Cuántas Copas Libertadores tiene River Plate
Especialmente valorado por sus aficionados, este torneo fue el escenario de una las páginas más gloriosas y celebradas del club de Núñez, una victoria histórica contra su clásico rival.

Igual que su eterno rival, Boca Juniors, River Plate es uno de los clubes más exitosos en la historia del fútbol argentino y sudamericano. Y si bien los torneos locales son valorados, es cierto que para los aficionados de ambos equipos la Copa Libertadores tiene un sabor especial. El clima de los partidos coperos es inigualable, cada conquista se celebra al máximo y la estadística es rigurosamente seguida paso a paso para establecer diferencias y sacar a relucir el orgullo.
En su rica vida deportiva, River ha ganado cuatro Copas Libertadores, una menos que Boca, pero cuenta a su favor con un episodio histórico, la recordada final de la edición 2018 de esta competición, que estuvo rodeada de polémicas y se terminó jugando en el Santiago Bernabéu: el Millonario derrotó en ese partido a su clásico oponente y escribió una de las páginas más gloriosas de su historia.
A continuación se detallan los títulos de River en el palmarés de la Copa Libertadores:
1986: la tercera es la vencida
River había perdido dos finales de la Libertadores y eso se convirtió en un trauma para sus aficionados: en 1966, con Peñarol de Montevideo, y diez años después, en 1976, con el Cruzeiro de Belo Horizonte. Curiosamente, otra vez a los diez años de una derrota, llegó de nuevo a la final. Pero en 1986 los Millonarios por fin levantaron su primera Copa continental, ganándole al América 2-1 en Colombia (con goles del "Potro" Funes y el "Beto" Alonso, un gran ídolo del club) y 1 a 0 en el Monumental (otra vez Funes). En el América de Cali jugaba como delantero centro un futbolista que había pasado por Boca y River, Ricardo Gareca, "el Tigre", que más tarde también sería un elogiado entrenador de la Selección peruana.
1996: la teoría del diez
La historia de River en la Libertadores parecía designada por las casualidades: llegaba a una final otra vez en un año terminado en seis y repetía rival, el América de Cali, diez años después de ganarle en la definición del mismo torneo. El equipo dirigido por Héctor Veira perdió como visitante en Colombia 1 a 0, pero en un Monumental encendido como nunca se impuso con un doblete de Hernán Crespo y consiguió su segunda Copa.
2015: la mano del Muñeco Gallardo
River llegó a octavos de final sin haber ganado ningún partido de su grupo hasta la última fecha. Y después tuvo un mano a mano con Boca en esa instancia que terminó con un gran escándalo: en el encuentro de ida se impuso como local 1 a 0, con gol del uruguayo Carlos Sánchez, pero en la revancha, jugada en una Bombonera con clima muy denso, sólo se pudo disputar un tiempo porque los aficionados locales atacaron con gas pimienta a los jugadores del equipo de Núñez cuando salían del vestuario para empezar la segunda parte. Hubo unos cuantos días de rumores y discusiones públicas en los medios, hasta que se determinó que el partido había terminado 0 a 0, sin que se completara el segundo tiempo y con una sanción económica importante para Boca.
En la final, River se volvió a encontrar con Tigres UANL de México, el mismo equipo que le había sacado siete puntos de ventaja en la primera fase de grupos. Pero tenía otro aplomo, otra confianza y pudo sostener el 0 a 0 en el Estadio Universitario de Monterrey, y ya en Buenos Aires ganó merecidamente por 3 a 0 con goles de Lucas Alario, Carlos Sánchez y Ramiro Funes Mori. Ese día de gran festejo en el Monumental fue Matías Biscay quien dirigió al equipo desde el banquillo, dado que Marcelo Gallardo había sido expulsado en México. Pero la mano del Muñeco en ese River ganador se notó igual.
2018: la Libertadores más deseada y celebrada de todas
¿Se imaginan una final de Champions League entre Real Madrid y Barcelona? Esa significación es la que tuvo el River-Boca jugado, casualmente, en el Santiago Bernabéu. El 9 de diciembre de 2018 quedó establecido como una fecha sagrada en la patria millonaria. River jugó un gran torneo: dejó en el camino a Racing (campeón argentino de esa temporada) en octavos, se deshizo de Independiente (por entonces vigente campeón de la Sudamericana) en cuartos y eliminó en semifinales a Gremio (defensor del título en aquella Libertadores) con una épica remontada en Porto Alegre.
Después de empatar 2 a 2 en el partido de ida de la gran final, jugado en el estadio de Boca, otra vez incidentes provocados por aficionados -en este caso, los de River, que apedrearon el bus en el que los jugadores de Boca llegaron al Monumental- obligaron a las autoridades de la Asociación del Fútbol Argentino y la Confederación Sudamericana de Fútbol a tomar una decisión. Se resolvió trasladar el encuentro en el que River iba a oficiar de local a Madrid. Y se habló tanto en los días previos de ese partido, presenciado por miles de fanáticos argentinos que viajaron especialmente para estar allí, que la celebración también fue desatada.
Ya en el partido en feudo del Real Madrid, Darío Benedetto puso en ventaja a Boca y festejó burlándose de sus rivales, lo que generó todavía más tensión en un choque ya de por sí muy caliente. Pero River tuvo temple para dar vuelta el resultado con un gol de Pratto, una exquisitez del colombiano Juanfer Quintero y el broche de oro que sobre el final de la prórroga puso el "Pity" Martínez en un día inolvidable para el club.