COPA DEL REY

Rivas marca el gol más importante de la historia del Ávila y no lo celebra por el pasado oviedista de su padre: "Es mi vida, quiero ganar"

Mario anotó el penalti decisivo frente al Real Oviedo, club del que es leyenda su progenitor Antonio Rivas. Sigue trabajando allí como responsable de cantera.

Mario Rivas celebra un gol con el Ávila./MARIO RIVAS
Mario Rivas celebra un gol con el Ávila. MARIO RIVAS
Jonás Pérez

Jonás Pérez

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El que chuta es Mario Rivas, juega en el Real Ávila y acaba de marcar el penalti más importante de su vida.Posiblemente será el instante más valioso de una carrera deportiva que acaba de empezar, solo tiene 24 años. Con él, asegura que su equipo, de Segunda Federación se enfrente a un equipo de Primera División en su casa en la primera semana de diciembre. Sin embargo, como bien se puede apreciar, no lo celebra.

Se queda quieto, serio y camina hacia sus compañeros. Estos buscan chocar y abrazarlo. Él parece mantenerse indiferente, como que la historia no va con él. Después ya sí se muestra más efusivo. No está enfadado, ni mucho menos. Es una señal de respeto sobre el rival por el fuerte vínculo que tiene este con su padre. Cómo es el destino. En el sorteo pudo enfrentarse a otro club de Segunda RFEF, a uno de Primera Federación o a cualquier otro de Segunda. Y justo tocó el Real Oviedo.

Mario Rivas, que también tiene un gemelo llamado Óscar que juega en el Vitoria Guimaraes, es hijo de una leyenda de la entidad ovetense. Antonio, su progenitor, continúa ligado al club, hasta el punto de que es el director de la cantera. Pero en la ciudad no le recuerdan precisamente por ello. Hasta tiene página en Wikipedia, que narra cómo permaneció casi una década en el Oviedo como jugador. Bajo sus espaldas, 16 goles y 242 partidos en Primera División. Casi nada.

Tal es el legado que dejó que incluso le dieron las riendas del banquillo de 2003 a 2006. A su marcha se integró en la estructura de la cantera del Atlético de Madrid y también pasó por Fuenlabrada o Alcorcón, antes de volver a 'casa' y hacerse cargo de las bases del Oviedo. Una familia de tradición futbolera. Consiguió que sus hijos se dedicaran profesionalmente a esto y que llegaran lejos. Hoy, uno fue su rival, aun a la distancia.

El delantero Mario Rivas hoy no solo fue punta, también fue hijo, sintió el partido como suyo, una historia única. Quizás por ello eligió tirar en tercera posición, para no ser él en ningún caso el que lo decidiera. Sin embargo, se dio una de las tandas más extrañas de los últimos años. El Oviedo comenzó lanzando y falló sus tres lanzamientos. El Ávila gestionó a la perfección la presión y transformó sus dos primeros intentos.

No podía ser. Mario Rivas, que lo había evitado en el reparto, tenía ante sí un balón que cambiaría su vida futbolística y también la de su club, aun a costa del club en el que milita su padre y del que ha sido y es leyenda. Profesionalidad ante todo: lo transformó y guardó el respeto sin celebrarlo.

En la previa, en la Cadena SER, ya deslizó que sería cauto: "El Real Oviedo es el equipo de la familia porque mi padre jugó allí muchos años y también es entrenador y responsable de la cantera. Yo quiero ganar y que no sea mi padre el que se lleve el triunfo como en otras épocas. Ya le he dicho que vaya con quién quiera, yo voy a salir a por todas y veremos quién lo hace mejor". Y bromea: "No le pregunté con quien iba a ir porque no me lo iba a decir. Le tengo mucho cariño a este equipo, pero al final es mi vida, yo juego en el Ávila y quiero ganar con ellos".

Fútbol y vida. Mario Rivas ha dado el relevo generacional y ha despedido de la Copa, contra todo pronóstico, a su Oviedo. Al de su padre. Un gol histórico para el Ávila que ni siquiera su autor pudo celebrar.