La anécdota de Esteban en una cabalgata de Reyes que refleja el amor al Oviedo: "¿Iker Casillas o Víctor Valdés?"
El exguardameta de Oviedo, Atlético de Madrid y Sevilla, entre otros, revive una carrera de titularidades ganadas desde su 1,77m.

"Yo soy de los que creo que las oportunidades no hay que pedirlas pero sí que hay que aprovecharlas", reflexiona Esteban Suárez (Avilés, 1975), que intentó siempre sacar provecho de las que se le presentaron en la portería de Oviedo, Atlético de Madrid, Sevilla, Celta y Almería, y de su 1,77m. "Tú mides 1,90m., la camiseta te queda fenomenal; las medias, fenomenal; los guantes, fantásticos; el peinado, bien, pero juegas en la línea, da igual que midas 1,90 que 1,70m.", analiza el exguardameta asturiano, que disemina esta charla de vivencias. También, de una reivindicación.
"No soy considerado internacional. Es algo que no entiendo, porque yo estaba en un acta donde hubiera podido participar. Creo que los estatutos deberían cambiarlos. Todos somos conscientes de que no sé, voy a decir Remiro, si gana España la Eurocopa va a ser campeón de Europa y posiblemente no juegue ni un minuto, sin embargo yo fui cinco veces y no soy considerado internacional, así de duro y así de triste", explica Esteban sobre su no debut con la España de Camacho. Ahora disfruta de la Selección y de Unai Simón en la Eurocopa mientras prepara el desplazamiento a Barcelona para vivir el último partido del Oviedo en su lucha por regresar a Primera División. "Me falta la entrada. Voy a ir con mi hijo pequeño y él ya tiene porque le tocó en la peña de la que él es socio. Yo aunque no tenga entrada voy a ir, voy a estar allí. Si no, verás a algún loco ahí en Cornellà con el coche aparcado", contaba entre risas el pasado sábado al tiempo que detalla su plan de viaje, que pasa por Zaragoza y un concierto de Melendi.
¿Cómo estás viviendo este último paso del Oviedo en su intento de volver a Primera? Una larguísima travesía desde aquel 2001 del descenso, con dos épocas en Tercera inclusive.
Sí, si nos centramos en lo deportivo está claro que estamos ilusionados de que se acabe esa travesía de 23 años en los que el club estuvo muchas veces cerca de la desaparición, que el club estuvo en Tercera división y que socialmente hubo fracturas. Ahora, más allá de que se consiga el ascenso o no, que está muy, muy cerquita, sobre todo creo que es la unidad. Si ves la previa del partido, cuando la televisión enfocaba la grada, veías mucha gente que no ha visto al equipo en Primera división nunca, chavales de 20-23 años, niños, y son del Oviedo.
En Oviedo la gente no es del Madrid, del Barça y luego del Oviedo, no. En Oviedo son del Oviedo. Luego si quieres te cuento una anécdota de lo que representa para un niño ser del Oviedo con respeto a otros que puedan ser del Madrid o del Barça y luego tener un segundo equipo…
Cuéntamela ya, claro.
La anécdota es que yo las cabalgatas de Reyes, por mi profesión, casi siempre las veía fuera de Asturias, pero cuando volví al Oviedo, nunca la había visto en Oviedo y me habían hablado muy bien de esa cabalgata, y fui a verla. Y estaba viendo pasar a los Reyes con mis dos hijos, que en aquel momento todavía pensaban que eran los Reyes de verdad, y entonces me empiezan a llegar un montón de WhatsApps al móvil, pero estaba con la familia y no lo miré, y ya veo que me llaman y me llama mi hermano, y lo cojo. Digo: '¿Qué pasó aquí?'. Y resulta que en la televisión local, en la TPA, a un niño que está en la cabalgata le preguntan qué pide a los Reyes, y dice que una camiseta de fútbol. Y le preguntan: 'Ah, ¿de fútbol? ¿Y de qué posición?' Dice: 'De portero'. 'Ah, pues ¿de Vítor Valdés o Casillas?', le preguntan. Dice: 'No, no, de Esteban'. Entonces, cuando un niño de 6-7 años está viendo los Reyes y pide una camiseta de fútbol que es del Oviedo y del portero del Oviedo, ahí te das cuenta que la gente es del Real Oviedo de verdad, que no es su segundo equipo, es su primerísimo equipo.
Y de emoción mayúscula lo vivido en esa previa del partido que comentabas, con el 'Volveremos' de un Melendi en lágrimas. Tú ya lo habías augurado en un storie esa mañana: 'Aquel día la afición marcó el camino. ¿Repetimos?', escribiste, con imágenes tuyas de 2015.
Sí, se repitió y con creces. Esa historia que pongo es cuando yo salgo a calentar en el playoff del 2015 contra el Cádiz, que ascendemos ese año, volvemos al fútbol profesional. Fíjate, desde 2015 hasta hoy no habíamos jugado un playoff y era un poco el decir: 'Es que salimos del vestuario casi ganando 1-0'. Aquel día la sensación que teníamos es que habíamos encarrilado el playoff con ese ambientazo y el domingo pasado igual, es muy difícil no hacerte del Oviedo, o la gente neutral que estuviera viendo el partido y te da un poco igual quién gane, te haces un poquito del Oviedo por todo lo que se generó alrededor. Más allá de la historia deportiva que tuvo el Oviedo, con tantos accidentes, sobre todo por lo sentimental, la sensación es que excepto los que sean muy pericos, todo el mundo tiene ganas de que suba el Oviedo.
¿Y qué opciones le das? Porque el 1-0 es un resultado favorable pero corto. Falta la vuelta en Barcelona, que me decías ahora al saludarnos que vas a ir.
Sí, me falta la entrada (la entrevista se realizó el pasado martes). Voy a ir con mi hijo pequeño y él ya tiene entrada porque ayer le tocó en la peña de la que él es socio, yo no tengo entrada todavía, pero bueno, aunque no tenga entrada voy a ir, voy a estar allí. Cuando se metió en pleno playoff le dije a mucha gente que para mí era el favorito el Oviedo porque el resto de equipos habían estado en Primera relativamente hace poco, veían la Primera como algo habitual y casi como obligación, sobre todo, el Eibar y el Espanyol, por presupuesto, por idea de partida, de cuáles son mis objetivos en esta temporada, y el Oviedo era todo lo contrario: es todo ilusión, es todo a conseguir, todo a 'no tengo nada' -de hecho, Carrión cogió el equipo en descenso-, y en estas circunstancias la ilusión es mucho más importante que la obligación. La obligación limita y la ilusión te hace arriesgar y, normalmente cuando arriesgas, si eres valiente, te salen las cosas bien.
"La obligación limita y la ilusión te hace arriesgar y, normalmente cuando arriesgas, si eres valiente, te salen las cosas bien"
Con todo lo que cuentas no hace mucha falta preguntarte qué significa el Oviedo para ti. Además, hablamos mucho de Cazorla y su vuelta a casa para intentar devolver al equipo al fútbol profesional, pero tú también lo hiciste en 2015 desde el Almería.
Sí, yo he tenido la gran fortuna, que no todo el mundo puede decir, de jugar en el equipo del que eres aficionado. Pongo en contexto. Yo con 13-14 años entrenaba con el primer equipo del Avilés, yo era muy pequeño -bueno, sigo siendo-, y un jugador del Avilés que había estado en el Oviedo, Joaquín 'La bala', que yo me hice del Oviedo gracias a este hombre, siempre decía: 'Oye, el Oviedo juega a las cinco, pues a las cuatro el que quiera pasar por la puerta 0 yo le cuelo', cuando se podía colar a la gente en el campo. Y cuando yo entraba en ese vestuario y veía calentar a Viti, el portero; veía calentar a Lacatus, los tenía tan cerca de mí que me hice aficionado del Oviedo. Posteriormente me ficha el Oviedo y con tan buena suerte que al año siguiente debuto. Es decir, yo fui aficionado y en muy poquitos años conseguí estar ahí.
Y luego tomé la mejor decisión deportiva de mi vida o de la que yo más orgulloso me siento, de decir: 'Pues mira, realmente me siento importante por haber ayudado en un momento difícil, que es cuando vuelvo al Oviedo en Segunda B, con un contrato que tenía en Primera, con Alfonso García, presidente del Almería, que no entendía que tenía que firmarme perder un año de contrato para ir al Oviedo a Segunda B. Era algo que no entendía. Me salió bien, o nos salió bien, y de eso estoy muy contento. Ojalá ahora se cierre el círculo con este ascenso a Primera división, que sabemos que ya es entrar en otra dimensión futbolística.
Lucas Pérez hizo un Esteban.
Sí, con matices, porque a mí en aquel momento me quedaba otro año de contrato, Cristina. Llevaba tres años enteros jugando titularísimo en Primera división y luego jugué como cuarenta y un partidos con el Oviedo. Es decir, es parecido, sí. Lo que un día le decía a Edu Pidal en Onda Cero: 'Sí, bueno, bueno, pero estas vueltas ya están patentadas, las patenté yo en 2014, ahora los demás que no se apunten tantos'. (Dice entre risas). No, pero es bonito, es bonito cuando la gente vuelve al club de sus orígenes, y eso lo hace Lucas Pérez con un Dépor, lo hace Cazorla otra vez con un Oviedo, no lo hacen todos los clubes. No a todos los clubes han vuelto sus leyendas. No todo el mundo es capaz de ese sentimiento de atracción que tiene el club hacia ti, y yo siento el Oviedo así.
El Oviedo fue el punto inicial y final de tu carrera como guardameta. Cómo aprovechaste la lesión de Mora, ¿no?, porque llegaste al primer equipo desde el filial y te convertiste en el titular indiscutible las siguientes cuatro temporadas.
Para mí en el fútbol es mucho más difícil llegar que mantenerte, porque para llegar o para que te pongan en el Tartiere como me pasó a mí dependes de muchas cosas: yo era el cuarto portero; dependí de que uno no contaba, de que a otro lo expulsan y de que a otro no le meten los papeles de comunitario. Todas estas cosas se tienen que alinear para que yo cayese en el Tartiere. Ojo, una vez que ya estás dentro del campo ya depende de mí: de mi rendimiento, de mis sensaciones, de mis actuaciones. O bastante más de mí que de los demás. Y, efectivamente, en aquel momento Tavárez que era el entrenador, fíjate que entrenador me tocó para debutar en Primera, espectacular, me había dicho ya semanas atrás: 'Esteban, creo que este año vas a jugar, estate preparado'.
Y hablando de ascensos y descensos, en la temporada 99-2000 le paraste un penalti a Hasselbaink y se consumó el descenso al Atleti a Segunda. ¿Cómo se dio? ¿Qué piensa y qué siente uno? Vosotros también estabais en la pelea.
Sí. Aquel día ganar era la permanencia matemática creo, empatar era dejar al Atlético de Madrid en Segunda. Era quitarnos un rival, para nosotros el Atlético era un rival. Luego íbamos a Vallecas, sabíamos que si nos ganaba el Atlético de Madrid iba a llenar el campo de Vallecas de gente del Atlético. Era entre ellos o nosotros. Ganando en Vallecas 1-2 conseguimos la permanencia, pero sí, queda eso. Y después voy a jugar al Atlético de Madrid, lo que es el fútbol. No es que yo me siento orgulloso de haber parado un penalti que supone aquel descenso al infierno famoso del Atlético de Madrid, no, no, era que bajaban ellos o seguramente fuéramos nosotros los que hubiéramos bajado.
Pero también he de decir, y además lo digo con orgullo, que yo también descendí tres veces, que no todo en el fútbol es maravilloso. Y hay mucha gente que me lo dice o que te lo quiere decir como en plan despectivo y yo siempre digo: 'Claro, pero para bajar tres veces por lo menos tienes que estar tres veces en Primera'. Sé lo que es descender y me puse en la piel de los jugadores del Atlético de Madrid, y me pongo en la piel de los jugadores de la Almería, porque también bajé con el Almería, y del Cádiz, de los equipos que bajan y sé lo que supone eso.

De hecho, descendiste con el Oviedo la temporada siguiente a ese penalti, estuviste un año más en Segunda y luego es cuando te marchas al Atleti, donde también llegas como suplente en este caso del Mono Burgos, que debió ser toda una experiencia. ¿Hay alguna anécdota con él que nos puedas contar?
Ser compañero del Mono Burgos es complicado. Yo tengo un rol muy claro, Luis Aragonés me quiere firmar el año anterior pagando un traspaso el Atlético de Madrid, no hubo un acuerdo económico y al año siguiente sí voy cedido, pero las negociaciones se alargan y llego en agosto, con la Liga a punto de empezar, sabiendo que iba a ser en principio suplente del Mono pero también que Luis Aragonés me quería. Yo conocía muy bien a Luis, yo me consideraba un hombre de Luis Aragonés y sabía lo que eso suponía. Y él me hace debutar en Mallorca a pesar de que en el partido anterior creo que el Mono había estado bien, pero considera que tengo que jugar por un respeto hacia mí con ciertas cosas que habían pasado.
Y sí, El Mono tenía mucha jerarquía. Fíjate la jerarquía que tenía que yo salía a calentar y la gente en el Calderón conmigo muy bien, yo me he sentido siempre muy querido por todas las aficiones, pero de repente en mitad del calentamiento cuando yo jugaba de titular veía que la gente aplaudía muchísimo y digo: '¿Qué pasa aquí? ¿A quién aplauden? Si estamos aquí muy pocos'. Y resulta que El Mono salía a calentar, daba una vuelta al campo, saludaba a todo el mundo y, entonces, igual que el Oviedo ganaba 1-0, yo empezaba perdiendo 0-1 con respeto al Mono.
"Con el Mono Burgos empezaba perdiendo 0-1"
Exportero de Oviedo y Atlético, entre otrosY luego, por ejemplo, me llamó mucho la atención y es algo que aprendí de él, una forma de parar, un estilo bastante argentino en alguna acción del juego que me vino muy bien fijarme en él, y también en el calentamiento él decía que no le gustaba que le chutaran a portería, ni el entrenador de porteros o yo como portero suplente cuando no jugaba ni los compañeros, porque entendía que cada gol que recibía era como que iba perdiendo, entonces, no le gustaba empezar el partido habiendo encajado ningún gol calentando. Son cosas que te van quedando y yo siempre digo hay que aprender de lo bueno y lo malo.
Ah, hay una que es buenísima. El último partido de Liga jugábamos en San Sebastián, aquel año que la Real casi gana la Liga, queda segundo, y le chutan y medio rechaza el balón, pero lo hacía tan bien que el balón hacía el efecto luego hacia él, digamos que volvía, y entonces había un jugador de la Real que iba a intentar rematar, y el Mono hacía así como con una caña de pescar y el balón volvía. Son cosas que dices tú: '¿En qué momento en el minuto 80 de partido, aunque no te estés jugando nada, en Primera división, fuera de casa, rechazas un balón sabiendo el efecto de que va a venir hacia ti y estás como con la caña pescando?' (Se ríe). Son cosas que sólo las podría hacer él, que los demás aunque lo imites quedas mal. Cuando tienes ese carisma o lo hace él o no lo puede hacer nadie.
¿Qué era eso que dices que había pasado, una cuestión de respeto, por lo que te hace jugar Luis Aragonés? Os conocíais de vuestra etapa anterior juntos.
Sí, Luis llega al Oviedo, en aquel momento no es el Luis Aragonés que acabamos viendo campeón de Europa con la Selección, llega en un momento en que no muchos clubes apuestan por él y el Oviedo sí, con una plantilla joven, económicamente muy justa y conseguimos la permanencia, que para mí era un éxito. Yo tenía plena confianza en él, nunca me engañaba. Y él considera que hay un partido, o dos, en que El Mono pide el cambio con los tres cambios hechos y Luis entiende que eso es una falta de respeto hacia mí, porque yo en un momento salgo a calentar sin darme cuenta de que ya están los tres cambios hechos, entonces después de un partido me dice: 'El domingo vas a jugar tú en Mallorca'. Yo le digo: 'Míster, pero si hemos ganado…' 'Vas a jugar tú, vas a jugar tú porque te mereces que yo por lo menos te respete y que esa situación que tú pasaste de salir a calentar, sin darte cuenta de que no había cambios…' Y, efectivamente, fuimos a Mallorca, ganamos 0-4 y al siguiente partido no jugué, pero fue de 'lo controlo todo'. Insisto, yo no sé nadar, pero si Luis me decía: 'Tírate al mar', yo iba, ya veríamos a ver qué pasaba después.

En aquella época en el Atlético coincides con Fernando Torres, del que hablamos mucho estos días al recordar su gol contra Alemania en la final de la Eurocopa del 2008 y por su llegada al filial rojiblanco. ¿Crees que será el próximo entrenador del Atlético?
Tiene pinta, ¿verdad? Como que todos los caminos llevan a él, que en el Atlético de Madrid hay cierta sensación de 'qué pasa después del Cholo'. Es decir, tienen un tipo de entrenador que necesitan, pero no sé si existe ese tipo de entrenador, y yo creo que alguien que de mano unificaría criterios y creo que sería valorado por todos muy bien es El Niño Torres. Oye, ojalá. Cuando yo llego al Atlético de Madrid él es muy joven, lo que pasa es que el Atlético de Madrid, que es una grandísima afición, siempre tuvo la necesidad de un ídolo. Me acuerdo cuando era Kiko, el siguiente era Fernando. Fue Fernando. Lo asumió muy bien, Luis le cuidó mucho, Luis le ayudó muchísimo, teníamos un grandísimo vestuario, y me alegraría un poco por lo que hablábamos antes: Lucas Pérez, al Dépor, Fernando fue al Atlético de Madrid. Creo que los clubes deberían cuidar ese sentimiento de pertenencia. Y yo creo que si Fernando entrena al Atlético de Madrid, de partida va a tener consenso de todos, y luego ya está lo que son los resultados. Pero sí, me gustaría y creo que el camino lo están preparando para que así sea, es la sensación que yo tengo.
Cuajas una segunda vuelta importante en el Atleti, pero aún así no ejercen la opción de compra. ¿Fue un palo para ti ese final? ¿Qué pasó?
Igual que te digo que seguramente mi gran decisión deportiva, de la que más orgulloso me siento, es haber vuelto al Oviedo y que volviera al fútbol profesional, uno de mis errores, seguramente...
Mira, en aquel momento no había el fair play que hay ahora y en Atlético de Madrid tuvimos algún problema de cobro a final de temporada. Yo estaba cedido, con una obligación por parte de Atlético de Madrid de comprarme si nos metíamos en Europa, no nos metimos, pero ellos me decían que sí, que iba a seguir. ¿Qué pasa? Que yo me veo en una tesitura en que acabo contrato, con alguna deuda y sin equipo. Es decir, el Atlético de Madrid no había ejercido la opción. Yo le digo a la gente: '¿Qué haces en mi lugar?' El otro equipo del que yo dependía era el Oviedo, que acababa de bajar a Tercera división, con lo cual, yo estaba libre en ese momento, no tenía equipo y me debía dinero el Atlético de Madrid, y hay un tiempo para denunciar, y yo denuncié a Atlético de Madrid. Todo el mundo me dice del club en aquel momento: 'Si no hubieras denunciado, habrías seguido aquí'. Ya, no lo sabía, Cristina. Yo no tenía tiempo, digamos, o no lo supe gestionar. Bueno, pues denuncié, el Atlético de Madrid me mandó una carta de que no sigo, me pagan hasta el último céntimo y yo me encuentro ese verano del 2003 sin equipo. A día de hoy, 2024, o en el 2010, no hubiera denunciado, pero en el 2003, con deudas de un equipo y sin contrato, ¿qué hacemos? ¿Pasado el tiempo? Me equivoqué. En aquel momento tomé esa decisión, vas a lo seguro, que por lo menos era cobrar ese año que me faltaba y a ver el futuro qué me iba a deparar.
"A día de hoy o en el 2010, no hubiera denunciado al Atlético de Madrid, pero en el 2003, con deudas de un equipo y sin contrato, ¿qué hacemos? ¿Pasado el tiempo? Me equivoqué"
¿Y cómo aparece el Sevilla? Estuviste allí dos años, os clasificasteis para la UEFA hasta que la llegada de Andrés Palop te hace cambiar de nuevo de aires, ¿fue así?
Pues mira, yo estoy sin equipo, negocio con varios equipos, entre ellos el Racing de Santander, estoy cerca de ir, con Lucas Alcaraz de entrenador, con el que me une una gran amistad. Negocio con el Betis, que eso lo sabe muy poquita gente, o nadie, pero con Lopera no llegamos a un acuerdo, pero le tenía muchísimo cariño por cómo me trató, sinceramente, muy bien. Y aparece el Sevilla un día de repente. Caparrós me cuenta que lee que estoy sin equipo. Él tenía dos porteros, pero entiende que, joder, tener un portero gratis así, disponible, que le convenía, y me llama Monchi y nos arreglamos en nada. Yo creo que desde que me llama la primera vez hasta que aparezco en Sevilla pasan dos días, y firmo cuatro años. Muy buenos, la verdad. Nos metemos en Europa el primer año que estoy allí, el Sevilla venía de Segunda división, también hay que poner en contexto, que en aquel momento se celebró muchísimo entrar en Europa.
El segundo año es bueno también, muy bueno, nos metemos en Europa pero nos quedamos muy cerquita de la Champions, fue una pena, y no es que aparezca Andrés Palop, que sí; a mí Monchi me dice durante la temporada que me van a fichar un portero top, top, en aquel momento me habla de Gildebrandt, que se decanta por Valencia, y firman a Palop, pero entre medias, y lo que la gente igual no sabe, es que el Celta va a jugar un partido a Huelva -el Celta en Segunda división-, y el entrenador Fernando Vázquez y yo éramos muy, muy amigos, y me llama, y voy a ver el partido con mi hijo, que está recién nacido, y mi mujer, y ahí me dice: 'Esteban, si subimos, quiero que vengas al Celta'. Unido que Fernando me quiere en el Celta, que sé que Monchi, a pesar de que me quedan dos años, me ofrece otros dos más, dije: 'Me voy al Celta'. Y eso fue por lo que me voy de Sevilla, porque Monchi conmigo se porta fenomenal, me dice: 'Seguramente venga un portero para jugar titular en Liga, pero te quedan dos años, te doy otros dos más', pero aparece el Celta. Creía que iba a jugar más.
Bueno, otra decisión que seguramente también, con perspectiva, hubiera dado marcha atrás, porque el año que me voy el Sevilla levanta su primera Europa League, pero, decisiones de fútbol. En Vigo estuve fenomenal en muchos aspectos y deportivamente no me fue bien, porque yo ahí no rendí en mi mejor nivel, tuvimos problemas económicos y, sobre todo, el descenso.
Un descenso que se da en un año en el que jugáis Europa, alcanzáis los octavos.
Total. Increíble. O sea, llegas al Celta, que acaba de subir de Segunda, con David Silva en el primer año que sale, digamos, en el escaparate de verdad, que es en el Celta con Fernando Vázquez. Hace una temporada espectacular, tenemos un equipo que funciona muy bien, nos metemos en Europa y aquel año cuando tenía que ser de consolidación en Primera y sobre todo de crecimiento, nos empezamos a poner nerviosos, se va David Silva, los que vienen no, no… No conseguimos ese puzzle, que encajen todas las piezas y lo de siempre: 'Nada, necesitamos ganar dos partidos'. 'Bueno, ya ganaremos. Ahora jugamos no sé dónde en Europa'. Ya ganaremos, ya ganaremos, no ganas y cuando te quieres dar cuenta, es tarde. La gente se pone muy nerviosa, lo que antes la gente te animaba, ahora ya te aprieta. No supimos gestionarlo. Yo tampoco, insisto, estuve a un nivel que tenía que haber estado deportivamente y sí, a Segunda división en el Celta con jugadores importantes y con buenos contratos, porque nos habíamos metido en Europa y el club quería crecer. Había estado en Champions no hacía mucho tiempo también.
¿Has rendido mejor cuando has tenido más competencia? Porque luego en Almería te pasa también con Diego Alves, también llegas con rol de suplente pero acabas ganándote la titularidad con otra lesión del brasileño. Parece que con esa motivación te ha ido mejor…
Sí, sí. A ver, yo no soy un portero con unas características físicas que partan con ventaja, Cristina. Yo soy un portero pequeño, no soy un portero que te entre por la vista de principio, pero yo tengo una máxima y es que yo creo que el trabajo te lleva a todos los sitios y luego, sobre todo, yo siempre digo que el fútbol se juega con la cabeza, aunque luego lo ejecutamos con los pies y los porteros con las manos. Cuando Almería me llama para mí es otra bola extra volver a Primera división. Date cuenta que yo estoy en Segunda con el Celta, una situación económica del club complicada, porque cambió también de presidente, una situación deportiva también complicada y me llama el Almería y ¿cómo no voy a coger esa oportunidad? Yo sabía que en el Almería estaba a nada de volver a jugar. ¿Por qué? Porque en cuanto Diego Alves, que me dejaron claro que yo iba a ser su suplente, se lesionara, lo expulsaran, cogiera un catarro, el siguiente era yo en la lista. Estando en el Celta, en Segunda división, no iba a estar en esa lista.
Yo fui allí con una ilusión tremenda y además necesitaba cambiar de aires, necesitaba mi familia también llevarla a otro sitio, alejarnos un poco de un entorno que no era bueno ni para mí en lo deportivo ni en lo económico. Y nos fuimos a Almería, Cristina, sin saber dónde quedaba Almería. Tuve que poner el GPS porque nunca había ido a Almería, había ido El Ejido, a jugar contra el Polideportivo Ejido, pero nunca a Almería. Y si te digo que marcharme de Sevilla no fue buena decisión, denunciar al Atleti no fue buena decisión, ir al Almería fue una fantástica decisión. Me siento casi, casi de allí porque me trataron desde el minuto uno que me dijeron que iba a ser suplente me trataron como si fuera campeón de Europa.
Y todo esto en muchas ocasiones, creo que del 2009 al 2017, negociando tú los contratos, ¿no?, porque has estado sin representante una buena época.
Sí, tuve uno diez años que fue Joaquín, Joaquín Jiménez, que jugó en el Sporting de Gijón, lo que pasa que luego Joaquín se hace entrenador de fútbol playa de la selección española y no se dedicaban a eso plenamente. De hecho, yo voy a Almería por una llamada, fíjate, de Juan Sánchez, que era el director deportivo del Valencia, que a su vez era muy amigo de Alberto Benito, director deportivo de Almería. Alberto Benito le dice: 'Oye, necesito un portero veterano, con experiencia, rol en principio de segundo portero pero cuando tenga que jugar…', y Juan Sánchez le habla de mí porque habíamos sido compañeros en el Celta. Yo siempre digo que cuando necesitas representante es cuando te va mal y normalmente ahí es cuando te dicen disculpas que tú ya sabes: 'Es que no estás jugando, es que, es que…' Ya, los 'es que' ya me los sé, lo que necesito son los 'ya que': 'Ya que no estás jugando te voy a buscar equipo'. Bueno, en aquel momento yo hablo directamente con Alberto Benito y voy un año para Almería.
Esa pretemporada para mí es la mejor de mi vida. Nos vamos a Holanda y Bélgica y durante un entrenamiento el presidente, Alfonso García, pasa por detrás de la portería y me dice: '¿Qué tal, Esteban? ¿Estás contento?' Y le dije yo: 'Presi, me quedaría aquí muchos años'. Bueno, pues en un aeropuerto meses después, esperando una maleta, me dice: '¿Qué tal, Esteban? ¿Estás contento en el club?' Digo: 'Mucho, presi, ¿y tú conmigo?' Dice: 'Mucho'. Digo: Renovamos. Dice: Venga, el miércoles te llamo y otro año más, mismas condiciones'. Y otro año más. Así, así hasta seis años que estuve. Aunque insisto, estuve seis pero me quedaba otro año más de contrato, porque con el último ascenso yo les pido dos años para seguir ahí, porque creía que iba a ser ya mi último contrato, y me dan dos años, por eso es cuando me tengo que marchar a Oviedo pidiendo que me rescaten de ese último año y me liberen para negociar por el Real Oviedo, porque el documento que yo tengo pone eso, que sólo me liberan para negociar con el Real Oviedo, con ningún otro, fíjate.
O sea, que tú cuando negocias con el Almería ya tenías el runrún de poder volver el Oviedo en algún momento.
Sí, sí. Y la salida, cómo llamé al presidente del Almería: no teníamos acceso a él, él te llamaba pero ese teléfono estaba como apagado siempre. Yo tenía que llamar al jefe de prensa, decirle que quería hablar con el presidente y el presidente me llamaba. Me acuerdo perfectamente, febrero, mucho calor en Almería, yo esperando a recoger a los niños al colegio y ahí fue cuando pactamos. Yo le conté mi situación, era febrero del 2014. Aquella conversación fue: '¿Qué te pasa, Esteban?', porque yo nunca le llamaba para nada. Le dije: 'Mira, Alfonso, quiero hacer esto', y me dice: 'Si es un problema económico, lo miramos; si es un problema de quedarte en el club, te quedas como entrenador de porteros aquí, indefinido, Esteban'. 'No, presi, es un problema de que me quiero ir al Oviedo'. Y me dijo: 'Si es así, no tengo nada más que decir'.
Y le dije: 'Presi, necesito una cosa, que es un documento donde tú me permitas negociar con el Oviedo y que el Oviedo me permita mandarme un contrato y que el Oviedo me permita firmar ese contrato'. Esto fue un martes o miércoles y fueron al hotel el día del partido él y el director general, Pepe Bonillo, con el documento, tomamos un café y me pidió dos cosas el presidente: 'Una, por favor, no bajes de rendimiento. Dos, no se lo digas a nadie', porque en aquel momento la afición y el vestuario me consideraban, y consideraban que si salía no iba a ser bueno. Aquel día perdimos contra el Osasuna de Javi Gracia creo que 1-3 y me dijo: 'Ufff, lo primero que te he pedido no lo has cumplido', y le dije: 'Presi, déjame que acabe la temporada'. Efectivamente, acabamos la temporada, nos salvamos contra el Athletic Club, dejamos al Almería en Primera división y no se enteró nadie de nada hasta una semana antes de acabar la Liga.
Hablas del presidente de la Almería y antes nombrabas a Lopera. Decías que mucha gente no sabe de aquella negociación con el Betis. ¿Te dejó algún momento destacable? Porque ha sido un hombre emblemático.
Sí, negocié con él y directamente, por eso digo que no lo sabe mucha gente. Lo que me quedó de Lopera fue que él me llama, iba en coche, paré para hablar con él y me dice: 'Bueno, queremos ficharte, ¿tú qué pides?' Y me acuerdo que sólo le dije: 'Cuatro años', porque quería estabilidad, que fue luego lo que firmé en Sevilla. Económicamente me habló de unas cantidades y le dije: 'No, presi, en esas cantidades no, porque yo vengo del Atlético de Madrid…' Lo típico de la negociación. Y me dijo: 'Nada, pues piénsalo bien y me dices tú, me llamas cuando lo tengas claro'. Y yo tenía un número de teléfono apuntado de él, le estuve llamando mucho tiempo, no me cogía el teléfono y ahí me dijeron: 'Si no te coge el teléfono significa que no hay mucho interés'. Pero no, no, me llamó a los 10 o 15 días o así, por la mañana y me dice: 'Mira, de lo que te ofrecí…', y me ofreció menos todavía (se ríe). Y me dijo: 'Tienes hasta la una del mediodía para decir sí o no', porque si no voy a fichar a otro portero que viene de viaje'. Efectivamente, iba otro portero de viaje, porque a las 4 o 5 de la tarde presentó otro portero. Me lo encontré por Sevilla alguna vez y puedo decir que me trató con un respeto, con un cariño, él ya tenía un portero fichado que seguramente hubiera aceptado unas condiciones que a él le convenían, tenía dos cartas y se decantó por la otra. Pero muy bien, luego el trato conmigo y el face to face, excelente, en los derbis y todo.
¿Quién era el otro portero?
Era Contreras. Koke Contreras firma en el Betis aquel año, sí. Pero mira, claro, es que cuando hablas de presidentes, tuve a Jesús Gil, tuve a Del Nido…
Cuéntame.
Jesús Gil. Yo ficho por el Atlético de Madrid y en aquel momento yo dejo una cantidad importante en pagarés en el Oviedo, pago mi cesión a cambio de no cobrar esos pagarés, de que esa deuda se anulase, y voy al Atlético de Madrid. Y jugábamos en Brugos de Osma, pretemporada, contra Osasuna. Y bajo del autobús y escucho a Jesús Gil: 'Quiero conocer a Esteban, porque es un fenómeno, apostó por venir aquí'. Me dio un abrazo increíble. Descanso, ganábamos 2-0 a Osasuna, estaba jugando el Mono de porteros. Entro yo al descanso, perdemos 2-3. Y salgo del vestuario y estaban ahí los periodistas esperándome para mi primera rueda de prensa de un partido del Atlético de Madrid, y me dice: 'Oye, oye, que esto es el Atlético de Madrid, ¿eh?, que aquí hay que parar alguna, si no, vuelves para Oviedo'. (Se ríe).
Y dije yo: 'Ufff, mi primer día aquí en el Atlético de Madrid'. Pero mira, igual que a lo mejor la imagen que proyectaba era de esto, de abrupto, de 'o paras algo o te vas', conmigo siempre encantador. Me acuerdo cuando me visitaba la familia -jolín, yo salía de Oviedo, mi primera experiencia en Madrid-, les llevaba a ver el Calderón y me abría la oficina de su despacho y 'sentaros aquí', y les invitaba a tomar algo. Sólo tengo buenas palabras para Jesús, para Miguel Ángel, para Clemente Villaverde, a pesar de haberles denunciado, porque fue la primera experiencia fuera de casa y me trataron muy bien. Igual que para el vestuario que compartí con Carreras, con Sergi, con Aguilera, Santi Denia, Fernando, Larena, García Calvo. Gente maravillosa.
¿Y Del Nido? Que también le has nombrado.
Mucha, mucha, mucha jerarquía. Líder absoluto en el Sevilla, junto con Monchi, pero auténtico líder. Yo paso un momento complicado ahí porque te contaba antes que el Oviedo pierde mis derechos por bajar a Tercera división y yo quedo libre, yo lo entendía así y el Oviedo no, y me denuncia el Oviedo, y me pide la cláusula de rescisión en aquel momento que tenía en el Oviedo. Entonces, el Sevilla se convertía en un club, digamos, solidario si yo no era capaz de cubrir los gastos. Eran 18 millones de euros, que no podía cubrir yo si salía perdiendo ese juicio. Y Del Nido, desde el minuto uno hasta el último día siempre me dijo: 'Esteban, aquí está el club para apoyarte en lo que sea, aquí estoy yo'. Y sólo puedo decir desde el Nido, con respecto a mí y a la gestión en aquel momento del club, intachable. Deportivamente, ahí está. Yo llegué y acababan de subir de Primera, un año muy bueno, creo que quedaron octavos. Al año siguiente llego yo, UEFA, UEFA, luego levantan títulos. Y para mí, económicamente, que venía de no haber cobrado todo en el Atlético de Madrid, en el Celta, pero el Sevilla, un reloj suizo pagando.
Y rememora, por favor, esta gran anécdota tuya en el Sevilla que me desveló Carlos Aranda hace un par de meses. Un partido, hablando de Ronaldo, que me decía que era el mejor jugador que él había visto, y me contó que un partido en el Bernabéu te marca y tú ni te tiras, y él te dice que por qué no has salido. Y que le dijiste que no querías ser el hazmerreír de Canal+ ahí tirado en el suelo toda la semana.
(Risas). Messi para mí es lo mejor que yo vi en mi carrera, pero Ronaldo Nazario sabíamos cómo es pero hasta que no jugabas contra él, no lo olías, no le sentías respirar y claro, cuando te encaraba, tú sabías que si ibas al suelo, te adelantaba, podía darse la vuelta y yo lo que no quería era ser el hazmerreír en aquel momento de Canal Plus, que sacaba 'Lo que el ojo no ve' y todas estas cosas.
Y con Aranda tengo muchas anécdotas, cuando llegó el nutricionista. No existía la figura del nutricionista, llegó de repente Antonio Escribano allí, nos puso a todos a dieta… Yo en Sevilla pasé muchas anécdotas.
¿Cómo fue la del nutricionista?
El nutricionista creo que iba los viernes no a pesarnos, la gente piensa que en el fútbol el peso es importante, iba a hacernos unas mediciones de pliegues, etc, una máquina que supuestamente te leía por dentro todo, que era como si fuera una resonancia, y Aranda no desayunaba, Aranda no comía yo creo que tres días antes y llevaba el neceser luego para desayunar en el vestuario: palmeritas… Llevaba de todo. Le decía: 'A ver, Carlitos, estás una semana tensionado, sudando, porque va a venir el nutricionista y nada más que pasa el nutricionista… Iba al baño cada dos minutos a ver si liberaba todo, y de repente, acababa sacándose palmeritas, chocolatinas, no sé qué, porque claro, llevaba tres días sin comer. Ésas son las cosas que pasan en un vestuario y ¿luego te metes en UEFA? Sí, porque la cabeza es lo más importante. Si tú estás a gusto en un entorno…
Mira, yo en Sevilla, voy con el Atlético de Madrid a jugar contra el Sevilla, y yo en aquel momento era suplente, y calentando con el Mono Burgos me dice un aficionado de Sevilla: 'Esteban, Esteban (dice imitando el acento andaluz), ¿tú qué eres un portero o un termo, que nada más sirves para calentar?' (Risas). Yo me di la vuelta a la grada y le fui a dar la mano, ¿sabes? Bueno, pues ese aficionado vino a mi presentación con el Sevilla, me hice fotos con él y todo. Es algo que el fútbol es maravilloso porque tiene estas cosas. Ahora que estamos con la piel tan sensible, con todo lo que pasa alrededor de los insultos, también hay manera de decirte las cosas, entre comillas, de insultarte, y que sea gracioso. A mí en Sevilla me pasó esto. Me llamaron un termo porque decían que nada más servía para calentar. …Sevilla. (Se ríe).
A mí me meten un gol en Soria con el Sevilla de 70 metros. Antonio, un central del Numancia, chuta una falta y yo, obviamente, la lío muy gorda y gol. Bueno, pues yo me voy dos días fuera con mi mujer a Sierra Nevada, escondido, yo no sé ni esquiar ni nada, pero me fui a la nieve, y el miércoles siguiente iba con mi hijo pequeño paseando por Sevilla, al lado del Pizjuán, en carricoche, y me encuentro con un hombre mayor, mayor, no te hablo de ningún chaval, enfrente de nosotros y se me queda mirando, y no dice nada. En Soria aquel día hacía un poquito de aire, y cuando pasa al lado mío, se me queda mirando y dice: ¡Aire, aire, aire! (Dice cantando y dando palmas). A cantar la canción de José Mercé de 'Aire', porque supuestamente yo me había comido el gol por culpa del aire. Tú imagínate, el cuadro con mi mujer, un carricoche y yo, y un hombre que pasaba de 70 años, que te diga '¡aire, aire!' y no te diga nada más.
O que te digan en aquel momento las televisiones locales que ponían: 'Blanco como un azulejo, le meten los goles de lejos. ¿Quién es? Esteban'. Pues cosas de estas, Sevilla, pero que, indudablemente, te lo tienes que tomar a bien porque estás en un contexto, en un entorno de guasa y o entras en la guasa o, escucha, tienes que salir de ahí por patas.
Esteban, y hablabas antes de tus cualidades como portero, de tu altura. Hay que ver la dimensión física hoy en día de los guardametas. Hoy lo tendrías más complicado, ¿no?
Sí, seguramente lo tuviera más complicado. Digamos que nadie hubiera apostado por mí, creo, en Primera división, si no pasa lo que pasó. Es difícil con la altura, es difícil apostar por un canterano, es difícil ciertas cosas. Ahora, yo siempre digo, para mí hay dos cosas muy importantes en un portero: envergadura, que es distinto a altura. Es decir, si a ti te chutan y tú te quedas mirando el balón y te haces grande, eres grande. Si te giras, da igual lo grande que seas, que ya la envergadura mengua. Es un concepto distinto entre altura y envergadura. Punto dos: valentía. Tú mides 1,90m., la camiseta te queda fenomenal; las medias, fenomenal; los guantes, fantásticos; el peinado, bien, pero juegas en la línea, da igual que midas 1,90 que 1,70m. Haces lo mismo. Ahora, si tú mides 1,77m., sabiendo que eres pequeño, sabiendo que tienes que jugar un poco más lejos de tu portería, que tienes que tener un poquito más de salto y un poquito más coordinado, pero sobre todo juegas cinco metros más adelantado, es diferencial.
"Yo tenía claro una cosa: cada gol que encajase de córner en el que yo pudiese hacer algo más, lo iban a achacar la altura. Con eso tienes que vivir"
Yo tenía claro una cosa, Cristina: cada gol que encajase de córner en el que yo pudiese hacer algo más, lo iban a achacar la altura. No le iban a achacar mi posición, mala coordinación, mal gesto técnico. No. Le iban a achacar la altura. Con eso tienes que vivir, pero insisto, es como los entrenadores: entre un entrenador valiente y no inteligente, dame un inteligente. Entre un portero alto que no arriesgue o un portero medio que sea valiente, dame ese portero que te ocupa más espacio y que sustituye esos 10 centímetros con espacio. Yo necesitaba espacio para saltar, yo no podía saltar en vertical, tenía que ir en carrera. Bueno, pues necesitaba ganarme ese espacio. Por eso digo que el fútbol se juega con la cabeza, aunque luego las piernas y las manos son lo que la gente ve.
Tuviste la oportunidad, además, de ganar la Euro Sub-21 y luego recibir la llamada de Camacho.
Sí, jolín, menuda hornada, con Arnau de portero, con Guti, con García Calvo, Josico, Benjamín, Ballesteros, Iván Pérez, el hermano de Alfonso, teníamos un equipazo. Iñaki Sáez era el entrenador, un equipazo. De hecho, creo que el 90% tuvimos una carrera en Primera división, que no es fácil, de categorías inferiores, porque en la Sub-21 parece que ya eres profesional pero luego te queda ese salto. Fuimos campeones de Europa, fantástico, en Rumanía, con Salva Ballesta también, y tuve la gran suerte de que poco tiempo después me llama Camacho para la absoluta. Venimos de una Eurocopa donde Molina y Cañizares no hacen buena Eurocopa. Ahí es cuando irrumpe Casillas ya definitivamente y se hace dueño de la portería, y yo voy convocado cinco veces con Camacho. Ahí yo dije: 'Creo que más no voy a conseguir, a ver cuánto puedo mantener esto', porque en mi montaña de ilusiones que yo tenía habría tocado ya ese techo.
Hiciste ese doble check.
Sí, pero tengo el doble check en visto, porque no debuté. ¿Y sabes lo que pasa? Que ahora que está de moda que si no juegas, no eres campeón de Europa, te acuerdas de que hablaban de que Courtois si no jugaba la final… Bueno, que ahora sí que parece que han cambiado las normas, pues yo no estoy considerado internacional y es algo que no entiendo, porque yo estaba en un acta donde hubiera podido participar. Sin embargo, no estoy considerado internacional. ¿Qué quiere decir eso? Pues, jolín, que hay ciertos privilegios o ciertos reconocimientos que te los pierdes por eso, por no haber estado un minuto en el campo. Creo que los estatutos deberían de cambiarlos. Es decir, todos somos conscientes de que no sé, voy a decir Remiro, si gana España la Eurocopa va a ser campeón de Europa, y posiblemente no juegue ni un minuto. Sin embargo yo fui cinco veces y no soy considerado internacional, así de duro y así de triste.
No conozco ningún caso que haya cinco veces y no haya jugado ni un minuto. Es verdad que el puesto de portero es distinto. Yo a Camacho le estoy no agradecido, lo siguiente, porque me hizo llegar al techo de un futbolista de mis características, defender a tu equipo y escuchar el himno de tu selección y estar con los mejores. En aquel momento: Raúl, Hierro, Abelardo, Sergi... Era lo máximo. Casillas, compañero de habitación de Casillas, era lo máximo.
¿Qué te parece ahora Unai Simón? Que además viene de ser el Zamora.
Me alegro mucho, primero porque es nuestro portero ahora mismo. Me alegro mucho porque creo que es un portero que ha ido evolucionando y mejorando constantemente, y porque, sobre todo, para un equipo como el Athletic Club, que es semillero de grandes porteros, ser Zamora es muy importante, porque esa portería creo que es de las que más pesa de España. ¿Por qué? Porque desde Iríbar, Zubizarreta, siempre han salido porteros y los porteros vascos siempre estuvieron muy considerados en nuestro fútbol.
Y me alegro mucho porque él es un portero que evoluciona constantemente y porque parte de nuestras posibilidades de éxito dependen siempre de un buen portero. No creo que ningún club, ninguna selección que haya conseguido éxitos y su portero haya sido entre los dos o tres mejores jugadores de ese campeonato.
Dices que le ves evolucionar. ¿Cuáles son sus principales armas? ¿Y en qué le ves esa mejoría? Y si saca algo que todavía necesitaría mejorar un poco más.
Bueno, yo con 41 años me retiro o me echan del Oviedo el día de mi cumpleaños, con 42. Si con 41 años aún aprendes cosas imagínate porteros jóvenes como Unai Simón. Es muy difícil su situación. Se va cedido al Elche, pero en aquel momento pagan un montón de dinero por Kepa y se va al Chelsea, Remiro no quiere renovar y no juega y lo repescan del Elche, y tiene que empezar a jugar en el Athletic Club, en esa portería. Yo creo que al principio Unai era un portero que intentaba, entre comillas, adivinar hacia dónde iban los tiros, se desequilibraba bastante hacia un lado, hacia otro, y ahora creo que no.
Ahora creo que es un portero reactivo. Es decir, me chutan y yo intervengo. Antes creo que le pillaban en movimiento y ahora le pillan parado, y a un portero vale más que te pillen parado y mal colocado a bien colocado y en movimiento, porque cuando te quieres impulsar hay tan poco espacio en que te chutan y es gol, que cuando te quieres impulsar, a veces ya el balón está dentro. Por eso Unai creo que ha mejorado muchísimo en eso, en su posicionamiento, 'yo me paro, veremos a ver luego si llego o no llego'. Y para muchos balones que la gente dice: 'El delantero le tira al muñeco'. Y yo siempre digo: 'Pero el muñeco hace mucho para que el balón vaya hacia él', desde reducirle el espacio, hacerte grande, hacerle la portería más pequeña.
Para mí el otro día Courtois, en la final contra el Dortmund, la mejor parada que hace, la mejor intervención, no toca el balón, que es la primera jugada de partido cuando se quedan con el mano a mano con Adeyemi y es capaz de llevarlo a su pierna menos buena y hacia afuera, y no tocó el balón, pero para mí fue la mejor intervención que tuvo.
No me ha pasado por alto lo de tu salida del Oviedo, esto de que te tiran el día de tu cumpleaños. Ha sonado a dolor…
Sí, a ver, es verdad. No tengo buena relación con los antiguos dirigentes, pero sí que es verdad que me ofrecen otro año más y yo voy allí el día de mi cumpleaños pensando que voy a firmar otro año de contrato y lo que me dicen que no cuentan conmigo. Bueno, fútbol, es así. Ahora está Pachuca y yo pienso: '¿Qué hubiera pasado si en aquel momento me hubiera tocado disfrutar este momento?' De tranquilidad, de sosiego, de hablar sólo de fútbol. Bueno, los clubes tienen momentos y es una noria constante y es lo que pasó. Pero bueno, sí es característico que el día que te despidas de fútbol sea el día de tu cumpleaños, ¿no? Que no está mal como regalo de 42 cumpleaños, Cristina. Es verdad que no puedo quejar con 42 años dejar el fútbol, pero es verdad que habíamos pactado otra cosa, otra forma de hacer las cosas. La sensación que tengo es de preparado, como que me estaban esperando y ese golpe definitivo que te asestan, pero bueno, no pasa nada. Luego tuve la oportunidad de irme a jugar otro año por ahí, pero qué va, ya tenía a los niños asentados, tuve la oportunidad de volver a Almería a mitad de ese contrato con el Oviedo, pero la familia estaba asentada y el círculo estaba cerrado: o acababa en el Oviedo o no acababa en ningún sitio.
A ver si ahora lo cierras del todo con el ascenso o no, a ver qué pasa. Espero que, sobre todo, veas el partido dentro del estadio.
(Risas). Sí. Si no, verás a algún loco ahí en Cornellà con el coche aparcado. No sé, no sé, porque encima en Cornellà no es fácil aparcar, pero sí, sí, yo mi idea de viaje la tengo hecha: que es coche a Barcelona, con mi hijo pequeño, seguramente pare en Zaragoza a ver a Melendi y a partir de ahí, no sé si vendrán más en el coche, los que vengan no sé si tendrán entradas, pero mi plan es ése.