Javier Aguirre montó otra fiesta para elegir a los lanzadores... y esta vez salió mal y picó al Athletic: "Soy el responsable"
El Vasco repitió la imagen que se produjo antes de la tanda de penaltis de semifinales contra la Real. El rival se molestó.

Javier Aguirre lo volvió a hacer: elegir a los lanzadores de la tanda de penaltis como si fuera una fiesta como ya hiciera en las semifinales ante la Real Sociedad. El Vasco juntó a sus jugadores en un corrillo pegado a la banda, pero nada tenía que ver con el del Athletic, todos tranquilos y escuchando a Ernesto Valverde. Aguirre, en el centro del círculo, fue mirando hacia cada uno de los lados y señalando a los cinco jugadores que lanzarían mientras sonreía y sus futbolistas lo celebraban como si de un gol se tratase. Merece la pena ver la secuencia.
La táctica ya la utilizó en el Reale Arena hace un mes, cuando el Mallorca derrotó al equipo de Imanol desde los once metros. No había rostros y gestos de tensión, sino expresiones de alegría para no cargar de tanta responsabilidad a sus futbolistas, como llegó a manifestar Vedat Muriqi, que abrió la tanda contra la Real y el Athletic con sendos aciertos.
En esta ocasión, sin embargo, no tuvo idéntico desenlace para los intereses bermellones. El kosovar y Antonio Sánchez sí transformaron sus lanzamientos, pero Morlanes y Radonjić, que sí anotaron en San Sebastián, fallaron en la final. El zaragozano se topó con la parada de Julen Agirrezabala, mientras que el serbio golpeó por encima de la meta.
"Hoy lo pasará mal, pero ha tenido los huevos de tirarlo. Los falla quien los tira", comentó Dani Rodríguez, sobre Morlanes, en Movistar Plus+ a la conclusión.
Tras eliminar a la Real Sociedad, Aguirre explicó su forma de afrontar aquella tanda de penaltis: "No sé si me creen o no, pero no ensayamos penaltis. No estaba ese escenario contemplado. Cuando preguntas si todos quieren tirar, sabes que la cosa va bien. Puedes perder, pero no se esconde nadie".
Esta vez, tras caer en la final, puso el pecho por delante de los suyos: "Valoramos cómo los tiran en la semana y el estado de ánimo y físico. Consulto con mis auxiliares y más o menos coincidimos casi siempre. No les pregunto, los designo yo. La responsabilidad es mía, yo soy el máximo responsable de esta derrota".
En el Athletic, una vez consultados varios de sus futbolistas y miembros del staff, reconocen que se sorprendieron y que estas escenas no sientan demasiado bien en esos momentos de tensión. Pero luego todo se olvidó. No hay más que ver los abrazos que le Valverde a Aguirre. Mientras los jugadores no llegaron casi a percatarse más que unos segundos, porque estaban pendientes de las instrucciones de su entrenador, algún miembro de la plantilla y sobre todo varios directivos se extrañaron desde la grada por la repetición de una costumbre a la que, según su criterio, le faltó la espontaneidad del día de la Real y acabó por enrabietar a los leones para ganar una histórica final.