Pardeza: "Fiché por el Madrid porque en la primera prueba saqué un córner con las dos piernas y ya no necesitaron ver más"
Miguel Pardeza, el verso libre de la 'Quinta del Buitre', fuera de casa desde los 13 años, hace balance de su apasionante vida a caballo entre el balón y los libros.

Para los no muy iniciados en la materia futbolística, Miguel Pardeza Pichardo (Palma del Condado, Huelva, 8-2-1965) podría ser simplemente un componente de la 'Quinta del Buitre', el menos mediático. Aquél que si no estaba con un balón entre los pies estaba con un comic o el primer libro que cayera en sus manos, aunque fuera de filosofía. O el mismo que tuvo la osadía de marcharse del Real Madrid al Real Zaragoza porque se le metió en la cabeza -hay que ver las cosas que se nos meten en la cabeza en la adolescencia- que ser futbolista de verdad significaba jugar al fútbol todos los partidos posibles y no estar la mayoría en el banquillo viendo como Santillana, Butragueño, Hugo Sánchez y Valdano le cerraban el paso por una sencilla razón: ellos también eran muy buenos.
Que le quiten lo 'bailao'. Veinte años de futbolista. Desde el juvenil blanco a la retirada en Puebla (México). Desde 1979 a 1999. En cuanto a títulos, no le fue mal. Una Liga de Segunda con el Castilla; una Liga de Primera con el Real Madrid; dos Copas del Rey y una Recopa con el Zaragoza, además de una Eurocopa Sub-21 con la Selección. En su otra carrera, la de la literatura, en la que aceleró cuando colgó las botas, se conforma, de momento, con sus cuatro obras editadas, Dos de ficción: Torneo (2016) y Angelópolis (2020); una de aforismos: La cola de la cometa (2023), y una recopilación de sus muchos artículos publicados en la prensa nacional: A pie cambiado (2023).
Miguel camina rápido como jugaba. No aparenta la edad que marca su DNI y tiene la testa fresca como una lechuga de hoja grande y tronco duro. La idea de la charla-entrevista surgió de la nada. De una de esas preguntas que uno se hace a sí mismo un día que tiene ganas de ejercitar el cerebro. ¿Qué será de Pardeza? Nada mejor que marcar su número de teléfono. Estaba en la provincia de Huelva, cerca de donde vino al mundo, donde ahora quiere pasar todos los meses que no le dejó el fútbol en sus años más mozos. "Vuelvo a Madrid a finales de mayo. O vienes a verme o nos vemos en Madrid".
Elegimos la segunda opción y encontramos un marco perfecto para una conversación que pretendía huir de la actualidad más rabiosa y viajar entre el balón y el libro, entre el fútbol y la literatura, la biblioteca Eugenio Trías del Retiro en plena Feria del libro. Muy cerca de los campos de fútbol de la Chopera donde ya dentro de la órbita de la Casa Blanca, con 13-14 años, conoció, por ejemplo, a Manolo Sanchís, que años después sería compañero de Quinta.
¿Cuál es su estado actual desde el punto de vista del fútbol: aparcado, retirado, jubilado...?
Jubilado. Estuve un tiempo retirado, pero ahora estoy absolutamente jubilado.
"El fútbol, en realidad, se acaba pronto, aunque no se acabe nunca, ni se deje del todo. Ahora estoy jubilado. No me sigo sintiendo futbolista, no tengo esa nostalgia, ni hablo en primera persona"
Ex futbolista y escritorEntonces, si tuviera que renovar ahora el carné de identidad, ¿qué pondría en el apartado de profesión, si es que se sigue poniendo, que lo ignoro?
Ahora que me lo plantea así, es difícil saber qué soy. Para la mayoría de la gente soy, fundamentalmente, un exfutbolista, que eso no es un trabajo ni es nada. Así que pondría jubilado.
Podría poner: un intelectual del fútbol.
Eso no me gusta nada. Ni soy intelectual en general, ni del fútbol en particular. Mi pasión por la literatura no se corresponde con la intelectualidad, ni mucho menos.
"Mi pasión por la literatura no se corresponde con la intelectualidad, ni mucho menos"
Ex futbolista y escritor¿Se acabó el fútbol para usted?
El fútbol no se acaba nunca en realidad. Los que hemos jugado toda una vida al fútbol de una manera profesional y después además como director deportivo, nunca se deja del todo. Lo que sí vivo es alejado del día a día. Salí del Real Madrid como director de fútbol en el 2014 y prácticamente desde entonces no tengo relación. Mantengo contactos, sigo la actualidad, nada más.
¿Está de acuerdo con la teoría que defiende que el futbolista sigue siendo futbolista hasta el último día de su vida?
No, no del todo. Uno tiene el recuerdo de su profesión y tiene para mucho recorrido, pero uno cuando deja de jugar, deja de jugar. Es cierto que muchos compañeros, sentimentalmente, se siguen sintiendo futbolistas y lo dicen mucho, pero yo no. No tengo nostalgia en ese sentido. Ni hablo en primera persona, para nada.
Ahora es un servidor de las letras: escribe, lee, da conferencias...
¡Tanto como al servicio de las letras! Es verdad que hago todo eso que me dice y que mi vida está más enfocada en esa dirección, no sé en calidad de qué, pero no en calidad de profesional, ni mucho menos. Me considero un aficionado al respecto, pero me ocupa muchas horas porque de alguna manera hay que ocupar las horas de los días. Más que sentirme escritor, lo que más me gusta es escribir. Esa etiqueta de ser algo no me gusta. Cuando era futbolista lo que me gustaba era jugar, más que el hecho de ser futbolista.
"Hace ocho, nueve o diez años que no juego un partido, ni una pachanga. No tengo mono. Pero si veo una pelota por la calle, le pego una patada"
Ex futbolista y escritor¿Tiene localizado un momento exacto de su vida en la que su cabeza dejó de pensar como futbolista y empezó a pensar como escritor?
Tuvo mucho que ver con dejar mis actividades relacionadas con el fútbol. Te tienes que replantear qué vas a hacer, cómo vas a ocupar los días, en qué vas a entretener tu cabeza. La cabeza la tienes que tener un poco entretenida. Sin hacer un gran propósito, porque la persona lo que tiene que hacer cuando llega ese momento es vivir por encima de cualquier otra cosa, sí es verdad que me enfoqué al mundo de los libros. Siempre me había gustado y de alguna forma justificaba la hora de levantarte.
Para un futbolista no debe ser fácil pasar de un estadio a otro...
El día después siempre es muy difícil te dediques a lo que te dediques. Lo mío fue algo que comencé a hacer desde muy pequeño. Llegué a Madrid con 14 años y para mí el fútbol ya era una profesión, aunque no fuera un profesional. Ocupaba mi máxima atención. Era una devoción, una pasión, pero sentía que era algo más. Tomé una decisión un poco atrevida, dejar mi pueblo y mi familia en aquellos años, que nos son estos. Todavía no había ni autovía desde Andalucía...
¿Cuánto hace que no juega un partido de fútbol, aunque fuera de solteros contra cansados o una pachanga con los amigos?
Ni lo recuerdo, muchísimo. Ocho, nueve, diez años... Y no tengo 'mono'. Pero si veo un balón por la calle, le pego una patada, seguro.
¿Y cuánto hace que no se sienta ante el ordenador para escribir los últimos párrafos?
Ayer mismo. Procuro escribir algo todos los días. No lo consigo, pero al menos intento tener un poco de disciplina. Tengo una edad en la que se me amontonan los acontecimientos, las bodas de los hijos, voy a ser abuelo en mes y medio...
¿Por dónde uniría las dos grandes vocaciones-profesiones de su vida?
En la necesidad de la pasión. Cualquier actividad que se quiera hacer con cierto rigor y esperando obtener resultados que merezcan la pena es muy importante la pasión. En el fútbol si no eres un apasionado es imposible llegar a nada y la escritura si no la haces con pleno convencimiento, los resultados van a ser pobres.
"El fútbol y la literatura tienen algo en común, los dos son un relato, son algo que cuentas a los demás. Los dos necesitan pasión, sin pasión no llegas a nada"
Ex futbolista y escritor¿Tienen algo en común el balón y las palabras?
Sí hay concomitancias, paralelismos. Parece que no tienen nada que ver, pero al fin y al cabo el fútbol es un relato y la literatura igual. Es algo que cuentas a los demás, es algo que los demás esperan que les cuentes.
He leído en alguna entrevista suya que intenta escribir como jugaba...
Sí. No sé cómo explicarlo exactamente. Cuando jugaba intentaba hacer las cosas de la manera más perfecta posible. Siempre fui un perfeccionistas, algo, obviamente, difícil de conseguir en el fútbol. Siempre he intentado ser lo más honesto, preciso, claro y perfecto posible. Un objetivo imposible, por otro lado.
¿Y cuándo ha sido más exigente consigo mismo, con el balón en los pies o delante del ordenador con la pantalla en blanco?
El fútbol te exigía esa perfección, pero siempre había una coartada: que lo juegas con otros compañeros y es más fácil disculpar los fracasos, las derrotas o las torpezas. Frente al papel no tienes ninguna excusa, estás tu solo y no le puedes echar la culpa a nada ni a nadie. El fútbol tiene una abanico muy grande de excusas para poder justificar lo que sale mal. Soy más exigente ahora ante el ordenador, las excusas son menores.
Su primera novela, Torneo, era mitad ficción y mitad autobiografía. ¿Dónde empezaba lo primero y acababa lo segundo? ¿Dónde está el límite para que el posible lector sepa diferenciar los dos mundos?
Tenía de verdad autobiográfica la línea argumental. Trataba de contar las pesadillas, los demonios, los sueños de un joven que quería ser alguien en la vida. En mi caso, jugador de fútbol. Ese hilo argumental tiene mucho que ver con mi vida, pero a partir de ahí intenté escribir la historia a partir de la ficción. Es verdad que ese niño se corresponde con mi vida; es verdad que llegué a Madrid en una época muy determinada; es verdad que viví en una residencia entre Huertas y Atocha, pero luego hay muchas peripecias recreadas, reinventadas, exageradas. Un 80 por ciento de las cosas están muy fantaseadas.
"Los prejuicios que siempre han existido contra el fútbol por parte de una casta y una élite de intelectuales, si no están mejorados del todo, están muy superados. En ningún caso es un fenómeno despreciable"
Ex futbolista y escritor¿Por qué al fútbol siempre se le ha considerado como un fenómeno inferior dentro de la sociedad a pesar de todo lo que mueve económica, social y emocionalmente?
Siempre han existido grandes prejuicios intelectuales, es verdad. Son prejuicios alimentados a lo largo de los años por una casta, una elite de intelectuales, que han considerado que, el fútbol, si no es un fenómeno social despreciable, no está al nivel de las grandes artes. Siempre se le ha mirado con recelo. Primero porque es un fenómeno popular y siempre se le ha visto como una especie de manifestación sociológica inferior con respecto a otras. Evidentemente, jugar al fútbol no es lo mismo que ser un pintor como Picasso o un compositor como Mozart. Pero en ningún caso es despreciable, lo mismo que no se puede despreciar la música popular en comparación con la música clásica. Son fenómenos sociales distintos que merecen el mismo respeto, sobre todo porque está involucrada la emotividad humana. Esos prejuicios, si no están superados del todo, está muy mejorados. Ha habido grandes escritores como Javier Marías y otros muchos que han manifestado su pasión por el fútbol. Se ha corregido bastante la situación.
Se puede decir que su pelea interior entre el éxito y el fracaso fue lo que le empujó hacia la literatura. En sus libros los dos conceptos son una constante.
En ese margen entre el éxito y el fracaso está la literatura que me gusta. Los dos libros grandes, 'Torneo' y 'Angelópolis' versan sobre el mismo personaje que está al límite. Uno es al comienzo de la carrera y el otro al final. Lo que está en medio es lo que se puede leer en los periódicos. Me gusta más saber qué les pasa a los personajes en situaciones límites. Primero, cuando se pretende ser alguien, en este caso futbolista y luego, cuando dejas de hacer algo, que es cuando te retiras. Y lo digo desde el punto de vista que de que me siento un afortunado en mi profesión. Jugué en el Real Madrid, en el Real Zaragoza de su mejor época, gané títulos... Escribir sobre el triunfo nunca me pareció atractivo. Tampoco quería ni quiero ser un pesado que solo escriba de la derrota o el fracaso. Me gusta el terreno ambiguo. A veces, las personas con mucho éxito también esconden una historia trágica detrás o las dudas que uno puede tener consigo mismo.
Calificó su retirada como un gran vacío, ¿cómo calificaría su llegada al Real Madrid con 14 años?
Todo lo contrario. Me sentí colmado de expectativas y de sueños. Luego había que realizarlos. Aceptar o asumir un desafío como ese que yo afronté hace desaparecer todo lo que tienes alrededor. Ese es es el peligro de los sueños poderosos y estás en el camino de poder conseguirlos, se corre el riesgo de caer en la obsesión y en hábitos peligrosos.
¿Algún compañero, directivo, entrenador le reprochó que siempre estuviera en las concentraciones con un libro para arriba y para abajo...?
Hombre, sí parecía un ser un poco raro, pero tanto como reprochármelo directamente, no. Siempre ha sido un terreno raro el del futbolista que maneja libros...
"Fui a probar al Barça con 13 años, fue la primera vez que mis padres y yo cogimos un avión. Nos trataron de maravilla, pero no nos quedemos porque estábamos a más de mil kilómetros de Huelva"
Ex futbolista y escritor¿Se puede decir que no fue jugador del Barcelona antes de fichar por el Real Madrid porque entre su pueblo y la Ciudad Condal había 1.056 kilómetros?
Se podría decir. Fue una factor que influyó. Fui a probar allí porque José Luis Romero, que fue jugador y entrenador del Barcelona, era de mi pueblo y a raíz del programa de televisión 'Torneo', como mi primer libro, consiguió que fuera a hacer una prueba allí. Fuimos en avión. La primera vez que mis padres y yo nos subíamos a uno. Tenía 13 años. Querían que me quedara, pero la realidad era que Barcelona estaba muy lejos de la Palma del Condado y nos dio un poco de miedo tanta distancia. Pocos meses después vinimos a Madrid a hacer la prueba y nos quedamos. Fue diferente. El trato fue extraordinario, lo que no significa que no lo fuera en Barcelona, mentiría si dijese lo contrario, pero el Real Madrid reunía otras condiciones, otra perspectiva. Más cerca del pueblo, era el Real Madrid. Estaba don Miguel Malbo de jefe de la cantera y también estaba Molowny. El ojeador que me trajo se llamaba Pozo.
El interés de estos dos clubes y de algún otro a nivel nacional surgió por un programa de televisión que se llamaba Torneo, en el que su equipo salió campeón y los últimos partidos se dieron por TVE.
La fase final fue televisada, pero antes no sé cuantos partidos tuvimos que jugar desde la fase provincial a la fase nacional. Muchísimos. Fue el programa que en la única televisión que teníamos sustituyó a 'Cesta y Puntos'. Éramos equipos de fútbol sala. Ganamos y me dieron el trofeo al mejor jugador. Aquello era algo muy parecido, el equivalente, a los trofeos de niños que se juegan ahora regularmente y que organiza José Ramón de la Morena. Se puede considerar el germen. Tenemos que tener en cuenta de que solo estaban los dos canales oficiales y salir en la televisión entonces era un acontecimiento... Mi equipo era el "Siempre Alegres", de la Palma del Condado, un club muy conocido de la provincia de Huelva porque ha sido siempre una gran cantera. Sin ese equipo, posiblemente, yo no hubiera sido futbolista.
¿Cómo fue la primera prueba en el Real Madrid?
Dos o tres partidos en los campos de tierra de la Ciudad deportiva antigua. Tengo una anécdota poco conocida sobre esa prueba. Yo jugaba de extremo izquierda, pero manejaba las dos piernas. Fui a sacar un córner y me puse para sacarlo con la derecha y me dijo Pozo, ¿sabes sacarlo con la izquierda? Y le dije sí, sin problema. Y lo saqué con la izquierda a pierna cambiada, porque el lanzamiento era desde el lado derecho. Siempre me dio por pensar que ese gesto, la facilidad que tenía para sacar un córner con las dos piernas, fue decisivo para que me quedara. Después de aquello, Pozo no necesitó ver más. Me quedé. Después mi primera aparición fue aquí en La Chopera, que fue cuando conocí a Manolo Sanchís, que era extremo derecha. Aquí se hacía ya la selección para los distintos equipos. Más de 300 niños que había que ir repartiendo.
"Pasé cuatro años en un hostal cerca de Atocha. Recuerdo habitación por habitación y el pasillo largo con el teléfono negro con un contador que registraba los minutos que hablábamos para después pagarlos"
Ex futbolista y escritor¿Tiene que cerrar los ojos para recordar cómo era el Hostal Ideal en la Plaza del Matute en el que pasó cuatro años de su vida?
No tengo que cerrar nada, me acuerdo perfectamente. Era el cuarto piso. Creo que ahora son apartamentos vacacionales. He pasado por allí alguna vez. Estaba entre las calle Atocha y la calle Huertas. Lo regía una familia. Eran unas 18 habitaciones. En una vivía la familia que regentaba el Hostal; en otra, la del fondo, una señora mayor que era pintora; en una tercera, cerca de la cocina, había un estudiante a oposiciones, que luego comenzó a trabajar; en la de la entrada estaba la habitación de Goñi, que era el señor que el club tenía para que nos controlara el día a día, las entradas, las salidas, los estudios... y luego ya estaban las nuestras. Yo compartía cuarto. Tres años con Blanco Vila y otro año con Solana, o dos y dos, no recuerdo exactamente. La casa tenía un pasillo largo donde estaba el único teléfono de toda la casa. Era negro con un contador de pasos que se acumulaban y luego tenías que pagar según lo hubieras utilizado. Aquella residencia no tenía nada que ver con Valdebebas, que es un hotel de lujo. Y es que el Real Madrid actual no tiene nada que ver con aquel Real Madrid al que yo llegué en los 70. El club ahora es una multinacional y entonces era un club de fútbol de otras dimensiones pero que había ganado seis Copas de Europa. Ni el estadio, ni las infraestructuras, ni la Ciudad Deportiva, ni una residencia de la cantera que no tienen nada que ver.
La figura de Goñi, por lo que cuenta, tenía visos de Policía...
Sí, nos controlaba. Por las mañanas estudiábamos y por la tarde entrenábamos. Hacíamos poco más. El primer año estuve en una academia por un problema administrativo y desde segundo de BUP a COU ya estuve con todos en el colegio Cumbre, en la calle Costa Rica.
"Yo, con 14 años, lo que quería es jugar mucho, meter muchos goles, ser el mejor, más que pensar algún día podría ser futbolista"
Ex futbolista y escritorContaba un día Cristiano Ronaldo, que en la residencia del Sporting de Portugal, en las tripas del estadio Alvalade, lloraba desconsoladamente delante del teléfono que le permitía hablar con su madre en Funchal...
Y yo también, claro. Es normal. Tenía 14 años. El primer y el segundo año fueron duros. Pasé de un pueblo a Madrid, a conocer el metro, los autobuses, las distancias eran tremendas... Había morriña por la familia, por los amigos... Pero me recuerdo como un chaval con mucha determinación. Quería ser tanto jugador de fútbol que estaba lleno de todo. Cualquier contratiempo, cualquier penuria que pudiera pasar lo compensaba con la ilusión que tenía por llegar a ser alguien. Eso es muy importante. Yo lo que quería era jugar, sobre todo jugar y meter muchos goles y ser siempre el mejor, más que el hecho de pensar que algún día podría ser futbolista. Yo soñaba y creo que todos los canteranos con debutar un día en el primer equipo.
De la Quinta del Buitre hablamos como si fuera un ente por si mismo, una empresa, un grupo y la realidad es que eráis cinco chavales distintos, cada uno de su padre y de su madre y además usted era de fuera de Madrid.
No éramos una sociedad anónima, ni mucho menos. Primero, había diferencia de edad. Los dos mayores eran Butragueño y Míchel, que eran del 63. Luego, Sanchís, Martín Vázquez y yo éramos del 65 y yo, encima, no era de la capital. Butragueño se incorporó más tarde que los demás. Míchel, ya estaba. Yo tuve una progresión rápida en la cantera. Pasé de los infantiles al juvenil de división de honor. No éramos para nada un grupo homogéneo. Lo que pasa, es que a raíz del artículo de Julio César que nos bautizó como la 'Quinta del Buitre', sí que se nos veía más como un grupo. Realmente nos hemos convertido en una sociedad anónima con el paso del tiempo, más que cuando estábamos allí todos juntos. Yo me marché al Zaragoza, primero cedido y luego traspasado. Martín Vázquez también se fue al Torino. Ha sido el recuerdo, el tiempo, el que nos ha convertido en un ente con vida propia. Ahora tenemos un chat y nos comunicamos más que nunca.

Usted fue el verso libre, el pájaro que huyó del nido.
Tuve que marcharme por las circunstancias. Me hubiera quedado encantado toda mi vida. Era mi casa, eché los dientes futbolísticos aquí, les conocía desde pequeños, fuimos campeones en Segunda... Pero me tuve que marchar y encontré una casa extraordinaria donde me fue fenomenal. El Zaragoza fue una auténtica felicidad. Gané títulos. Fui internacional. Me permitió jugar un Mundial, el de Italia 90, aunque fueran unos minutos... Me fui del Madrid porque me di cuenta muy joven que el fútbol duraba muy poco, muy poco. Y yo quería jugar. Mi marcha fue un dolor para el presidente, Ramón Mendoza, que no quería que me marchara bajo ningún concepto... Pero tuvo que entender que tenía por delante a Hugo Sánchez, a Butragueño, al principio a Santillana y Juanito, después a Valdano, que se retiró pronto por culpa de la hepatitis. Esa es la razón por la que me fui. No tiene más misterio, de verdad.
¿Alguna vez les ha echado en cara, aunque fuera en broma, a todos ellos de tener la culpa de su exilio?
Sí, sí... A Butragueño se lo afeo todos los días que puedo... Luego he trabajado con él y con Valdano, que era mi jefe en la dirección deportiva. Y ya que hablamos de Butragueño quiero recordar que fue un jugador excepcional en todos los sentidos y tengo la sensación de que no se le valoró como debía. Hacía cosas diferentes al resto que yo no he vuelto a ver dentro de un campo de fútbol. No sé que pensarás tú. Pero ese desplante suyo con los brazos caídos y arrancar en seco, de parado... Nadie, nadie lo ha hecho. Hay jugadores que se parecen unos a otros en ciertos detalles, que tienen características parecidas. Unos triunfan, otros, no. Pero hay jugadores que hacen cosas distintas y este es el caso del Buitre.

Muchos aficionados quizás no sepan que 'Pardezita', como él decía, de los cinco, era el más mimado por Di Stéfano.
Sí. Es verdad. Solo tengo palabras de agradecimiento hacia él desde el primer día que me vio jugar en un partido de juveniles entre el Real Madrid y el Barcelona, que ganamos 8-1 y yo metí dos goles y ocasioné la expulsión de dos jugadores del Barça. Desde ese día tuvo conmigo una especie de flechazo. Me llevaba a entrenarme con el primer equipo, me hizo debutar, en sus memorias tuvo palabras entrañables hacia mi. Cuando volví al club como ejecutivo me dijo que yo me marché del Madrid porque él estaba en Argentina en ese momento, que de lo contrario no me hubiera ido nunca...
"Jesús Gil me mandó el ramo de flores más grande de mi boda, fue su guiño para decirme que me quería fichar para el Atlético. No fue como la servilleta de Florentino con Zidane, pero parecido. Me quedé en el Zaragoza"
Ex futbolista y escritorTampoco es muy de dominio público que pudo fichar por el Atlético. En su boda, apareció un ramo de flores de Jesús Gil, el más grande de todos los que había. Era su forma de decirle que le quería para el Atlético. Fue algo parecido a lo de Florentino Pérez con Zidane y la servilleta.
Sí, así fue. Yo llevaba una temporada en el Zaragoza y Gil comenzaba un nuevo proyecto con Maguregui de entrenador. Era el año 88. Al final no me ficharon y ficharon a Manolo, el extremeño. Me casé en Los Jerónimos, fuimos a un hotel, el Intercontinental. Y a las cinco de la mañana nos dimos cuenta que había un gran ramo de flores. Vimos de quién era, de Jesús Gil y Gil. No ponía en la tarjeta que me quería fichar, pero era un guiño, evidentemente. Ya había salido algo en los periódicos, pero no se dio. Acababa de llegar al Zaragoza y no quise otro cambio al año siguiente. Entonces el Zaragoza era un equipo muy atractivo para jugar y me quedé.
El año que llega al Real Madrid como director deportivo, después de haber ejercido el mismo puesto en el Zaragoza, se encuentra con que llegan también Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema... ¿Qué piensa en esos momentos?
Qué dónde me había metido. Mi llegada me pilló casi por sorpresa. Nunca me podía ni imaginar que el Real Madrid se volviese a acordar de mí. Estaba muy afincado en Zaragoza. Había estado seis años en el cargo y me había tomado un año sabático, que fue cuando aproveché para escribir 'Torneo'. Jorge Valdano me llamó y me dijo que quería reunirse conmigo. Me expuso su idea y que tenía que contestar en 48 horas. Era un proyecto nuevo y muy ambicioso. Era el comienzo de la segunda etapa de Florentino. Era una oferta irrechazable. Reconozco que estaba un poco aturdido, pero no había mucho que pensar, más allá del cambio familiar que suponía. Era imposible decir que no.
Año 2023. Mes de mayo. ¿Una biblioteca o un estadio?
Paso más horas en una biblioteca...
¿Para ir a una isla desierta que metería primero en la maleta un libro o un balón?
Dado que voy a estar solo, casi mejor un libro, sino me iba a aburrir pronto.
¿Un partido de fútbol o una conferencia literaria?
Un partido de fútbol, seguro,
"La Quinta representó un impulso una época y aunque tuvimos una gran influencia social, tuvimos aún más influencia futbolística por nuestra sensibilidad a la hora de entender el fútbol"
Ex-futbolista y escritor¿Qué sería de la Quinta del Buitre en la actualidad?
Tendría cabida perfectamente. Los buenos jugadores siempre tienen cabida en el mundo del fútbol. En cualquier época. Lo que no sé es si representaría el mismo fenómeno social que representó a principios de los 80. Sencillamente porque la situación política, histórica y social es otra. Creo que, de todas formas, tuvimos más influencia futbolística que social, aunque el impulso no se puede desvincular del proceso socio-político-cultural que se vivía en esos años. La Quinta representó un impulso a una época, pero lo que cuajó realmente fue tener una sensibilidad distinta, aunque suene pretencioso, en nuestra forma de entender el fútbol, diferente a lo que se venía viendo en los últimos tiempos.
Mbappé o Haaland.
Distintos. Muy buenos, pero seguramente Mbappé tiene más cosas que Haaland.
El secretario técnico de toda la vida o la inteligencia artificial
Por mi edad, un secretario técnico de toda la vida...
En su casa tiene 15.000 libros y sumando. ¿Camisetas, trofeos, medallas, botas, balones...?
No los he contado, evidentemente, pero sobre esa cifra. Antes lo tenía todo en mi casa de Madrid, ahora lo tengo repartido con mi casa de Isla Antilla. Mi rincón futbolístico tiene un poco de todo es mi mausoleo repartido entre mis dos casas y las de mis padres en la Palma del Condado. Tres sedes sociales.
Regrese a la infancia. ¿Un álbum de cromos de fútbol o un comic?
Compartía las dos cosas, pero todavía guardo algún álbum, incluso. Empate.
Tiene cuatro libros. Dígame cuatro partidos de su vida.
Mi debut con el Real Madrid. Fue el 31 de diciembre de 1983 contra el Espanyol. Jugué siete minutos. Entré por Stielike. La final de la Recopa con el Zaragoza. El último partido del Mundial de Italia 90 contra Bélgica, que jugué muy pocos minutos, pero era un Campeonato del mundo. Y el último partido que jugué con el Puebla contra el Monterrey por lo que significó, mi retirada.
Cuatro autores.
Voy a ser injusto. Quevedo, Pio Baroja, Borges y Thomas Mann.
Cuatro goles
Mi primer gol con la camiseta del Real Madrid, que fue en la temporada 86-87 contra el Racing de Santander. El gol al Feyenoord en los cuartos de la Recopa que ganamos con el Zaragoza en el 95. Una vaselina al Barcelona en un partido de la Copa de la Liga en el 86. Y uno muy bonito que marqué al Moreira en México.
Cuatro entrenadores.
Laborda, mi primer entrenador siendo infantil. Di Stéfano. Luis Costa y Alfredo Tena, mexicano.
Cuatro compañeros.
Esa no la contesto. No quiero ser considerado con nadie. En 20 años he tenido muy buenos compañeros. Perdone...
Perdonado.