La semifinal más recordada de San Mamés: Del Nido y un autobús que no dejó dormir al Sevilla
Andrés Palop, Manolo Jiménez y Diego Capel recuerdan el ambiente que encontraron en Bilbao en un partido que hoy sirve de ejemplo en el vestuario rojiblanco.
El 4 de marzo de 2009, San Mamés vivió una de las noches más mágicas de la época moderna. La preferida de toda una generación. Los adolescentes de entonces, treintañeros hoy, soñaban con ver a los suyos en una final de la Copa del Rey por primera vez. Los más veteranos, con revivir los éxitos de los años 80. Para conseguirlo tenían que remontar un 2-1 ante el histórico Sevilla de Palop, Kanouté, Luis Fabiano, Diego Capel o Renato. Y sucedió la tormenta perfecta. Un 3-0 en la vieja Catedral. "Uno de los partidos de toda mi carrera donde más he sentido la presión ambiental", reconoce Capel, que junto al exportero sevillista y Manolo Jiménez han repasado aquel partido para Relevo.
Una exhibición rojiblanca en las gradas y en el terreno de juego que sirve hoy como acicate en el vestuario del Athletic. En privado, los jugadores han hablado de esa semifinal como el mejor ejemplo posible para creer en la remontada ante Osasuna en la semifinal de Copa del Rey que deben disputar mañana.
Será, además, el bautismo del nuevo San Mamés en un partido de vuelta de una semifinal copera. Las últimas se decidieron a domicilio ante Espanyol (2015), Granada (2020), Levante (2021) y Valencia (2022). Por ello hay aún más expectación sobre el clima que se generará en Bilbao, donde se han agotado todas las entradas y todo apunta a récord histórico de asistencia, superando los 50.000 aficionados.
La remontada ante el Sevilla sirve de ejemplo para el vestuario rojiblanco, convencido de poder superar mañana a Osasuna en un San Mamés que apunta a récord de asistencia.
Los jugadores de aquel Sevilla de 2009 conocen bien lo que esto significa. Hace ahora 14 años fueron pasados por encima en una primera media hora inolvidable en la que Javi Martínez, Fernando Llorente y Gaizka Toquero anotaron para sentenciar la eliminatoria y clasificar a los de Joaquín Caparrós.
"Nos dieron un baile", reconoce hoy Manolo Jiménez sobre lo que se vivió en el terreno de juego aquel día. Aunque el entrenador andaluz recuerda también que en el partido de ida un aguacero no les permitió conseguir una mayor ventaja y, además, alguna artimaña utilizada en la previa por algunos aficionados bilbaínos.
Ambiente desde la llegada
"No existe ninguna duda de que vamos a pasar la eliminatoria. No hay un solo vasco que duerma tranquilo sabiendo que juega Kanouté. A mí que juegue Llorente me da exactamente igual. Nos vamos a comer al león, no cabe la menor duda, desde la melena a la cola". Un día antes del partido de vuelta, José María del Nido, presidente entonces del Sevilla, realizó estas declaraciones y calentó la previa.
"Fue uno de los ambientes más caldeados que he vivido por todo lo que pasó durante la semana con esas declaraciones", recuerda Diego Capel. "Se calentó muchísimo el partido. Fue un comentario gracioso, sin ánimo de faltar, pero lo que hizo fue encender y levantar el ánimo de una afición fiel como es la del Athletic", rememora Jiménez. "Antes de aterrizar ya sabíamos que iba a ser un partido difícil. Por el ambiente, el clima, la gente volcada...".
Capel y Andrés Palop tienen marcada la llegada a Bilbao. Muchos aficionados rojiblancos fueron al aeropuerto para silbar y comenzar a avisar a los jugadores sevillistas de lo que les esperaba. "Recuerdo mucho el recibimiento que tuvimos nada más llegar en el aeropuerto, son cosas a las que yo no estaba acostumbrado y que ya nos demostró lo que nos iba a deparar esa semifinal", revive Capel.
"Fue uno de los ambientes más caldeados que he vivido, recuerdo mucho el recibimiento que tuvimos nada más llegar al aeropuerto"
Ex jugador del SevillaPalop, en cambio, tiene aún presente lo que sucedió la noche antes del partido: "Hubo una fiesta brutal en nuestra calle. Estábamos alojados en el centro de Bilbao y no paraba de haber ruido con el bombo, con cánticos... No pararon hasta altas horas de la noche". Manolo Jiménez también lo tiene entre ceja y ceja. "Admiro muchísimo al Athletic, pero sinceramente fue injusto lo que pasó. Había un autobús de dos plantas, con una charanga en la parte de arriba a la altura de la ventana donde dormían los jugadores. Toda la noche. Hubo algunos futbolistas que ni durmieron", recuerda el técnico, quien deja claro que no quiere que esto parezca una excusa.
Los recuerdos del exportero dan la razón al entrenador y van más allá. "Al día siguiente fue igual. No pudimos dormir ni la siesta por el jaleo que había. No hubo ninguna mala situación, pero aprovecharon para meter animación en nuestra calle para amedrentarnos o para hacernos ver que estaban muy enchufados". Pasaron las horas y las calles del centro de la ciudad se fueron llenando de aficionados rojiblancos completamente enloquecidos.
"Hubo ruido y un autobús de dos plantas con charanga toda la noche. Algunos futbolistas ni durmieron"
Exentrenador del SevillaEl punto de reunión fue la plaza Moyua, en los alrededores del Hotel Carlton, donde se concentraba el Athletic. Una marea con miles de aficionados rojiblancos esperó varios horas hasta la salida de los jugadores. "Nos subimos al bus y solo se veía gente. Desde Moyua hasta San Mamés no se veía la carretera, solo gente y más gente", recuerda Gaizka Toquero, que no duda en considerar aquel partido como "el mejor ambiente" que ha visto en un campo de fútbol.
Desde el autobús sevillista las vistas eran las mismas. Miles de seguidores bilbaínos, aunque a Palop lo que más le llamó la atención fue que "todos los balcones tenían una bandera rojiblanca". "Había un ambiente brutal en las calles. Lo prepararon muy bien", reconoce el exguardameta de Villarreal, Valencia, Sevilla y Bayer Leverkusen.
Presión desde el calentamiento
"El Viejo San Mamés rugía como ninguno, tenía una acústica especial y en el calentamiento ya notamos esa sensación", describe Palop. Capel, que ese día comenzó en el banquillo, también tiene recuerdos similares. "Era una olla a presión. De esas noches especiales de aquel estadio. Sin duda fue una de las noches donde más sentí la presión ambiental".
"El viejo San Mamés rugía como ninguno. Recuerdo ver a la gente con la cara desencajada, gritando y chillando"
Exportero del SevillaSan Mamés enloqueció desde muy pronto. Aquel día todo retumbaba. Había cánticos. Pero sobre todo gritos. Y muchos silbidos. "Al ir a recoger algún balón, la gente de la grada estaba muy cercana a ti y recuerdo verles con la cara desencajada, gritando y chillando", cuenta Palop.
Manolo Jiménez también tuvo alguna experiencia, algo más desagradable, en el banquillo. "Detrás del banquillo tenía un aficionado con un megáfono. A la vez que yo intentaba dar indicaciones gritaba con un volumen increíble. Yo no podía ni dirigirme a los jugadores, no podía hablar, no me permitían". "Haber jugado esa semifinal fue un gran aprendizaje del fútbol", dice hoy el entrenador.
Minuto 4. David López saca de banda, Llorente peina y Javi Martínez adelanta al Athletic. "El Athletic salió como un tiro e hipermotivados. Marcaron un gol muy pronto de una jugada que teníamos muy bien estudiada, pero en la que nos sorprendieron. A partir de ahí ya todo fue muy complicado, muy difícil, porque hicieron un gran partido", analiza, 14 años después, el entrenador andaluz.
Aquel día también pasó al recuerdo por el famoso cántico contra Del Nido y por ser el primer gran partido de Toquero como rojiblanco.
Los únicos cánticos que se recuerdan son tan históricos como los goles. "Cómeme el r..., Del Nido cómeme el r...". Y también el popular "Ari, Ari, Ari, Toquero Lehendakari", en referencia a un Toquero que disputaba uno de sus primeros partidos de titular con el Athletic y que ese día cerró el marcador con el tercer gol para convertirse en ídolo y héroe rojiblanco.
Fue una de las claves del equipo de Joaquín Caparrós, que sorprendió al Sevilla. "No fuimos capaces de parar a un equipo motivadísimo, tenían una marcha más que nosotros, o dos, y remontaron merecidamente esa semifinal", recuerda Palop.
Aquel día Manolo se fue "muy enfadado", pero habla con cariño de Bilbao, del club rojiblanco y, sobre todo, de un Catedral que "siempre es especial". "No me gustaron nada algunas cosas que para mí no fueron deportivas, pero el Athletic es un ejemplo. Es un club que admiro y si me dijeran de volver atrás y poder volver a jugar en algún estadio, sin duda alguna San Mamés está entre los tres más importantes para mí", finaliza Manolo Jiménez. Un gran entrenador que aquella noche le tocó perder.
El partido terminó con invasión de campo, celebración sobre el césped y en el palco. "El ambiente de ese día yo no lo he vuelto a vivir. Cuando pitó el final el árbitro, yo veía el campo y las gradas llenas. A mí me llevaron a hombros, a Fran [Yeste] también, y nos quitaban todo. Entré al vestuario y no tenía camiseta ni pantalón. Creo que me robaron hasta alguna bota. Es un recuerdo muy bonito", cuenta Toquero. Un breve adelanto de una entrevista que publicaremos mañana con el gran héroe de la última remontada copera rojiblanca.