Un talismán para la Real en las 'semis' que hoy estará en el Reale: "Después de lo de hace cuatro años, nos merecemos esta final"

La Real Sociedad buscará hoy en el Reale Arena el billete para la final de la Copa del Rey que tendrá La Cartuja como escenario el próximo 6 de abril. El santuario txuri urdin lucirá sus mejores galas para intentar llevar a su equipo en volandas hacia una victoria frente al Mallorca que podría catalogarse de histórica. La entidad blanquiazul vive días de vino y rosas en la actualidad y de clasificarse para la final, sería la segunda vez que lo hace en cuatro años, algo muy difícil de ver por estos lares. De hecho, en la historia de la entidad blanquiazul solo otras dos veces se ha conseguido llegar a un partido así. La primera, en 1987, cuando la Real se impuso en la tanda de penaltis al Atlético de Madrid, y al año siguiente, en 1988, cuando el equipo entrenado por Toshack, cayó contra pronóstico contra un FC Barcelona que no atravesaba por su mejor época.

Hoy, en la grada del Reale Arena estará Xabier Almandoz, socio de la Real Sociedad curtido en mil batallas y que ha estado presente en alguno de los capítulos más brillantes protagonizados por la institución blanquiazul. Él, por ejemplo, no se ha perdido ninguna de las semifinales que convirtieron a su Real en equipo finalista. Bueno, con una salvedad. Estuvo en las gradas de San Mamés aquel 10 de junio de 1987, cuando el equipo txuri urdin capitaneado por Luis Arconada se impuso 0-1 al Athletic con gol de Bakero, logrando así el billete para la final que unos días más tarde se jugaría en La Romareda. Almandoz también fue espectador de lujo en las gradas del Santiago Bernabéu aquel 18 de febrero de 1988, cuando la Real pasó por encima del Real Madrid para sellar su pase a una final que tendría como escenario, precisamente, el feudo merengue.

La última vez que la Real disputó una semifinal, Xabier Almandoz también estuvo en Miranda, pero no pudo entrar en Anduva. "Fui sin entrada. Como todos los socios, y también rellené la solicitud para el sorteo, pero no me tocó", lamenta. Pero eso no fue óbice para no desplazarse hasta Miranda. "Entre un amigo y yo nos animamos mutuamente, cogimos el coche y nos plantamos en Miranda", recuerda con susto incluido porque "a los pocos días se confirmó que el primer foco del Covid estaba allí y nosotros estuvimos en todas las calles, los bares y viendo el partido en una pantalla gigante", recuerda.

Eso sí, "nos lo pasamos en grande. La mayor parte de la gente que estaba viendo el partido a nuestro lado era de Miranda. Nosotros éramos los 'rara avis', pero íbamos con las enseñas de la Real y no tuvimos ningún problema. Tengo la imagen grabada del penalti de Mikel Oyarzabal y que la Real no sufrió durante todo el partido", rememora este aficionado blanquiazul que no se perdió la semifinal jugada ante el Real Madrid en el Bernabéu, uno de los esos partidos que ya forman parte del capítulo de gestas protagonizado por la escuadra blanquiazul. "Tengo un recuerdo vago de aquella semifinal. Tuve un problema familiar y no pude disfrutarla como se merece", lamenta Xabier. Pese a todo, "intenté vivirlo como siempre, a tope. Además, yo tenía puesta la vista en la final que también se iba a jugar en el Bernabéu. Mi hermana tenía una casa muy cerca del campo y yo ya sabía dónde iba a dormir", valora esbozando una amplia sonrisa.

Le atraía, además, la posibilidad de jugarla ante un Barcelona que "que estaba en horas bajísimas y que no se había clasificado para Europa". Para el recuerdo, el 0-4 frente al Real Madrid de la 'Quinta del Buitre', Hugo Sánchez, Gordillo, Camacho y compañía. "Aquello fue una lección de fútbol impresionante con goles de Txiki, de Bakero y de Bixio Górriz. Nos mirábamos y no dábamos crédito del baile que les estábamos pegando, encima en su casa. Nos temíamos lo peor, pero el equipo dio la cara y el partido terminó con aplausos del público hacia el equipo".

La decepción, eso sí, también con Almandoz en la grada del Bernabéu, llegó en la final. "Íbamos de favoritos y la decepción fue mayor. Luego cuando trascienden las cosas que había por detrás, que nadie te confirma ni te las desmiente, pero te duele más…. Lo dejamos ahí porque no quiero entrar en ese trío -refiriéndose a Bakero, Txiki Begiristain y López Rekarte-, que acabaron fichando por el conjunto azulgrana", sentencia un Almandoz que vivió aquel partido al lado de un aficionado de la Real de postín como lo era el malogrado Gregorio Ordóñez, concejal del PP asesinado por ETA: "Pese a las discrepancias que pudiéramos tener políticamente hablando, el recuerdo que guardo de aquel día es imborrable, comentando el partido con él" .

Recuerda también el ambiente de tensión que se respiraba en Madrid en aquella época. "Solía estar bastante caldeado y era imposible ponerte una camiseta de la Real. Ni te lo planteabas. La profesión se llevaba por dentro", significa. "Ahora ha cambiado mucho, Florentino ha sacado a los ultras y aquel es otro campo. Entonces costaba, había que tener mucho cuidado", argumenta.

Un año antes, Almandoz también saboreó las mieles del triunfo en otra semifinal para el recuerdo, está con el Athletic Club como rival. La Real no pudo pasar del empate a cero en un Atotxa a reventar y el pase a la final se iba a dirimir en un San Mamés hasta la bandera. "La misión no parecía sencilla porque íbamos con bajas muy importantes. Si te digo la verdad, nadie esperaba lo que sucedió allí", recuerda con alegría. "Nos presentamos allí e hicimos un partido tremendamente serio. Incluso de puso marcar algún gol más al que anotó Jose Mari Bakero. ¡Qué alegría!", asegura este aficionado txuri urdin, que ya vela armas para la batalla de esta noche a partir de las 21:30 horas.

"Antes de un partido, soy tremendamente positivo y creo que vamos a ganar. Ellos también juegan, tienen sus bazas y nos lo van a poner difícil, seguro, pero estoy convencido de que ya estamos en la final de Sevilla", sostiene. Tan convencido está que ya tiene alojamiento y viaje para la capital hispalense. "Es algo que nos merecemos después de lo sucedido hace cuatro años con esa final a la que no pudimos asistir. Yo estuve en Zaragoza con mis hijos que por entonces eran pequeños. Muchas veces hemos hablado de este tema y siempre decimos lo mismo, que tenemos que volver a vivir algo así. Y ahora tenemos una nueva oportunidad. Tenemos todo preparado para irnos a Sevilla la familia entera".

Xabier Almandoz también es un habitual en los viajes fuera de España para animar a la Real. No se perdió, por ejemplo, el último viaje a París, pero su peregrinaje por los campos de Europa siguiendo a la Real Sociedad comenzó en Milán, en 1979. Xabier no olvidará jamás lo sucedido aquella noche en el Giuseppe Meazza en la que el equipo de Ormaetxea acabó hincando la rodilla por un duro 3-0 y sus aficionados sufrieron la primera gran experiencia desagradable en Europa. "Hice el viaje en avión con escala en París y de ahí a Milán. Me acuerdo que en el vuelo iban los jugadores de la Real e incluso creo recordar que me senté al lado de Bixio Gorriz".

Aunque si ha habido un jugador por el que ha sentido especial predilección este no es otro que por Gaztelu, el aita de otra institución txuri urdin como es Agustin Aranzabal. "Ha sido un emblema y digo 'ha sido' porque ya no está entre nosotros", declara. "Gaztelu jugaba en todos los puestos y en todos los puestos hacía partidazos y sobre todo en San Mamés donde le he visto jugar de delantero centro allí y partirse la cara, literalmente, porque le partieron la nariz. Es todo un emblema para mí", valora emocionado.

Después de Milán, también se subió al avión de la expedición blanquiazul para volar hasta Sofia en 1981 para asistir en directo a la primera participación en una Copa de Europa del equipo de su vida. "El recuerdo no fue el mejor, porque perdimos y a la vuelta en Atotxa caímos eliminados, pero la experiencia de ver a tu equipo jugar en la Copa de Europa me quedará siempre para el recuerdo". En 1983, en compañía de tres amigos, se desplazó en coche hasta Lisboa para vivir la eliminatoria contra el Sporting de Portugal de Copa de Europa. "Pasamos y nos tocó jugar la semifinal con el Hamburgo alemán, que nos la 'robaron' con ese gol en fuera de juego. Decidí no ir pensando en la final de Atenas. Por temas laborales no podía viajar tanto fuera como me hubiera gustado y no fui a Hamburgo". Pero donde sí estuvo fue en El Molinón aquel inolvidable 26 de abril de 1981, "una fecha que se quedará para siempre en mi memoria".