Pensar que has ganado de antemano no ayuda

La cuarta final de la historia me lleva a 33 años atrás, un recuerdo de mucha alegría, pese a que no la pudimos ganar. La institución no estaba tan consolidada como hoy en día, pero pudimos disfrutar del recorrido y de ese día tan especial en el Santiago Bernabéu, el escenario escogido por la Federación pese a que jugábamos frente el Atlético de Madrid. Como entrenador será un momento que no olvide nunca. En aquella final solo hubo 1.500 aficionados, nada que ver con lo que ocurrirá en esta, con más de 20.000 desplazados y un ambiente inusual que se ha respirado en la ciudad.
No tengo que decir cómo la deben afrontar los equipos, cada entrenador conoce muy bien a los futbolistas que tiene. Pero sí es preciso buscar que el jugador llegue a la final ilusionado y preparado, con la seguridad de que es capaz. Hay que manejar bien la presión, que el futbolista no se exceda. Hay que llegar bien en lo físico y fuerte anímicamente. Hay que mirar mucho ese factor emocional. Pero jugar la final no es nada que celebrar ni merece la alabanza, hay que jugarla para ganar.
Hay que ser realista, el Athletic hoy conforma un equipo competitivo y con resultados, con un entrenador brillante, conocedor del fútbol y de las finales. Pero el Mallorca no es fácil, en esta recta final se está mostrando bastante fuerte mentalmente. Es un equipo difícil, bien estructurado y trabajado. No hace falta que descubra ahora a Javier Aguirre. Y pensar que has ganado de antemano no te ayuda.
Conozco bien a los dos entrenadores, con los que se dio la casualidad de que me enfrenté en 2005, en otro momento inolvidable con el Betis. Coincide esta circunstancia, aquella semifinal que empatamos 0-0 en el Villamarín y fuimos a San Mamés a jugárnosla con todo lo que suponía para el Athletic. Supimos aguantar, fue un ejercicio de resistencia, pero hasta que no se terminan los partidos hay que competir así. Después, la final sabíamos que iba a ser un partido duro, por los jugadores que había y las características de un rival que no concedía, pero tuvimos la suerte de ganarla.
El entrenador tiene importancia, en cómo se llega y cómo se transmite al futbolista, pero a estas alturas de la competición todos saben lo que se espera de ellos. Espero una final muy disputada y en la que no significa nada ser favorito. Te puedes sentir así, pero no es una ventaja. Y faltaría más que el Mallorca tuviera la responsabilidad… El Athletic es difícil, pero el Mallorca ha demostrado que está preparado. Ahora esperamos que sea un día de fiesta, que todos disfruten… y que gane el Mallorca.