Yo estuve en La Gabarra 1984: "No he visto tanta gente en mi vida… ¡Casi se nos cae Liceranzu al agua!"
Revivimos lo que fue el último triunfo copero del Athletic hace 40 años a través de algunos protagonistas más desconocidos.

En 1984, en una contexto social muy diferente al actual, la ría vivió una de las jornadas más inolvidables que se recuerdan en Bilbao. El Athletic de Javier Clemente había levantando la Copa, acompañada nuevamente del título liguero, y ante la ilusión que se generó en Bilbao la celebración se llevó a cabo en una embarcación que desde ese día se ha convertido en leyenda rojiblanca. Toda una generación ha crecido escuchando historias de La Gabarra, tan mencionada en estas semanas previas a una nueva final de Copa del Rey entre el Athletic y el Mallorca. Más allá de polémicas por hablar en exceso de ello, el conjunto vasco está a un partido de conseguir acabar con una racha de 40 años sin poder alzar uno de los títulos más deseados por la afición rojiblanca.
Para lograrlo entonces hubo que superar al Barça de Diego Armando Maradona, como este sábado será necesario ganar al Mallorca de Javier Aguirre. Aquella final pasó a la historia por el gol "del mundo al revés" de Endika. "Mira si éramos buenos que centró Estanis Argote con la derecha, que era zurdo, y marcó Endika con la izquierda, que era diestro. ¡Tenían clase!", recuerda Ángel Gorostidi, médico del club por aquel entonces y presente en el Santiago Bernabéu, donde se disputó. Por desgracia, tuvo más trabajo que nunca porque aquella final acabó en una lamentable e inolvidable tangana, con patadas, rodillazos, puñetazos...
"La final la viví nervioso. Después con muchísima felicidad y acabé con mucho trabajo", inicia en el relato de sus recuerdos, centrados en lo que sucedió tras el pitido final. "El Chato Núñez tuvo algún rifirrafe con Maradona y al acabar saltó al campo para celebrar, como todos. Pasó por al lado de Maradona y le dijo algo de que habíamos ganado y tal, aunque no sé con qué palabras exactamente. Y Maradona le dio un cabezazo que le abrió la ceja". Lo que sucedió después fue aún peor: Sola salió corriendo a defender a su compañero con la mala suerte de que tropezó y cayó de rodillas delante del argentino. "El rodillazo que le dio en la mandíbula no se me olvida. Quedó inmediatamente K.O.", recuerda, narrando su vivencia desde una posición muy cercana a un episodio que ha pasado a la historia de la Copa.
"A Sola nos lo llevamos totalmente K.O. y se fue despertando en el vestuario; menos mal que estaba allí su mujer y pudieron pasar la noche juntos"
Ex médico del AthleticLo que vino tras el triunfo rojiblanco fue una patada voladora de Migueli, "algún puñetazo también de los jugadores del Athletic" y una bronca generalizada se ha visto cientos de veces en televisión. "Nos asustamos mucho", dice Ángel, que junto a sus ayudantes tuvo que centrarse en lo realmente importante del asunto. "A Sola nos lo llevamos al vestuario. Estaba inconsciente, totalmente K.O. Luego ya en el vestuario se fue despertando y menos mal que viajaron las familias y su mujer pudo estar con él y pasar la noche juntos". Al día siguiente, cuenta, estaba ya en plenas facultades para celebrar el último título copero de Athletic.
Núñez, sin embargo, estaba más dolorido. "Le tuvimos que dar puntos y el pobre sí que volvió a casa más dolorido", recuerda Gorostidi, que considera aquella felicidad como "inenarrable" en el viaje de vuelta. "Fue algo único. Impresionante. Aquella felicidad no me la quita a mí ni el tsunami más grande". En Bilbao les esperaban un grupo de jugadores jóvenes, habituales del Bilbao Athletic, que habían disputado algún partido pero por diferentes circunstancias tuvieron que vivir el choque desde la distancia. La celebración, eso sí, la disfrutarían para toda la vida.
Protagonistas de una gran leyenda
El 5 de mayo de 1984, Pizo Gómez vivió la final en San Mamés por pantalla. No entró en la convocatoria, pese a que aquel año debutó con el primer equipo y disputó dos partidos en esta competición. "Creo que el primero contra el Valladolid", dice con miedo a que la memoria le juegue una mala pasada en conversación con Relevo. Patxi Bolaños, por su parte, había debutado dos años antes, aunque alternaba el filial con el primer equipo y la final la vivió de una manera imposible de olvidar: "Tumbado en el sofá con la pierna escayolada", dice riéndose, aunque afirma que mereció la pena por poder ser campeón una vez más con el Athletic.
Pizo Gómez debutó en aquella Copa aún como jugador del filial y vivió la final desde San Mamés, mientras que Patxi Bolaños la siguió "tumbado en el sofá y escayolado". La Gabarra, eso sí, no se la perdieron
Pese a la distancia, fueron partícipes de la fiesta. "Nos citaron en Lezama y recuerdo llegar y que hubiese un ambiente increíble. Nosotros lo vivíamos como algo único, disfrutando de estar ahí con los campeones", recuerda Gómez. "No hay palabras para expresar lo que sentí, los abrazos con los compañeros cuando nos vimos... Hay que vivirlo", dice Patxi. Aunque no formaron parte de la comitiva que recorrió los pueblos de Bizkaia en un camión descapotable, sí tuvieron la suerte de ser parte del momento más especial. La visita a la Iglesia de Begoña y, por supuesto, el recorrido subido a la Gabarra por la ría, además de la fiesta en el Ayuntamiento y la Diputación.
"Imagínate para un chico de 17 o 18 años lo que fue aquello. Yo no había visto tanta gente junta en mi vida. Es indescriptible, por donde fuésemos había gente y más gente", describe muchos años y una carrera deportiva después Pizo. "Aquella fue especial porque fue la primera y porque fue con el Athletic", reconoce, antes de contar la anécdota que nunca olvidará. "Íbamos ahí en primera fila sentados en el borde porque estaba todo lleno. ¡Y casi se nos cae Liceranzu al agua y tuvimos que cogerlo!", cuenta entre risas.
"Si digo la verdad, estuve bastante 'acojonado' con la cantidad de botes que había. Pensaba que podía haber un disgusto gordo"
Ex médico del AthleticGorostidi recuerda también otro incidente, sucedido este justo antes de iniciar el recorrido. "El que sí que se cayó al agua fue Guisasola. Se tropezó al ir a subirse y se cayó al agua en el Marítimo", recuerda entre risas. Eso sí, el médico es sincero al decir qué es lo primero que sintió en La Gabarra: "Fue impresionante, quizá por inesperado. Pero si te digo la verdad, estuve bastante tiempo acojonado con la cantidad de botes que había. Me decía todo el rato que ahí iba a pasar algo y podía haber un disgusto gordo en cualquier momento". Aun así, consiguió finalmente disfrutar, como lo hace aún hoy recordándolo. "Se me quedó una imagen grabada de unas señoras mayores, muy mayores, con pañuelo en la cabeza y saludándonos. Estaba todo el mundo".
Con ellos estaba Bolaños, que pese a la escayola pudo estar en La Gabarra. "No pude moverme mucho, nada de estar saltando y agarrado, pero fue inolvidable". "Al pensar en ello te vienen imágenes que no se te van a olvidar nunca y, además, cuando nos hacemos mayores lo idealizamos aún más, pero me quedo con lo más esencial: La gente. Es difícil explicarlo pero solo se veía gente y gente; en las orillas de la ría, en el Ayuntamiento, en Begoña... Gente. La vista desde el balcón del Ayuntamiento impresionaba, no cabía ni una persona más". Una experiencia única para toda la plantilla, para los médicos encabezados por Gorostidi y para todo un pueblo que salió a la calle. "Piru Gainza siempre decía que no sabíamos lo que habíamos conseguido. Y ahora te das cuenta de que nunca se había vivido algo así. Ojalá se pueda vivir otra vez".