SUPERLIGA

21 de diciembre, la fecha del todo o nada para la Superliga

Será el día que el TJUE de conocer la sentencia que dictamine si existe abuso de poder por parte de la UEFA. La nueva competición tiene las de perder.

Bernd Reichart, CEO de A22 Sports, sociedad promotora de la Superliga, junto a Florentino Pérez y Joan Laoprta./Efe
Bernd Reichart, CEO de A22 Sports, sociedad promotora de la Superliga, junto a Florentino Pérez y Joan Laoprta. Efe
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Ya se conoce la fecha que puede determinar la viabilidad o la muerte definitiva de la Superliga. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha notificado a las partes implicadas en el caso que la sentencia se hará pública el próximo 21 de diciembre. Aunque todavía no aparece en el calendario jurisprudencial, tanto Superliga como UEFA han sido avisados de lo que puede ser el final (o el principio) de la competición que movió los cimientos del fútbol continental.

En la misma se conocerá si el monopolio del fútbol que maneja la UEFA es abusivo o si, por el contrario, tiene la potestad para controlar las competiciones europeas y, por tanto, mano para sancionar a los clubes con la intención de montar torneos paralelos, como es el caso de la Superliga. Una sentencia en contra del máximo organismo continental supondría un impulso para Real Madrid y Barcelona, únicos clubes que siguen ligados al proyecto.

Sin embargo, las sensaciones son las contrarias. Todo apunta a una derrota de la Superliga desde que el abogado general del TJUE Athanasios Rantos dictaminó en su informe previo que ni FIFA ni UEFA incurrieron en abuso de su posición dominante y que, por tanto, tienen la potestad de sancionar a los equipos rebeldes. En la mayoría de casos, este informe suele coincidir con la sentencia final.

Todo comenzó con el comunicado de 12 clubes fundadores que formaron una competición cerrada. Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Juventus, Inter, Milan, Arsenal, Manchester United, Manchester City, Chelsea, Liverpool y Tottenham aparecían en la carta fundacional. Sin embargo, no pasaron ni semanas cuando la mayoría de los participantes, empujados por sus aficiones, abandonaron el proyecto.

El último en hacerlo fue la Juventus, equipo que había formado una parte fundamental en la idea y que se mantuvo en la misma hasta que sus problemas internos la obligaron a dejarla a un lado. Sin embargo, desde la organización de la competición aseguran que los equipos siguen vinculados contractualmente.

Una puesta en escena demasiado pobre y unas ideas que duraron exactamente lo que los hinchas de los aficionados quisieron. La respuesta de la UEFA, muy dura con los disidentes, no se hizo esperar. Desde entonces, una batalla legal y mediática en la que la Superliga, cada día más perdida y arrinconada ante la respuesta del planeta fútbol, alteró el rumbo inicial. Huida hacia delante en búsqueda de nuevos socios a cambio de un nuevo formato que sembró las mismas dudas que el primero.

Ahora se agarra a la decisión del TJUE como a un clavo ardiendo, consciente de que las probabilidades están en su contra y con dos clubes, Real Madrid y Barcelona, solos y huérfanos de apoyos. Ni el resto de equipos ni las competiciones nacionales les respaldan. Incluso dos federaciones, la FA inglesa y la FIGC italiana han legislado en contra de la Superliga. Un muro demasiado elevado a estas alturas pero que no se resisten a dejar de escalar.

En Superliga se mantienen a la expectativa, esperando una resolución que no debería conocer nadie hasta ese 21 de diciembre. En los últimos meses y a pesar del informe del abogado general han mantenido vivo el proyecto hablando con clubes y buscando nuevas fórmulas, aunque lo han hecho en la sombra, lejos de los focos que les apuntaban desde que se conoció el primer formato en abril de 2021.

"El fútbol de clubes está en vísperas de un gran cambio. Esperamos que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ponga fin al monopolio de la UEFA y haga respetar las libertades fundamentales de la Unión Europea en el mundo del fútbol. Los aficionados, los clubes, los jugadores y el fútbol saldrían ganando en una industria abierta a la competencia de ideas y propuestas y en la que los clubes pudieran gobernar y organizar una competición europea sin temor a amenazas", comentó el CEO de A22 (Superliga), Bernd Reichart, tras conocer la fecha de la sentencia.