SELECCIÓN ESPAÑOLA

30 años después de Dublín, Clemente: "Ni fue mi única obra maestra, ni me bajé los pantalones"

La Selección tenía que ganar en Irlanda para estar en el Mundial de EEUU y lo hizo con una sorprendente maniobra táctica del seleccionador.

Javier Clemente, en una foto de archivo en su época de seleccionador. /EFE
Javier Clemente, en una foto de archivo en su época de seleccionador. EFE
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Treinta años no son nada... O sí. El caso es que se cumplen tres décadas de aquel 13 de octubre de 1993 en el que España jugó su mejor partido con Javier Clemente como seleccionador. Tenía que empatar, como peligroso mal menor, o ganar en Dublín a una República de Irlanda líder e invicta en un grupo de siete selecciones, siete victorias y tres empates, y que llevaba ocho años sin perder en casa. Aquella fue una gran victoria (1-3). Con un planteamiento táctico perfecto, que llamó la atención por su visión estratégica y por la concentración con la que fue ejecutada por los jugadores, que esa tarde dublinesa fueron más que nunca 'soldados' de una sola causa, la del técnico de Baracaldo.

La verdadera resonancia de aquel resultado se decía medir por las circunstancias en las que se produjo. La crispación se había apropiado de su entorno, ya de por sí casi siempre enrarecido. La chispa saltó por un amago de bajada de pantalones que su seleccionador hizo durante el entrenamiento a puerta cerrada del domingo anterior, en el Carlos Tartiere de Oviedo. Lo criticable podría ser el gesto y a quien iba dirigido, los periodistas, porque realmente lo que se vio en el acto en sí fue una camiseta blanca que llevaba el técnico debajo del chándal. Así, con este asunto a cuestas, la Selección se marcó un partidazo aquella tarde del 13 de octubre (14:45) en el Landsdowne Road Stadium, la cuna de las selecciones de fútbol y rugby irlandesas demolido en 2007. La Selección dejaba abierta la puerta de la clasificación para el Mundial de Estados Unidos 94, que luego cerraría en Sevilla con la victoria ante Dinamarca (1-0).

Clemente decidió que el último ensayo antes de viajar a Dublín fuera sin público y sin periodistas. Más tarde confesó que tampoco recordaba tener una razón especial para tomar esa decisión, pero que la había tomado. Como era nuestra obligación, los periodistas que acompañábamos al equipo, nos buscamos la vida para intentar saber lo que el técnico estaba planeando. Y el escenario perfecto para ello eran los pisos más altos de los bloques que rodeaban el estadio. Con el permiso de sus propietarios, todos nos fuimos distribuyendo por las plantas más altas. Cámaras, fotógrafos, plumillas... Familiares de los propietarios, algún curioso que se coló. Una buena fauna.

Percibido de que los de la 'canallesca' estaban presenciando el entrenamiento, Clemente soltaba chascarrillos con el tono de voz más alto posible para que fueran escuchados por los destinatarios y entre mensaje y mensaje se dio la vuelta, puso el culo en dirección a los 'hogares ocupados' e hizo ese amago de bajarse los pantalones. Los fotógrafos más avezados cazaron la instantánea. El técnico estaba a todo. Al entrenamiento y a los 'espías' del balconing. En un momento determinado, tiró ocho petos rojos en el césped. "Cogerlos, da lo mismo quien". Y cuando los ocho más rápidos ya estaban con el peto puesto, se dirigió a voz en grito hacia los balcones. "Estos ocho son titulares seguro".

Esa misma tarde ya aparecieron las primeras imágenes de Clemente semiagachado con el culo en pompa, pero tapado y, por supuesto, al día siguiente los periódicos reproducían las fotografías no de buena calidad, pero oportunas por el valor de cazar el momento. Durante todo el viaje desde Oviedo a Dublín, antes y después de aterrizar y en el propio avión, se vio una imagen distinta del seleccionador. Casi siempre campechano, hablador, pendiente de los jugadores, mostró un gesto serio, contrariado. Habló lo justo. Maldijo a los autores de las fotos en particular y a los periodistas en general.

Tampoco ayudó a calmar los ánimos patrios el incendio que quería montar el seleccionador de Irlanda, el ingles Jackie Charlton, hermano de Bobby, la leyenda del Manchester. Apodado la 'Jirafa', en la víspera, su intención no era otra que levantar a sus masas, que ya de por sí no necesitan mucha ayuda para pasarse el partido cantando y animando a su selección. El técnico recordó en sus manifestación que en el partido anterior en Sevilla (0-0), el árbitro había anulado un gol legal a Aldridge y que al delantero que jugó en la Real Sociedad, también le habían hecho un penalti no señalado. "Fue un robo y una vergüenza. No me gustan los bastardos, así que espero que los españoles no se clasifiquen, no me gusta su forma de jugar al fútbol". Aunque la palabra bastardo no tiene el mismo significado en inglés que en español, era evidente que el técnico quería hacer daño y calentar el partido. Evidentemente 'picado' con Clemente, no desaprovechaba ocasión para lanzarle pullas y le calificó como "nice small man", un canijo simpático.

Era festivo. Las entradas de 4.000 pesetas al cambio se vendían a 40.000. Las casas de apuestas pagaban el 1-0 a favor de Irlanda a 4 a 1, el 1-0 a favor de España, a 7 a 1. El estadio, con dos gradas supletorias, se había ampliado a 50.000 espectadores. La capital, el país, estaba volcado con el partido. Si ganaban estaban en Estados Unidos y allí les esperaban miles de compatriotas emigrantes. Además no querían ir a jugarse la clasificación a Belfast en el último partido. Al final, se ganaron el pase gracias al triunfo de los 'bastardos' españoles ante Dinamarca.

Clemente guardaba las cartas que otras veces había dejado al descubierto. No quería que nadie supiera ni cómo ni con quienes iba a jugar el equipo. Tensas horas de espera hasta el partido. El anuncio de la alineación se convirtió en una lucha por interpretar lo antes posible cuáles eran las ideas del técnico. Imposible. Todo eran conjeturas. Con los once hombres elegidos podía jugar de diferentes maneras. Hubo que esperar a que el balón comenzara a rodar y antes de que comenzara el asedio irlandés, ya se vio que España jugaba un 1-3-3-3-1. Desde la tribuna se observaba una equilibrada ocupación de los espacios. Movimientos corales. Por delante de Zubizarreta, que superó ese día a Camacho con 82 partidos internacionales, una línea de tres centrales: Voro-Nadal-Giner. Por delante de ellos: Ferrer-Hierro-Camarasa. Con la posesión del balón, Hierro era el mediocentro canalizador del juego y cuando atacaba el rival se metía como cuarto hombre de la línea más retrasada. Ferrer y Camarasa cerraban las bandas, pero sin grandes licencias ofensivas. La tercera línea era para Goiko-Caminero-Luis Enrique. Y arriba, en solitario, a lo Robinson Crusoe, Julito Salinas.

A los 25 minutos, España ganaba por tres goles. Los marcados por Caminero y Salinas en dos ocasiones. El Landsdowne nunca había vivido un silencio tan sepulcral. La Selección defendía bien todo el bombardeo aéreo y atacaba mejor. Con velocidad y profundidad. Se lesionó Caminero y la entrada de Bakero, ya con la ventaja en el marcador, fue más positiva para que el equipo sujetara el balón en la zona central. También entró en la segunda parte Guardiola, que tenía sobrecarga en los aductores y se fue Julio Salinas con el pecho henchido porque había realizado un partido extraordinario. Al mismo nivel, quizás, que el ofrecido por Nadal en su posición de líbero. Aquél día el tío de Rafa se consagró internacionalmente. ¡Qué poderío en el juego aéreo! ¡Qué elegancia para sacar el balón jugado!

Terminada la faena, en medio del jolgorio de los mil y pico españoles presentes en el estadio, la mayoría jóvenes estudiantes, Clemente se tomó su venganza. "Dedico la victoria a la Federación y a todos los sinvergüenzas que han hecho todo lo posible para que España perdiera este partido. Hemos hecho un partido casi perfecto, con corazón y cabeza. ". Se refería, cómo no, a los periodistas. Generalizaba por no individualizar.

"¿El partido de Dublín mi obra maestra? Como ese partido yo he tenido muchos, lo que pasa es que ese lo ganamos y otros, no. No me acuerdo del equipo que puse, pero puede que sí, que fuese un poco raro"

Javier Clemente Exseleccionador nacional

Recordada la historieta con todo lujo de detalles, la llamada a Javier Clemente, 30 años después, era casi obligada aún a sabiendas de que algún revolcón me podía llevar por el camino, como así fue. Me encontré un Javier paseando al perro, pero en 'clementismo' puro. Casi ni escucha la explicación de cuál era la razón de mi 'telefonazo'... cuando comienza sus explicaciones. La conversación no tiene desperdicio.

De izquierda a derecha, arriba: Zubizarreta, Giner, Nadal, Hierro, Salinas y Alkorta; abajo: Camarasa, Bakero, Goicochea, Ferrer y Luis Enrique. EFE
De izquierda a derecha, arriba: Zubizarreta, Giner, Nadal, Hierro, Salinas y Alkorta; abajo: Camarasa, Bakero, Goicochea, Ferrer y Luis Enrique. EFE

¿Quería saber Javier si aquel partido de Dublín fue también para usted su obra maestra como seleccionador, su mejor planteamiento, su pizarra más mágica...?

Pero Enrique, que obra maestra ni leches en vinagre. Como ese partido yo he tenido muchos, lo que pasa es que ese los ganamos y otros no. Lo que ocurrió es que los periodistas no teníais, o tenían, ni puta idea de lo que iba a hacer. El día anterior uno llegó a escribir que España iba a salir a no perder y resulta que teníamos que ganar casi obligatoriamente, por 'cojones'. O sea, que su titular no tenía que ver con la realidad. Yo tampoco era tan tonto como para salir pensando en el empate cuando sabía que teníamos que ganar para depender de nosotros mismos para estar en el Mundial...

Quería simplemente que me hablará del partido, por qué eligió a esos jugadores y por ejemplo no jugaron ni Alkorta, ni Guardiola, ni Bakero de titulares. Por qué apostó por esas tres líneas de tres jugadores y un punta...

Si le digo la verdad no me acuerdo del equipo, a lo mejor veo la alineación ahora y me digo a mi mismo si estaba loco o no sabía qué 'cojones' hacía... Me acuerdo de cómo fue el partido, pero no de los que jugaron... Camarasa jugó de lateral izquierdo, Nadal de líbero, Hierro en el medio...

(Le recuerdo el once para estar en igualdad de condiciones).

Ya, ya, pues si la quieres ver con la lógica por delante, puede que fuera muy rara. Yo en cada partido saco a los que creo que son los mejores para ese partido. Un partido hay que prepararlo pensando únicamente cómo hay que ganar al contrario. Pensar qué tiene el rival y qué tengo que hacer yo. Entonces comenzaba a pensar los hombres que tenía que poner. Y ahora, si entrenara, haría lo mismo. Y cuando encuentro los hombres que saben hacer lo que tienen que hacer ese día, los pongo. Pensé, ¿qué hace 'Eire' que lleva ocho años sin perder en casa? Pues hace esto, esto, esto y esto. A ver, ¿quién marca a los gigantes esos que tenía? Pues los más altos que tenga y vayan bien de cabeza. Si hubiera ido con los normales, podríamos haber jugado bien, pero si nos hubieran tirado dos faltas, igual nos hubieran metido dos goles. Había que parar su juego aéreo, pero luego también había que jugar cuando tuviéramos el balón. Y, en ese caso, les dije que una vez que robáramos había que jugar con la primera línea y necesitamos mucha movilidad y jugar rápido y ya está...

"Julio Salinas estuvo genial y era vilipendiado por todos. ¿Cuánto costaría ahora un delantero como él? Parecería una cigüeña pero metía goles con la espinilla, la rodilla..."

Javier Clemente Exseleccionador nacional

Metido en faena, a Clemente no le hacen falta ni más preguntas.

Y ya está. Parecía que el equipo que saqué era una guerra de militares... Me decían que había llevado nueve centrales. ¿Qué pasa, Hierro era central o mediocampista? Pues para mí centrocampista, aunque en el Madrid jugara más de central. ¿Rafa Alkorta qué era? Para mí lateral, pero a él le gustaba jugar de central... De aquel día se habló tanto porque ellos llevaban ocho años sin perder en casa y les pegamos una pasada que te cagas... Y entonces decimos que fue el mejor partido. Pues muy bien. Claro que me acuerdo que Caminero jugó un montón y Julio Salinas estuvo genial y resulta que en España fue un jugador vilipendiado, muy poco reconocido. Si haces un análisis de los delanteros centros españoles que había entonces, era el mejor con diferencia. Pero si eran todo extranjeros. Julio valdría ahora un montón de pasta, pero un montón de pasta. Tal y como está el fútbol actual. ¿Dime cuántos hay como Julio? Le comparamos con Morata si quieres, aunque no me gusta comparar, pues Julio marcaba el doble de goles que Morata. ¿Y un delantero centro qué cojones tiene que hacer? Pues meter goles. Decían que era ganso, que parecía una cigüeña, pero era rápido, con una gran zancada, listo y metía goles pegándola con el tobillo o la rodilla, pero las metía.

Entonces llegamos a la conclusión de que aquel partido no fue su obra maestra...

Qué sí, que no le digo que no, puede ser que fuera una obra maestra, pero yo lo que le digo es que ese concepto de anular las armas del rival, o intentarlo, lo he hecho en muchos más partidos, hayamos ganado o hayamos perdido. Ese día lo que sucedió es que salió tal y como lo montamos y los chavales estaban preparados para hacer lo que hicieron. ¿Y contra Inglaterra en la Eurocopa del 96 que les dimos un baño y perdimos en los penaltis. ¿No fue una obra maestra? Jugamos con Manjarín... No fue una obra maestra porque no ganamos. Si llegamos a ganar también lo sería, pero nos anularon el gol de Salinas y no ganamos. Si vemos la alineación de Londres también se podría decir que me cago en 'todo', ese tío estaba loco en aquella época. Pues lo estaba. Yo pensaba en todos los partidos teniendo en cuenta también lo que hacía el contrario. Ese es mi fútbol. En el moderno, ahora, hay que tocar el balón y ¿sabes lo que hago? Apago la tele o pongo una película. O sea, me aburro. Yo no voy al fútbol a aburrirme. Me gusta el rollo. Me gusta que el público participe. Me gusta la casta, la garra, el ir a luchar... Yo soy de San Mamés. Aprendí allí a jugar al fútbol y me gusta ese fútbol, que la gente participe y no que el público esté sentado tranquilamente y solo aplauda cuando Vinicius hace una jugada cojonuda.... Espere, que le digo más partidos que fueron 'obras maestras'...

"Yo no os enseñé el culo en Oviedo cuando estabais en los balcones. Falso. Mentira. Me bajé el pantalón y tenía debajo una camiseta blanca que me llegaba por las rodillas porque soy bajito. Eso es lo que se vio"

Javier Clemente Exseleccionador nacional

Estamos hablando de 'obras maestras' no de partidos buenos o notables.

Sí, obras maestras. El de Valencia contra Yugoslavia (2-1) fue la 'hostia'. Hicimos una primera parte extraordinaria, creo que fue el primer partido de titular de Raúl y marcó su primer gol, había salido antes en Praga... Y el 5-1 a Bélgica en su campo, fue también la 'hostia'. Tuvimos muchos "¡fue la hostia!, pero al final como no ganamos nada fue todo una mierda. Hay gente que no entiende que en el fútbol aunque no seas campeón, puedes haber hecho una campaña muy buena y no se valora porque no has ganado.

Ese partido de Dublín, además, venía 'quemando vivo' porque usted en Oviedo, en el entrenamiento a puerta cerrada, hizo un amago de bajarse los pantalones contra los periodistas que estábamos en las casas de fuera del estadio...

Otra mentira, otra mentira más... Estabais en el piso octavo y yo hice el gesto de bajarme los pantalones del chándal, pero debajo tenía el pantalón corto y la camiseta blanca que a mí, como soy pequeño, me llegaba hasta las rodillas. Me bajé los pantalones, pero os enseñé la camiseta. Seguro. Y si yo digo seguro después de 30 años, es que no tengo ninguna duda. Nada más. Lo que quería era descojonarme de risa. Yo me lo tomé a broma y vosotros los tomasteis que si era una vergüenza, que me bajaba los pantalones y enseñé el culo a los periodistas. Una esa mental que os hicisteis. Falso que os enseñé el culo. Falso...

Bueno, pues eso... que se cumplen 30 años de uno de los mejores partidos de la Selección de Clemente y, por ende, de la historia de la Selección.