De las Cuevas recuerda cómo recibió la noticia de la muerte de Manolo Preciado: "Estaba en Nueva York, había hablado dos días antes con él"
El alicantino recuerda su etapa junto al técnico en el Sporting de Gijón. "En las quinielas ponía que íbamos a perder contra el Barça y el Madrid".

Miguel de las Cuevas no tiene dudas sobre quién habría sido una de las primeras personas a las que habría llamado personalmente para comunicarle que colgaba las botas antes de hacerlo público en sus redes sociales. "Manolo Preciado ya lo hubiese sabido. Los que me conocen desde hace tiempo conocían la decisión que iba a tomar. Había quienes me decían que estirara más el chicle y otros que no, que lo dejara, que ya había hecho todo lo que tenía que hacer y que no fuera a arrastrarme por los campos. Manolo habría sido de los que me habría dicho que me retirara", confiesa el exfutbolista con una sonrisa que delata que para él, Preciado, fue mucho más que un entrenador.
Porque la conexión entre centrocampista y técnico iba mucho más allá de lo profesional. Tanto que cuando De las Cuevas recibió la impactante noticia del fallecimiento de Preciado un 7 de junio de 2012, el alicantino no se lo podía creer. "Dos días ante de que ocurriera eso había hablado con él porque acababa de fichar para ser entrenador del Villarreal. Estuvimos hablando de qué iba a hacer yo, de dónde iba a estar y de que cuando volviese a España me sentara a hablar con él para ponernos al día. Cuando me dieron la noticia yo estaba en Nueva York de vacaciones. Empecé a recibir mensajes de madrugada y no me lo podía creer. Mi mujer estaba a mi lado y nos pusimos los dos a llorar. No pudimos volver a España y fue un momento muy duro, como cuando se te va un familiar", recuerda.
Se conocieron en 2009, cuando un joven De las Cuevas aterrizó en el Sporting de Gijón. Procedente del Atlético de Madrid y donde viviría la peor lesión de su carrera que le mantendría casi 500 días alejado de los terrenos de juegos, el mediocentro encontró en Gijón una verdadera familia encabezada por Preciado. "Desde el primer día cogimos mucho feeling. Fue mi padre futbolístico, pero no solo conmigo, sino con todo el vestuario.Nos íbamos a comer, a cenar. Era un fenómeno. Siempre estaba contento a pesar de los palos que le había dado la vida. Siempre con una sonrisa, superpositivo. Era un pedazo de entrenador que sabía gestionar muy bien un vestuario. Para mí, en ese sentido, es lo más parecido a Ancelotti. En aquella época íbamos todos a muerte con él".
Era tal el buen ambiente que reinaba en aquel grupo que antes de cada jornada se organizaba una comida de equipo donde no podía faltar el tradicional ritual. "Si jugábamos el sábado, nos íbamos a comer el jueves y si jugábamos el domingo, nos íbamos el viernes. Íbamos toda la plantilla y cada uno hacíamos una quiniela. Cuando nos tocaba jugar contra el Madrid o el Barça, Manolo ponía el resultado a favor de ellos. Nosotros le decíamos: 'Manolo, ¿qué confianza nos vas a dar si hasta tú pones que nos va a ganar el Madrid o el Barça?' Él nos decía, callaos, que vosotros sois muy malos. El que perdía tenía que pagar el almuerzo y él decía que no lo pagaba", apunta entre risas un De las Cuevas que, en 2011, le chafaría la quiniela a su entrenador con un gol suyo en el Santiago Bernabéu que supondría el triunfo del Sporting ante el Madrid de José Mourinho.
"A lo mejor ese día puso un doble (risas). Ese año fue increíble y quedará ahí para la historia. Siempre que juegas en el Bernabéu tienes la intención de, 'a ver si puedo ganar', porque sabes que son muy buenos y es muy probable que pierdas. Me acuerdo que en los días previos hubo una especie de riña Mourinho - Preciado y teníamos especial motivación".
«Valoro muchísimo que un entrenador te pregunte cómo está tu mujer»
Los caminos de ambos se separaron en enero de 2012, cuando el cántabro fue destituido como entrenador del Sporting. A final de esa temporada el equipo bajó a Segunda División y de las Cuevas también se marchó del club justo un año después, en enero de 2013, especialmente afectado por la situación del equipo y que le llegó a afectar a nivel personal.

Los años fueron pasando, pero la huella que Preciado dejó en el centrocampista es y será imborrable. Tanto que si alguna vez De las Cuevas decide dar el paso y adentrarse en el mundo de los banquillos le gustaría ser un técnico como Manolo. "Él, José Luis Mendilibar, Enrique Martín. Aunque tácticamente son entrenadores de Primera División y están súper preparados, ellos lo llevan todo más a lo personal. Dan mucha importancia a cómo te encuentras tú mentalmente, si estás a gusto, si estás bien en tu casa, si te vas a entrenar contento. Todas esas cosas la valoran incluso más que algo táctico. Los entrenadores del norte son de ese estilo y hacen que se cree una unión muy fuerte en el vestuario. Para mí que un entrenador sepa cómo está tu mujer, cómo están tus hijos, es algo que valoro muchísimo porque hay algunos que no saben nada de tu entorno y parece que están ahí como una mercancía. Si en un futuro fuera entrenador, sería de esa manera".
Por desgracia, Manolo nos dejó a los 54 años. Falleció de un infarto el mismo día que había firmado un contrato con el Villarreal. De las Cuevas nunca olvidará aquel mensaje porque, aunque nunca pudimos llegar a comprobarlo, los caminos de ambos podrían haberse cruzado de nuevo en Vila-real. "Posiblemente me habría ido con él. Ahí está mi agente que lo puede decir. Lo que es seguro es que una charla habríamos tenido El mensaje que me mandó lo tengo ahí guardado".