FC BARCELONA - REAL MADRID

El hombre que durante 20 años tuvo que adelantarse a La Masia: "Florentino Pérez me preguntó, ¿por qué ya no estás en el club?"

Manolo Romero fue ojeador blanco en Cataluña desde 1996 hasta casi la pandemia. Mariano y Kiko Casilla, algunos de sus logros.

Mariano Diaz es uno de los jugadores que Manolo Romero fichó para el Real Madrid. /GETTY
Mariano Diaz es uno de los jugadores que Manolo Romero fichó para el Real Madrid. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Manolo Romero fue el mejor entrenador de fútbol base del mundo en 1995, cuando se coronó con el cadete del Espanyol como ganador de la prestigiosa Nike Premier Cup, más conocida como el Mundialito. Eso no pasó por alto del Real Madrid, que lo llamó, y durante dos décadas tuvo la difícil misión de captar a los talentos de Cataluña. Anticipándose a FC Barcelona o a Espanyol. Y lo logró en muchos casos. Algunos prosperaron, como el de Mariano o Kiko Casilla; otros no, aunque él llegó antes, como el de Sergi Roberto, Jonathan Soriano o Sergi Busquets.

Ahora, ve los toros desde la barrera como director del torneo Pirineus Cup y comentarista en la Cadena SER, a la espera de regresar al fútbol de cantera con un ojo puesto en ese Espanyol que de nuevo afrontará una reestructuración en el fútbol base. Y pasa por Relevo a las puertas de una final de Copa para hablar de sus experiencia y de ese trabajo tan ingrato en territorio comanche.

¿Cómo llegas a ser el scouter en Catalunya del Real Madrid?

Primero, estuve diez años de coordinador en el Mercantil de Sabadell, y fiché a muchos chicos como David López, que ahora está en Girona, o Moisés Hurtado, que jugó en Eibar, Espanyol y Girona. En 1992 me fichó José Manuel Casanova para el Espanyol. Había tenido mucho éxito, al finalizar la temporada tres chicos habían ido al club perico y cuatro al Barça. Y en el Espanyol tuve tres temporadas geniales. En la última ganamos todo. Logramos todos los puntos en la División de Honor, con 205 goles a favor y cuatro en contra. Al Barça lo entrenaba Juan Manuel Asensi y estaban por ejemplo Pepe Reina y Víctor Valdés de porteros. Teníamos a Jordi Codina nosotros. El éxito más sonado fue ganar la Nike Premier Cup, por 2-0 al Borussia Dortmund en la final. Manel Casanova me dijo en el avión: 'te va a llamar el Madrid'.

¿De qué generaciones hablamos?

Pues mira, nosotros quedamos campeones de España en el CAR de Sant Cugat ante el Real Oviedo. Y un año antes había sido el Real Madrid, que fue a ese torneo en Manchester con Iker Casillas de portero. Ganamos en semifinales a la Universidad de Chile donde jugaba Claudio Bravo. Y ganamos nosotros.

Con Jacinto Elá como mejor jugador del mundo. ¿Y le llamó el Madrid como le dijo Casanova?

Así es, pero no lo esperaba. Fui al Bernabéu, curiosamente el día que se firmaba el finiquito de Iván Zamorano, a quien traspasaban al Inter de Milán. Quedé decepcionado porque pensaba que me ofrecerían un cargo de entrenador allí, pero querían que fuera el ojeador en Catalunya, Aragón y Baleares. No estaba convencido pero mi gran amigo Francisco López Álfaro -exjugador de Espanyol, ahora en el Sevilla-, le dijo que eso solo pasaba una vez y que dijera que sí aunque fuera para vaciar las papeleres.

¿Y cómo se las ingeniaba para adelantarse al Barça?

El primer año echas de menos competir. Pero era un trabajo muy bonito. Muchos jugadores llegaron al fútbol profesional, como Mariano, Kiko Casilla o Febas, al que cerramos en una residencia de ancianos en un pueblo Lleida.

Manolo Romero y Vicente del Bosque.  MANOLO ROMERO
Manolo Romero y Vicente del Bosque. MANOLO ROMERO

¿Cómo?

Sí sí, quedamos ahí en Almacelles, en Lleida, porque ese fin de semana los padres iban a ver a los abuelos a la residencia, y allí nos reunimos.

¿Y cómo les convencía si el Barça iba detrás?

Cada caso tiene su pecularidad. Una cosa fundamental era anticiparse. Jordi Codina estuvo en el Espanyol y luego se fue a la Damm. La familia era del Barça, hasta socios del Barça. Serra Ferrer los llamó, pero el padre Jose le dijo 'soy más barcelonista que usted, pero despertaron después de que se interesara el Real Madrid'. Y se vino para Madrid y ahora sigue como entrenador de porteros.

¿Y casos de jugadores que prefirieron el Barça pese a que llegaste antes?

Tuvimos muchos. Hay casos como el de Sergi Roberto, que estaba hecho por nosotros pero por su madre, que estaba enferma, decidieron quedarse allí y al año siguiente llegó el Barça. O Sergio Busquets en su día, pero a raíz de mostrar interés, el Jabac de Terrassa se le comunicó al Barça. Automáticamente, el Barcelona lo firmó. Seguimos a su hermano, pero el Madrid dijo que era perder el timpo, que pasaría lo mismo. Otros sí fueron, como Yáñez, Toni Moral, Trashorras... Me decían 'vas a ver a tu equipo', porque había cinco o seis fichado por mí.

¿Qué personalidades del Real Madrid te marcaron más?

Del Bosque conocía a todos los de la cantera. En el centenario del Madrid había un chico que se llamaba Victor Ruiz, que venía de la Damm, y se lesionó. Fuimos al vestuario, y Del Bosque me hizo un comentario: qué lástima lo de Víctor, uno de los pocos que tenemos que sabe manejar las dos piernas. Lo sabía todo. Y también Valdano, quien tenía una frase muy buena, las microtareas que no se resuelven al momento se convierten en tareas. La planta se muere si no la riegas cada día. Ha habido gente exigente como Ramón Martínez también.

¿Y cuándo acabó su etapa?

Estuve en el club hasta la llegada de Víctor Fernández. Él, como hace todo el mundo, se quiso rodear de su guardia pretoriana y trajo a su tropa, excanteranos del Madrid que él había tenido de jugadores. Quizás les daba más valor. Habrá un presupuesto cerrado.

¿Y Florentino Pérez le ayudó?

He estado en todas las finales de Champions, y cuando lo vi en la de 2019 me dijo: ¿por qué no estás en el club? Le dije que acabé mi etapa cuando llegó Víctor Fernández y me contestó: menudo pájaro, lo tuvimos que echar. Dijo que ya me llamarían. Pero llegó la pendemia.

¿Cuáles eran sus habilidades a la hora de fichar?

Nunca ficho a un niño sin hablar con él. Da igual que fuera alevín o juvenil, quiero saber cómo atiende, cómo se expresa etc... Hay que mirar otros parámetros: si entienden el juego y qué sabe hacer. El que estaba cerca de su techo no se fichaba, fichabas a los que te imaginabas que podían llegar alto. Debes tener la intuición de que el chico tendrá recorrido. Si vuelve a casa al año... Llevamos a Jonathan Soriano al torneo de Canal +. Y n un partido de pretemporada a Murcia le dieron una patada, y la mamá empezó a llorar con el niño por teléfono. Tenía que irse al Infantil B. Me llamó Del Bosque, y me dijo que tenía que volver a Cataluña. Que mejor lo tuviéramos controlado, pero que debía estar con la familia. Martínez Vilaseca, del Barça, lo quería, pero lo llevamos al Espanyol y allí se quedó. Y acabó jugando en el Barça B. La de vueltas que da esto.