FC BARCELONA - REAL MADRID

Guillermo Amor explica el instante en el que el Barça le dio la vuelta a su historia contra el Real Madrid: "Pasamos a ser un club ganador"

El exjugador del FC Barcelona repasa en Relevo su larga carrera y ahonda en la final de Copa de 1990 en la que Cruyff se salvó.

Guillermo Amor, en el 125 aniversario del FC Barcelona. /GETTY
Guillermo Amor, en el 125 aniversario del FC Barcelona. GETTY
Lu Martin

Lu Martin

El 5 de abril de 1990 el FC Barcelona y el Real Madrid disputaron la final de Copa del Rey en el Luis Casanova de Valencia. El partido fue más tenso que la cuerda de un funicular: no se llevaban jugados diez minutos y cada equipo había visto una amarilla; al final hubo cuatro para el Barça y dos para el Madrid, además de un expulsado, Fernando Hierro. En el minuto 40 Koeman soltó un zapatazo desde más de 30 metros que Buyo fue incapaz de detener. El rebote lo cazó Txiki Begiristain, siempre el más listo, que, en vez de rematar directamente a puerta, la dio atrás, sobre la llegada de Guillermo Amor, (Benidorm, 1967) que de cabeza, marcó el primer gol del partido.

En el 74', Julio Salinas cerró el partido, después de una excelente presión de Miquel Soler. En ese gol de Amor y en esa copa que levantó Alexanko en Valencia nació el Dream Team, porque se acabó la Quinta del Buitre, Cruyff salvó la cabeza, Núñez no pudo echarlo y el fútbol ya nunca fue igual. Guillermo Amor, el niño que inauguró el Mini Estadi sustituyendo a Maradona, el mito del fútbol base azulgrana, el ídolo de Guardiola, el hombre al que la vida le dio una segunda oportunidad tras un accidente de coche volviendo una noche de Villa-Real, donde jugó vestido de amarillo tras volver de Florencia, donde lo hizo de violeta cuando dejó el Barça, recuerda aquel partido, sus otras tres finales de Copa del Rey con el Barça y advierte lo que espera de la Quinta de Pedri y el duelo de esta final en Sevilla contra el Real Madrid. Un afterwork con un caballero como Don Guillermo Amor siempre vale la pena.

¿Usted por qué fue futbolista?

Porque a los cinco ya pateaba una pelota, a los siete en el cole ya jugaba, porque lo he hecho siempre y a los 12 entré en la Universidad de La Masia. Y tuve suerte. Hice el esfuerzo de dejar la familia, como hizo mucha gente, pero no todo el mundo lo consigue porque se dan muchas circunstancias.

¿Cómo llega a La Masia?

Después de un torneo en Benidorm. Al final, el que te ficha es el Barça, pero a mí me vio Martínez Vilaseca, se lo dijo a Oriol Tort, me invitaron a pasar una prueba en Barcelona y ya me quedé. Llegué con 12 años. La Masia se inauguró en el 79 y yo llegué a esa primera temporada, a probar cuando estaba recién estrenada y me incorporé en enero del 80, justamente a mitad de temporada. Dejé el colegio en Benidorm a mitad de curso. De hecho, no estaba aún ni Avelino, el mítico cocinero, ¿te acuerdas de él?

¡Claro!

Estaba Josep Camús, que vivía allí con su familia, con su mujer y dos hijas que tenía, y este fue el primero que hubo. Soy de la primera generación de La Masia. Todavía tenemos contacto, éramos el grupo de Pedraza, Manolo, Lobo, de todo este grupito... de Viñals. Fueron los que vinieron con el infantil A jugar el torneo a mi pueblo.

Guardiola siempre dice que usted era su ídolo, ¿cómo era Pep en La Masia?

Bueno, Pepito, lo que pasa es que sabes que es más joven, vino después, y lo que siempre nos pasa a todos, que siempre admiras mucho a los que tienes por delante o a los mayores que tú, a los que están asomando la cabeza arriba, o están en el filial, casi en el primer equipo. Porque tu objetivo es conseguirlo. Nos llevamos bien, él era muy nene cuando llegó, muy poquita cosa, ya lo sabes. Venía con su padre en el Talbot Horizon que tenían, siempre me acordaré, desde Santpedor. Gente muy honrada, muy humilde. Yo creo que futbolísticamente ya era un tipo inteligente.

¿Y cómo se ha llevado eso de ser referente de la cantera?

Bueno, no sé. La verdad es que he llevado una vida muy vinculada al club, porque llego muy pequeño y, prácticamente desde que vine hasta que me voy, de los 12 a los 30, son 18 años, es una vida vinculada al mismo sitio y haciendo club. Eso deja mucho sentimiento y eso ha sido un poco lo que he hice.

Usted inaugura el Mini Estadi sustituyendo a Maradona. ¿Cómo fue aquello?

Sí, bueno, se hizo la inauguración con un partido, una fiesta. Yo era muy pequeño. Y me dijeron: "Oye, súbete al Mini, que esta noche jugarás un rato". El señor Tort me lo dijo. Y me fui al vestuario, que estaban todos los jugadores. Me dijeron que me cambiara y me puse ahí en una esquinita, más tímido y más cortado que nada, pues imagínate... era un crío de 16 años. Y luego en el banquillo esperando a ver qué pasaba. Y en esas me dicen: prepárate, que vas a salir. Y entonces salgo por Diego, para mí fue una sorpresa pero una alegría que no te puedes imaginar, porque para mí él pues significaba mucho...

¿Y qué te dijo?

¡Yo que sé! Yo alucinaba. Me dio un golpecito, o un abrazo, algo me dijo, yo que sé, estaba con Maradona...

Y luego te sube Johan al primer equipo.

Yo con Luis Aragonés el año del Motín del Hesperia ya subía a veces algún dia; sí habíamos hecho alguna cosa, había entrenado, incluso antes, cuando éramos más pequeños en la residencia, en la época de Menotti también algunos entrenamientos íbamos al Camp Nou con el primer equipo. Menotti hacia grupos con Poncini y Cappa, para ver a la gente del filial y a los juveniles, le gustaba sacar chavales. Hacía entrenamientos aparte.

¿Y cuándo debuta?

Con Johan, su primer partido en el Barça, juraría. Yo debuto contra el Espanyol en casa. Salí por Eusebio y sería el primer partido de Liga si tampoco me equivoco. Ya había hecho la pretemporada, había jugado el Gamper de ese año y entonces ya fue todo seguido. Ya fui participando cada vez un poquito más y la verdad es que muy bien.

¿Les asustaba Johan?

No. Nos cuidaba mucho. Bueno, digamos que... era una persona a la que le teníamos mucho respeto. Yo tenía 19 o 20 años y era una persona a la que respetamos mucho por lo que significaba su figura como futbolista. Nos lo ponía fácil porque nos sacaba toda la presión y, además, intentaba que viéramos el fútbol como un juego dentro de la presión que había por ganar y lo que significaba jugar en el Barça. Él lo asumía todo y solo nos pedía que saliéramos al campo a disfrutar.

¿Dijo la frasecita de Wembley?

Yo es que no estuve, me habían sacado tarjeta en la semifinal y no pude jugar.

Un ejemplo, ese sacrificio por el Barça. ¿Era consciente?

Tenía que hacer esa falta y la hice. Sí, sabía que no iba a jugar la final, pero había que hacerla. Pero hablábamos de Johan: él buscaba sacar presión al futbolista. Él quería que el futbolista saliera a jugar al fútbol como si estuviera en el patio del colegio o como si dentro le importase al partido que tú tenías que disfrutar y tener la personalidad suficiente para que la presión no te pesase, se trataba de querer el balón, de jugar, de dominar, de tener la posesión, de mandar. De ser valiente.

¿Y eso les pidió en aquella final de Copa de Valencia donde todos tuvimos la sensación de que él se jugaba el cargo?

Bueno, el equipo estaba, a ver, con confianza para ganar, muy mentalizado, pero el partido era muy importante por lo que tú dices, porque había mucho en juego. Era lo único que nos quedaba aquella temporada y se comentaba desde fuera que si no ganábamos podía haber movimiento, que podían pasar cosas. Claro que lo notábamos, que lo sabíamos. Yo creo que el equipo salió a por todas y peleó, yo creo que peleó muchísimo y lo hizo con un plus por eso, yo creo que fue un partido importante porque fue el partido que marcó un antes y un después, marcó un poco el cambio de ciclo.

¿Por?

Porque se gana un equipo como el Madrid. Era un súper equipo por la Quinta del Buitre, que venían de ganar cinco ligas. Ese año es la última liga que ganan. A partir de esa Copa que ganamos nosotros, al año siguiente cuando ya empezamos nosotros con ligas, la Copa de Europa y se acabó aquella hegemonía del Madrid. Yo creo que fue un toque de decir que nosotros también lo hacemos bien y queremos ser un club ganador. Hasta entonces nos faltaba eso. Íbamos con el ¡uy, ay! Siempre nos ha pasado y al aficionado también, tú lo sabes, siempre fuimos un poco temerosos. Entonces en aquel momento difícil yo creo que eso nos sirvió para decir este equipo era capaz de ser un ganador y ahí se puso el listón que hoy tiene el club, muy alto, la exigencia que tiene hoy en día el Barça en cuanto a juego y en cuanto a resultados, por los años que llevamos, haciendo las cosas de esta manera.

¿Qué recuerdas de aquel partido?

De la final recuerdo la presión de lo que podía pasar. Nosotros estábamos muy metidos en el partido por lo que nos jugábamos; el ambiente fue tremendísimo por los dos bandos porque fue mucha gente de Barcelona, también la rivalidad, tú sabes lo que significa un partido contra el Madrid, asi que imagínate en aquellas circunstancias. No te lo he de explicar, estabas.

¿Cómo lo resumiría al que no estaba?

Tensión, exigencia... Entonces el Barça-Madrid que no era como ahora; ahora parece más suave, ahora ya hemos hecho los deberes, pero en aquel momento la necesidad era nuestra porque el Madrid entonces...

¿Y este año?

Creo que la necesidad es del Madrid porque está fuera de Champions, va por detrás en Liga y solo le queda la Copa. O sea, es un poco la situación inversa, un poquito. Aquel año el equipo que venía de ganar siempre eran ellos.

Usted marcó el primer gol pero el más listo fue otra vez Txiki.

Porque pilló el rebote y en vez de tirar a puerta, que es lo que haría cualquiera, me la dio ¿no? Y tampoco él no tiene el ángulo pero sí, creo que el mérito ahí primero es del tiro de Ronald, luego que Txiki llega al rechace, es importantísimo estar vivo y luego el saber levantar y tener la pausa para decir yo tengo al compañero solo y ponerla bien.

Puro 'Dream Team': Koeman-Begiristain-Amor...

Bueno, es posible que hayamos hecho algo los tres por aquel equipo.

¡A ver si usted no aportó nada!

¡Luego hay otros que tú sabes que participaron mucho! Zubi, Goiko, Jose Mari, el búlgaro... En verdad, y sabes que lo digo, fuimos un grupo. Esa fue nuestra grandeza, fuimos muy buen grupo y como en todos los equipos, cuando las cosas funcionan es porque el ambiente es bueno, y eso se demuestra en el campo el domingo. Entonces, yo creo que ahí se hizo una mezcla de equipo. De gente que vino de fuera, algún canterano que fuimos subiendo y tú lo sabes además, lo pasábamos pipa, lo pasábamos pipa en el día a día, o sea, los domingos era una cosa, que tú podías ganar, jugar y divertirte, pero entre semana era muy divertido, nosotros los entrenamientos era un disfrute total. Y piques, que si le pego al palo pagas tú el vermut...Y cachondeos. Y bueno, luego te llevas mejor con uno que con otro, claro pero lo pasábamos muy bien.

Ya, pero se dio de piños con Luis Milla y los dos eran íntimos...

Sí, el primer año Nos dimos un poco, porque íbamos un poquito fuerte. Fue en algún juego de posición. Bueno, fue un poco simbólico porque los dos veníamos de La Masia, teníamos hambre, habíamos crecido juntos, queríamos jugar y cuando eres joven y tienes ganas de quedarte y hacerte un hueco, tú sabes que vas a muerte. Pero ese mismo día los dos salimos abrazándonos del campo de entrenamiento riéndonos... ¿te acuerdas?

¿Y Johan que os dijo?

¡Nada¡ Johan encantado, claro. Porque pensaría, ¡joder, aquí tengo a la gente viva y estos dos van a morir! Pues ya está, eso es importante. Sí, sí, van a morir, o sea, hasta eso es importante.

¿Jugó dos o tres finales más?

¡Si! La final de Copa es un partido espectacular. Jugué una inolvidable en el Bernabéu, con Bobby, la de Betis, increíble, ¡qué ambientazo! Un año que pudimos ganar tres títulos y se nos escapó la Liga de forma lamentable, por una derrota en casa contra el Hércules. Bueno, dos, porque también perdimos allí. Ganamos la Recopa y la Copa. Un año enorme. Contra el Betis es verdad que costó mucho, empezamos perdiendo contra los de Serra Ferrer, que tenían un equipazo. Les ganamos en la prórroga. Luego gané la tercera contra el Mallorca de Cúper, también una agonía con Cúper. Escucha: ellos jugaron de escándalo, pero es que le expulsan a dos, jugaron la prórroga con nuve y si no me equivoco y nos las hicieron pasar canutas. Al final, caen en los penaltis, son esas cosas que te saben mal.

¿Y perdió una?

Sí, un mal rato. Caemos en la prórroga contra el Atleti del doblete, el de Antic, que tenía un equipazo. Pero un equipazo. Jordi remata el larguero, en acuerdo y bueno, la competimos eso sí. Y en el 98 me fui, tocó marchar, ley de vida; es duro porque dejas lo que tú has sentido como tu casa, dejar lo que tú consideras tu familia y cambiar de golpe; te vas a una edad, a los 30, porque yo salí justo a los 30, y ya tenía que buscar otras cosas. Yo siempre digo que se agradece que te digan las cosas, y en ese caso el míster, Van Gaal, vino y me dijo a mí y a varios jugadores que la situación era la que era y adiós. Me ayudó que había Mundial y Clemnte me llevó.

Grande Javi...

La verdad es que yo de Clemente solo puedo hablar bien. Él iba muy a muerte con su grupo. Yo debuté con Suárez en la Selección, luego tuve a Vicente Miera, muy poquito tiempo, y luego ya con Javi, que estuve a gusto. Luego ya vino Camacho, hubo un cambio profundo y no volví.

¿A quién tuvo en la Fiore?

¡A Trappatoni! Un genio, un personaje. Lo pasé muy bien allí. Jugué con Batistuta. Y volví al Camp Nou. Un día para mí de los más inolvidables que he tenido, porque me sustituyeron y la ovación que me dio el Camp Nou te juro que no la olvidaré nunca, la gente se portó muy bien conmigo, tuvo un reconocimiento que dices, hostia, ya que no me pude despedir en su momento, lo hice ese día.

Jugó en el Villarreal también...

Sí, y gané en el Camp Nou... Creo que jugué la primera temporada que estuvieron en Primera no.

Le metió cuatro al Barça y se las tuvo con Kluivert...

No, les íbamos ganando, no se que pasó, una tontería, al final empatamos, pero íbamos 4-1 y se vino a quejar de algo y le dije algo así como "va, calla, que a mí me daría más vergüenza que a ti", y no se como salió, pero salió.

Y se fue a Australia de entrenador. ¿Le gustó?

Si, lo pasé muy bien, ganamos títulos. Empecé de director deportivo, pero cuando el técnico lo dejó, me lo ofrecieron y me quedé encantadísimo. Tuve un par de años muy bueno.

¿Por qué lo dejó?

Cuando volví, el Barça contactó otra vez para entrar en el club. Y entonces ya en el club pasaron los años y cuando estás cinco años, seis sin entrenar, no haces campo, ya te enfrías. Ya no es lo mismo. Si a mí me hubiera salido la oportunidad, o una buena oportunidad, a lo mejor en el Barça incluso, en el juvenil ¿eh? O en el cadete, da igual, pero como tampoco sucedió y vine a hacer otra función con Bakero, a coordinar un poco el filial, los juveniles y luego pasé rápidamente al tema institucional, pues ahí ya me olvidé completamente.

¿Es agradecido?

Muy agradecido. Yo creo que es de las cosas más bonitas que hay. Trabajar con la cantera. Los jugadores que a lo mejor tú has conocido de pequeñitos en Fútbol 7 cuando llegaron y pasan los años, 5, 6, 7, 8 años y los ves en el primer equipo. Ese es de las cosas mas bonitas Bueno, en el primer equipo o por primera división. O primera división, da igual. Si al primer equipo tú sabes que el porcentaje de los que llegan es pequeño, pero muchos, oye, se abren camino en otros equipos en primera división y se ganan la vida. Y eso es una satisfacción enorme, pero enorme.

¿Es más duro ser entrenador que futbolista?

Cuando preparas algo y sale bien. Cuando ganas un titulo. Son satisfacciones muy diferentes a la del futbolista. Muy diferentes, Yo creo que se disfruta más en el campo, jugando, que en el banquillo. Seguro. O sea, en el campo se disfruta mucho más. En el banquillo se sufre más que se disfruta. disfrutas cuando ganas, sobre todo si ganas una competición, una copa, Eso es tremendo. Como entrenador se sufre mucho, por todo, pero se disfruta también, claro.

Pues le resultara fácil ponerse en la piel de Guardiola...

A cualquiera de los que hemos estado ahí nos resulta fácil comprenderle a él y a cualquiera que sea entrenador. En el banquillo todo depende del último resultado, es el fútbol. No sé, yo creo que Pep ya no tiene nada que demostrar a pesar de que pueda haber perdido este año algún partido más de la cuenta. Pero ha seguido queriendo ganar cada semana. Después de tantos años... ¡te tiene que gustar tanto el fútbol! Su experiencia es enorme. Pep es un número uno, pero claro, ahora parece que ya no lo sea, pero eso son tonterías, mira su trayectoria. Lo más grande de Pep es cuánto le gusta el fútbol.

Usted estuvo a punto de matarse.

Sí, pero aquí estoy dando guerra. La vida me dio una oportunidad más, alguien pensó no era el momento.

Por último, ¿con quién se iría de viaje mañana?

Con mi familia a Florida, iremos en mayo, que el pequeño termina la universidad.