La ilusión con Güler estaba justificada: se fue ovacionado y hasta le 'robó' una falta a Ceballos

Y por fin, Arda Güler debutó de blanco. Exactamente seis meses después de que el Real Madrid anunciase su fichaje, llegó el momento que todo el madridismo esperaba. Se habían conformado con algún highlight en entrenamientos, pero lo que realmente querían era verlo de corto, repartiendo ese fútbol que tanto promete. Así, la paciencia de la que hablaba Ancelotti en la rueda de prensa tras el Mallorca quedó en nada, con su primer partido tres días después de las palabras del italiano.

Él, antes de cambiarse, quiso conocer el césped del Juan Carlos Higuero. Seguro que no se esperaba que su primer partido en España se diese en Aranda de Duero con un frío gélido (1º grado). "Ese es el Güler. Debuta contra nosotros", comentaba la afición local. Saludó con su ya característica timidez y habló unos segundo con Ancelotti a pie de campo antes de meterse a vestuarios.

Desde el primer minuto no paró de pedirla. Echado al costado diestro del equipo blanco, como interior, el turco protagonizó algunas de las acciones de más peligro. Especialmente una a través de una falta. No tuvo miedo a pedirla, incluso ante la insistencia de Ceballos, con más galones, quien también la quería. Estuvo muy cerca de aprovecharla, pero la pelota rebotó en la madera.

Cerca del 60, Güler enfilaba al banquillo. Ancelotti lo cambio junto a Camavinga. En ese momento, la mayor parte de la afición empezó a aplaudir. Si bien se escuchó algún pito, predominó la ovación para el turco en su primer partido. En su lugar entró Rodrygo.

El once del italiano sorprendió. Mezcló a Arda con hasta tres jugadores del Castilla. De golpe introdujo a Nico Paz, Carrillo y Vinicius Tobias. Los dos primeros, central y lateral derecho respectivamente, debutaban con el primer equipo, mientras que el hispano-argentino disfrutaba de su primera titularidad. Al fin y al cabo, están más acostumbrados a esta clase de campos los cuales visitan a menudo con el Castilla, y cuentan con una motivación igual o mayor que la que podían tener los chicos del Arandina.

Donde no faltaban ganas era en la grada. Algunos aficionados hicieron cola durante más de dos horas antes de la apertura de las puertas para conseguir los mejores asientos. Las entradas no iban numeradas por lo que la paciencia tenía su premio. Hubo algún problema con aquellos que querían guardar un sitio a amigos y familiares, pero que por suerte no pasó a mayores. Por suerte, todos querían lo mismo, disfrutar de la fiesta que suponía la visita del Madrid.

Emilio Butragueño fue la cara visible del Real Madrid, aunque también acudieron miembros de la junta directiva. El personal de seguridad del club se desesperó por que no hubiese problemas, pero en estos campos suele resultar difícil. Niños pidiendo fotos a Bellingham antes del partido, Camavinga asaltado entrando a vestuarios… Situaciones que dejan ver la ilusión de la gente y que, por mucho que se empeñen, es bueno acercar a los jugadores a la gente.