Endrick aprovecha el problema dental de Mbappé y en 19 minutos le demuestra a Ancelotti que está para más

Endrick (18 años) no lo ha pasado bien esta temporada por la falta de minutos, pero si hay un torneo que va a recordar es la Copa del Rey. En un año en el que prácticamente no ha contado con minutos Ancelotti le ha dado protagonismo en la competición y él lo ha aprovechado. La última vez, en la ida de cuartos de final contra la Real Sociedad abriendo la lata en el 19'.

El brasileño finalizó de la mejor manera posible una contra perfecta del Real Madrid. Vinicius robaba la pelota y Bellingham lanzaba en velocidad al delantero centro, que controlaba con el muslo un balón difícil. Remiro, que reculaba, y Zubeldia, demasiado lento, no pudieron frenar su potencia. Definía con el exterior de su zurda y desataba la euforia.

No estaba previsto que jugase. Mbappé iba a ser titular, pero después de un problema dental que le hizo no entrenarse ayer no pudo recuperarse a tiempo y se quedó en Madrid. Esto abrió una puerta al brasileño que se ha encargado de tirar abajo con un gol clave en la eliminatoria.

Celebró con Vinicius, su padrino en el vestuario. Se ha encargado de mimarlo estos meses, a sabiendas que no estaba pasando un buen momento. De ahí la alegría del de Rio de Janeiro, que se acercaba corriendo a su compatriota nada más marcar. También pasaba por allí Güler, un compañero en las malas este curso.

Se trata de su cuarto gol en la competición. Marcó contra el Celta de Vigo dos en octavos de final, ambos en la prórroga para salvar a su equipo. Después, en cuartos, volvió a ver puerta contra el Leganés. Su idilio con la Copa se mantiene en Anoeta y se coloca como segundo máximo goleador de la competición empatado con Ferran Torres (Barcelona), Sorloth (Atlético), Mata (Las Palmas), Luis Suárez (Almería) y Barrera (Barbastro). Sólo Julián Álvarez con cinco lo supera.

Pudo alcanzarlo en el segundo tiempo. Corría el minuto 51' cuando se encontró con un buen balón dentro del área y sacó su zurda a pasear de nuevo. Pero esta vez le pegó con tanta fuerza que el balón se fue alto y acabó chocando con el larguero. Se llevaba las manos a la cabeza pensando que había desaprovechado una gran oportunidad de ampliar la ventaja.