con tres goles en los últimos 20 minutos de partido. Cuando hay hazaña, las alegrías duran doble, por lo que enlazaron celebraciones sin realmente ser conscientes de que estaban escribiendo su nombre en la historia de la competición.

Xavi Calm era el entrenador de aquel equipo, que era una piña. Y la Copa, para ellos, fue una motivación especial: "Vino la semana anterior un niño de 7 años con cáncer. Estaba en una situación difícil y le operaban el día antes del partido. Le cogimos como referencia porque teníamos que pasar y él recuperarse para que pudiera venir al estadio a ver el siguiente". Antes del partido del Getafe (5-0), proyectaron un vídeo de su padre en pantalla: "En el descanso, nos conjuramos para seguir igual, por nosotros, por la afición y por él". En la siguiente ronda, contra el Celta (2-1), pudieron hablar con él por videollamada en la previa, mientras se recuperaba en casa de la operación. Y ya contra el Valencia (0-1), en el final de la aventura copera, el chico pudo disfrutar desde el estadio de su equipo, tras pasar por el vestuario antes del arranque.

Aquella conjura no fue más que un plus que acompañaba a la ilusión de un equipo y toda una ciudad. Sentimos poner en pausa la épica. Nada de esto sería posible sin el trabajo de entrenador, sin la táctica: "No teníamos nada que perder. No podíamos empezar con miedo. Teníamos que generar una ocasión o un córner para enganchar a la gente, darles esa ilusión. Jugamos el arma de meterles en el partido enseguida, siendo agresivos". Incluso en las preguntas más tácticas, aparece la otra cara del fútbol. La que lleva a creer siempre: "Sinceramente creíamos que podíamos ganar al Valencia. Si no crees, no vas a ningún lado". Como para no creer, si este Atlético Baleares pasó la primera ronda con un gol de su portero Xavi Ginard en el último minuto. "Es un recuerdo imborrable, una experiencia única. He jugado la Conference, pero esta Copa fue lo mejor. La sensación que se te queda dentro...", rememora Xavi Calm.

El mismo éxito (y desde la misma categoría) logró el Ibiza, que goleó 5-2 al Celta de Vigo. Era época de pandemia y apenas unos cuantos afortunados pudieron acudir a Can Misses a disfrutar de uno de los éxitos más alocados del nuevo formato. Además, por las formas. Sergio Castel firmó el doblete en el 27', un minuto después Javi Pérez colocó el 3-0, fruto de su inspiración en el torneo: "El primer flash que se me viene a la mente es mi compañero Javi Pérez, que estaba iluminado. Parecía que la Copa estaba hecha para él". Y Manu Molina celebró el 4-0 tras una hora de encuentro. Después, los celestes amenazaron con remontada con dos goles en ocho minutos. Rodado sentenció.

¡5-2! Un resultado para el que no hay excusas, aunque Javi Lara, entonces jugador del Ibiza, pone un matiz: "Era en césped artificial y ellos no daban la sensación de estar muy cómodos". Y la euforia, pese a que el asunto diera para mucho, era mejor rebajarla: "Nos dio mucha confianza para la Liga, que es lo que nos daba de comer. No hicimos nada especial, estábamos en pandemia". Aun así, todavía alucina con lo que pasó, incluso en una amplia carrera como la suya: "He tenido la suerte de jugar en Copa contra Real Madrid y Barça, pero como meterle cinco a un equipo de Primera, nada... ¡Si no pasa ni entre ellos!".

Los que están por venir: «Para disfrutar, que sean valientes»

Estas sorpresas son solo algunas de las que se produjeron y las que están por venir. Este martes da comienzo una nueva edición de Copa del Rey en la que todo es posible. Por un día, los pequeños pueblos del país se harán gigantes recibiendo a los mejores futbolistas, sin olvidar que todos tienen grandes historias, independientemente de sus habitantes o la capacidad de sus estadios.

Algo más les une: la gran mayoría no saben lo que es enfrentarse algo así. Por ello, necesitan consejo. "Les diría a los equipos que disfrutaran. Sé que es fácil decirlo, pero tienen que ser valientes y ellos mismos. Para disfrutar hay que ser ambicioso y valiente y creer que se puede pasar", les remite Xavi Calm.

Álvaro Rey, que llegó a semifinales con el Mirandés, les anticipa lo que puede pasar: "Es lo mejor que he vivido en mi vida, es que no se me va a olvidar jamás. Se me quedó el cántico de 'esta es tu grada, tu grada, tu grada que te anima, anima, anima, empuja con el alma'. Con el alma... Así era".

Javi Lara va en la misma línea: "Que demuestren lo que valen. No hay tanta diferencia y todo puede pasar. No hay tanta distancia entre Primera y Primera RFEF". Aunque este formato tenga algún 'pero': "Da mucha pena que te toque el Madrid y no puedas ir al Bernabéu. Todo no se puede tener (ríe)".

Ellos ya no son protagonistas, aunque saben de lo que hablan. Iraola entonó un mensaje que ahora Rey transmite a las siguientes generaciones: "Que jueguen sin ningún tipo de complejo, que saquen el fútbol que ellos llevan dentro. Sois vosotros los que estáis en el campo, son once contra once, igual que vosotros. Es posible, está demostrado. Siempre con humildad, pero sin miedo. Ojalá alguno haga lo que conseguimos nosotros".

"Es lo mejor que he vivido en mi vida, no se me va a olvidar jamás"

Álvaro Rey jugador del Mirandés

El libro está abierto y la pluma sobre la mesa para escribir desde ya un capítulo de la competición que democratiza el fútbol. Abrigos, guantes, bocadillos y preparados para bendecir a las 55 eliminatorias. Momento también de dejar la imparcialidad a un lado, es inevitable no apoyar a un pequeño luchando contra miles de millones. Así le ocurrió al Mirandés: "Notábamos que todo el mundo iba con nosotros. Nos llegaban mensajes de toda España. Cuando eliminamos al Villarreal y al Sevilla fui a una entrevista y un periodista me dijo que toda España estaba con nosotros a muerte (ríe)".

No es para menos. Los grandes también disfrutan de esto, pero nunca como los pueblos, las pequeñas ciudades o los equipos menores. Xavi Calm recuerda: "Estuve en el Rubi, que ahora juega contra el Athletic. Y cuando ves con la ilusión que lo preparan... El fútbol es para la gente". La gente de las charangas, los que cantan en las verbenas de verano, en las peñas, y que un día soñaron con ser los Beatles o los Rolling Stones. Con un balón de por medio, su calidad vocal estará a la altura de las leyendas de esto. Vuelve la Copa del Rey.