En la barra con Juanma Castaño: "Sé quién habla con quién y me digo 'mira lo que piensa Florentino' o 'lo que ha dicho Tebas hoy"
El presentador de 'El Partidazo' habla del periodismo deportivo, de su fama y del caso Rubiales.

Juan Manuel Castaño (Gijón, 1977) lleva ocho años al frente del programa nocturno "El Partidazo", en la Cope, y más de 30 como periodista deportivo. Ha visto cómo cambiaban las cosas en el oficio, a peor.
En esta conversación, que se desarrolla en el estudio radiofónico poco antes de que empiece 'El Partidazo' y, por tanto, sin copas de por medio, habla de lo que puede hacer un periodista y de lo que, por desgracia, ya no puede hacer.
Los clubes, los dirigentes, los deportistas, controlan ahora la información sobre sí mismos. Prefieren usar las redes y prescindir del filtro de la prensa. ¿Qué hace un periodista deportivo?
Lo que nos une a todos los periodistas deportivos es que es muy jodido serlo. Luego hay diferencias. Al cronista de un periódico no le importa carecer de acceso a los jugadores, porque solo debe hacer un relato de lo que ha visto. Pero si te toca hacer la información diaria de un club estás jodido, porque casi nunca te permitirán acceder a una zona donde puedas hablar con los futbolistas o el entrenador, como pasaba antes. Y si haces un programa de radio, como es mi caso, todo es cada día más difícil. Los protagonistas han cogido miedo a los titulares, a que se viralice algo que digan. No nos necesitan, somos algo superfluo. Por eso tenemos que hacer cosas absolutamente distintas a las que solían hacerse en un programa de radio hace 20 o 25 años.
Creo que la prensa deportiva escrita se dedica mayormente a masturbar su lector, a contarle lo que quiere oír, porque ese público quiere que se hable bien de su equipo y mal de los rivales. ¿En la radio sois más ecuménicos?
Somos un poco más plurales, creo. Mi objetivo es que cueste definir 'El Partidazo' como de un equipo u otro. Tengo comentaristas de muchas tendencias deportivas y políticas, cada uno de su padre y de su madre, y en este caso masturbaríamos un día a unos y un día a otros, no cada día a los mismos. No te digo que seamos muy críticos, aunque lo somos en ocasiones, pero es evidente que tratamos una determinada materia y a una hora en la que no apetece cabrear más al oyente. Es mejor hacer un programa agradable para el último tramo del día que hacer un editorial salvaje sobre lo mal que está el fútbol. Y mira que ha habido momentos complicados en el último año: la relación de Javier Tebas [presidente de la Liga] con el Real Madrid, lo de Luis Rubiales, el proyecto de Superliga europea… Hay muchas tensiones, más de las que la gente puede pensar.
En la época de De la Morena y García, lo que se vendía a horas nocturnas era bronca
Sí, pero era más bien una bronca entre ellos. Ahora no tenemos ninguna guerra periodística abierta, más allá de la competencia normal entre medios de comunicación. Aunque sí hay medios más cercanos al Madrid o más cercanos a Tebas, medios que protegen a la Federación, medios cercanos al Barcelona, medios que protegen a no sé qué entrenador… Eso sí existe. A mí me resulta hasta divertido, porque los ves venir. Cuando alguien cuenta algo sabes de dónde lo saca. Como llevo tanto tiempo en esto y sé quién habla con quien, me digo "mira lo que piensa Florentino", o "mira lo que ha dicho Tebas hoy". Vas descodificando, según quién cuenta las cosas, lo que piensan los de arriba.
Eso qué dice sobre el periodismo
Dice muy poco. Pero es el pan nuestro de cada día. Hay periodistas que son muy íntegros. Yo tengo calados a otros que en realidad actúan como portavoces de personas a las que yo no tengo acceso. Eso me viene muy bien.
"Hablando contigo, me doy cuenta de que ni siquiera pedí hablar con Kroos, ya no lo intento"
PeriodistaVolviendo a la primera pregunta, la prensa solía ejercer como filtro entre los protagonistas y el público. Ahora la gente parece creer que un tuit de Kroos es más auténtico que el trabajo de un periodista sobre Kroos...
Pues hay que adornar el tuit de Kroos. No nos queda más remedio. Si no podemos hablar con Kroos… Te diré lo que hicimos ayer: reflexionar sobre lo que había hecho Kroos, sobre cuál era su legado, etcétera, sin que estuviera presente Kroos ni nadie del Madrid. Evidentemente habría sido mejor empezar con un "Toni Kroos, buenas noches", pero es que yo ya ni lo intento. Ahora, hablando contigo, me doy cuenta de que ni siquiera pedí hablar con Kroos. Cualquier periodista habría llamado al Madrid, pero es que se ríen de ti, ni lo intentas. Te acostumbras a ser un aliño de lo realmente importante: montas una buena tertulia, buenas conexiones, charlas con jugadores retirados… Pero lo trascendente sucede muy pocas veces. Aún pasa, ojo. De vez en cuando conseguimos entrevistas cojonudas. Pero no es lo de antes. Antes, García y De la Morena podían entrevistar al presidente del Madrid casi todas las semanas. Yo no le he entrevistado nunca.
"Hago el programa que puedo, no el que quiero"
PeriodistaEs extraño. Tienes un programa con audiencia e influencia
Por lo que sea, Florentino Pérez no quiere venir aquí. A Laporta le he entrevistado cuando estaba en campaña, ahora que es presidente se niega, sólo va a medios catalanes. Si comunicas eso al oyente parece que seas un llorón y que reconozcas que sólo puedes ofrecerles una mierda, pero no me queda otra. Tú me lo preguntas y te lo digo. Tenemos que hacer el programa bajo estas condiciones. Hago el programa que puedo, no el que quiero. El que me gustaría hacer sería completamente distinto.
Abramos un paréntesis y hablemos sobre la imagen pública. Antes apenas se sabía qué cara tenían quienes hacían radio. Tú, con la radio y con tu participación en MasterChef, eres conocido. ¿Qué tal se lleva esa popularidad personal?
Son dos públicos distintos. Por un lado, los locos por el deporte. Por otro lado, los locos por la cocina. Es muy simpático, puedo encontrarme con una pareja y que él me conozca por 'El Partidazo' y ella por 'MasterChef'. Soy la misma persona, pero ven de mí dos facetas distintas. A mí 'MasterChef' sólo me ha dado cosas buenas, salvo el agotamiento físico y mental durante los tres meses de grabación. El resto fue bueno. No he tenido haters por 'MasterChef', y en cambio los tengo como periodista deportivo. Eso lo llevo bastante bien. Me manejo bien en el cuerpo a cuerpo, en el cara a cara. En la calle, en un bar, no veo problema en que me digan algo. Lo que no me gusta es discutir con alguien a través de la radio o las redes sociales. Eso debo de hacerlo mal. Por eso me fui de Twitter.

¿No tiene efectos tóxicos la popularidad? He conocido personas cuya felicidad acaba dependiendo de que le reconozcan por la calle, de que siempre encuentren mesa en cualquier restaurante...
Lo entiendo. Es que yo tengo un nivel de fama muy asequible. Me conocen, pero no tanto. No paro el tráfico. Trato de sacar las cosas buenas de esa pequeña fama. ¿Cosas malas? Pues que a veces estás tomándote una copa a las 3 de la mañana, te sacan una foto y la cuelgan. Pues sí, tomo copas a las 3 de la mañana. ¿Y qué pasa? ¿Voy a renunciar a pillarme un pedo con mis amigos de toda la vida, con los que cada año viajo a Málaga desde Asturias? Hago las cosas que hace la gente normal, no tengo por qué andar escondiéndome por haber salido en un programa de televisión. Tienes que acostumbrarte a que hablen de ti y a que la mayoría de las veces hablen mal. Quien se toma la molestia de hablar de ti es porque no le gustas. No tengo problemas con eso. De todas formas, no me fui de Twitter porque me insultaran. Me fui porque me sentía demasiado informado. Llegaba agotado a las 11 de la noche, desde primera hora de la mañana estaba viendo lo que opinaba todo el mundo sobre todas las cosas. Ahora llego al programa más virgen, no sé ni lo que opinan mis comentaristas, me va mejor. Creo que es mejor saber menos, en una situación como la mía, porque puedo reaccionar con espontaneidad a las noticias. Me parece más sano.
Gran parte de la sociedad está sometida a esa sobreexposición informativa. Nada dura más que unos minutos. Cualquier novedad tapa la anterior. Entras en un bucle en el que todo tiene importancia y, por tanto, nada tiene importancia
Sabemos lo que opina todo el mundo sobre todas las cosas. Yo no necesito eso. Me generaba animadversión a gente. ¿Por qué me voy a irritar con alguien porque opine tal cosa o tal otra sobre [el presidente argentino] Javier Milei? ¿Por qué me voy a pasar el día discutiendo? He tardado en aprender esto.
¿Cómo estás al acabar el programa? ¿Muy acelerado?
Me cuesta dormir. Acostumbraba a tomar un poco de queso y una copa de vino para relajarme antes de ir a la cama. Pero empecé a notar que eran dos copas de vino. Y cuando llegué a la tercera copa decidí dejarlo. Viviendo solo, lo del vino tiene su peligro. Lo que hago ahora al llegar a casa es leer o escuchar algún podcast, pero ya en la cama, no deambulando por la casa y saqueando la nevera por pura ansiedad. Me duermo sobre las 3 o 3 y pico. Las pulsaciones tardan en bajar. Alguien que acaba de trabajar a las 7,30 de la tarde no estará durmiendo a las 9. No se puede. Mi horario es distinto, eso es todo.
¿Qué tiene la radio para sobrevivir a las revoluciones tecnológicas mientras otros medios, como la prensa escrita, apenas resisten?
Tiene una cosa muy buena: todos llevamos una radio encima. Antes había más oyentes de radio, pero había que generar el hábito. También llevamos un periódico encima, cierto, pero en digital. Y no es lo mismo ver televisión en el móvil. La radio es un medio amable porque no te roba mucha atención, puedes hacer otras cosas mientras escuchas. Además, te acostumbras a la personalidad de quien te habla. Y luego está la radio bajo demanda, que a mí me ayuda mucho. Nuestro programa es nocturno, pero quien tiene que madrugar puede escucharlo al levantarse. Tenemos miles y miles de oyentes a las 6 de la mañana, y pueden saltarse las secciones que no les gustan. Carecemos de la influencia que tenían García o De la Morena, pero tenemos trabajo, que ya es mucho. Y no vemos negro el futuro. La radio sigue. En cada atasco hay miles de oyentes.
La radio bajo demanda os permite saber qué gusta más y qué menos en lo que hacéis.
Si se trocea el programa sí, claro. Ves qué pedazo se prefiere. En general, lo que más gusta, cuando hay fútbol, es el pospartido. No te hablo de entrevistas, sino de opinión. "A ver qué dice hoy este cabrón que ayer estaba poniendo a parir a Kroos". "A ver qué dicen del Madrid, que ha vuelto a ganar". También se disfruta con una buena tertulia. Ya que no tenemos lo otro, a los protagonistas, necesitamos gente que opine, que sea divertida y diga cosas interesantes. Insisto: los días de gran partido son los días de gran consumo de radio.
Volvamos por un momento al final del Mundial femenino. Reconozco que a mí me sorprendió el lío que se montó después del famoso beso de Rubiales. Visto en directo me disgustó más el gesto de tocarse los genitales. Y tú mismo dijiste que no había para tanto con el beso.
Yo entrevisté a Rubiales esa noche y me dijo que aquello era una tontería, que no había ningún problema. Luego tuvo que pedir perdón por lo que dijo en esa entrevista. Me vi arrastrado por el enfoque de Rubiales: habíamos ganado el Mundial, lo otro no importaba. Y por otro lado también entrevisté a Jennifer Hermoso esa misma noche y me dijo lo mismo que Rubiales. Las dos versiones coincidían en que no había pasado nada. Pero empezaron a pasar cosas durante la noche. Surgieron las corrientes de opinión, las quejas por el abuso y la falta de respeto…
O sea, no hubo una reacción inmediata de la jugadora
El que entrevistó a la jugadora fui yo. No sé lo que pasó después. Bueno, sí, lo supe luego. El hecho es que entrevisté a Jenni Hermoso y me dijo que no había que darle importancia, incluso bromeó. Quizá decía eso en público y por dentro estaba mal. El lío se formó a partir del lunes. Caí en la trampa de creer que aquello era normal. Y no lo era.
"Yo metí la pata entrevistando a Rubiales, y reaccionando como reaccioné a sus bravuconadas. Me formé una opinión equivocada"
PeriodistaRubiales había hecho gestos obscenos delante de la reina, había hecho negocios rarísimos desde la federación. Y al final acaba cayendo por el beso
Porque también fue usado políticamente, el beso.
¿Quién lo usó?
Un sector de la izquierda. El gobierno se vio arrastrado a adoptar una postura muy dura. No digo que no fuera eso lo apropiado.
El Gobierno había apoyado a Rubiales mientras cometía desmanes y posibles delitos. Por el Mundial o por lo que fuera. Lo del beso estuvo muy mal, pero las posibles comisiones bajo mano me parecen aún peores
Bueno, es como lo de Al Capone, ¿no? Le pillaron por evasión de impuestos. Lo que me importa de esta historia es que yo metí la pata entrevistando a Rubiales, y reaccionando como reaccioné a sus bravuconadas. Me formé una opinión equivocada. También te digo que muchos de los opinadores que luego me mataron no habían dicho ni pío antes de que estallara el asunto. Luego fueron subiéndose al carro. Cierto, el primero que no se dio cuenta de la gravedad fui yo. Pero muchos de los que enarbolaron la bandera del feminismo lo hicieron el lunes por la tarde o incluso el martes, cuando ya estaba formado el escándalo. Fue una ola que arrastró a todos. Durante la visita de la selección a Moncloa ya vimos que Rubiales estaba acabado. No podía seguir.
Si se le condena en los tribunales, creo que será por otras cosas
También está encausado por posibles coacciones posteriores. Sobre el beso, no sé. ¿Es una agresión sexual? ¿Hay daño psicológico a la víctima? Eso lo dirán los juristas, no yo.
Aunque no esté Rubiales, la Federación de Fútbol seguirá siendo lo mismo
El sistema de elección del presidente es tan cerrado que no deja posibilidades de cambio. Ahí está Pedro Rocha y veo muy difícil que ni el Gobierno ni nadie pueda sustituirle por una persona de consenso. Lo que hace falta es que las federaciones territoriales, los clubes, los jugadores, los árbitros, los técnicos, los aficionados coloquen ahí a alguien mejor. Es un tema que me resulta aburridísimo tratar en la radio. Llevamos demasiados años con lo de Pablo Porta, con lo de Ángel María Villar, ahora con Rubiales… Hemos crecido habituados a los escándalos y los líos en la Federación Española de Fútbol.
¿Qué es lo que más te gusta hacer en el programa?
(Duda)
Lo que más me gusta es entrevistar a personajes interesantes. Me siento a gusto ante el micrófono cuando tengo al lado a alguien que sé que va a interesar al oyente y se va a abrir. La entrevista es un género fantástico en la radio.
Cada vez hay menos entrevistas de ese tipo
Por eso, cuando las tengo, me esfuerzo en hacerlas bien. Y casi todos salen contentos de aquí. No porque no les apriete, sino porque les ofrezco la oportunidad de explicarse personalmente, más allá de comunicados o tuits. Eso se está perdiendo. No conocemos realmente a los personajes porque no se dejan conocer. Yo no tengo ni idea de cómo es Jude Bellingham. Antes sabíamos cómo eran Butragueño, o Míchel, o Hugo Sánchez. Viajábamos con ellos en el mismo avión, charlábamos durante las esperas en el aeropuerto… Ahora nos han sacado de ahí y las nuevas generaciones de periodistas no pueden conocer algo que nunca han visto desde dentro. Pertenezco a una generación que aún tuvo la oportunidad de convivir con los protagonistas del deporte, de entrar en los vestuarios, de asistir a los entrenamientos. Los que llegan ahora nunca verán de cerca a un futbolista, sólo sabrán lo que ven en Instagram. Es una pena. Me encantaría conocer a Ancelotti, y a Valverde.
Los dos son majísimos, he tenido la oportunidad de charlar y cenar con ambos
Pues eso. ¿Voy a tener que retirarme sin haber logrado una entrevista con Ernesto Valverde? Eso me mata. Es frustrante. Lo único que quiero es hablar con Valverde, que me cuente su trayectoria, cómo afronta las cosas. Pero no da entrevistas.
Supongo que a eso contribuye la proliferación de medios. Si dan una entrevista a uno, todos los demás se quejarán
Ese es un factor. Otro es el miedo a la repercusión que tengan sus palabras. Eso me parece lo más importante. El miedo a las redes. Estoy del titular "arden las redes" hasta los mismísimos. Arden las redes todos los días. Es absurdo. Pero el caso es que tienen pánico a esas polémicas virtuales, y lo comprendo.
Yo también lo comprendo. Cuando Xavi habló ante la prensa de las limitaciones de la plantilla del Barça, y dijo más o menos la verdad, le cayó el mundo encima
Nos hemos acostumbrado a que la gente diga lo que nosotros queremos oír. Muchos barcelonistas sabían que Xavi tenía razón, pero preferían que se callara. Es una tiranía que impide decir incluso cosas ciertas, sensatas y razonables. El mensaje de Xavi fue impecable. Lo que me pareció descabellado fue la reacción de Joan Laporta.
Supongo que si no hay acceso a los personajes importantes, investigar será cada día más difícil.
Hay poca investigación en el periodismo deportivo. Y en el periodismo en general. No hay presupuesto para eso. No hay investigación, sino filtraciones interesadas. Salen cosas porque alguien está interesado en que salgan.