Los cuatro días que separaron al 'Vinicius buena persona' del 'Vinicius soy muy bueno'
En el primer partido tras su propósito de enmienda, el brasileño, estelar en lo futbolístico, volvió a evidenciar en el Metropolitano sus problemas de comportamiento.

"Quiero hacerme una persona mejor". Domingo, 14 de enero, 22.30 horas de la noche en España, dos más tarde en Riad (Arabia Saudí), donde Vinicius Junior, en rueda de prensa, pronunció esas palabras tras destrozar futbolísticamente al Barça en la final de la Supercopa de España.
"Soy muy bueno, soy muy bueno". Jueves, 18 de enero, aproximadamente 23.15 horas de la noche en el Civitas Metropolitano de Madrid. El mismo Vinicius acaba de realizar un acrobático remate que casi cambia el signo final de la eliminatoria de Copa contra el Atlético de Madrid. Pronuncia esas palabras dirigiéndose, cara a caras, al fondo del estadio, repleto de aficionados rojiblancos.
Con escasos cuatro días de diferencia, Vinicius Junior ha desperdiciado la primera oportunidad de empezar a convertir en realidad sus propósitos. No es un trabajo de un día y, de momento, no lo están consiguiendo ni un maestro de la gestión de egos como Carlo Ancelotti, que lo aconseja desde la banda como el padre pendiente de que su hijo dé sus primeras pedaladas en la bici sin abrirse una brecha, ni compañeros curtidos en cientos de batallas como Toni Kroos, Luka Modric o Nacho, que corren a templarle en el césped en cuanto él y el partido se agitan.
Aseguró el desequilibrante delantero del Real Madrid que todos quieren pelear con él porque así saldrán en la prensa. Muy posiblemente, impulsivos como Simeone o calmados como Araujo, por mencionar a algunos de equipos y temperamentos opuestos con los que ha chocado en los últimos cuatro días, desearían salir menos en los medios de lo que lo hacen, no necesitan una gresca con Vinicius para conseguirlo. Los árbitros, otro de los habituales puntos de mira de Vinicius, viven esclavos ya de los focos. Es intrínseco al puesto y al sueldo. Escuchados ya por todo el país cuando conversan con el VAR por las jugadas polémicas, no parece que entre sus prioridades figure convertirse en protagonistas por unas palabras de más con el brasileño.
🇧🇷 @GUTY14HAZ ANALIZA el comportamiento de VINICIUS:
— El Chiringuito TV (@elchiringuitotv) January 19, 2024
🗣️ "Cuando se va de los partidos no beneficia ni a sus compañeros ni a él".
👐 "La intensidad con la que juega no la cambiará nunca porque es así".
📺 #ChiringuitoDerbi 📺 pic.twitter.com/nxG4ThoME1
Lo peor de todo no es que Vinicius no mejore en sus síntomas, sino que en fogonazos se aprecien signos de contagio en los compañeros más cercanos a él en el vestuario, como Jude Bellingham o Eduardo Camavinga -la sangre a Rodrygo de momento no se le descongela y Tchouameni suficiente tiene con salir a tapar donde debe-. Protestas, tarjetas baratas, gestos, la continua interacción con el público...
Hay pocas pegas al Real Madrid en lo que va de temporada. Ha perdido solo dos encuentros, en el mismo lugar, y no han sido derrotas achacables a falta de actitud. El único pero que se ha avistado son algunas desconexiones propiciadas por estos momentos de tensión. El comportamiento de Vinicius no solo no se extingue, sino que amenaza con expandirse. "Un pecado de juventud", fue la única causa que Ancelotti dio a la eliminación copera del Real Madrid. No lo dice sin más.
"No soy un santo, hablo demasiado. Pero estoy para mejorar y para dar ejemplo a los niños", se sinceró también en aquel cacareado discurso en Arabia. El primer día después del discurso, Vinicius suspendió. Los niños, aún le esperan.