De la obsesión por los enchufes y la reventa a un palco con el Rey, olor a comicios y el suspense de Sánchez
La RFEF ha minimizado las entradas impresas, los clubes tienen pocos asientos de honor y los políticos se pegan por las fotos.

Sevilla.- Con la huella aún presente de una Semana Santa accidentada, meteorológicamente hablando y con la Feria a la vuelta de la esquina, Sevilla vive este sábado caluroso mirando otra vez a La Cartuja. Si la ciudad vuelve a tener un color especial es porque las aficiones del Athletic y el Mallorca se están dejando la piel en esta previa, como la de cientos de trabajadores en esta inmaculada organización. Hasta el punto de que pocos han dormido y han ido empalmando desde el jueves las resacas. Los 70.000 hinchas rojiblancos presentes y los 20.000 mallorquines desplazados sólo quieren disfrutar hasta la extenuación sin guardarse ni una pizca de su aliento. Casi nada les preocupa en este día que no olvidarán. Si acaso algo les inquieta es que las estrictas normas de seguridad les jueguen una mala pasada.
Hay una razón de peso. Athletic y Mallorca, en connivencia con la Federación, han llevado esta semana una pulcra estrategia de seguridad para que la algarabía no se vea empeñada en ningún momento. Por eso, más allá de que las fan zone de ambos equipos están bien separadas, se está velando mucho porque no haya un tráfico de entradas no deseado que desemboque en que aficionados de diferentes colores se mezclen al final en la grada, con el consecuente peligro que ello podría suponer. De hecho, la organización ha intentado que los tickets que haya que presentar en el estadio sean mayormente digitales, a través de un QR que se pudo activar desde primera hora de esta jornada, como ya están haciendo todos los grandes estadios en Europa por consejo de la UEFA. Y, sin embargo, donde había un guiño a la modernidad, algunos lo han visto hasta hoy como un riesgo que parece solucionado.
Muchos aficionados compartieron su angustia a sus respectivos clubes por quedarse sin batería a la hora de la verdad en sus dispositivos móviles. Muchos seguidores han pernoctado en lugares muy diversos y sin las condiciones de un confortable hotel (a 300 euros de media ya la noche), por lo que había pánico a que el hecho de estar todo el día festejando por la calle pudiera derivar en que los teléfonos quedaran apagados a la hora de la verdad en el acceso al lugar de los hechos. Por eso, ambos clubes consensuaron poner numerosos enchufes para poder cargar los teléfonos en las áreas destinadas a los actos lúdicos previos al encuentro. Se han instalado hasta 40 puntos de conexión, previa contraseña, más algún que otro extraoficial. Una demanda que se antoja necesaria, puesto que las baterías externas que muchos utilizan no se pueden meter en el estadio. Si algo han demostrado Athletic, Mallorca y la RFEF en esta previa es una perfecta coordinación y hermanamiento, creando contenido incluso de la mano para ser compartido y difundido en las redes sociales.

Aun así, y pese a las medidas propuestas para acabar con las entradas físicas y con la reventa, los expertos en la materia reconocen que será imposible frenarla en algunos casos. Si hay una frase que se repite en estas horas de espera, paseen por la invadida Alameda de Hércules o por las sombras como refugio del Parque de María Luisa, es "¿tienes entradas?". Bueno eso, y los cánticos conjuntos de ambas hinchadas contra el realista Mikel Merino, enemigo común. El hecho es que hay voluntarios a pagar más de 1.000 euros por hacerse con una entrada y, por tanto, hay quien hará el agosto por mucho que la pelea institucional siempre haya sido que las localidades sean nominales. Al menos, con lo que todo el mundo está contento es que las 57.600 butacas esta vez estarán repletas y no como en otras ocasiones, en las que algunos tickets distribuidos por la Federación quedaron finalmente sin vender.
Un palco de lo más entretenido
Superado ese temor popular que flotaba en las calles, la inquietud también se traslada al palco de honor. A la inestabilidad en torno a la Federación, con las elecciones a la presidencia ya convocadas, se une que los dirigentes políticos del País Vasco también están en campaña y ese ambiente de incertidumbre cala, protagoniza algunos actos informales y sirve como comidilla en algunos corrillos por la implicación de algunos líderes en buscarse un buen lugar en las fotos. A este juego de tronos compartido, se une el regreso del Rey al centro de la diana en un encuentro en el que la pitada al himno está, al menos desde algún sector de La Cartuja, garantizada. Y eso que el Athletic se ha esforzado por pedir máximo respeto con un comunicado oficial incluido. Pero Felipe VI ya está acostumbrado a este momento con las hinchadas del Barça, Real y hasta Osasuna como protagonistas en los últimos años.
Con lo que al menos podrá estar tranquilo es con no tener a su alrededor protagonistas que no sean de su agrado por unos u otros motivos. El Gobierno tendrá, en principio, la ausencia del presidente Pedro Sánchez. Aunque no está en la lista vip nadie descarta que pueda sumarse a última hora al aprovechar el blindaje de seguridad de la Casa Real y no tener que variar nada sobre la marcha si da el paso. Sí estarán seguro la vicepresidenta primera y Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y los ministros Pilar Alegría, Ángel Víctor Torres y Fernando Grande Marlasca, además del presidente del CSD, José Manuel Rodríguez Uribes. Cerca de ellos han anunciado su asistencia otros líderes políticos con Alberto Núñez Feijóo y Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), el alcalde local José Luis Sanz y el presidente de la Diputación de Sevilla, así como los presidentes del País Vasco y Baleares y los alcaldes de Bilbao y Palma.
De la Federación habrá alguna ausencia sonada con el giro de timón de Pedro Rocha. En su lugar será Rafa del Amo, actual presidente de la Gestora, el cargo de máximo rango como encargado de entregar el trofeo junto al Rey. El resto de directivos de la RFEF estarán situados varias filas más atrás. Se ha primado, como manda el protocolo, por dar su espacio a Athletic y Mallorca, aunque sólo han podido contar con diez butacas por bando en un espacio con sólo 150 asientos. El espacio vip es más reducido respecto a otros estadios en España (367 el Bernabéu, 194 el Metropolitano y hasta los 192 de San Mamés), por lo que muchas caras conocidas, famosos de primer nivel y hasta miembros de las respectivas juntas directivas se han tenido que hacer hueco en la grada más convencional.
Sea como fuere, nadie se queja en un ambiente festivo. Lo importante, en un día histórico como este, es estar (enchufados).