ENTREVISTA RELEVO

El despertar de Ibai Gómez tras liberarse de la presión: "Llegué a jugar durmiendo hora y media por pasar la noche llorando"

El exjugador de Athletic, Alavés y Dépor, entre otros, narra los peores momentos de su carrera.

Ibai Gómez, durante la entrevista con Relevo./RELEVO/SALVADOR FENOLL
Ibai Gómez, durante la entrevista con Relevo. RELEVO/SALVADOR FENOLL

Ibai Gómez acaricia a Tokio, una de sus perras, mientras nos da la bienvenida a su casa, repleta de pequeñas puertas protectoras para que sus hijos puedan caminar sin miedo por cualquier sitio. Es el bunker en el que se ha hecho fuerte en los últimos años. Escenario de sus mejores días, pero también de las noches más duras. Y de sus dudas. Las de la responsabilidad de defender un escudo como el del Athletic, el club que ha marcado su vida y en el que ha vivido noches históricas como su efímero y accidentado debut, pero también murmullos que le encogieron. Hasta el punto de desear no jugar.

Ibai resume su carrera y sus nuevos retos. RELEVO/SALVADOR FENOLL

"Me cuesta hasta contarlo. Yo llevaba meses perdiendo protagonismo y de repente te llega la oportunidad. Estar en la cama y no dormir en toda la noche porque sabes que vas a jugar al día siguiente y tener miedo". ¿A decepcionar? "Pues sí", dice con cierto pudor. Y, tras una pausa, recuerda esos momentos. "Estaba en banda y me temblaba todo cada vez que venía el balón. Imagínate jugar un partido de Primera habiendo dormido hora y media, no exagero. Dormir hora y media porque te has pasado llorando toda la noche. Que tu mujer te pregunte qué te pasa...".

Ibai se refiere a la temporada 2015-16. Su primer momento verdaderamente duro. O al menos el instante en el que entendió que la cabeza comenzaba a no funcionar de igual forma y que defender la camiseta del Athletic conllevaba un peso diferente a cualquier otro. Antes había tenido lesiones, la más famosa, y la que marcaría las siguientes, sucedida el 17 de octubre de 2010 ante el Zaragoza. En su debut. "Kike Ortiz de Artiñano, el delegado de campo, me dijo que disfrutase de cada minuto. Y a los dos minutos y 38 segundos, eso sí que no se me va a olvidar, tuve una luxación de rótula".

Tiene los recuerdos muy claros y describe el momento con nitidez: "Cuando me caigo me veo la rótula fuera. Más que el dolor fue impresión. Vino Fernando Llorente y según me vio se agarró la cabeza. Llamaron a los fisios y llegó Paco [Angulo] (médico del club), me colocó la rótula y le pregunté si podía seguir jugando". La respuesta era obvia. Todos a su alrededor lo habían entendido, incluido su padre, que veía el partido desde la Tribuna Principal Alta, donde estaban sus localidades de toda la vida. "Cuando llegué al vestuario ya estaba mi aita allí. Había bajado desde la última fila corriendo porque sabía que algo grave había pasado".

"A los 2 minutos y 38 segundos de mi debut tuve una luxación de rótula. Llegué al vestuario y ya estaba mi aita allí. Había bajado corriendo porque sabía que algo grave había pasado"

Ibai Gómez

El primer pensamiento fue el de irse a casa y "estar en la cama". No quería otra cosa, pero esta primera vez le dio la vuelta rápido y nunca temió en perder la oportunidad de su vida en el Athletic. Su único pensamiento fue el de recuperarse rápido sin importar el coste. "¿Sabes la frase de 'no dice la verdad ni al médico'? Pues yo no le decía la verdad ni al médico. Aprendí a jugar con dolor y lo acabé pagando".

Pérdida de protagonismo y el peso de San Mamés

Lezama, febrero de 2014. Ibai es ya un jugador importante en Bilbao. En un entrenamiento más, corre al espacio con Iraola e intenta controlar un balón largo. Suena un ruido extraño. "Me pegó tal rotura que Ander Herrera, que estaba en el centro del campo, pensaba que había sido una patada. Y no, había sido el músculo. Se me partió el bíceps femoral y no podía ni andar". Comenzó el verdadero calvario de lesiones. Físicas. Y, después, mentales.

Es la primera temporada de Ernesto Valverde e Ibai tenía un rol claro, algo que agradece en varias ocasiones de la charla. "Jugador 12-13", como lo había sido con Marcelo Bielsa en la histórica campaña en la que rozaron los títulos de Copa del Rey y Europa League. Hasta ese momento era uno de los máximos goleadores del equipo, pero la recuperación no seguía el plan previsto.

Ibai, en el jardín de su casa durante la entrevista.
Ibai, en el jardín de su casa durante la entrevista.

Dos meses después de la lesión realizaron una prueba física. Y sintió que algo no iba bien. "Me vine a casa a echar una siesta y cuando me levanté tenía un balón de rugby en el 'isquio'. Como me habían metido plasma sangró el triple. Tuvimos que ir al Hospital de Basurto a sacar la sangre con jeringuillas... Una locura. Ahí sí que fue posiblemente uno de los momentos más 'jodidos', más difícil que cuando me rompí la rodilla".

"En 2015 comenzó un círculo complicado. Pierdes protagonismo y yo pierdo confianza en mí mismo. Y cuando pierdes confianza estás muerto"

Ibai Gómez

Se perdió lo que restaba de temporada y regresó el siguiente verano, con gol, en la eliminatoria previa de Champions ante el Nápoles. Pero ya nada volvió a ser igual. La semana siguiente a eliminar al conjunto italiano sintió molestias de nuevo... Y desconfianza. "La gente empieza a pensar que es mental y comienza un círculo complicado. Pierdes protagonismo, pierden confianza en ti, sube gente que empieza a ser importante... Cuando uno pierde confianza en sí mismo está muerto". Entre dudas y molestias, se evaporó la temporada.

Así llegó a la tercera campaña con Valverde. 2016. La mencionada etapa en las que las noches eran largas y las alineaciones eran más un pesar que una oportunidad. Nada trascendió más allá de su bunker. Pero en este punto también entra en juego el peso de la camiseta. El de representar a tu club y a tu ciudad. Y eso no es fácil de digerir cuando las cosas no van bien.

Charla Ibai con su padre.

"Con el tiempo me he dado cuenta que no gestionas igual las emociones que te transmite el público de Athletic. No he sido capaz de gestionarlo, para bien como para mal. Quizá de joven tienes más inconsciencia, pero la conciencia que te da la madurez hay que saber gestionarla y puede ser positiva pero también negativa. Yo siempre he cogido más lo negativo que lo positivo", analiza ahora, con el paso del tiempo como el mejor filtro para asimilar aquellos momentos.

Aquel verano de 2016, en el que además celebró la boda con su mujer, Ingrid, fue "un punto de inflexión". Viaje de novios, cambio de rutinas en manos de su amigo Endika Montiel y la confianza total de un club como el Deportivo Alavés. "Una elección perfecta" donde hizo amigos inseparables como Marcos Llorente, disputó una final de Copa del Rey y se sintió valorado. Allí se convirtió en un ídolo y lo recuerda con mucho cariño.

Desilusión en el regreso a Bilbao

El 10 de enero de 2019 se oficializa su regreso al Athletic, pese a que tenía una buena oferta del Leicester y la posibilidad de seguir en Vitoria. "Hay una cosa en la que me confundí. No hablé con Gaizka [Garitano], que era el entrenador, en ningún momento. Yo hablé con el director deportivo, con Rafa [Alkorta]". "Me sentía con confianza y seguro de mí mismo, pero desde un primer momento me di cuenta de que el fichaje lo había hecho la dirección deportiva y no el entrenador".

Es la explicación que le ha encontrado después de "darle muchas vueltas" a la situación. La realidad es que en dos temporadas y media no consiguió encadenar dos titularidades consecutivas. La falta de confianza, externa e interna, desembocaron en algo peor. Desilusión. "El club de mi vida, una religión en mi casa, el Athletic. Y yo cada mañana sentía que no quería ir a Lezama. Cogía el coche y desde que salía solo estaba pensando en volver a casa. Inconscientemente me había dado por vencido", explica.

"Tenía la cabeza completamente rota pero no era consciente de ello. Solo lo fui cuando rescindí el contrato y me quité un peso de encima"

Ibai Gómez

[...] "Tenía la cabeza completamente rota pero no era consciente de ello. Solo lo fui cuando tomé la decisión de rescindir el contrato. Me quité un peso de encima. Estuve metido en un círculo de estrés, de cero confianza, de transmitir esa negatividad a todo mi alrededor... Al final lo llevas a casa, a mi mujer le tengo que agradecer la vida".

Estos dos años de frustraciones le pasaron factura. Quedó libre, pero no llegó a aceptar ninguna oferta. Había un "rechazo inconsciente por el fútbol". Se reunió con varios clubes, pero "al de una hora o dos horas" en su cabeza se amontonaban las cosas negativas. "No quería jugar a fútbol, no me hacía ilusión jugar a fútbol".

La llamada de Ibai a Marcelo Bielsa.

Tras un año "complicadísimo por la incertidumbre de no tener equipo" y una experiencia fugaz en Irán, lo intentó por última vez en el Deportivo de la Coruña. El comienzo le recordó a su etapa en Vitoria, de nuevo ilusionado, pero "se esfumó muy rápido". Sin la familia y sin participar como esperaba, aparecieron los fantasmas: "Otra vez esa incertidumbre de no querer, de volver a desilusionarme".

P. ¿Qué día dices basta?

"Cuando fichó Oscar Cano de entrenador. El primer partido juego muy poco. El segundo, contra el Castilla, no me lleva convocado y en el tercero tampoco me saca. El siguiente era en Algeciras y también me deja fuera de convocatoria. Me vine a Bilbao el fin de semana y ya no quise volver. Ese día decido retirarme. Hicimos el vídeo, lo saqué al día siguiente y me liberé. Era el momento de dejar el fútbol profesional, de volverme a casa con mi familia".

Fue el punto y final a una carrera "con altibajos" pero que superó todas sus expectativas jugando Champions, una final de Europa League, varias de Copa del Rey y dos títulos de Supercopa. Una trayectoria a la que solo le cambiaría un final que le da "cierta pena". "Pero ahora siento un cariño brutal de la gente y me voy enriquecido".

El despertar

Suena el despertador. Ibai se levanta, no enciende ninguna luz artificial y sale al jardín descalzo sin importar la temperatura. Mira al cielo. "La gente puede pensar que estoy loco, pero bendita locura". "La A de nuestra salud es que nuestro reloj interno esté en hora. Salgo descalzo a recolectar electrones, carga negativa, y quitarme campos electromagnéticos que tu cuerpo va absorbiendo del wifi, antenas, etc. Hago una activación al sol y, si no, me bajo a un panel de luz roja e infrarroja que tengo y que permite poner en hora nuestro reloj".

El despertar físico viene acompañado del emocional. La nueva vida de Ibai, compaginando partidos en la Kings League con sus últimos momentos como futbolista en el Santutxu, el club de su vida y del que su padre sigue siendo presidente, va encaminada a los banquillos. Su nuevo sueño es ser entrenador.

Visionado de partidos, estudiando inglés cada mañana y, sobre todo, repasando los apuntes personales que hizo durante su carrera de entrenadores como Caparrós, Bielsa, Valverde, Pellegrino, Abelardo, Garitano o Marcelino. "Tengo muchos conceptos que he ido captando de cada uno. Tengo muchas ganas y mucha confianza en mí y en el futuro como entrenador".

La predicción del padre de Ibai sobre su carrera.

Lo tiene muy claro él, pero también su padre. "No sé hasta dónde llegará, pero va a ser mejor entrenador que futbolista". Y cuando su padre tiene una sensación tan clara, merece la pena escucharle porque ya acertó hace muchos años cuando le dijo a su mujer que Ibai jugaría en Primera División.

Maneja varias opciones de cara a la próxima temporada, idea su librillo y está "muy ilusionado" con su nueva vida. Por el momento nos despide en Mallona, el campo donde se entrena con el Santutxu de igual forma que lo hacía hace 25 años. Solo el tiempo dirá si Marcelo Bielsa y su padre tenían razón. La mejor noticia será que repitamos esta charla con el Ibai entrenador.