MALLORCA 3 - GIRONA 2

El Mallorca consigue la hazaña, borra al Girona y sueña con la Copa

Los de Aguirre cuajaron una primera parte excepcional y noquearon al equipo de moda de LaLiga.

Abdón Prats celebra uno de sus dos goles ante el Girona. /EFE
Abdón Prats celebra uno de sus dos goles ante el Girona. EFE
Joaquín Bacigalupo

Joaquín Bacigalupo

El Mallorca compitió como si se jugara algo más que pasar de ronda en Copa. Como si se jugara el prestigio. El escudo. Aguirre encontró en el torneo del KO una ilusión inesperada en una temporada decepcionante. Sus jugadores saltaron al campo con la intensidad de una final, borrando al Girona del terreno de juego y limitando todo al acierto en el área de sus delanteros. La tranquilidad de Aguirre y el nerviosismo de Míchel plasmaban el partido a la perfección.

Larin abrió el marcador tras una galopada de Dani Rodríguez que dejaba en evidencia los problemas defensivos del Girona. El mediocampista le ganó la espalda a Blind y el delantero canadiense no tuvo más que empujarla. Apenas siete minutos después, rozando la media hora de partido, Abdón Prats se inventó un zapatazo desde fuera del área que desató la locura de Son Moix. El delantero de Artá golpeó el balón con la zurda, pero realmente lo empujó con el alma. El gol de su vida.

El Girona se mantenía inoperante, incapaz de encontrar a su mediocampistas con ventaja y dedicado a intentar frenar a los jugadores del Mallorca que parecían aviones de guerra frente coches de plástico coleccionables. Aún en la primera parte, Larin le ganó la carrera a Antal y, tras caracolear, buscó un remate al primer palo. El balón golpeó en la mano del joven central húngaro, que estaba de espaldas en el momento del impacto, y Munuera Montero, tras consultar el VAR, pitó penalti. No podía ser otro que Abdón quien cambiara penal por gol para coronarse como el rey de Mallorca.

Míchel agitó al equipo en la segunda parte con la entrada de Dovbyk y Couto y el Girona dominó como se esperaba, pero sin la profundidad necesaria para tumbar la muralla mallorquina. En el minuto 65 Raíllo sujetó a Stuani dentro del área y Munuera Montero pitó pena máxima. El central vio la amarilla por la infracción y una segunda por protestar que dejó con uno menos al Mallorca. Stuani tampoco falló desde los once metros y reavivó un partido que parecía sentenciado.

El Mallorca se dedicó a hacer lo que mejor sabe hacer en el final del partido: defender. Los de Aguirre cedieron el balón y el terreno de juego para proteger a Grief ante un Girona sin recursos. Un chispazo de Savinho en el 96' puso aún más emoción al final, pero no le dio tiempo a los gerundenses para remontar.

El equipo de moda de LaLiga, y quizás de Europa, se estampó contra una pared inquebrantable. Contra un equipo que plasmó a la perfección lo que ejemplifica su entrenador. Como diría Aguirre, dos whiskies y a dormir.